Impresoras 3D
La impresora 3D es un adelanto tecnológico que si bien tiene algunos años, no deja de dar sorpresas.
La impresora 3D es un adelanto tecnológico que si bien se presentó en sociedad hace ya algunos años, no deja de dar sorpresas. La primera vez que escuché hablar de ese invento fue en 2008, pero el mundo científico ya venía experimentando con él hace tres décadas. Me enteré incrédula y con escasa capacidad de entender que el proyecto más ambicioso era la impresión de un edificio. Aún no se ha concretado una impresión de tal envergadura, pero se han hecho pruebas de cemento y hay varios planes para tal efecto, entre los cuales el más conocido es el proyecto de imprimir un edificio en Ámsterdam.
Eso significa que ya se puede crear figuras tridimensionales en madera, metal, plástico, vidrio, entre otros materiales. ¡Eso me parece increíble!
Sin embargo, algunas últimas noticias me dejan aún más desarmada para entender la dimensión de las implicaciones de esta innovación. Una de ellas es la de imprimir comida. Esta innovación está siendo exhibida en la Expo Mundial de Milano en estos días. Se trata de una hamburguesa producto de un programa elaborado por informáticos. También es posible imprimir en carne. De hecho la Medicina junto a la Arquitectura son las ciencias que más desarrollos están teniendo en el uso de las impresoras 3D.
Un tercer ejemplo me rebasa. Recientemente se publicó una noticia acerca de L’Oreal, la empresa francesa de cosméticos, que está iniciando una asociación con Organovo, empresa especializada en la impresión de componentes orgánicos, con el objetivo de imprimir piel humana para las pruebas de toxicidad y eficacia de sus productos. En este punto estoy impresionadísima.
En Bolivia tenemos algunas empresas que fabrican y venden impresoras 3D. Conozco a Sawers en Cochabamba, quienes me hicieron llegar una prueba para que viera la calidad de su producto. Era un pulpo impreso en plástico azul con gran detalle. Tenía en mis manos la antítesis de la producción en masa.
Me sentí incómoda por mi incapacidad de ordenar las piezas del rompecabezas y extremadamente sorprendida.
La impresora 3D es una innovación fruto de inversiones para que la gente que quiera tomarse un tiempo o dedicarse a crear en tiempo completo pueda hacerlo. Esto se logra en un ambiente poco burocrático, no falto de tensiones, que promueve la calidad de las ideas y no la cantidad de títulos académicos; un ambiente que ánima al error con tal de pensar diferente. Un espacio de innovación tecnológica debe procurar este ambiente.
Acerca de la iniciativa del Gobierno para promover la ciudadela tecnológica y del conocimiento, me pregunto: ¿de qué manera el Estado puede propiciar estos espacios deshaciéndose o no de sus característicos procesos burocráticos? Es una pregunta central para ese proyecto.