Cárdenas y tres meses sin clases
El ‘retorno gradual’ de clases bajo un plan que prometió Cárdenas a mediados de abril no ocurrió.
Víctor Hugo Cárdenas llegaba al gobierno de Jeanine Áñez con las credenciales de vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada y uno de los pilares de la reforma educativa de ese gobierno. Y recientemente, acérrimo detractor de Evo Morales y su gobierno, y protagonista de épicos dislates mientras fue candidato a la presidencia en 2019.
Una de sus polémicas propuestas fue la de permitir a las mujeres portar armas para evitar la violencia. Al explicar su idea, le fue peor: “No es a cualquier loca, (sino a la) que tenga las facultades mentales normales; no pues a cualquier loca que discute ahí con otra señora y después le mete bala”.
Áñez confió en él, ahora Cárdenas dirige el Ministerio de Educación, coincidentemente, para sus pesares, en un momento crítico debido a la emergencia sanitaria.
Fue uno de los más escépticos del Gobierno sobre la llegada de la pandemia al país. El día que Oruro decidió suspender las clases ante la vulnerabilidad de los colegios, estudiantes y el sistema educativo, el Ministro de Educación protestó por la decisión, al creer que es contraproducente y “crearía pánico” innecesario.
Fue el 11 de marzo, un día después de que se reportara el primer caso de COVID-19 en Oruro y en Santa Cruz. ¡Y desde ese día no hay clases en el país!
Mañana se cumplen tres meses sin labores educativas en el país, especialmente en las unidades educativas fiscales, y quizás privadas también. Salvo que haya maestros como Wilson León, que recorre casa por casa los campos en Cororo, Chuquisaca, la mayoría de los niños y jóvenes del país se encuentran hace tres meses a la deriva.
Hay historias parecidas en las ciudades, pero a iniciativa de algunos profesores y con el uso de las tecnologías, sin ningún apoyo del Estado o respaldo del Ministerio de Educación.
¿De qué sirvió el acuerdo de ese despacho con Entel para “subir a la nube” los contenidos? ¿Y con el Ministerio de Comunicación para el uso de la red de radios y Bolivia Tv? ¿Hay experiencia fáctica de ella y alguien puede contarla? Fue una improvisada propuesta, e imposible de que resultara una alternativa real a una clase presencial.
Las universidades públicas no han tenido mejor suerte, aunque algunas carreras le dieron buen uso a la aplicación Zoom, a pesar del costo de internet para los estudiantes. En las universidades privadas no se suspendieron las clases, pero resultaron insuficientes las “clases virtuales” para el aprendizaje de los estudiantes; pero son un buen justificativo para cobrar las pensiones, a pesar del costo adicional de internet para los estudiantes y padres de familia.
El “retorno gradual” de clases presenciales bajo un plan que prometió Cárdenas a mediados de abril no ocurrió.
No solo eso, el ministro no pudo resolver la reducción de las pensiones escolares y, es más, faltó a las reuniones que prometió asistir para abordar el problema. Y estuvo casi un mes ausente de sus funciones en Educación debido a su aislamiento por un posible contagio de coronavirus.
Pero fue muy eficiente al “desmontar” el “aparato ideológico” de la educación, a pesar de la objeción de los maestros.
En “homenaje” al Día del Maestro, el sábado pasado, Cárdenas presentó una idea un poco más “seria” sobre cómo pueden lidiar los estudiantes luego de tres meses sin clases y sin hacer nada por su formación desde la iniciativa del Estado. A través del Decreto Supremo 4260, ¡y con reglamentación en 30 días!, dispuso las modalidades presencial, semipresencial, virtual y a distancia de educación.
Para dentro de 30 días, habrá pasado más de medio año lectivo del tiempo real de clases de 200 días. ¡Cuatro meses!
Tengo mis reparos de que el plan funcione, conocida la parsimonia, por decir lo menos, del ministro. ¿No será mejor ya pensar en suspender el año educativo?
Rubén Atahuichi
es periodista