El nuevo rector
En las manos de Albarracín está la posibilidad de iniciar un proceso de transformación
El martes, luego de un proceso electoral plagado de obstáculos, el abogado, activista de los derechos humanos y exdefensor del Pueblo Waldo Albarracín ganó por amplio margen las elecciones para rector de la Universidad Mayor de San Andrés. En sus primeras declaraciones, la flamante autoridad de la UMSA prometió realizar un nuevo congreso universitario.
En efecto, durante su campaña, el ahora vencedor de los comicios, con una histórica votación del 61,05% de los sufragios en la segunda vuelta, hizo de su prestigio y sus antecedentes públicos su mayor atributo, y prometió introducir principios de transparencia en su gestión, así como una nueva ingeniería institucional para la más grande universidad pública del país.
Al concluir la jornada de votación y conocerse los resultados, el rector electo adelantó que sus tres principales e inmediatas tareas en el cargo serán la realización del segundo congreso universitario; la implementación de políticas de defensa de los derechos humanos de docentes, estudiantes y trabajadores administrativos; y la optimización de las labores de investigación científica y el mejoramiento académico.
A su vez, el presidente del Comité Electoral indicó que presentará un informe sobre los resultados al Honorable Consejo Universitario, que emitirá una resolución para fijar la fecha y hora de proclamación y posesión de las nuevas autoridades. Según el cronograma del Órgano Electoral, las nuevas autoridades deberían ocupar sus cargos el 30 de noviembre, pero la fecha podría ser recorrida por una semana debido al asueto y otras actividades programadas por el aniversario de la autonomía universitaria.
La victoria de Albarracín tiene una dimensión política mayor, pues siendo la UMSA una de las más importantes universidades del país posee una capacidad de movilización y presión muy superior a la de todas las demás. Sin embargo, los problemas de la universidad pública en general, y de la UMSA en particular, no pasan por tener o no influencia en la toma de decisiones políticas, sino por descubrir cuál es la función que deben cumplir en favor de la sociedad. Si bien existen facultades de reconocida calidad académica, el promedio general de la producción de conocimiento dista de ser satisfactorio. Y las estructuras administrativas no sólo no ayudan a revertir la situación, sino que en muchos casos son la causa del rezago y la falta de innovación académica y científica.
El ex Defensor del Pueblo tiene en su favor suficiente experiencia en gestión institucional, su prestigio y, sobre todo, la legitimidad que le da haber ganado unas elecciones que le fueron particularmente adversas durante la campaña. En sus manos está la posibilidad de iniciar un proceso de transformación verdaderamente revolucionario o ceder a la presión política y permitir que la UMSA siga siendo un reducto de la política.