¿Todo cambia?
Hugo José Suárez coordina y publica en México un libro polifónico: ¿Todo cambia? Reflexiones sobre el proceso de cambio en Bolivia, donde se analiza la importancia y la profundidad de los cambios políticos de los últimos años. Recuperando lo fundamental de lo accesorio de este proceso, el texto termina definiéndolo como “una anomalía constitutiva más que una linealidad programada”. De todos los ensayos de esa publicación (disponible en PDF en la dirección http://hugojosesuarez.com) me interesa comentar el Capítulo 3, De Chuquiago a Zona Sur, cuya autoría corresponde al sociólogo y coordinador de este libro, Hugo Suárez.
En el ensayo, el autor realiza una aproximación al fenómeno de las transformaciones urbanas de estas décadas ligando, en paralelo, sus experiencias personales con dos obras del cine boliviano que se contextualizan en la ciudad de La Paz: Chuquiago, de Antonio Eguino y Zona Sur, de Juan Carlos Valdivia. La aproximación al problema urbano de esta visión dual es digna de comentar.
Por un lado, la mirada sensible de un compatriota que vuelve de tiempo en tiempo es un escrutinio más certero que nuestra experiencia diaria y cotidiana. Me explico. Experimentar las transformaciones de la ciudad día a día, lentamente, casi en stop motion, nos impide gozar de la sorpresa que causan los excesos edilicios o los comportamientos urbanos estrambóticos. Los que vivimos en esta ciudad hemos desarrollado una capacidad para deglutir, de a poco, la violencia bizarra que se manifiesta cotidianamente. Esa deglución no nos permite resaltar esos fenómenos significativos que puede visionar un visitante. Y si el visitante tiene la mirada sensible del flaneur de Walter Benjamin, y ejerce el arte de la fotografía, no me quedan dudas de su escrutinio sobre lo significativo de esta ciudad andina.
Por otro lado, Suárez reúne orbicularmente las películas Chuquiago (1977) y Zona Sur (2009) en, según sus términos, una sociogeografía urbana de incesantes transformaciones. Son 32 años de diferencia entre un filme y otro. Si en el primero se retrataba a una sociedad estratificada y topográfica, en el segundo se muestran los intercambios raciales y culturales al interior de una familia como un amasijo que bien puede representar a toda la sociedad urbana. El pobre Isico que llega aturdido y sumiso a esta ciudad parece que, en el filme de Valdivia, ya tiene una mujer de pollera que es capaz de tentar a la jailona con un atado de billetes.
Con esa dualidad se desarrollan además otros temas con la soltura y solvencia del indagador social, seriamente documentado, y por ello es un texto imprescindible para los que escudriñamos este laboratorio de experiencias urbanas.
* Arquitecto.