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Friday 10 May 2024 | Actualizado a 08:33 AM

Movimiento ciudadano

/ 16 de octubre de 2020 / 10:48

Los movimientos que permanentemente se observan en el mundo, como respuesta a distintas demandas, han colaborado a que la humanidad dé grandes saltos hacia un futuro mejor, no solo en diferentes momentos históricos, sino a partir de otro tipo de situaciones como las pandemias, enfermedades y demás, que exigieron repensar el porvenir, la comprensión de la vida, a partir de nuevas soluciones destinadas a optimizar la calidad de la existencia y el hacer del habitante.

Así, a través de los siglos, aquello trajo consigo nuevas realidades que exigieron grandes propuestas de evolución para un renovado habitar del planeta.

De ese modo, la vida del habitante cambió, las urbes progresaron y la arquitectura se enriqueció conceptualmente, y como consecuencia avanzó formal y espacialmente preparada para el nuevo vivir ciudadano. Una evolución que fue permanente y acorde a las sendas que siguen las sociedades, lo que alentó a la simplificación del vivir humano.

Una forma de redescubrir la vida bajo un pensamiento objetivo y útil para el aprovechamiento de las diferentes etapas y sus grandes problemas y realidades inesperadas. Éstas fueron inspiradoras para comprender que la sociedad requiere asumir los distintos periodos y valorar sus movimientos como una constante propositiva de nuevas formas de vida acordes a los desafíos planteados.

De ahí que se puede aseverar que un movimiento no prescribe pautas específicas, pero se sabe que la vida es una aceleración del tiempo histórico y ello trae consigo evolución y transformaciones.

Movimientos de realidades en muchos casos discontinuas, como sucedió en Bolivia en 2019, cuando hubo un hecho que enfrentó a la sociedad a propósito de los comicios para el cambio gubernamental; o el caso de la aparición de la pandemia en 2020, que prácticamente forzó la evolución de la vida con una nueva visión de futuro.

Pero, siguiendo el análisis de 2019, habrá que decir que fue un momento histórico que permitió dar el primer paso a la transformación de esta nación, con la incorporación de jóvenes que lograron cambiar la historia política del país. Si se revisa la historia, se constata que cada cierto tiempo la forma de sucesión era de forma violenta.

Lo singular es que la movilización del año pasado conformó un movimiento gracias a los y las valientes jóvenes y demás ciudadanía, que de forma decidida evitaron el tránsito vehicular. Una forma de presión y de rebeldía frente a un sistema quizá arcaico por el que se quería hacer seguir transitando al país. Algo que no se puede dejar de mencionar es que la idea de ese movimiento juvenil era romper con aquel muro que los limitaba a crecer y buscar rumbos contemporáneos.

En el caso de la pandemia, ésta llegó en un momento muy importante para la historia boliviana, ya que todo el malestar social que tuvo lugar en 2019 y que aún lastima a la población, debe ser aprovechado para encaminar los cambios que exige la democracia: la evolución en el vivir, las ciudades adaptadas a los nuevos requerimientos de una sociedad con necesidad de contacto externo.

Pareciera que faltó tiempo para construir movimientos ciudadanos sólidos, con una mirada clara sobre la construcción de un país del siglo XXI. Al respecto, es preciso remarcar que todo movimiento es un fenómeno de una estructura que afirma que desconoce la palabra relativo.

También es cierto que no hay un movimiento sin un interés que lo vehicule desde el punto de partida hasta el de llegada, y menos un movimiento ciudadano sin referencia objetiva.

Sin embargo, se debe tomar en cuenta que “lo objetivo evidentemente podría captar una sociabilidad de inercia, en cambio lo subjetivo es capaz de motivar a crear el verdadero sentido de un movimiento ciudadano”.

Patricia Vargas es arquitecta.

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El Greenwich Village de Nueva York

Por donde se lo vea, el Greenwich Village atesora los rasgos distintivos de la vida efervescente del ayer

Patricia Vargas

/ 10 de mayo de 2024 / 07:03

La ciudad de Nueva York vivió periodos relevantes durante su historia urbana. Uno de ellos fue la época del Greenwich Village, que llevó a esa metrópoli a implementar en la década de 1930 nuevas políticas urbanas. Lo singular fue que una de ellas se produjo cuando el arte vanguardista tenía gran presencia.

Aquello colaboró en crear una especie de mística e interés en conocer esa gran ciudad, especialmente en el mundo europeo. Una curiosidad que nació en aquellos años y se mantiene hasta hoy con mucha fuerza.

Lea: Shanghái, la superciudad china

El Greenwich Village de Nueva York fue el sector más excitante de la vida urbana del ayer, pues mostraba —según escritos— una gran vitalidad después de la Segunda Guerra Mundial. Un tiempo —el más singular del siglo XX— en el que esa gran ciudad estaba repleta de señales artísticas gracias a la actividad cultural e intelectual que se desarrollaba. Lo más visible de esos momentos fueron los teatros, las galerías de arte, los museos y las actividades que colaboraban en que la cotidianidad centelleante predominara en ese espacio, lo que fue por demás atractivo para los intelectuales y artistas.

Además, ese lugar estaba cualificado por sus edificaciones de baja altura e influencia europea, lo que inspiró muchos relatos que dieron cuenta de la apropiación de ese espacio público por parte de la ciudadanía. Así, la peculiaridad de la vida urbana logró consolidarlo como el sitio más efervescente de Nueva York en ese entonces. Esto es, el lugar del encuentro citadino. Con ello, ese epicentro de calles arboladas se convirtió en una zona de expresión del movimiento rebelde de esa ciudad.

Allí, los cafés, bares y restaurantes eran la atracción de la población. Su  ubicación, al medio de las casas de piedra rojiza y de los edificios de la Universidad de Nueva York, invitaba a visitarlos. También se asentaban en el lugar los clubes de jazz, teatros y otros locales de atractivo cultural. Una época en la que en Nueva York no solo se presentaban las grandes producciones de teatros urbanos, sino que los intelectuales y artistas, con sus exposiciones, lograban que el museo de arte moderno impusiera las modas culturales y sociales de esos momentos.

Por todo lo anterior, Nueva York adquirió gran prestigio en los años de la posguerra. Y es que la huella de la conflagración y la nostalgia de los años 20 hicieron que su vitalidad se multiplicara, y que dicho periodo sea denominado por algunos como la edad de oro. Así, la atractiva ciudad neoyorquina dio el gran salto de la época del plomo a la del oro.

En 1930, el arte vanguardista se convirtió en una leyenda popular y con ello la vida neoyorquina evolucionó hasta transformar ese periodo histórico en un tiempo de creación. Un motivo más para que los artistas y pensadores vanguardistas europeos de esa época buscaran acercarse a la cotidianidad citadina, esencialmente, de ese barrio de Nueva York.

Greenwich Village consiguió así que se lo cualificase como el lugar más singular de la primera mitad del siglo XX. Un criterio del valor de aquel legendario tiempo de los años 50 en la vida urbana de esa gran metrópoli.

Sin duda, la ciudad de Nueva York vive hoy de las peculiaridades de sus distintos sectores urbanos, donde las edificaciones de gran altura son su característica principal. Empero, no olvida al Greenwich Village por las particularidades de su entorno, su bella naturaleza y las potencialidades de su memoria heredada.

Por donde se lo vea, el Greenwich Village atesora los rasgos distintivos de la vida efervescente del ayer.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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Shanghái, la superciudad china

Shanghái es la ciudad más poblada del planeta, con más de 26 millones de habitantes

Patricia Vargas

/ 26 de abril de 2024 / 07:26

Shanghái es una metrópoli de gran desarrollo económico en China, una de las pocas cuyo pasado aún no fue arrasado por el progreso. Una realidad que invita a recorrer sus calles históricas, las cuales conservan algo de su memoria heredada. Aun así, allí tiene lugar una vida citadina terriblemente activa, lo que hace que su tejido urbano esté en constante transformación.

Esta ciudad fue considerada en el pasado (1930) como el París del Oriente. Lo llamativo es que ese pueblo de pescadores, ubicado al medio de una marisma, fue transformado de puerto comercial y control del tráfico fluvial a una de las ciudades más importantes de China. Un lugar que se enriqueció gracias al comercio del algodón proveniente del interior.

Revise: Fragmentos de vida en la ciudad

Su historia es por demás singular y relata que los ingleses, al llegar en sus buques en 1842 —después de la primera guerra del opio—, redujeron los edificios públicos a cenizas y abrieron sus ricos graneros a la población. Y fue justamente a finales de ese siglo que los asentamientos internacionales, especialmente franceses, abarcaron más de 30 km² de territorio.

En la primera mitad del siglo XX, mientras China salía del dominio imperial, la ciudad de Shanghái vivió una doble realidad: como un rico centro comercial y como el foco de una serie de luchas políticas. En 1921, el Partido Comunista chino celebró su primer congreso, y dos años después Chiang Kai-Sheck ocupó Shanghái.

Fueron tiempos en que los obreros trabajaban en condiciones de explotación en las fábricas, durante 10 o 12 horas al día.

En 1948, con la liberación de Shanghái por parte de los comunistas, se anunció la llegada del nuevo tiempo para esa ciudad. En 2008 su población superó los 18 millones de habitantes, incluidos los tres millones de trabajadores itinerantes.

Lo interesante es cómo Shanghái evolucionó hasta el punto en que hoy es considerada una ciudad vibrante que permite a sus visitantes tres cosas: experimentar el ayer gracias a que conserva los rasgos de su pasado tradicional; vivir el presente que se destaca por la dinámica de su comercio; y mirar el futuro a través de sus grandes adelantos tecnológicos, como el tren de levitación magnética y sus rascacielos de línea contemporánea.

También resulta ineludible mencionar los bellos espacios urbanos que alberga Shanghái, como el famoso Jardín Yuyuan, que se remonta a la época de la dinastía Ming y cuenta con pabellones, jardines rocosos y lagunas de sublimes características.

Sin duda, Shanghái es una ciudad particular que supo mezclar la cultura en su cualidad proyectual y para ello construyó un rascacielos, el de Pudong, que resalta el centro urbano.

De esa manera, esa metrópoli de China —que en 2010 acogió la Exposición Universal— luce hoy un urbanismo del futuro. La ciudad conocida también como la “pieza estrella” de la economía china debido a su gran crecimiento, hoy compite para consolidarse como la urbe más grande de ese país.

Actualmente, Shanghái es la ciudad más poblada del planeta, con más de 26 millones de habitantes. Un destino turístico que destaca por monumentos como el Bund y sus calles cercanas al Área Sur que son parte de la vieja urbe, pero dentro de una imagen que exalta su progreso. Todo ello refleja un pasado histórico mezclado con una vida cosmopolita, que ha tenido el talento de entrelazar pasado, presente y futuro.

Así pues, esa gran metrópoli —núcleo financiero y punto de contacto con Occidente— muestra a otras ciudades del mundo la fuerza y la vitalidad urbana de su cultura.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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Fragmentos de vida en la ciudad

La Paz es una ciudad en la que suceden hechos distintos y en tiempos fragmentados

Patricia Vargas

/ 12 de abril de 2024 / 07:15

La ciudad es un espacio que lleva a diferentes mundos, donde la mirada del observador encuentra relatos que dan cuenta de realidades distintas en la vida de los habitantes. Esta última se halla entrecruzada por situaciones particulares, como es el caso de la población dedicada a la venta de productos singulares, a través del caminar por ciertos sectores de La Paz.

Otra forma de comercio que va acompañada por las gesticulaciones del vendedor y que tiene como característica el recorrido por la ciudad. Este tipo de venta se desarrolla en una especie de ritual, que resulta llamativo por la singularidad que tiene de transitar la ciudad de forma cotidiana.

También revise: La ciudad y el mundo del cine

Esos vendedores en movimiento —que transitan y se detienen en lugares estratégicos de calles, plazas y avenidas— no están a la espera de un comprador, sino que van en busca de él.

Un gran número de comerciantes ambulantes en La Paz se movilizan por los sitios más vitales, como la avenida Camacho, la plaza Murillo, la calle 21 de Calacoto, entre otros. Territorios que, precisamente por su afluencia, terminan siendo disputados por los vendedores.

Lugares que son elegidos, además, por ser los más efervescentes de la vida económica de los ciudadanos. Y es justamente eso lo que lleva al ofertante callejero a aprovechar esos sitios para la venta de sus productos, a partir de un permanente movimiento corporal.

En los últimos años, sobre todo desde la pandemia, ese tipo de comercio móvil es practicado con mayor frecuencia, pues responde a la necesidad de sobrevivencia de esa parte de la población. Una realidad de esta ciudad que además demuestra que la venta de ciertos productos tiene lugar en tiempos mínimos.

Así, La Paz es una urbe en la que suceden hechos en fragmentos de tiempo, lo cual es parte de su esencia y cotidianeidad. Sin embargo, también hay que reconocer que la población se siente agobiada por la presencia cada vez mayor de comerciantes que se asientan o deambulan por las vías. Por esa razón, se espera que dicha venta móvil no se amplíe, ya que el libre transitar del habitante correrá más riesgo que hoy con los puestos callejeros en las aceras.

Lo singular de este tipo de comercio móvil es que así como aparece, desaparece en cuestión de minutos, sobre todo cuando los funcionarios ediles salen a hacer controles sorpresa. Son, pues, presencias sorpresivas las que encontramos en nuestro andar por la ciudad y que nos llevan a pensar en cuán creativa es la gente para lograr vender en las arterias paceñas. Esta actividad, empero, podría resultar hasta peligrosa si este comercio se dedicara a expender sustancias nocivas.

Definitivamente, La Paz es una ciudad en la que suceden hechos distintos y en tiempos fragmentados, lo que demuestra la infinidad de realidades que habitan en su interior. Todo en el contexto de una situación económica deteriorada que hoy exige prontas soluciones.

La multiplicación del comercio informal y sobre todo ambulante no solo delata la situación económica agobiante de estos momentos, sino la fragmentación de una economía que hace visible la existencia de otras realidades lamentables que enfrentar, como la de aquella población a la que le urge una fuente laboral oficial y bien establecida.

Es evidente que La Paz nos presenta diferentes mundos. Ciudad hecha de distintas historias que relatan realidades que se desarrollan en un territorio siempre en disputa con los comerciantes informales, quienes están sitiando cada vez más esta ciudad.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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La ciudad y el mundo del cine

Patricia Vargas

/ 30 de marzo de 2024 / 07:07

Desde su nacimiento el cine pareciera haber sabido aprovechar la vida urbana de las ciudades como el lugar significante donde se realizaban las escenas más ricas en contenido. Mucho más, las películas han aprovechado a la ciudad como el gran espacio escénico y para ello, los directores descubrieron sus potencialidades, sin olvidar aquellos lugares ocultos y de gran valor escénico.

De esa manera esos sectores urbanos —útiles para ser apropiados como grandes espacios escénicos—, pareciera que fueron los óptimos para sobresaltar los hechos que allí debían suceder.

Es evidente que la arquitectura ha jugado un rol fundamental en las películas, esencialmente cuando se presentaban las distintas tipologías espaciales urbanas de carácter hibrido. Mucho más sucede en la actualidad, cuyo interior de ciertas películas presenta un fuerte imaginario tecnológico digital.

Lo singular es como la vida en las ciudades, está expuesta en las historias fílmicas de gran prestigio, las cuales inspiraron a ser convertidas en tramas escénicas, por demás atractivas.

Por todo ello, el cine desde su nacimiento ha demostrado que es urbano por excelencia, el cual siempre ha utilizado ciertos espacios públicos, que colaboraron en el logro de una especie de teatralización de la vida cotidiana, sin olvidar a los habitantes que sirvieron no solo como parte del contexto escenográfico secundario, sino del relato de grandes historias fílmicas.

Existen ejemplos dentro de algunas de esas historias fílmicas que remarcan y resaltan los bellos entornos de las ciudades, los cuales imprimen un significado singular a sus historias. Lugares de estética y cultura sobresaliente, que colaboran en elevar el significado del contenido de sus historias, mucho más, hasta podrían convertirse en parte protagónica de estas últimas. Un ejemplo fue la película Muerte en Venecia. 

Lo particular es cómo en ese filme se olvida lo bello de Venecia. Relega el valor de la ciudad, las bellas obras de arquitectura y las de arte que tiene. Allí se muestra una playa que releva la temática de su historia. Mucho más, remarca el significado de la misma dentro de un hotel. Está basado en una historia de amor idealista e imaginaria, que es el fundamento de la misma.

Una película, por tanto, que omite el aprovechar en convertir a Venecia en el más bello escenario y de valores urbano arquitectónicos. Todo lo contrario, relata su historia dentro de un hotel y en playas, lo cual pareciera dar con ello mayor valor al relato romántico e imaginario.

Y con ello la trama de esa historia de un amor irreal e imaginario, pareciera buscar sensibilizar la problemática y elevar el sentido sensitivo de la misma.

Para terminar, es evidente que la cinematografía ha creado ciudades imaginarias; desde las digitales, las desérticas, las futuristas, donde la creatividad no deja de sorprender. Allí es donde muchas obras son creadoras de historias inimaginables.

Y para ello la complejidad de las urbes son bien aprovechadas por el ojo mecánico. Empero, en esta historia pareciera que privilegia el tiempo más que el espacio. El primero demostrativo de la vida de un personaje que vivirá sus últimos días de vida.

Muerte en Venecia es una representación de un libro escrito por Thomas Mann que recibió el premio de Cannes.

Para terminar, expertos como Burque afirman que las películas aportan visiones diferentes de la realidad que colaboran en ganar en perspectiva e imaginación. Elementos claves para la motivación a la creatividad.

Patricia Vargas es arquitecta.

Tabién puede leer: Lo que no se ve, ¿un problema?

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Lo que no se ve, ¿un problema?

En los últimos años, en La Paz se triplicó la construcción de edificios no solo en el centro

Patricia Vargas

/ 15 de marzo de 2024 / 09:56

Algo singular de las ciudades es lo subterráneo, que no solo acoge a ciertas funciones urbanas como la circulación de los trenes subterráneos en algunos países, sino también a diversas instalaciones de otro tipo de servicios.

Hoy nos referimos a este tema debido a las lamentables afectaciones que ha sufrido el sur de la ciudad de La Paz en las últimas semanas, lo cual debiera llevar a la revisión, en algún momento, del alcantarillado del centro urbano.

Lea también: La ciudad lineal, ¡un acontecimiento!

Es justamente de esto último que se conoce poco; es el caso de la reposición de conexiones de alcantarillado sanitario, pues muchos de los tubos colectores ya cumplieron su vida útil.

Esta situación se percibe en los olores que desprenden ciertos sectores del centro urbano, los cuales debieran llevar a su control, pues anuncian que allí algo está sucediendo. La salud y la seguridad de la ciudadanía así lo exigen.

Tampoco se debiera olvidar la revisión del buen funcionamiento de las distintas instalaciones de los edificios en altura. Para ello, valdría la pena controlar los lugares donde se ubican las centrales de conexión y el control de las redes de alcantarillado, gas e iluminación urbana.

En los últimos años, en La Paz se triplicó la construcción de edificios no solo en el centro, sino en sus barrios más alejados. Bloques de hasta 40 pisos que cuentan con un número importante de departamentos, oficinas y demás espacios funcionales, los cuales están conectados a las redes de alcantarillado externo y a la acometida de agua potable.

Dado ese crecimiento, el centro urbano paceño debiera tener una mayor atención en cuanto a los temas expuestos, ya que en el eje (Mariscal Santa Cruz y adyacentes) el sistema de la red de alcantarillado fue cambiado hace cuatro décadas. Pese a ello, se sigue construyendo, conectando o descargando aguas servidas al alcantarillado antiguo, el cual respondía seguramente a la dimensión requerida en aquellos años.

Lo preocupante es que esa tarea si bien fue prioritaria y para ese entonces preventiva, pareciera que posteriormente no contó con el apoyo de las reparticiones técnicas encargadas de esa especialidad. Posiblemente, porque no cuentan con los recursos para invertir en “lo que no se ve”. De ahí que la tarea de control, mantenimiento o cambios fue postergada en el tiempo.

Hay que recordar que las grandes edificaciones en altura hoy cuentan con un número mayor de 30 departamentos por bloque, sin olvidar las oficinas y demás espacios de equipamiento que poseen. Esos inmuebles se hallan conectados a las redes de alcantarillado externo y a la acometida de agua potable.

Debido a todo lo anterior, actualmente se triplicó el número de conexiones sanitarias y poco se conoce sobre los nuevos planes y programas referidos a la reposición de conexiones de alcantarillado sanitario, y menos sobre la ampliación de nuevas redes. Esto, aun sabiendo que muchos de los tubos colectores rebasaron su lapso de utilidad. Un cálculo que se basa en que el tiempo de duración, según expertos, es de 30 años.

Cabe mencionar que esta información fue consultada a expertos sanitarios, quienes señalaron que los colectores ubicados en las avenidas posiblemente ya colapsaron debido a que sobrepasaron su capacidad de evacuación.

Ante este panorama, se entiende por qué la atención de “lo que no se ve” siempre encuentra motivos para su postergación, lo cual podría llevar a que en el futuro se presenten más problemas de los que se registraron en las últimas semanas.

 El artículo no pretende alterar más a la población, todo lo contrario, busca que los expertos y responsables de las distintas instalaciones de esta ciudad se esmeren en el control y esencialmente el mantenimiento de las distintas instalaciones. Y con ello, evitar problemas a futuro.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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