Voces

Sunday 8 Dec 2024 | Actualizado a 07:01 AM

El año electoral

Eliana Quiroz

/ 26 de febrero de 2024 / 06:59

El 2024 será un gran año electoral en el mundo y es la antesala para nuestras elecciones presidenciales de 2025. Cerca de 100 países celebrarán comicios, de los que la mitad serán presidenciales. En América Latina, ya tuvimos elecciones presidenciales en El Salvador, en febrero, y para los siguientes meses están México, Venezuela, Uruguay, República Dominicana y Panamá. Además, Estados Unidos también irá a las urnas.

Este dato preocupa a muchos porque varias de las últimas elecciones han inspirado actos violentos, polarización, campañas de desinformación y atentados contra los procesos e instituciones democráticas. En Estados Unidos, el asalto al Capitolio que probablemente fue lo que inspiró acciones violentas similares en Alemania con el asalto al Bundestag y en Brasil, el asalto al Congreso Nacional, que han puesto nerviosos a más de uno y han dejado impávidas a las fuerzas de seguridad que quedaron en offside.

Probablemente, el fenómeno que resulta más retador es la desinformación durante las elecciones, aunque también acompañan a otros eventos de importancia social como las dos guerras que estamos viviendo en estos días: la de Ucrania y la de Gaza. Tal su importancia que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expresado en varias ocasiones que el principal problema de las democracias actualmente es la desinformación.

Cuando la desinformación (o las noticias falsas, como calificábamos al fenómeno en los inicios de su salto a la popularidad, allá por 2011) toma el espacio informativo, la desconfianza y el tremendo sentido de ambigüedad dan paso a la credulidad de teorías conspirativas y finalmente de las “posverdades”. Entonces, las personas nos refugiamos en ecosistemas informativos más pequeños, incluso barriales o construimos unos propios, como ocurrió en la crisis de 2019 en Bolivia, cuando los grupos de WhatsApp barriales, de edificio, de rotonda, de plataforma ciudadana, se convirtieron en la principal fuente informativa para muchos, llevando a la extrema desvalorización de la función periodística.

La circulación de desinformación sucede en redes sociales, servicios de mensajería y medios de difusión masiva tradicionales, es una vorágine que toma por asalto nuestras interacciones sociales, las digitales y las presenciales. Sin duda, hay varios actores a quienes hay que reclamar soluciones, están los gobiernos, el OEP, los partidos políticos, las y los candidatos, las empresas de marketing político que venden servicios sanos e insanos, los medios, las y los influencers y líderes de opinión, y claro, también las usuarias y los usuarios. Todos y todas tenemos una gran tarea en frente, en la preparación de las elecciones del 2025.

Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata.

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Bloqueos digitales

Eliana Quiroz

/ 9 de septiembre de 2024 / 08:10

El bloqueo de la red X (ex Twitter) en Brasil, efectiva desde inicios de septiembre, y la detención en Francia de Pável Dúrov, CEO del servicio de mensajería Telegram, a finales de agosto, además de coincidir temporalmente, comparten otros aspectos.

Ambos son parte de relaciones más o menos largas y más o menos accidentadas entre los Estados y las empresas tecnológicas. El bloqueo de X forma parte del expediente judicial 4957, llamado Milicias digitales, que investiga el intento de golpe de Estado contra el presidente Lula da Silva en enero de 2023, por el que el juez ha emitido órdenes de bloqueo de cuentas supuestamente involucradas en ese delito, multas por incumplimiento de esas órdenes por parte de X y una orden de designar un representante legal de esa empresa en Brasil, lo que está incluido en la norma brasileña para plataformas digitales que operan en su territorio. Mientras que en el caso de Telegram, existe el antecedente del 13 de mayo de 2023 que bloqueó el acceso a enlaces t.me compartidos dentro de ese sistema de mensajería por un “error humano” de la Policía, al vincular dicha dirección, de manera general, con tráfico de material de explotación sexual infantil.

Lea: Costos de la IA

Otra coincidencia es que ambos son casos penales y los crímenes que se les imputa a las cabezas de estas empresas están relacionados a la complicidad y participación en organizaciones criminales; en el caso de Musk, se refieren a organizaciones que atentan contra la democracia, mientras que en el caso de Dúrov, se trata de organizaciones dedicadas a la distribución de imágenes sexuales de niños, fraude, tráfico de drogas, crimen organizado, lavado de dinero y promoción del terrorismo.

Los defensores de los líderes tecnológicos dicen que son atentados contra la libertad de expresión y que en ambos casos se esconden motivaciones políticas. En Brasil se pretendería impedir que X juegue un rol importante en la campaña electoral de la opción ultraderechista y en el caso de Telegram, se pretendería acceder a información sobre la guerra en Ucrania, ya que este servicio es ampliamente usado en Rusia y en los países de la antigua Unión Soviética.

Estamos viendo problemas serios que se pretenden resolver con acciones de fuerza (bloqueos de acceso a redes sociales, sitios web o incluso a Internet en su totalidad) que, por un lado, dejan sin canales de información a las personas; pero, por otro, son mecanismos para que las empresas actúen respetando las leyes de los países donde operan. Otro punto de vista alerta acerca del riesgo de la fragmentación de Internet, que podría llevar a varios internet no conectados entre sí definidos por la región o el país donde se esté.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana. wor-press.com

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Costos de la IA

Eliana Quiroz

/ 26 de agosto de 2024 / 16:08

La enorme cantidad de datos y el vertiginoso procesamiento que requieren para dar vida a las tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) tienen serios impactos ambientales, principalmente en lo que se refiere al uso de agua y de la energía. Grupos de defensores ambientales y de derechos humanos se oponen a las construcciones de estas infraestructuras en los más variados lugares en el mundo, que son siempre inversiones de grandes empresas tecnológicas como Google o Microsoft porque, dicen, los data centers usan el agua potable destinada al consumo humano en poblaciones vulnerables, profundizando sus condiciones de pobreza.

Los data centers o centros de datos son espacios llenos de computadoras encendidas todo el tiempo que procesan datos incansablemente, esto calienta los equipos que tienen una estricta medida de temperatura. Enfriarlos se convierte en la prioridad número uno en la gestión de estas infraestructuras, y para eso se usa agua potable o energía eléctrica.

Este rechazo a la construcción de data centers sucede por igual en Mekaguda (India) como en Querétaro (México) o en el norte de Chile. En este último caso, la situación tiene aún un ángulo más dramático porque Chile es un país con escasez de agua. Es decir, Chile está ante un dilema de dedicar la poca agua que tiene a inversiones de acuerdo a su plan nacional de data centers para generar desarrollo económico, o dedicar ese escaso recurso a las necesidades humanas más básicas de las poblaciones que viven en los lugares que albergan los data centers.

Las autoridades, al igual que las grandes empresas tecnológicas responsables por esas infraestructuras, dicen que los data centers crean empleos directos e indirectos para matizar la crítica ambientalista, pero ¿de qué sirven los empleos en un territorio que no tiene agua para tomar o donde el agua potable es carísima?

En cuanto al uso de energía se estima que energías renovables más limpias, es decir, con menor efecto ambiental, podrían resolver —al menos en parte— la cuestión. Se habla de energía solar y eólica para enfriar el calor de la IA, pero lo cierto es que las prioridades de gobiernos y empresas no suelen estar en el uso sostenible de recursos sino en ganar la carrera de la IA, así que los caminos de innovaciones tecnológicas de energía sostenible se mueven más lentamente que los que aseguran obtener mayores capacidades de análisis de datos.

Esto está además acompañado por una narrativa que liga a la IA con lo moderno, lo deseable y lo cool, que por supuesto nunca menciona estos altos costos ambientales que ponen en riesgo la sostenibilidad del planeta y de la descendencia humana, y de todos los seres vivos en la tierra.

Eliana Quiroz

es ciberactivista y burócrata. blog:
www.internetalaboliviana. word-press.com

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Prácticas monopólicas

Eliana Quiroz

/ 12 de agosto de 2024 / 07:18

Si bien nos parece normal, y quién sabe, hasta deseable que cuando compramos un nuevo celular venga con algunos servicios preestablecidos como el motor de búsqueda de Google, Google Maps o el servicio de correo electrónico de Gmail y toda su suite de servicios, esto no debería ser así porque atenta contra la libertad de elección de usuarios y usuarias, y la posibilidad de otras empresas de competir para hacer negocios en mercados de servicios digitales. Esto es parte del alegato que presentó el Departamento de Justicia de Estados Unidos contra Google en un juicio contra el poder monopólico de esa empresa y que el juzgado federal norteamericano halló procedente hace no más de una semana.

El dictamen halló a Google culpable de violar leyes de competencia por su práctica de pagar a fabricantes de celulares como es el caso de Apple y Samsung, y a compañías de telecomunicaciones como AT&T, entre otras empresas tecnológicas. Google paga más de $us 10.000 millones al año para que su servicio de búsqueda sea la opción por defecto en los dispositivos, es decir, que su software de motor de búsqueda venga de manera predeterminada en los celulares.

Como resultado de estas prácticas y otras, Google es el motor de búsqueda más utilizado globalmente y, por tanto, acapara el 90% de las búsquedas en Estados Unidos y genera más de $us 300.000 millones anuales en ingresos principalmente a través de anuncios de búsqueda. Google argumentó que es el motor de búsqueda más usado porque es el mejor y que es elegido por esa calidad, no por ser la opción por defecto en los dispositivos.

Sin embargo, el tema central no es que venga predeterminado en dispositivos, sino que esta posición aventajada le permite vender anuncios de búsqueda a diversos anunciantes interesados en que sus contenidos, productos y servicios sean los primeros que aparezcan en las respuestas a búsquedas que hacen usuarios y usuarias, generando el bloqueo para permitir ganancias a posibles rivales como Bing o DuckDuckGo.

Aunque el dictamen no es claro en las sanciones que se le impondrán a Google y esta empresa puede apelar la decisión, este es un mensaje claro para las plataformas digitales y su rol en la promoción de mercados de libre y justa competencia. Y si bien los derechos de usuarias y usuarios no son la principal preocupación de este dictamen, las posturas liberales norteamericanas llevan implícito que las personas nos beneficiamos de la libre competencia de las empresas, lo que es finalmente preocupante, ya que hemos visto lo que la libre competencia entre empresas puede dar como resultado en términos de acceso y abuso de datos personales: que todas tengan acceso prácticamente irrestricto.

ELIANA QUIROZ

es ciberactivista y burócrata. blog:
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Gaza, tan cerca

Eliana Quiroz

/ 3 de junio de 2024 / 09:52

Mientras pensaba en un tema para este artículo, ninguna de las opciones de coyuntura llenaba tanto mi cabeza y mi corazón como lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, aunque también en el Congo y en Sudán. Las imágenes últimas de los ataques israelíes en Rafah de niños descabezados, de la inaguantable depresión de los adultos en la desesperación de no saber qué hacer, de rostros de niños ensangrentados, aunque también otros jugando aunque casi no tengan con qué, todas esas imágenes se quedarán siempre en mi mente y siempre harán cuestionarme acerca de los desequilibrios de poder y de la crueldad de la que es capaz la raza humana.

Pero decidí no hablar de esa arista porque sino más bien de lo que me permite tener acceso a esa información. Sin duda, es una guerra con una cobertura multicanal en vivo, a pesar de las limitaciones de conexión a internet y de la intermitencia del servicio de energía eléctrica. Mientras veo las noticias por internet en los canales de YouTube de la Al Jazeera o la Deutsche Welle, también veo videos en TikTok de los periodistas y civiles que transmiten desde la Franja de Gaza. Nunca antes había estado tan cerca del campo de guerra, puedo ver cómo caen bombas en el mar, a metros de la costa de Gaza; puedo ver la destrucción de infraestructura en el sobrevuelo de los drones en el territorio; los habitantes de la franja me muestran cómo consiguen agua que nunca es potable lamentablemente; y también veo el sufrimiento de miles de familias con muertos a sus pies. El horror. Mientras también veo las declaraciones de Netanyahu, de las negociaciones para ingresar ayuda humanitaria, de los juicios internacionales contra Israel en los canales de YouTube; y recibo información en Instagram y canales de Telegram de activistas dispersos por el mundo con llamados de ayuda para donar en gofundme.com a familias en Gaza.

He podido también acercarme a canales proisraelíes, escuchar sus razones, ver el clamor de las familias de los rehenes que aún tiene Hamás, aunque también ver con desagrado cómo se alegran de destruir alimentos destinados a palestinos.

Varios de los canales de TikTok están en español, lo que me permite tener un acercamiento mayor a esas noticias. Internet está permitiendo acercarse a estos eventos internacionales a través de variadas miradas, tenerlo omnipresente todo el tiempo, algunas fuentes con mayor tratamiento informativo y con mayor editorialización, otras fuentes testimoniales, quizás con menores criterios editoriales. La sección “internacional” de los medios ha cambiado por este periodismo ciudadano que ofrece variedad de miradas y de juicios.

ELIANA QUIROZ
es ciberactivista y burócrata.
blog: www.internetalaboliviana.word-press.com

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Controlar las redes sociales

Eliana Quiroz

/ 6 de mayo de 2024 / 07:01

Durante la última semana, se dio a conocer un proyecto de decreto supremo que proponía cambiar la responsabilidad de la gestión de un elemento de la infraestructura de internet en Bolivia que se llama Punto de Intercambio de Tráfico (PIT). Actualmente, el PIT es una entidad civil sin fines de lucro, con personalidad jurídica propia, no depende de ninguna instancia estatal. El proyecto de decreto pretendía que la administración se cambie a la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de información y Comunicación (AGETIC) para sentar soberanía sobre este recurso de infraestructura de telecomunicaciones.

Una buena administración del PIT logra que la velocidad de respuesta de internet se incremente, es decir, que en Bolivia tengamos un internet más rápido. La forma en que hace esto es que las solicitudes de información que cada usuario y usuaria hacemos, digamos buscar una página en Wikipedia, no van hasta internet porque no es necesario, sino a una copia de Wikipedia alojada en Bolivia. De esa manera, las solicitudes no deben viajar grandes distancias, se resuelven localmente. Cuando me enteré de esto hace varios años, me sentí timada, pensé: “en realidad, no navegamos en internet, sino en una copia desactualizada”. Sí, exactamente, pero pocas veces necesitamos conectarnos a la versión actualizada hasta el último segundo de internet y también es verdad que el PIT en Bolivia aún no abarca el mayor flujo de internet.

El senador Rodrigo Paz Pereira denunció la existencia de este proyecto de decreto, mencionando que con este cambio se pretendía “controlar las redes sociales”, es decir, los contenidos que se publican en éstas.

Frente a esta declaración, en las comunidades de tecnología se preguntaron cómo podía ser algo así si los contenidos de redes sociales (Instagram, Facebook, TikTok y otras) están alojados en las empresas de telecomunicaciones del país, no en el PIT, y tienen encriptación de extremo a extremo, es decir, nadie puede leer sus contenidos mientras se transportan. No hay forma alguna para que ese cambio le permita al Gobierno ejercer control sobre lo que se publica en redes sociales.

No es la primera vez que se denuncia la voluntad del Gobierno de “controlar los contenidos de las redes sociales” sin ninguna base de entendimiento técnico. El decreto fue finalmente desestimado por razones técnicas y no estoy argumentando a favor de cambiar el PIT a manos del Gobierno o no hacerlo, lo que quiero mostrar aquí es que esta falta de información de parte de los y las legisladores/ras acerca de temas tecnológicos les hace denunciar situaciones imposibles y, en otras ocasiones, ignorar cambios que sí pueden atentar contra los derechos ciudadanos en internet.

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