El norte
Urge una planificación territorial rigurosa en el norte de La Paz que garantice un desarrollo sostenible.
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La provincia Iturralde es la esperanza de los paceños. Es el llamado norte. Son inmensas llanuras verdes, de bosques amazónicos ubérrimos serpenteados por caudalosos ríos arcillosos. Una provincia con 42.815 km2 y algo más de 18.000 habitantes, que tiene el desdichado récord de ser la región más despoblada de toda Bolivia: 0,4 habitantes por km2. Ese hermoso escenario natural con áreas protegidas como la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas y el Parque Nacional de Manejo Integrado del Madidi es un corredor biológico único en el planeta y es la tierra prometida para este nuevo siglo.
Ese territorio es en la actualidad una entelequia olvidada. Es pasto de madereras inescrupulosas y de negocios turbios aerotransportados. Por ello, debemos formalizar una planificación a largo plazo que proyecte un sistema de ocupación territorial que garantice un desarrollo sostenible y sustentable para este siglo XXI, más allá de aventurar megainversiones promovidas y azuzadas por el insaciable mercado global.
En esa proyección debemos plantear migraciones hacia esos territorios. Tema peliagudo. ¿Serán suficientes migraciones desde el ande o debemos pensar en algo más? La bajísima densidad poblacional en Bolivia nos plantea esas interrogantes. Y colonizaciones pasadas son ejemplos conmovedores como la comunidad El Tigre. Esa epopeya fue resultado de una migración de indígenas potosinos en épocas dictatoriales. Los andinos que sobrevivieron a la leishmaniasis lograron desarrollar un biotipo fuerte y orgulloso de sus orígenes. Pero ese esfuerzo es casi nada para tan inmenso territorio.
En la actualidad, Ixiamas ya cuenta con un aeropuerto, pero la vertebración carretera está paralizada. La empresa española contratada decidió mandarse a jalar y nos dejó con facturas por “conciliar y pagar”. Por el momento, esa obra inconclusa está comenzando a deteriorarse por falta de mantenimiento. Y esas regiones, alejadas de los berrinches urbanos del kilómetro cero, esperan por una pronta solución; y esperan, además, la continuación de la carretera hasta Chive. Sabemos que el norte paceño no representa muchos votos, pero es nuestro futuro y eso es decir demasiado. Debemos desconcentrar el amontonamiento de la ciudad de La Paz (con densidades de hasta de 800 habitantes por hectárea que se ladran a diario) y copar esa infinitud verde.
En esa línea, la Facultad de Arquitectura de la UMSA ha iniciado un programa académico en San Buenaventura para formar a los futuros profesionales de la región. Ellos deberán planificar el norte con ciudades y arquitecturas adecuadas al contexto amazónico y con una mentalidad acorde con este nuevo milenio. En una frase: en armonía con la Madre Tierra, con culturas sedentarias como la de los tacanas y con cosmovisiones de pueblos nómadas como el esse ejja.