Medios en la mira
La sociedad acepta como normales mensajes mediáticos que estereotipan a las mujeres
Los medios de comunicación están en la mira del Estado, pero por una muy buena razón: los están monitoreando con el fin de prevenir lo que la Ley 348 define como violencia mediática hacia la mujer; y nuestra misión no es oponernos, sino todo lo contrario, ayudar a cambiar ese “sentido común” que denigra y menosprecia a la mitad de la población.
En efecto, la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia (Ley 348), en su artículo 7 define a la violencia mediática como “aquella producida por los medios masivos de comunicación a través de publicaciones, difusión de mensajes e imágenes estereotipadas que promueven la sumisión y/o explotación de mujeres, que la injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o que atentan contra su dignidad, su nombre y su imagen”. Y es que la sociedad boliviana (o al menos grandes segmentos de ésta) acepta como normales mensajes mediáticos que estereotipan a las mujeres en meros roles de servicio a los hombres.
El Ministerio de Comunicación, en cumplimiento a lo que dictamina el decreto reglamentario de la Ley 348, recibió una serie de denuncias sobre violencia mediática contra la mujer en titulares, fotos y en el contenido de algunas notas periodísticas, y sancionó a los responsables de acuerdo con lo legalmente establecido.
Los medios de comunicación no somos solo plataformas de noticias e información, somos también emisores de mensajes y de sentido común en la opinión pública. Es por eso que debemos ser muy cuidadosos en relación al contenido y la forma del material que emitimos. De allí la importancia de tener códigos de conducta escritos que orienten nuestra labor.
La violencia contra la mujer empieza, sin duda, en lo que la sociedad, las familias y luego los individuos asumen culturalmente como la función de la mujer en la sociedad y en la familia. Al poner límites claros en relación a los contenidos y a las formas de los mensajes mediáticos, la Ley 348 y su reglamento están atacando un eslabón fundamental de la violencia de género, aquel en el que se forman imágenes distorsionadas que nos hacen ver a la mujer como un objeto complementario y decorativo del éxito masculino; o bien aquellas imágenes que naturalizan a las personas de sexo femenino en un papel de sumisión y servicio. En el límite, alguna vez nos hemos encontrado con más de una noticia que culpa a la mujer de la violencia física que ella recibió.
Con un control adecuado de los contenidos y las formas de los mensajes y de la publicidad sexista, sin duda alguna se gestará una nueva cultura de respeto hacia la mujer, una cultura que valorice su papel en la sociedad visibilizando su trabajo, su participación política y su condición de sujeto de derechos. Saludamos el espíritu de la ley y nos comprometemos con su estricto cumplimiento.