Elecciones en paz
Se trató de la primera elección en mucho tiempo donde pudo votarse sin violencia en Colombia.
Ayer, en una jornada trascendental, más de 36 millones de colombianas y colombianos fueron convocados a las urnas para votar en las elecciones congresales, las primeras luego de los difíciles acuerdos con las FARC. Hubo también dos consultas interpartidistas para la definición de candidaturas presidenciales. Más allá de los resultados, Colombia tuvo unas elecciones en paz.
¿Qué se eligió este domingo 11 de marzo, como anticipo de las elecciones presidenciales? En un complejo sistema que incluye listas cerradas y listas abiertas (se vota por el partido y por un candidato) y circunscripciones especiales, se sufragó por 107 senadurías y 171 representantes. Como innovación, se incluyeron 10 curules (cinco en Senado y cinco en Cámara) asignadas al hoy movimiento político de las FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común). Fue una elección, pues, con nuevas reglas y actores.
Se eligió también, en dos consultas separadas, a los candidatos presidenciales de fuerzas políticas de derecha y de izquierda. Esta decisión, desarrollada bajo la figura de voto solicitado (quien quiera participar debe pedir en la mesa de votación una de las papeletas), marca la fuerte polarización ideológica de estas elecciones y, sin duda, de las presidenciales de mayo próximo. Pero la votación en las consultas brinda asimismo importantes señales sobre posibles arcos de alianzas postelectorales.
Como ha sido subrayado, se trató de la primera elección en mucho tiempo donde pudo votarse con tranquilidad en todo el territorio nacional de Colombia, sin zonas de conflicto o de exclusión (además del voto en 69 países del exterior). Tal es uno de los grandes datos de la jornada electoral de ayer en el complejo camino, no exento de obstáculos y resistencias, para conciliar democracia y paz. No es poca cosa en un país que sufrió décadas de guerra civil y hoy disputa el escenario del posconflicto.
Las elecciones congresales fueron una suerte de preludio en la definición del nuevo mapa político, a la espera del plato fuerte, el 27 de mayo, cuando se definirá la presidencia. Pero el debate y las urnas tienen que ver no solo con la conformación del Congreso y del nuevo Gobierno, sino en especial con el futuro del proceso de paz impulsado por el saliente presidente Santos con la guerrilla colombiana. En medio está el factor FARC, cuyo candidato presidencial se retiró por problemas de salud.
¿Qué sigue ahora? El nuevo Congreso tiene la enorme responsabilidad de impulsar la reforma político-institucional pendiente, asunto sobre el que hay bloqueo y polarización. La democracia colombiana debe preguntarse también sobre las razones de los persistentes y muy elevados niveles de abstención electoral, en especial de los jóvenes. Y es evidente que las siguientes 11 semanas serán muy intensas en la campaña presidencial, con reglas todavía insuficientes en materia de campaña y financiamiento.