Ángeles de la guarda
A estos héroes se sumaron otros, los directos testigos de los deslizamientos que también apoyaron y se convirtieron en otros héroes anónimos, ángeles de la guarda, que ante la tragedia aunaron esfuerzos y se solidarizaron.
Son personas de carne y hueso como usted o como yo. No salen en las revistas de acción, en libros de ficción, en programas de televisión o en aquellas películas de acción estilo Marvel. Estos héroes anónimos son de otro tipo, reales, y arriesgan sus vidas para salvar otras. La tragedia de Caranavi nos dio una lección: visualizó a aquellos hombres y mujeres dispuestos a arriesgar su vida para salvar otra; una tarea loable y para la que hay que estar preparado mental y físicamente. Se debe tener nervios de acero.
Son profesionales, estudiantes, amas de casa, entre otros. Ellos conforman la legión de voluntarios que fueron movilizados durante el desastre de los Yungas, dos deslizamientos que se llevaron y enterraron vehículos y personas. Según las cifras oficiales, 18 personas murieron, al menos siete están desaparecidas y una treintena resultaron con heridas de distinto tipo. Desgarradoras imágenes circularon por las redes sociales y los noticieros de televisión.
“Gritos de dolor y desesperación nos guiaban”, escuché narrar a uno de estos héroes anónimos. Otro, evocando la tragedia, no soportó y lloró. Un voluntario que no pasaba de los 20 años dijo que esa tarea la heredará a su hijo y quiere que éste la herede también a su hijo. Al menos 500 voluntarios fueron movilizados al sector de la tragedia. En el momento de escribir esta columna, más de una centena sigue en las tareas de rescate de los cadáveres que son reclamados por sus familiares para darles cristiana sepultura.
A estos héroes se sumaron otros, los directos testigos de los deslizamientos que también apoyaron y se convirtieron en otros héroes anónimos, ángeles de la guarda, que ante la tragedia aunaron esfuerzos y se solidarizaron.
El orureño Marvel Flores (34) es uno de aquellos ángeles. La fotografía tomada por el fotoperiodista Javier Mamani de la agencia APG, donde se le ve exhausto y con una niña sin vida cargada en la espalda, revela en su verdadera dimensión la tragedia y labor que un rescatista cumple ante la vida y la muerte. El voluntario no llegó a enterarse de la identidad de la niña, la urgencia era volver al lugar y retomar el rescate.
Los medios reconocieron la labor de los rescatistas, aquellas personas que pocas veces son titulares de periódicos y la tragedia demostró que ante la adversidad, la solidaridad y el amor al prójimo pueden más. En Bolivia y el mundo existen muchos héroes anónimos como lo demostraron hechos como el 11S, los terremotos en México y Chile, y la última tragedia minera en Brasil, donde hubo 157 muertos. Como dije, los héroes anónimos son de otro tipo.
Es periodista de La Razón.