La bicicleta de Tania

A la pregunta ¿la bicicleta es el transporte del futuro?, el ChatGPT respondió: “La bicicleta es considerada por muchos como una alternativa de transporte sostenible y ecológica, y su uso ha aumentado en las últimas décadas en muchas ciudades del mundo. A medida que más personas se preocupan por el medio ambiente y la calidad del aire, la bicicleta se está convirtiendo en una opción popular para viajes cortos y medios en áreas urbanas… Sin embargo, también es importante tener en cuenta que la bicicleta no es una opción viable para todas las personas o en todas las situaciones. Por ejemplo, en áreas con un terreno accidentado o un clima extremo …”
Algo que la Inteligencia Artificial (IA) tardará en entender es la tenacidad del pueblo paceño, tardará tanto como los pesimistas que a todo dicen no.
Para ambos va esta nota sobre una joven docente de la universidad pública que declara sin dobleces y sonriente: sí se puede implementar la bicicleta en La Paz como medio de transporte cotidiano. Tania Quisbert recorre en su bicicleta todos los días laborables de la semana desde Villa La Merced (cerca de la Terminal Minasa) hasta el centro de la ciudad a la Facultad de Arquitectura (calle Héroes del Acre). Es decir, recorre 6,3 kilómetros de ida y vuelta, un total diario de casi 13 kilómetros. El sube/y/baja va desde los 3.875 a los 3.550 metros sobre el nivel del mar. Una verdadera trayectoria de ciclismo de montaña en la capital más alta del mundo. Ese pedaleo por una ciudad que no tiene ciclovías o carriles exclusivos para bicicletas, está plagado de calles intransitables y conductores públicos y privados que no respetan a nadie. Un camino lleno de aventuras y riesgos que Tania realiza en una bicicleta de gama media treck, de aluminio, con frenos de disco para pendientes pronunciadas, y con todas las medidas de seguridad como ser casco, guantes, lentes y cuellera. Para los recorridos nocturnos está equipada con bandas reflectivas y linternas trasera y delantera. Todo un equipo para revertir la idea de que esta ciudad no es apropiada para bicicletas.
Muchos jóvenes de esta ciudad, como Tania, llevan una vida urbana propia de este siglo: consumen alimentos apropiados, minimizan la huella de carbono, cuidan el equilibrio entre naturaleza y ciudad; y así, generosamente, sirven a la comunidad. Algunos usan diariamente la bicicleta como un medio de transporte y no esperaron obras municipales para hacer realidad la bicicleta en esta ciudad. Con esas acciones, integrales y resilientes, dejan un ejemplo de vida y de esperanza para este nuevo tiempo. Es el verdadero “vivir bien” en las ciudades más caóticas e intensas de nuestra historia.
Carlos Villagómez es arquitecto