Negacionismo del clima en las RRSS
Este otoño, Exxon Mobil empezó a dirigir a los neoyorquinos anuncios en Facebook que advertían sobre una propuesta de ley que exigiría el uso de electrodomésticos exclusivamente eléctricos en algunos edificios. “Si su hogar tuviera que pasar a ser totalmente eléctrico, podría costarle más de $us 25.600 el reemplazo de los principales electrodomésticos”, decía uno de los anuncios.
Sin embargo, el anuncio no cuenta toda la historia: la ley solo se aplicaría a los edificios nuevos, por lo que las afirmaciones de Exxon sobre los costos son, en el mejor de los casos, engañosas. Otros anuncios, entre los aproximadamente 1.200 distribuidos por el gigante de los combustibles fósiles y encontrados por el equipo de inteligencia artificial Eco-Bot.Net este año, afirmaban que los oleoductos son necesarios para mantener “la energía asequible y accesible” y que el gas natural ayuda a los clientes a “cumplir sus objetivos medioambientales”.
Estos son ejemplos del llamado greenwashing, o intentos de las empresas de minimizar su verdadero impacto en el medioambiente. Junto con otra información errónea sobre el clima en las redes sociales, estos anuncios se han convertido en una poderosa amenaza contra los esfuerzos por combatir el calentamiento global. Los investigadores del grupo ecologista Stop Funding Heat descubrieron que la desinformación sobre el clima se ve hasta 1,36 millones de veces al día en Facebook.
Incluso con el rápido cambio en la opinión pública y las señales externas del calentamiento global en los últimos años, las empresas de redes sociales han tardado en adaptarse, permitiendo que la desinformación a veces flagrante prospere sin control en sus sitios.
Los escépticos del clima simplemente están modificando sus tácticas, pasando de la negación total del cambio climático a la desacreditación de las pruebas y desplazando la culpa de las empresas a los individuos, explicó Michael Mann, autor de The New Climate War. Sin embargo, difundir información falsa en los sitios web sigue siendo tan fácil como pulsar unas cuantas teclas.
Con el cambio de la opinión pública hacia la aceptación del cambio climático, las estrategias corporativas también están evolucionando, incluyendo las de empresas que usan a influyentes pagados en Instagram y TikTok que se embarcan en idílicos viajes por carretera al Parque Nacional Joshua Tree y utilizan gasolina Shell o comen papas fritas de las estaciones de Phillips 66. En un esfuerzo por combatir la legislación que prohíbe las conexiones de gas natural, la industria de los combustibles fósiles también está pagando a estrellas de Instagram para que publiquen videos de actividades inofensivas como cocinar tacos en cocinas de gas. El objetivo es conjurar buenos sentimientos con respecto a las marcas, que se sabe que contribuyen significativamente a las emisiones de carbono, y quizás incluso convencer a los consumidores de que tienen estilo.
En otros lugares de la web, han surgido páginas con nombres como “El cambio climático es basura” y “El cambio climático es natural” para diseminar negacionismo en las redes sociales, sin necesidad de anuncios dirigidos. Las redes sociales podrían ser un foro para un debate saludable sobre la acción climática, pero las endebles políticas de las empresas en torno a la desinformación sobre el cambio climático se interponen en el camino.
Facebook, YouTube y otras empresas han demostrado que tienen el poder de amplificar los hechos y suprimir las mentiras. ¿Acaso usarán esa capacidad para ayudar a proteger a la Tierra de su amenaza más grave?
Greg Bensinger es columnista de The New York Times.