La Paz duele…
Son muchos años que la ciudadanía desconoce los nuevos proyectos que se ejecutan en esta urbe. Y fue justamente hace algunos días que la ciudad de El Alto inauguró importantes obras, las cuales no dejaron de asombrar por sus dimensiones.
Una realidad encomiable que nos llevó a pensar en La Paz, la ciudad que está cada vez más rezagada con relación a sus límites geográficos. Lo lamentable es que aún no se conoce la nueva dirección de su crecimiento urbano, menos el arquitectónico o su proyecto de metropolización, que posiblemente ya esté culminado. De igual manera, poco se sabe de los nuevos proyectos que se ejecutaron en los últimos años.
De ahí que esta urbe necesita comenzar a pensar en un mañana sustentado por imaginarios convertidos en nuevos proyectos. Esa realidad invitaría a soñarla y demostrar que su nueva concepción —aunque con limitaciones económicas— considera la revalorización de las cualidades que la identifican como lo que es, una ciudad particular.
Sin embargo, La Paz hoy duele, porque su falta de proyección ha dejado de lado su intervención urbana, lo que ha impedido dar respuestas a sus necesidades y que éstas se conviertan en la inspiración de su proyección como ciudad contemporánea.
Sobra recordar que toda intervención necesita estar respaldada por una economía sostenida, lo que debiera llevar a tomar conciencia de que una buena propuesta espacial así como los proyectos a gran escala requieren importantes recursos que deben ser financiados. Este escenario, sin embargo, no debiera abandonar la posibilidad de que esa inversión sea respaldada por el Gobierno a partir de recursos vinculados a su asentamiento y el uso de espacios para el funcionamiento del Estado.
Así, esos capitales de inversionistas nacionales y, por qué no decirlo, extranjeros, más el aporte del Estado no solo serían recuperados a partir de las nuevas funciones de las obras, sino también de su nuevo significado en la vida urbana.
Por tanto, la convocatoria y posterior presentación masiva de propuestas elaboradas por profesionales arquitectos y urbanistas —que plasmarían sus ideas en anteproyectos de intervención urbana en los sectores elegidos— no solo serían parte de la revitalización de esos espacios, sino que se traducirían en nuevos recursos económicos para la ciudad de La Paz. Mucho más, lograrían elevar la calidad de vida del habitante de esta urbe gracias a la renovación de puntos estratégicos.
En definitiva, toda idea de intervención urbana y revitalización de la vida citadina tiene como fin reflexionar sobre la importancia de los proyectos de revalorización de los lugares significantes que tiene esta urbe y su necesidad de ser proyectados a los nuevos tiempos.
La Paz no tiene por qué olvidar su sueño de ser una ciudad única, no solo por sus características naturales asociadas a su topografía, sino también por su vida urbana efervescente y esencialmente porque es la sede de gobierno, lo cual invita a proyectarla con ideas cuyos resultados sean la cualificación de sus valores particulares. Éstos resultan de fundamental importancia para que sean traducidos en una nueva concepción urbana, que la cualifique, además, como una ciudad concebida en torno a una estructura de distintas “constelaciones urbanas”.
Así, la propuesta de intervención urbana sería la respuesta a la necesidad de los tiempos actuales, que exigen comprender y detectar las singularidades como parte estratégica de la consolidación de la ciudad del futuro, junto al valor significante de su habitante.
Patricia Vargas es arquitecta.