Favorecidos y perjudicados
Una mayor oferta y una demanda que no crece al mismo ritmo están manteniendo la tendencia descendente del precio del petróleo, que se acercó a los $us 80 el barril la semana que termina desde los $us 107 que alcanzó en junio. Por un lado, la explotación no convencional (extracción de formaciones rocosas profundas) por parte de Estados Unidos y Canadá ha incrementado la oferta de crudo y, por el otro, el estancamiento económico de la eurozona y la desaceleración de China y otras economías emergentes han debilitado su demanda.
Un descenso en el precio del petróleo reduce los costos de energía, lo que deja con más dinero a los consumidores, con el consiguiente efecto positivo sobre el consumo, situación que favorecería a las economías de EEUU y a los países de la Unión Europea. Asimismo, reduce los costos de producción a los países que dependen del petróleo importado, como es el caso de Japón, China e India, cuyas economías se han debilitado.
Sin embargo, para los países con economías altamente dependientes del petróleo, como Rusia, Irán y Venezuela, el descenso de su precio puede traerles complicaciones. Posiblemente el país más afectado sea Venezuela, ya que el petróleo representa el 96% de sus ingresos por exportaciones, y en la actualidad cuenta con reservas de divisas por $us 20.000 millones, una deuda externa de $us 67.500 millones y enfrenta una escasez generalizada de productos, debido, entre otras razones, a la limitada oferta de dólares para pagar las importaciones. Esta situación y el descenso del precio del crudo han puesto en duda la estabilidad financiera de ese país, cuyos bonos públicos a cinco años se han negociado a tasas del 18%.
Por otra parte, parecería que en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) existen posiciones divergentes, ya que algunos miembros estarían dispuestos a que el crudo siga cayendo hasta alcanzar un precio que desincentive la explotación no convencional. Sin embargo, esta intención puede chocar con el hecho de que para países como EEUU, la reducción de la dependencia del petróleo importado resulta ser un tema estratégico.