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Friday 26 Apr 2024 | Actualizado a 07:56 AM

Los que tienen más y los que tienen menos

/ 29 de marzo de 2022 / 02:13

La desigualdad y la pobreza son dos caras de la misma moneda, se trata de problemas que frenan el desarrollo económico, está demostrado que países con altos niveles de desigualdad crecen menos que sociedades más equitativas, y en consecuencia, tienen más dificultades para desarrollar políticas públicas efectivas de reducción de la pobreza.

La historia de los países tiene raíces profundas sobre la desigualdad y es el resultado de factores culturales, sociales y políticos que interactúan con mecanismos económicos. Desde una perspectiva económica, tiene que ver con la distribución del ingreso, la riqueza y las oportunidades, aspecto que implica el bienestar de pocos, a costa de la gran mayoría de la población.

La pobreza está definida como un escenario donde las personas en situación de carencia no son capaces de lograr niveles de bienestar mínimos según criterios estandarizados, siendo el más estricto el alimentario. Uno de los criterios para la medición de la pobreza consiste en establecer si los hogares pueden o no satisfacer sus necesidades, por medio de la compra de bienes y servicios a partir de sus ingresos.

En el caso boliviano, la Constitución establece que, para eliminar la pobreza, así como la exclusión social y económica, la organización del país tiene como propósitos: la producción, distribución y redistribución justa de la riqueza y de los excedentes económicos; la reducción de las desigualdades de acceso a los recursos productivos; y la reducción de las desigualdades regionales, entre otras.

En este contexto, el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) se basa en cuatro pilares: crecimiento y desarrollo con base en el aprovechamiento de los recursos naturales para beneficio de los bolivianos; el Estado se apropia y redistribuye el excedente económico que generan los sectores estratégicos; modelo redistribuidor del ingreso, cuyo excedente económico se reasigna a otros sectores de la economía y a la población con escasos recursos; y la reducción de la desigualdad social y la pobreza, aclarando que estos últimos aspectos fueron heredados del viejo modelo neoliberal.

A partir de 2006, el Gobierno desarrolló políticas socioeconómicas, como las transferencias condicionadas en efectivo, las subvenciones cruzadas y los incrementos salariales por encima de la tasa de inflación. Se implementaron programas y proyectos de inversión pública que permitieron el acceso a la salud y educación, dotación de servicios básicos, vivienda, democratización de los servicios financieros, protección social, así como la generación de empleo.

En 2005, la tasa de desempleo anual ascendía al 8,1%, la pobreza moderada al 60,6% y la pobreza extrema al 38,2%, y como resultado de la aplicación del MESCP en los últimos años (exceptuando el periodo del gobierno de facto), en 2021 dichas variables disminuyeron a 5,2%, 36,3% y 11,1%, respectivamente.

Es necesario resaltar que las políticas sociales llevadas a cabo no solo contribuyeron a la reducción de la pobreza, sino que generaron una distribución más equitativa del ingreso. Uno de los indicadores que mide la desigualdad en la distribución de los ingresos es el Índice de Gini (IG), que asume valores cercanos a la unidad si en la economía existe concentración de los ingresos y toma valores cercanos a cero cuando el ingreso es distribuido de forma más equitativa. En 2005, el IG tuvo un valor de 0,60 y en 2021 disminuyó a 0,42.

Aparte, la relación de ingresos entre la población más rica y la población más pobre es otro indicador para analizar la distribución del ingreso. En 2005, a nivel nacional el ingreso del 10% de la población más rica era de 128 veces el ingreso del 10% de la población más pobre. En 2021, esta variable llegó solo a 20 veces. Estos resultados alentadores son producto del significativo incremento en el ingreso de la población más pobre, reflejando el crecimiento económico de Bolivia con menos desigualdad entre ricos y pobres; sin embargo, aún quedan retos para gozar de esa sociedad de iguales en el país.

Fernando Chuquimia es especialista financiero.

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¿Crisis económica en Bolivia?

Es importante recordar que Bolivia sufrió una contracción de su economía de 8,2% en 2020

Fernando Chuquimia

/ 15 de abril de 2024 / 06:58

La economía mundial se encuentra afrontando un problema encima de otro. Primero, la pandemia que perturbó a la humanidad, con su propagación y producción de variantes aún más contagiosas y letales, causando nuevos trastornos y profundizando la divergencia entre los países ricos y pobres. Segundo, la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha devastado a distintos países, con repercusión en el mundo entero.

Las consecuencias económicas de la guerra se propagaron a los países vecinos y más allá, golpeando con especial dureza a los segmentos más vulnerables de la población mundial. Millones de familias ya estaban luchando con un bajo nivel de ingresos y el encarecimiento de la energía y los alimentos, amenazando con profundizar la desigualdad.

Consulte: Bonos bolivianos en Wall Street

Tercero, el conflicto constante en Ucrania y Palestina ha seguido generando repercusiones negativas en materia económica. Cuarto, las turbulencias en el sistema bancario de los Estados Unidos, que tensionaron el sistema financiero mundial, así como el aumento histórico de tasas de interés, restringieron las condiciones de financiamiento.

Estos cuatro aspectos principalmente ocasionaron una desaceleración en las economías de los países y las tensiones geopolíticas ralentizaron los volúmenes de comercio exterior, desencadenando en mayores tasas de pobreza y desempleo, esto acompañado de altas presiones inflacionarias, generando hasta la actualidad incertidumbre e inseguridad en la población mundial.

Por otra parte, opinadores económicos y exautoridades han estado generando zozobra en la ciudadanía, señalando de manera irresponsable que nuestro país está en crisis económica. Al respecto, este tipo de crisis se caracteriza por el decrecimiento constante y considerable de una economía, reflejando inestabilidad de precios, por los cambios bruscos en la oferta y demanda de bienes/servicios, además de afectar negativamente a los indicadores económicos.

Es importante recordar que Bolivia sufrió una contracción de su economía de 8,2% en 2020, con terribles impactos en la economía y en la calidad de vida de la población. No obstante, a partir del restablecimiento de los pilares basados en el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) y, a la cabeza del presidente Luis Arce, el Gobierno viene implementando políticas económicas y sociales para la reconstrucción y la reactivación de la economía, conjuntamente el trabajo y esfuerzo del pueblo.

En este sentido, manifestar que Bolivia está en crisis económica es una falacia. Esto se sustenta a que el Producto Interno Bruto en 2023 creció alrededor del 3%. Con este nivel de crecimiento registrado, Bolivia se mantendría entre las economías con mejor desempeño a nivel de la región.

Asimismo, con relación a la inflación, el Gobierno garantizó la estabilidad de precios, manteniendo el poder adquisitivo y cuidando los bolsillos de las familias, logrando una tasa de inflación de 2,12% al cierre de 2023 y, a marzo de 2024, el indicador registró un porcentaje del 0,74%, uno de los más bajos del continente. Respecto a la pobreza moderada, disminuyó de 39% en 2020 a 36,4% en 2023. Respecto al mercado laboral, se recuperó en la pospandemia, destacando a nivel regional con una baja tasa de desempleo, con 3,6% al tercer trimestre de la gestión pasada.

Finalmente, las familias pueden descartar la falsa crisis económica, por cuanto el MESCP permite tener una economía resiliente ante shocks externos e internos, por lo que para 2024 se prevé crecimiento económico con una inflación baja y controlada, profundizando el proceso de industrialización con sustitución de importaciones, a fin de dar continuidad a las políticas de redistribución de excedentes que coadyuvarán al incremento del ingreso, reduciendo la pobreza, el desempleo y la desigualdad económica.

(*) Fernando Chuquimia es especialista financiero

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Bonos bolivianos en Wall Street

Fernando Chuquimia

/ 23 de marzo de 2024 / 08:12

Wall Street (WS) es una de las calles más famosas de los últimos siglos, está ubicada en Manhattan de la ciudad de Nueva York de los Estados Unidos. En WS se encuentran entidades financieras, firmas de inversión, aseguradoras y un conjunto de empresas internacionales, donde resalta la Bolsa de Valores de Nueva York, que es una de las más importantes del mundo, en términos de volumen de transacciones en el mercado financiero global.

En WS, las instituciones financieras ofrecen distintos servicios, como la gestión de carteras de inversión, emisión y negociación de bonos, entre otros instrumentos de financiamiento. Su funcionamiento está regulado por entidades como la Comisión de Bolsa y Valores de los EEUU. En sí, el mercado financiero de WS está impulsado por la oferta y la demanda de títulos valores, así como las expectativas de los inversionistas respecto al desempeño futuro de las empresas y las economías de los países, entre otros factores.

Actualmente, es noticia mundial que están repuntando los rendimientos de los bonos de deuda soberana de Bolivia, razón por la cual los párrafos precedentes son necesarios para una mejor comprensión del lector. En gestiones pasadas, nuestro país efectuó distintas emisiones de bonos soberanos que están vigentes. Es así que los $us 1.000 millones en bonos de Bolivia con vencimiento en 2028, aumentaron 12 centavos, a 59 centavos por dólar este año, mientras que los $us 850 millones en instrumentos financieros al 2030, subieron 5 centavos, a 61 centavos por dólar.

Pero, a qué se debe el ascenso de los rendimientos de los bonos. Esto se debe principalmente al acuerdo económico, productivo y empresarial entre el Gobierno y el empresariado boliviano, que tiene el objetivo de normalizar el escenario transitorio de escasez de dólares, además de abrir el diálogo y escenarios de concertación para que se generen expectativas positivas que permitan mayor producción e ingreso en beneficio de la población.

Asimismo, dicho incremento también se explica por el crecimiento económico en la gestión pasada; la reducción de la pobreza moderada mediante la redistribución de los ingresos en beneficio de la población más vulnerable; la estabilidad de precios; la solidez en el sistema financiero, que es uno de los pilares fundamentales en el funcionamiento de la economía; la administración responsable de la deuda pública externa; y la reducción del desempleo. La posible emisión de bonos de entre $us 500 millones y $us 1.000 millones, ligados a la generación de energía limpia y cambio de la matriz energética, también son factores preponderantes.

No obstante, es necesario recordar que en 2023 los bonos sufrieron un declive en su cotización debido a los conflictos internos en el país, cuando la población vivió un sabotaje a la economía por parte de la Asamblea Legislativa, que frenó la aprobación de leyes, bloqueando el acceso a financiamiento externo. Adicionalmente, se presentaron fenómenos naturales como sequías e incendios forestales, que también tuvieron efectos en el desempeño económico.

En este sentido, el repunte de los rendimientos de los bonos en la actualidad se debe a que el Gobierno liderado por el presidente Luis Arce viene ejecutando políticas sociales y económicas con base en el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, permitiendo resultados positivos para el país. Finalmente, mantener la estabilidad promoviendo el crecimiento económico y el proceso de industrialización con sustitución de importaciones son factores determinantes para el buen desempeño de los bonos bolivianos en Wall Street.  

Fernando Chuquimia es especialista financiero.

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Aceptar lo inaceptable

Bolivia ha mantenido la estabilidad de precios con crecimiento económico

Fernando Chuquimia

/ 30 de enero de 2024 / 07:30

Muchos escritores y pensadores, tanto antiguos como modernos, nos llevan a entrenar y poner en práctica la aceptación, es decir, que admitamos lo que nos ocurre, que no nos resistamos a la realidad, es decir, que dejemos que las cosas fluyan. Tal es el caso de una teoría tan compleja como sencilla; una idea profunda que en ocasiones es entendida de forma superficial, ocasionando restricción en su esencia, por hacerla más asequible. Sin embargo, el pensamiento es exigente, y la aceptación es una de las prácticas sapienciales más productivas.

En 2023, a nivel internacional, el conflicto constante en Ucrania y Palestina ha seguido generando repercusiones negativas en materia económica; asimismo, las turbulencias en el sistema bancario de los Estados Unidos tensionaron el sistema financiero mundial, así como el aumento histórico de tasas de interés restringieron las condiciones de financiamiento. Estos aspectos ocasionaron desaceleración global y las tensiones geopolíticas ralentizaron los volúmenes de comercio exterior.

Lea también: Presupuesto para el pueblo

A nivel interno, la población boliviana vivió un sabotaje a la economía por parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que frenó la aprobación de leyes, bloqueando el acceso a financiamiento externo. En este sentido, bloquear el canal al financiamiento de recursos para la inversión pública reduce la producción y los ingresos del país. Adicionalmente, se presentaron fenómenos naturales como sequías e incendios forestales, que también tuvieron sus efectos sobre el desempeño económico nacional.

No obstante, a pesar del contexto externo e interno desfavorable, Bolivia ha mantenido la estabilidad de precios con crecimiento económico. ¿Cómo lo hizo?, pues lo logró mediante la aplicación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), así como la ejecución de políticas sociales y económicas implementadas por el gobierno nacional, y gracias al trabajo y esfuerzo del pueblo boliviano.

El Producto Interno Bruto, al tercer trimestre de 2023, creció en 2,3%, donde el mercado interno incidió para ese crecimiento en 6,6%. Otros servicios presentaron un aumento de 9,5%; electricidad, gas y agua 5,8%; establecimientos financieros 4,0%; construcción 3,4%, entre los principales rubros. Con este nivel de crecimiento registrado, Bolivia se mantiene entre la tercera economía con mejor desempeño a nivel de la región.

Con relación a la inflación, el gobierno nacional garantizó la estabilidad de precios, manteniendo el poder adquisitivo de las familias bolivianas, logrando una tasa de inflación de 2,12% al cierre del 2023. Este indicador fue resultado de las siguientes medidas: subvenciones a los combustibles y alimentos; vacunación en granjas de aves mitigando el brote de la gripe aviar; ejecución del plan de corto plazo para combatir la sequía; operativos de control en puntos fronterizos para frenar la salida ilegal de producción ilegal; realización de ferias denominadas “del campo a la olla”; y comercialización de productos a precio justo, frente a escenarios de agio y especulación.

Otro de los indicadores fue la reducción de la pobreza moderada, que disminuyó de 39% en 2020 a 36,4% en 2023, con una disminución de 2,6 puntos porcentuales. Respecto al mercado laboral boliviano, el mismo se recuperó postpandemia, destacando a nivel regional con una baja tasa de desempleo, con 3,6% al tercer trimestre de la gestión pasada.

Para la presente gestión y en aplicación del MESCP, se prevé crecimiento económico con una inflación baja y controlada; se profundizará el proceso de industrialización con sustitución de importaciones; se dará continuidad a las políticas de redistribución de excedentes, que coadyuvarán al incremento del ingreso, reduciendo la pobreza, el desempleo y la desigualdad económica. Finalmente, el lector está invitado a poner en práctica la aceptación, admitiendo y comparando sobre lo que está ocurriendo en la realidad socioeconómica internacional respecto a nuestro país.

(*) Fernando Chuquimia es especialista financiero

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Presupuesto para el pueblo

La inversión pública registra $us 4.274 millones, de los cuales se destinarán $us 2.375 millones al sector productivo

Fernando Chuquimia

/ 12 de diciembre de 2023 / 09:50

La Constitución Política del Estado (CPE) establece que la administración económica y financiera del Estado y de todas las entidades públicas se rige por su presupuesto; asimismo, la CPE señala que el Órgano Ejecutivo presentará a la Asamblea Legislativa Plurinacional, al menos dos meses antes de la finalización de cada año fiscal, el proyecto de ley del presupuesto para la siguiente gestión anual.

En este contexto, el Presupuesto General del Estado (PGE) se constituye en el instrumento más importante de la política fiscal para el desarrollo de la economía boliviana, priorizando la asignación de recursos a inversión pública, seguridad alimentaria y energética, políticas sociales, así como la subvención a los hidrocarburos, alimentos, servicios básicos, entre otros programas de interés social y de necesidad poblacional.

Lea también: Tres años de gestión de Arce

El proyecto de PGE 2024 tiene entre sus objetivos asegurar la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad de las finanzas públicas; profundizar la industrialización con sustitución de importaciones que permita robustecer la soberanía productiva; fortalecer el aparato productivo e industrial, impulsando la productividad y el mayor rendimiento; consolidar la política de acceso universal y gratuito a la salud y educación; y continuar con la implementación de políticas sociales, buscando la equidad en la redistribución de recursos para disminuir la pobreza y la desigualdad.

El PGE refleja el impacto de la intervención del Estado en la economía, asumiendo con responsabilidad el papel protagónico para la implementación y aplicación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, convirtiendo al sector estatal en planificador, empresario, inversionista, regulador, benefactor, promotor y banquero del país. El proyecto de PGE 2024 prevé una tasa de crecimiento del PIB de 3,71%, una tasa de inflación del 3,60%, una inversión pública de $us 4.274 millones, un resultado fiscal de -7,80% y estabilidad en el tipo de cambio.

En la siguiente gestión, la economía seguirá expandiéndose con estabilidad de precios, mejora en los mercados laborales, incremento de las recaudaciones tributarias y la consolidación de las bases para una Bolivia industrializada, razón por la cual, el presupuesto agregado de 2024 presenta un crecimiento del 7,3% respecto a 2023, de Bs 317.129 millones a Bs 340.318 millones, y un presupuesto consolidado que aumenta en 8,9%, de Bs 243.950 millones a Bs 265.558 millones.

La inversión pública registra $us 4.274 millones, de los cuales se destinarán $us 2.375 millones al sector productivo, para proyectos del sector agropecuario, industrial, hidrocarburos, turismo, minería y energía; $us 962 millones para el sector social, destinados a proyectos de educación, cultura, salud, seguridad social, deportes, saneamiento básico, urbanismo y vivienda; $us 690 millones para el sector infraestructura, para proyectos en comunicaciones, recursos hídricos y transportes; y $us 248  millones para el multisectorial.

Se garantizan los recursos económicos para dar continuidad a las políticas sociales como el pago de los bonos Juancito Pinto y Juana Azurduy, la Renta Dignidad, además de la ayuda económica para las personas con discapacidad grave y muy grave. Asimismo, en el marco de la CPE, se priorizarán los recursos para educación y salud, destinando Bs 28.760 millones y Bs 26.866 millones, que representan el 10,8% y el 10,1%, del PGE consolidado, respectivamente.

Finalmente, el proyecto permitirá continuar en la senda del crecimiento económico sostenido, con una inflación baja y controlada; y se dará continuidad al proceso de industrialización con sustitución de importaciones, así como las políticas económicas y sociales con redistribución de excedentes, que coadyuvarán al incremento del ingreso, la reducción de la pobreza extrema, la disminución del desempleo y de la desigualdad económica. 

(*) Fernando Chuquimia es especialista financiero

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Tres años de gestión de Arce

La política de Industrialización con Sustitución de Importaciones permitirá tener una economía diversificada

Fernando Chuquimia

/ 8 de noviembre de 2023 / 09:37

Este 8 de noviembre se cumple el tercer año de gestión del presidente Luis Arce, quien fue elegido democráticamente con el respaldo mayoritario del pueblo boliviano, con un histórico triunfo que superó el 55% de la votación, recuperando de esa manera el orden constitucional, tras su ruptura y la toma de mando del gobierno de facto.

A tres años de la posesión presidencial, es importante un balance de lo que hizo el gobierno de Arce, así como la proyección para los próximos dos años, rumbo al Bicentenario en 2025. En este sentido, con el objeto de que dicho balance sea serio y objetivo, inicialmente expondré las condiciones económicas y sociales en las cuales se encontró al país.

Lea también: Sembrador de esperanza

Durante el gobierno de facto, Bolivia inició un periodo de incertidumbre con terribles impactos negativos en su economía y en la calidad de vida de la población, sumado a este escenario el arribo del COVID-19 y la pésima administración pública, llevando a la economía a una profunda crisis con un acentuado decrecimiento de -8,7%, que significó una pérdida de más de $us 4.000 millones; el déficit fiscal alcanzó 12,2%, traducido en un pronunciado descenso de ingresos y retroceso de gastos de capital, desplomando la ejecución de inversión pública a 52,7%, de $us 3.769 millones (2019) a $us 1.784 millones (2020), y una tasa de desempleo que se incrementó a 11,6%.

Al ver un país con indicadores económicos críticos, los cuales se tenían en tiempos neoliberales, indudablemente el gobierno de Arce implementó medidas económicas y sociales para la reconstrucción y la reactivación de la economía, con pilares basados en el restablecimiento del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), sin descuidar la salud de la población, mediante la ejecución del plan estratégico de lucha contra el COVID-19.

Producto de las acertadas políticas y la administración responsable con soberanía de las finanzas públicas, el país logró el crecimiento económico en 2021, superando el 6%; en 2022, alcanzó el 3,5%. Al segundo trimestre de 2023, y pese al contexto internacional adverso con desaceleración económica mundial, Bolivia se mantiene en la senda del crecimiento, registrando un incremento del 2,21%, aspecto que permite situar al país entre las primeras economías con mayor expansión económica a nivel de Sudamérica.

Asimismo, ante el aumento de precios a nivel mundial, Bolivia ha mantenido una inflación baja y controlada. En 2021, esta variable fue inferior al 1%; en 2022, se cerró con 3,1%. A septiembre de 2023, la inflación se sitúa en 1,5%, uno de los indicadores más bajos de la región y del mundo, gracias a las medidas implementadas por el Gobierno para preservar la estabilidad de precios y cuidar la economía familiar. Se destaca el descenso de la tasa de desempleo y la pobreza extrema, así como el cierre progresivo de brechas de desigualdad.

Por otra parte, el horizonte hacia el Bicentenario es la Industrialización con Sustitución de Importaciones (ISI), que es la segunda fase del MESCP, donde se está consolidando las bases para una Bolivia industrializada, mediante el aprovechamiento de todas sus potencialidades y fortalezas productivas, con más de 130 plantas en el país y una importante inversión, a fin de crear una economía de base ancha en diversos rubros orientados a dinamizar y beneficiar a la población.

En este marco se tienen importantes resultados traducidos en la producción de urea, industrialización del litio, construcción de plantas de biodiésel y HVO para obtener diésel ecológico, además de la nueva planta de zinc y la culminación de la planta del Mutún, entre otras. La política de ISI permitirá tener un país con una economía diversificada, industria con valor agregado, generando ingresos y empleo para los bolivianos, disminuyendo la dependencia de insumos y productos importados.   

Finalmente, estos tres años de gestión del presidente Arce han permitido devolver a la población la esperanza y la estabilidad, por cuanto Bolivia está retornando a la senda del crecimiento económico sostenido, con una inflación baja y controlada. La continuidad del MESCP prioriza la demanda interna y garantiza la distribución de recursos para reducir la pobreza y la desigualdad, por cuanto la administración de la economía es efectuada de manera soberana.

(*) Fernando Chuquimia es especialista financiero

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