Billete de Bs 500
Una tarjeta de plástico es una opción más ‘barata’ y ecológica que el uso de billetes
El anuncio del presidente del Banco Central de Bolivia (BCB) referido a la puesta en circulación, a partir de 2018, de billetes con la denominación de Bs 500 ha generado una serie de comentarios en el ámbito económico y financiero, algunos favorables y otros no tanto, respecto a la pertinencia de contar con ese inusual corte en la familia de la moneda nacional de curso legal.
Más allá de las medidas de seguridad e imágenes icónicas del acervo histórico natural del país, que serán parte de su diseño, el debate central para su futura emisión se centra en las ventajas o desventajas que sustentarían esta medida. Entonces, cabe preguntarse, ¿por qué emitir billetes de más alta denominación?
El BCB argumenta que, dado el crecimiento económico del país, las transacciones comerciales y financieras de gran magnitud requieren de un corte monetario mayor que permita reducir los gastos implícitos en la manipulación del dinero; y en este sentido, emitir una nota fiscal de Bs 500 podría aliviar la escasez de billetes y a la vez disminuir el costo de realizar una transacción, por contar con menos piezas con un valor nominal más alto. Asimismo señalan que al mantener grandes cantidades de efectivo en billetes de corte mayor la inseguridad personal es menor. En esta lógica, las entidades financieras podrían reducir el costo de remesas asociado al traslado y resguardo de efectivo entre y hacia sus agencias, además de ser más eficientes en el uso de sus redes de cajeros automáticos para la dispensa de billetes.
Este razonamiento sin lugar a dudas es totalmente válido para una economía cuyas transacciones nos remontan al siglo XX o épocas anteriores, cuando las personas debían llevar en sus aguayos, bolsas de tocuyo, carteras o maletines fajos de dinero para adquirir un bien inmueble, un vehículo o finalmente la venta del día a la agencia bancaria más próxima. Si la intención es reducir los costos de transacción, entonces una medida más efectiva para tal efecto sería promover el uso del dinero electrónico a través medios magnéticos y digitales. Las ventajas de emplear esta forma de pago, también monetaria, es que los montos de las transacciones están realizadas a medida y a un solo “click” desde la comodidad y seguridad de un dispositivo “inteligente”.
En este caso, no es necesario tener en el bolsillo un montón de billetes de Bs 500 para realizar una compra, basta una tarjeta de plástico, que es una opción más “barata” y ecológica. Por último, las grandes transacciones electrónicas son menos susceptibles al lavado de dinero que aquellas que se realizan en efectivo. En este sentido, el debate en esta materia en otras latitudes está más bien en retirar los cortes de 100 dólares americanos o de 500 euros, porque las actividades ilegales, como el tráfico de drogas y de armas, el contrabando y la trata de personas se comercializan en estos denominativos.