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Saturday 11 May 2024 | Actualizado a 15:09 PM

Mala praxis forense

Cada cierto tiempo salen a la luz hechos que ponen en cuestión la labor del IDIF

/ 3 de febrero de 2016 / 05:46

Cualquiera que esté familiarizado con las investigaciones policiales sobre asesinatos y homicidios, ampliamente difundidas por algunos programas de televisión, sabe que la labor de un instituto forense cualificado resulta esencial para resolver hechos de sangre y evitar al mismo tiempo que personas inocentes sean inculpadas por delitos que no han cometido.

A pesar de esta importante labor, cada cierto tiempo salen a la luz hechos que ponen en relieve el trabajo que desarrolla el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), cuya eficacia muchas veces varía en función del estrato social o de la visibilidad mediática de la víctima, amén de presentar informes que suelen ser cuestionados por las partes en conflicto y por expertos de otras reparticiones.

Tal es el caso de Sarah Ch., una joven de 18 años cuyos restos fueron encontrados en inmediaciones de un río al que se había dirigido horas antes para lavar ropa. De acuerdo con el certificado forense presentado por una profesional del IDIF (Yesica B.D.), la joven habría muerto por asfixia como consecuencia de un estrangulamiento. Sin embargo, la abogada defensora de la familia de esta joven de escasos recursos ha cuestionado esta conclusión, pues, según señala, el cuello de la muchacha no tiene surco equimótico (marca presente en todo estrangulamiento y que deviene por la presión que ejerce el agresor sobre la piel), pero sí manifiesta un corte profundo, que le habría provocado la muerte por desangramiento. Por otro lado, y en esto coincide con la apreciación de la Defensoría del Pueblo, la joven registra fracturas y hematomas en varias partes del cuerpo que extrañamente no figuran en el informe de autopsia del IDIF. Autopsia que dicho sea de paso se realizó recién tres días después de que se hallara el cuerpo de la muchacha.

Más allá del caso que aquí se comenta, huelga recordar que no es la primera vez que la labor del IDIF es puesta en cuestión. Por ejemplo, en octubre de 2014, especialistas del Instituto de Terapia e Investigación sobre Secuelas de la Tortura y Violencia de Estado y de la Sociedad Boliviana de Ciencias Forenses publicaron un informe alertando sobre supuestas deficiencias en el IDIF como la ausencia de personal calificado, una infraestructura adecuada y de recursos para la compra de reactivos y el material necesario para realizar las pericias científicas. Asimismo, señalaron que la dependencia de esa institución respecto de la Fiscalía General hace que su labor se torne muy burocrática.

Es de esperar que estos cuestionamientos, que nuevamente salen a la palestra con el asesinato de Sarah Ch., no pasen desapercibidos entre las autoridades responsables de subsanarlos; más aun tomando en cuenta que las pericias y exámenes del IDIF son fundamentales para que los magistrados puedan impartir sentencias de manera objetiva, oportuna e imparcial. 

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Rebelión solidaria con Palestina

/ 11 de mayo de 2024 / 08:23

Es imposible dejar de comparar las revueltas estudiantiles de 1968 contra la guerra en Vietnam con las actuales insurrecciones que suceden en más de 80 centros universitarios estadounidenses de militante solidaridad con el pueblo palestino masacrado en Gaza. Es la reacción de notable repudio a la invasión de Israel en esa franja donde los incesantes bombardeos han destruido el 80% de sus estructuras habitables, de sus hospitales y escuelas, causando más de 34.000 víctimas fatales, mayormente mujeres y niños, sometidos hoy al hambre y la miseria. Es la conciencia moral de esa juventud que se indigna que su país que pregona estrepitosamente ser guardián de los derechos humanos, sea el principal aliado del régimen sionista al que nutre junto a una copiosa ayuda financiera, modernas armas y apoyo diplomático, para que aplaste a todo un pueblo en lo que en la Corte Internacional de Justicia ha sido acusado como genocidio. La actitud militante de ahora tiene mucho más mérito que aquella observada por la generación del 68, cuya motivación principal fue evadir la conscripción militar para no combatir en una guerra inmoral ajena al interés nacional. Los jóvenes de ahora, en cambio, están movidos por el sentimiento altruista de compasión con esa comunidad a la que se ha despojado de sus tierras, sometiéndola a una condición muy parecida a la esclavitud. ¿Qué demandan los insurrectos? Que se corte todo tipo de nexos académicos y financieros con empresas y asociaciones vinculadas a Israel, además de reclamar el alto al fuego inmediato. Para hacer más notoria su solidaridad con aquella causa, los estudiantes enarbolan banderas palestinas y cantan consignas de la resistencia como “del río (Jordán) al mar (Mediterráneo): un solo corazón”, cubiertos ostentosamente con los típicos kaffiyes (bufandas alba-negras cuadriculadas), con el propósito de identificarse con los combatientes de las intifadas.

Ante el contagio popular de la revuelta, las fuerzas policiales de Nueva York y Los Ángeles fueron movilizadas para hacer desocupar los predios universitarios con inusitada violencia, ejecutando 2.000 arrestos. Sin embargo, las asonadas continúan y se propagan fuera de Estados Unidos hasta México, Cuba, Australia, Alemania y principalmente Francia, donde la emblemática escuela de ciencia política Sciences Po está ocupada durante varios días en copia fiel a sus homologas americanas.

La preocupación crece en la Casa Blanca ante la proximidad de las elecciones presidenciales de noviembre y el notorio deterioro en las encuestas del candidato Biden, peligrosamente contaminado por la ambigüedad de su posición frente a ese conflicto. Y, la incursión armada en el sector fronterizo de Rafah, será la chispa que incendie todo el Medio Oriente.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de
Ciencias de Ultramar de Franci
a.

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Los perjuicios del salario mínimo

/ 11 de mayo de 2024 / 08:17

El 1 de mayo volvió a celebrarse el ritual que renueva el prebendalismo estatal: el Gobierno “regaló” un aumento salarial. Con dinero ajeno, claro. Es un rito anual cuyos efectos son ignorados. En los diálogos al café Marcos Escudero se los ha evaluado.

Rodolfo Eróstegui, conocido columnista en temas laborales, destacó que estos aumentos transgreden las normas del código del trabajo. Éste sugiere la determinación periódica de un salario mínimo, pero no una intervención tan profunda en el mercado, como para determinar cambios en el salario básico o eliminar la negociación obrero patronal.

La especialista Beatriz Muriel, del Inesad, destacó que la política salarial boliviana ha sido excluyente y discriminatoria, debido a que trata la situación de los trabajadores con empleos regulares, que representan apenas el 15 % de la fuerza laboral. La gran mayoría, que trabaja por cuenta propia o en pequeños negocios, no recibe la atención del Gobierno. Peor aún, esta política alienta el crecimiento del sector informal y aumenta el desempleo encubierto.

Este proceso fue corroborado por José Luis Barroso, quien estudia el mercado laboral. Él destacó que la demanda laboral manifestada, fundamentalmente, a través de avisos de prensa, se ha ido reduciendo a tal punto que en 2022 la cantidad de puestos de trabajo que se ofrecen por avisos de prensa es menor a la que se ofrecía hace 14 años.

En el Instituto Nacional de Estadística (INE) encontramos uno de los datos favoritos del Gobierno: la evolución del salario mínimo en Bolivia cuyo crecimiento ha sido significativo, pasando de Bs 440 en 2004 a casi Bs 2.500 en 2022.

Sin embargo, lejos de haber mejorado la situación de los trabajadores, esta política la ha perjudicado. Y no solo a los trabajadores, sino también a los inversionistas y, por tanto, a todos los bolivianos.

El salario mínimo se ha convertido en el salario de acceso al mercado de trabajo. Su paulatino aumento encarece la contratación de trabajadores no calificados o principiantes, y eso los deja fuera.

Lo importante, en todo caso, es observar la capacidad adquisitiva o el poder de compra de los salarios, y no del mínimo sino del promedio, que es más representativo. Los datos del INE muestran que el salario promedio real en el sector privado se ha mantenido estancado y con leve tendencia declinante en los últimos 20 años. El crecimiento económico no ha mejorado la situación de los trabajadores. En 2004, el salario medio real en el sector privado era de Bs 1.600, medido a precios de 1995. En 2022, con los mismos criterios de medición, el salario medio real de los trabajadores del sector privado era de Bs 1.560. La bonanza solo fue aprovechada por el sector público, donde sí crecieron los salarios reales.

Los salarios reales bajaron a pesar del aumento del mínimo, porque los salarios más altos se contrajeron. Las desigualdades salariales se han reducido, lo que implica que se ha eliminado el premio a la capacidad o a la mayor formación. Es decir, no hay incentivos para mejorar la productividad laboral. Hay más igualdad, pero menos justicia.

En suma, el estancamiento del salario real en el sector privado, la contracción del sector formal y la disminución de las diferencias, indican que los trabajadores que han sufrido mayor deterioro en su posición en el mercado laboral han sido los más productivos, los más experimentados, los mejor calificados. Con mayores costos y menor productividad, las inversiones son menos rentables, y la economía ha terminado perjudicada.

Roberto Laserna es investigador de CERES.

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El Greenwich Village de Nueva York

Por donde se lo vea, el Greenwich Village atesora los rasgos distintivos de la vida efervescente del ayer

Patricia Vargas

/ 10 de mayo de 2024 / 07:03

La ciudad de Nueva York vivió periodos relevantes durante su historia urbana. Uno de ellos fue la época del Greenwich Village, que llevó a esa metrópoli a implementar en la década de 1930 nuevas políticas urbanas. Lo singular fue que una de ellas se produjo cuando el arte vanguardista tenía gran presencia.

Aquello colaboró en crear una especie de mística e interés en conocer esa gran ciudad, especialmente en el mundo europeo. Una curiosidad que nació en aquellos años y se mantiene hasta hoy con mucha fuerza.

Lea: Shanghái, la superciudad china

El Greenwich Village de Nueva York fue el sector más excitante de la vida urbana del ayer, pues mostraba —según escritos— una gran vitalidad después de la Segunda Guerra Mundial. Un tiempo —el más singular del siglo XX— en el que esa gran ciudad estaba repleta de señales artísticas gracias a la actividad cultural e intelectual que se desarrollaba. Lo más visible de esos momentos fueron los teatros, las galerías de arte, los museos y las actividades que colaboraban en que la cotidianidad centelleante predominara en ese espacio, lo que fue por demás atractivo para los intelectuales y artistas.

Además, ese lugar estaba cualificado por sus edificaciones de baja altura e influencia europea, lo que inspiró muchos relatos que dieron cuenta de la apropiación de ese espacio público por parte de la ciudadanía. Así, la peculiaridad de la vida urbana logró consolidarlo como el sitio más efervescente de Nueva York en ese entonces. Esto es, el lugar del encuentro citadino. Con ello, ese epicentro de calles arboladas se convirtió en una zona de expresión del movimiento rebelde de esa ciudad.

Allí, los cafés, bares y restaurantes eran la atracción de la población. Su  ubicación, al medio de las casas de piedra rojiza y de los edificios de la Universidad de Nueva York, invitaba a visitarlos. También se asentaban en el lugar los clubes de jazz, teatros y otros locales de atractivo cultural. Una época en la que en Nueva York no solo se presentaban las grandes producciones de teatros urbanos, sino que los intelectuales y artistas, con sus exposiciones, lograban que el museo de arte moderno impusiera las modas culturales y sociales de esos momentos.

Por todo lo anterior, Nueva York adquirió gran prestigio en los años de la posguerra. Y es que la huella de la conflagración y la nostalgia de los años 20 hicieron que su vitalidad se multiplicara, y que dicho periodo sea denominado por algunos como la edad de oro. Así, la atractiva ciudad neoyorquina dio el gran salto de la época del plomo a la del oro.

En 1930, el arte vanguardista se convirtió en una leyenda popular y con ello la vida neoyorquina evolucionó hasta transformar ese periodo histórico en un tiempo de creación. Un motivo más para que los artistas y pensadores vanguardistas europeos de esa época buscaran acercarse a la cotidianidad citadina, esencialmente, de ese barrio de Nueva York.

Greenwich Village consiguió así que se lo cualificase como el lugar más singular de la primera mitad del siglo XX. Un criterio del valor de aquel legendario tiempo de los años 50 en la vida urbana de esa gran metrópoli.

Sin duda, la ciudad de Nueva York vive hoy de las peculiaridades de sus distintos sectores urbanos, donde las edificaciones de gran altura son su característica principal. Empero, no olvida al Greenwich Village por las particularidades de su entorno, su bella naturaleza y las potencialidades de su memoria heredada.

Por donde se lo vea, el Greenwich Village atesora los rasgos distintivos de la vida efervescente del ayer.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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El mundo ancho y ajeno de la exploración minera

Este patrimonio no se desarrolla por las limitaciones económicas, técnicas y tecnológicas de la Comibol para hacerlo por cuenta propia

Dionisio J. Garzón M

/ 10 de mayo de 2024 / 06:57

La exploración minera es como todo en este mágico país, un reto que solo los más aventureros han podido emprender y salir victoriosos del empeño. Desde tiempos ancestrales, el hombre busca minerales y metales para usarlos en su evolución y en el desarrollo de la humanidad, no pretendo entrar en el detalle histórico sino puntualizar algunos aspectos característicos del país que hacen la diferencia cuando una empresa o un aventurero buscan desarrollar un emprendimiento minero. Desde tiempos precoloniales, la tarea de buscar minerales se delegaba a la masa popular que trabajaba para el Inca. Siempre acudo a la leyenda quechua para referirme al Cerro Rico de Potosí, la acumulación de plata más grande del planeta y que los nativos llamaban Sumaj Orcko (Cerro supremo, en traducción libre); se dice que los súbditos del Inca Huayna Cápac ya explotaban, alrededor de 1462, plata en la montaña hasta que un día una voz tronó y exclamó: “No saques más plata de esta montaña, está destinada a otros dueños”. Cuando los españoles llegaron a América en busca del oro que los nativos usaban en ritos religiosos y como ornamento personal, la acumulación del metal en el Incario permitió pagar el rescate del Inca Atahuallpa (más de 6 toneladas de oro), monarca del Kollasuyo que había sido secuestrado por los españoles durante las luchas por el control de estas tierras. Tiempo después (1545), el coloniaje llegó a tierras hoy potosinas y se escribió la historia centenaria más espectacular de explotación minera, y su correlato comercial y de poder que encumbró a España como la potencia mayor de Europa gracias a la plata del Cerro Rico de Potosí. Ese pareciera ser el sino que persigue a los bolivianos que siempre vivimos la coyuntura y estamos esperando al dueño de las riquezas.

Revise: De libertarios, populistas, progresistas y otros (II)

Siglos después y pese a la Guerra de la independencia de los países americanos, el nacimiento de la República en 1825, pasando por el auge de la minería de la plata y el salitre del siglo XIX, la nacionalización en 1952 y la fundación de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), que auguraba el dominio soberano de la industria, seguimos viviendo esa paradoja. Pese a los vaivenes entre posiciones políticas nacionalistas y liberales, el país no halló nunca la receta salvadora, se probaron reestructuraciones de todo tipo, hasta se llegó a probar nuevas estatizaciones en las décadas precedentes, empero, su situación hoy es en extremo delicada, todos pretenden acceder a su patrimonio con diferentes propuestas, que es todavía muy grande y se incrementó substancialmente con los proyectos de exploración, las estatizaciones y la declaratoria de áreas exclusivas para la Comibol, que manda el DS 1369 del 3 de octubre de 2012, que añadió a su patrimonio cerca de 40.000 cuadrículas mineras (1 cuadrícula = 25 hectáreas) distribuidas en 26 zonas altamente prospectivas del territorio nacional y seleccionadas en base a resultados del boom de exploraciones de los años 90 de varias empresas Junior de ultramar que llegaron al país en esa época de apertura al capital privado. Este patrimonio no se desarrolla por las limitaciones económicas, técnicas y tecnológicas de la Comibol para hacerlo por cuenta propia, ni por empresas privadas por la “camisa de fuerza” que representan las regulaciones de la Constitución y la Ley 535 de Minería y Metalurgia. Así las cosas, y como a principios del siglo anterior, nos consideran “un mendigo sentado en una silla de oro”. Hablando de oro: ¿Sabemos quién es dueño del oro? Solo vivimos el momento, controlando las migajas que su explotación inmisericorde deja para el Estado, viendo nacer reyes chiquitos y nuevos burgueses, dejando para las calendas griegas rescatar los intereses del país y el control de los pocos recursos que todavía tenemos. El origen de todo este caos todavía no resuelto es querer manejar una estructura de negocios corporativos de alcance internacional con lineamientos de una empresa social; no funcionó antes, no funciona ahora y no funcionará en el futuro.

(*) Dionisio J. Garzón es ingeniero geólogo, exministro de Minería y Metalurgia

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Los republicanos y el derecho al aborto

Michelle Goldberg

/ 10 de mayo de 2024 / 06:53

La aparición de Kari Lake en la Universidad Estatal de Arizona hace fue anunciada como una reunión pública, pero no lo fue, porque solo los representantes de grupos jóvenes conservadores podían preguntarle cualquier cosa. Solo una pregunta, de Danise Rees, presidenta del capítulo universitario de Students for Life, fue desafiante. Como señaló Rees, Lake había adoptado posiciones contradictorias sobre la prohibición del aborto en Arizona en 1864. Rees quería claridad sobre dónde se encontraba Lake.

Lake no tuvo una respuesta concisa. Se hizo eco de Donald Trump sobre la necesidad de excepciones en casos de violación e incesto, que la prohibición de Arizona no tiene. Sugirió que si los republicanos dejaran que la ley se mantuviera vigente, impulsaría los esfuerzos liberales para aprobar una iniciativa electoral que consagrara el derecho al aborto en la Constitución estatal. Habló sobre su propio amor por la maternidad y los méritos de la política familiar en Hungría, un guiño al enamoramiento del movimiento MAGA por el hombre fuerte húngaro Viktor Orban.

Consulte: No le crean a Trump sobre el aborto

Pero el núcleo de su argumento era la elegibilidad. “Hay mucho en juego en esta elección”, dijo. «O salvamos a nuestro país, o los demócratas (yo los llamo comunistas) nos llevarán al suelo». Dado lo que está en juego existencialmente, insistió Lake, los republicanos no pueden permitirse quedar “atrapados” en cuestiones conflictivas como ésta. Fue un argumento curioso proveniente de Lake, quien más tarde ofreció un soliloquio contra el compromiso de los principios del movimiento conservador. Pero fue una señal de lo difícil que ha sido para el Partido Republicano equilibrar la demanda de su base de prohibir el aborto con la repulsión pública cuando se promulgan esas políticas.

El Partido Republicano, por supuesto, sigue siendo en gran medida el partido de la prohibición del aborto. En una entrevista con la revista Time, Trump dijo que no intentaría impedir que los estados procesen a las mujeres que han tenido abortos y se negó a decir si vetaría una prohibición nacional del aborto. Si gana en noviembre, los conservadores tienen planes de utilizar la Ley Comstock, una ley federal de la misma época que la prohibición de Arizona, para restringir el aborto en todo el país. Ahora, sin embargo, el Partido Demócrata está unido en la defensa del derecho al aborto: la vicepresidenta recientemente hizo historia al visitar una clínica de abortos, y son los republicanos quienes se agitan mientras enfrentan una reacción violenta a favor del derecho a decidir.

La semana pasada, en el Capitolio de Arizona, cuando los opositores al aborto llenaron la cámara de la Cámara para protestar por su voto para eliminar la prohibición estatal, pocos culparon a Trump o a Lake, y algunos ni siquiera se dieron cuenta de que el expresidente se había opuesto a la ley. Sin embargo, después del evento de Lake, Rees dijo que estaba decepcionada con los republicanos. «No creo que sea justo esperar que los pro-vida se presenten por ti la segunda vez cuando adoptas un enfoque completamente no intervencionista en cuestiones pro-vida», dijo. Aun así, reconoció que personas como ella no tienen otra opción. «Creo que probablemente habrá otras razones por las que los pro-vida salen a votar, pero creo que será una votación muy reticente».

(*) Michelle Goldberg es columnista de The New York Times

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