Ciencia apolítica
En Bolivia hablar de mitigación y servicios ecosistémicos es sinónimo de mercantilizar los bosques.
La humanidad ha logrado importantes avances con el desarrollo de la ciencia. El conocimiento y la investigación han construido la sociedad que hoy conocemos. Sin embargo, el camino nunca fue fácil. Sócrates, uno de los filósofos griegos más notables de la Grecia clásica (470-399 a.C.) fue condenado a muerte (envenenamiento) por asuntos políticos (desprecio a los dioses de la mitología griega y a las nuevas deidades). En la Edad Media hubo muchos más mártires de la ciencia (vgr. la Inquisición). Durante esa época, para muchos científicos el conocimiento fue su mayor amenaza. Por ejemplo, Nicolás Copérnico (1473-1543) y Galileo Galilei (1564-1642) presentaron la teoría heliocéntrica (el sol es el centro del sistema solar), contradiciendo a la Iglesia en su teoría geocéntrica (la tierra el centro de todo). Galileo tuvo que retractarse ante el papa Urbano VIII para conservar la vida.
Si bien hoy en día los grandes científicos ya no son condenados por sus investigaciones, se dan contextos en los que la ciencia suele ser tildada de política derechista o izquierdista, según el populismo lo permita y acepte; dejando de lado el valor del conocimiento y el rigor científico de los investigadores que buscan conocer respuestas. En estos tiempos modernos, la comunidad científica se encuentra en una etapa difícil en cuanto a temas ambientales se refiere. Hace poco Donald Trump aseguró que el cambio climático no existe, y por esta razón uno de los principales países responsables de la emisión de gases de efecto invernadero decidió retirarse del histórico Acuerdo de París para reducir las emisiones. Este es un hecho retórico anticiencia.
En Bolivia hablar de mitigación y servicios ecosistémicos es sinónimo de mercantilizar los bosques, cuando en términos técnico-científicos su concepto, fin y objetivo es muy distinto. Mientras se cuestionan ciertas denominaciones, cuantiosas pérdidas económicas se suscitan por los fenómenos y riesgos climáticos (sequías, heladas, inundaciones) producidos últimamente con mayor severidad debido al cambio climático, una realidad inevitable.
Los gobernantes deben comprender que los hechos científicos son apolíticos, deben escuchar a sus científicos. Se requiere trabajar en tecnología e innovación para adecuadas medidas de adaptación al cambio climático. Los hechos científicos son a menudo ignorados en los debates públicos, y son reemplazados por opiniones y/o dogmas. Urge defender el papel clave de la investigación en la elaboración de políticas públicas. El desafío de muchos investigadores es comunicar la importancia de la ciencia para diseñar e implementar respuestas y acciones compatibles con el desarrollo económico, la conservación de la naturaleza y la resiliencia climática.