Marca ciudad
Por iniciativa del Gobierno Municipal de La Paz, se proyecta la marca ciudad que nos representará dentro y fuera de Bolivia. Los países y las ciudades buscan, en estos tiempos de abrumadora iconocracia global, un emblema para identificarse en el maremágnum de imágenes que nos llegan por todos los medios.
En un largo y meditado proceso, nuestra Alcaldía (en cooperación con una universidad privada y una institución académica internacional) ha convocado a una encuesta, física o virtual, para definir el lema que acompañará al emblema o la figura (evito términos que solo conocen los especialistas) que represente a la ciudad La Paz. Voy a permitirme comentar, con sorna y sin olvidar que el emblema o la figura será, a mi juicio, lo más difícil de concebir, las tres opciones que fueron preseleccionadas.
Una sociedad plurimulti como la nuestra, que vive en la punta de la montaña, ¿cómo puede sintetizarse en una imagen sin repetir símbolos consabidos como el Illimani o la chola? Si para la marca país hubo reacciones por doquier, ya se pueden imaginar lo que será localmente.
La primera opción dice “La Paz, otra dimensión”. Y sí, nuestra ciudad es de otra dimensión. Cuando un visitante llega a esta ciudad, que ha despertado incontrolable en este nuevo milenio, sufre un shock cultural. No tenemos referentes ni parangón en la región. Parecemos de otra galaxia con paisajes lunares, con panoramas urbanos desbocados y con comportamientos desatados. Es cierto que todos quisieran viajar a Plutón, pero, como una inédita sociedad milenarista, ¿nos conviene ponernos en tanta evidencia?
La segunda en la encuesta expresa: “La Paz, inesperada”. También es cierto. Inesperadamente llegas a una ciudad de expresiones incontinentes, donde te topas con horribles edificios en estrechas callecitas, te trancas en un tráfico de mil demonios, te chocas con múltiples bloqueos y manifestaciones culturales. Es indudable: inesperadamente te sucederán hechos realmente inesperados. Tampoco creo que sea necesario ser tan evidentes.
La tercera: “La Paz, ciudad del cielo”. El lema más favorable y el que mejor suena sin ser totalmente original (muchas ciudades se consideran la sucursal del cielo o un pedazo del paraíso). Pero, en nuestro caso y a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar, nadie puede jactarse de estar tan cerca de un cielo tan diáfano y brillante como el nuestro. Cielo de verdad. A mi juicio, esta es la mejor opción por metafórica o poética; y también porque quizás sea mejor ver para arriba que mirar la complejidad terrenal que hemos creado. Una complejidad que por supuesto muchos quieren conocer, porque ya somos la extravagancia urbana de la región, sin duda alguna, y a mucha honra.