Voces

Sunday 9 Jun 2024 | Actualizado a 08:37 AM

El legado de Pablo González Casanova

/ 30 de abril de 2023 / 01:20

Hace unos días México ha perdido a uno de sus intelectuales más brillantes y críticos, Pablo González Casanova. Fue un intelectual de izquierda, académico, sociólogo, historiador y exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México, que falleció a los 101 años en la Ciudad de México. González Casanova fue un acérrimo defensor de los pueblos indígenas y el apoyo que dio públicamente al movimiento zapatista le valió que en 1998 el EZLN lo distinguiera como “el comandante Contreras” de esa organización.

Quiero destacar la influencia de Pablo González Casanova y Rodolfo Stavenhagen, que son los principales pioneros en reflexionar sobre el concepto de colonialismo interno, seguida algunos años más tarde por antropólogos como Guillermo Bonfil Batalla. Pero González Casanova es uno de los principales artífices en la divulgación del concepto citado, aunque él no se atribuyó ser el inventor del término. En un trabajo historiográfico detallado de las circunstancias del surgimiento del concepto, cita al sociólogo estadounidense C. Wright Mills, como el primero en usar la expresión.

González Casanova, en sus obras como La democracia en México y Sociología de la explotación, de 1965 y 1969, respectivamente, nos resume el significado del término citado. “El colonialismo interno corresponde a una estructura de relaciones sociales de dominio y explotación entre grupos culturales heterogéneos distintos”. La diversidad cultural históricamente produce la conquista de unos pueblos por otros y que permite hablar no solo de diferencias culturales, sino de diferencias de civilización.

González Casanova, en sus últimas publicaciones, por ejemplo en Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina, de 2017, redefinió el concepto de colonialismo interno, tomando muy en cuenta la dinámica contemporánea de la política mundial, globalizadora y neoliberal de los países y empresas transnacionales. Considera que, si bien el colonialismo interno son acciones internas, pero no se le puede considerar como políticas aisladas, sino en estrecha relación con la dominación mundial y transnacional actual.

¿Cómo se recibió este concepto en Bolivia? Fausto Reinaga es uno de los principales animadores de la aplicación y el desarrollo del concepto de colonialismo. Aunque Reinaga no tuvo vínculo con González Casanova y se debe al lugar de reflexión que ocupaban. Pablo González desarrolló su preocupación principalmente desde la vertiente académica y crítica. Reinaga desde el movimiento anticolonial social del indianismo, desarrolló el concepto de colonialismo, con la experiencia emancipadora negra de Frantz Fanon y los indigenistas radicales. La aplicación del concepto de colonialismo le ha permitido categorizar algunas especificidades de la realidad boliviana, como el concepto de “las dos Bolivias”, que se podría considerar como parte del concepto general del colonialismo interno, aunque Reinaga nunca usó este concepto en sus escritos.

La noción de colonialismo interno recién logró desarrollarse en los espacios académicos en Bolivia desde principios de 1990, aunque las ciencias sociales, particularmente desde la creación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de San Andrés en 1978, no lograron entenderlo del todo, a excepción de algunos/as de sus investigadores docentes.

González Casanova generó el uso del concepto de colonialismo interno en los movimientos kataristas e indianistas en Bolivia. ¿Cómo fue ese proceso de aplicación? ¿En qué áreas de la sociedad se empleó? ¿Qué obras son emblemáticas, bajo el eje conceptual del colonialismo interno? A pesar de este inicio interesante, hay una labor pendiente para las ciencias sociales contestatarias y críticas al sistema del conocimiento dominante en Bolivia, sobre todo desde la mirada de los movimientos indígenas, populares y sus intelectuales.

A pesar del llamado “proceso de cambio” en curso, existen aún expresiones de colonialismo interno, ¿cómo son estas expansiones? En perspectiva ¿las ciencias sociales y humanísticas en Bolivia seguirán apostando por esa categoría? En fin, son más preguntas aún sin respuestas.

Pablo González Casanova, sutinixa jach’a amuyt’iriwa. Wiñay markaru sarawayxi. Jupan yatxatawinapaxa wali kusawa. Uka amtawinapaxa wali suma yatxatañaspa ¿ janicha?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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Re-conocimiento de la vida integral en las urbes

/ 9 de junio de 2024 / 00:07

El pasado domingo se realizó una marcha de protesta ciudadana en pleno centro de la ciudad de La Paz, pidiendo frenar el trato inhumano y cruel contra los animales, y en especial a los perritos. El detonante fue la crueldad extrema que efectuaron algunos militares bolivianos en la ciudad de Santa Cruz, baleando a un can indefenso. Resalto los efectos del proceso de concientización de esta forma de protesta y desde las calles. Valoro el crecimiento de estas manifestaciones públicas que van generando un perfil muy interesante, apostar por otra forma de convivencia entre personas, animales y seres espirituales.

Pero también nos duele tanto que nuestros hermanos/as oriundos del Norte de Potosí duerman en la calle (avenida Perú), cerca de la terminal de buses de la ciudad de La Paz. Empieza el crudo invierno y cómo permitir que nuestros conciudadanos estén a expuestos a tan bajas temperaturas. Hace años que nuestros compatriotas visitan nuestra ciudad y tienen todo el derecho, pero no encuentran atención básica sobre dónde hospedarse. Todos los niveles de gobierno tienen la obligación de brindar protección y seguridad. Como se apoderó la insensibilidad de los (y de sus) representantes políticos en la Asamblea plurinacional y del Norte de Potosí, que saben que están ahí pero no les importa.

Pero sobre los animales, aún se escuchan voces negativas sobre estas manifestaciones. He oído decir “que cada vez hay más animalistas”, e incluso “peligrosamente los jóvenes están más preocupados en animales que en seres humanos”. Sin embargo, los que dicen este último eslogan, tampoco son solidarios con los humanos, por ejemplo, con los norte potosinos en la ciudad. Incluso preguntaría a “los folkloristas”, gente que baile danzas y música norte potosinas en diferentes fiestas y que se sienten orgullosos de hacerlo, ¿dónde está la solidaridad con los portadores indios/as de esas legendarias danzas, que hoy son vulnerados en sus derechos básicos de hospedarse dignamente?

También cuando se realizan manifestaciones en torno al medio ambiente se dice que es protesta de los “medioambientalistas”, en fin. Es decir, existe una mirada totalmente parcelada de las protestas sociales contemporáneas.

Lamentablemente, la forma de conocimiento que se brinda en los espacios de educación, como las escuelas, los institutos e incluso las universidades (hay algunas excepciones y creo muy pocas), es totalmente fragmentario sobre la experiencia integral de la vida. Es un conocimiento que oculta y no encara a la realidad parcelada. En esta división de conocimientos se construye al ser humano como el centro de las actividades de la vida, el ser humano está por encima de todos, a los otros seres. Incluso los “mejores humanistas” accionan bajo esta premisa. ¿Pero cuál es la realidad en las ciudades? ¿Cómo se vive en las ciudades como La Paz?

Las disciplinas sociales, humanísticas, las biológicas y similares no contemplan la forma de vida integral que se comparte hoy en nuestras ciudades. Hay que recordar que las disciplinas o las profesiones que hoy se enseñan en los espacios de formación, incluidas las universidades, fueron fundadas para apoyar al sistema capitalista imperante. ¿Qué hacer frente a este humanismo ciego y construido sobre otros seres?

Las marchas tienen un germen profundo para construir la vida integral, no solo de cuestionar el mero humanismo de los humanos, sino de hacernos pensar que inexorablemente tenemos que pensar y convivir entre seres humanos, animales y seres espirituales. ¿Qué disciplinas deberían guiar esta otra forma de conocimiento?

En estos últimos años han aparecido varias reflexiones escritas en torno a este gran problema. Todavía hay un eje que son las sociedades occidentales u europeas. ¿Pero qué propuestas desde nuestros países? Se tiene que empezar desde el gran hábito de las sociedades ancestrales. Por ejemplo, la relación de los humanos con la Pachamama o la Madre Tierra con otros seres vivos, incluida la espiritual, es una base contundente. En las sociedades andinas, sobre todo en la aymara, se enseña que janiwa aniturux t’aqhisiyañati: “no hay que hacer sufrir al perrito”, qué gran enseñanza, tendría que ser útil para todos los integrantes de la sociedad. Ma pitawa jiwasanakan sarnaqawinakasaru kuttañani. Jichha sarawixa janiw waliki.

 Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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Hacia un re-conocimiento del patrimonio

/ 26 de mayo de 2024 / 00:28

La semana pasada se hizo “la movida cultural” denominada “larga noche de museos”. Sabemos de la influencia de este término, llegado desde el mundo europeo y su práctica ciega-colonial por los museos del país. Es hora de dejar esta práctica y nombre impuesto, aferrándonos a lo que sucedió el pasado sábado. Lo más interesante es que se traspasó, en gran medida, esa idea de la construcción del museo como el único espacio cultural y depositario patrimonial, aunque éste sea solo el reservorio inerte.

Todo el patrimonio cultural del país no está solo en los museos, ni estará en los museos a futuro. Hoy se encuentra diseminado en diferentes espacios culturales. El pasado sábado se hizo la práctica, que tiende a la interculturalidad inter-civilizatoria. Por ejemplo, algunos restaurantes se presentaron como espacios culturales de la gastronomía, como la exposición de libros de escritores conocidos y nóveles. La presentación de grupos musicales y de danzas en vivo. En la ciudad de El Alto se promovió el intercambio de libros, etc. Varias carreras de la UMSA abrieron sus puertas, presentándose con espacios culturales de investigación y preservación patrimonial, por ejemplo, del quehacer arqueológico antropológico. El abrir las puertas es la voluntad de interactuar con el ciudadano común, que tanta falta hace.

La interesante respuesta ciudadana y algunos centros culturales tropezaron con el horario de noche y restringido. En redes sociales, mucha gente se pronunció diciendo: “¿si hace más frio en la noche en ciudades andinas, por qué se promueven las visitas a museos?” Después de la visita, otros ciudadanos dijeron: “fuimos con los hijos/as pero no hay museos para los pequeños”. Qué gran interrogante y reto para que se promueva en el futuro un lugar especial para los niños/as.

¿Qué hubiese sucedido si se abría gran parte de los museos y los centros culturales todo el día y de noche? ¿Incluso que sea un par de días? Seguramente hubiera habido más concurrencia en las visitas y mayor movimiento intercultural. Falta dar ese paso crítico y no quedar más supeditados a las ideas museísticas y de noche europeas.

¿Por qué no se incorporó la participación de los museos comunitarios rurales que tienen cierta particularidad respecto de los urbanos? En esta línea, si se hubiese planificado visitas a estos espacios culturales del área rural, hubiese adquirido una dinámica particular, con el sello propio de la interculturalidad nuestra. Esta forma de movida cultural puede a la larga generar la necesidad de que todas las alcaldías del país asuman roles determinantes sobre la preservación y la difusión del patrimonio cultural, como estipula la Ley de Autonomías.

¿Quiénes tendrían que promover estas actividades culturales, patrimoniales? Sin lugar a dudas es el Gobierno central, las alcaldías y las gobernaciones. Pero hoy, la instancia que realmente tiene la misión de organizar y de coordinar es el Ministerio de Culturas y Descolonización, mediante sus viceministerios respectivos, que lamentablemente no promueven nada y menos han generado políticas de esta naturaleza. Lo gobiernos municipales y las gobernaciones al parecer no entienden lo que es generar interculturalidad desde los patrimonios.

En ciudades como Potosí, el turismo desde el patrimonio cultural sería de gran ayuda, incluso para los ingresos económicos locales, además de la promoción cultural a una ciudad histórica. Lo que no pueden ni podrán asumir las ferias del libro, que son meramente economicistas, puede hacerlo esta manifestación cultural del patrimonio, como el conversatorio con los autores, escritores del país. La interacción entre el mundo rural y urbano. Realizarlo una vez al año no es lo adecuado porque es casi nada. Al menos se debería pensar en efectuar cuatro veces al año. Jaqinakan irnaqawipaxa tumpañasawa uruna. ¿Kunatsa, arumakipini uka irnaqawinakaxa utji? Jiwas thakhirusawa sarantayañasa ¿ janicha?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo

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En defensa y resguardo del museo de Orinoca

/ 12 de mayo de 2024 / 00:55

El Museo de la Revolución Democrática y Cultural de Orinoca, en Oruro, provincia Sud Carangas del municipio de Andamarca, fue inaugurado el 2 de febrero de 2017. Orinoca es el lugar de nacimiento del expresidente Evo Morales. Antes de su inauguración, se debatió en esferas públicas sobre el perfil del museo. Se apostó como un espacio intercultural nacional, un museo vivo, activo y con capacidad de enseñar y de mostrar no solo el lugar de nacimiento de un aymara que se convirtió en presidente, sino de ilustrar la existencia emancipadora de los 36 pueblos ancestrales en el país. Para esto, el gesto de Evo fue decisivo, donó todos los objetos que le obsequiaron en sus visitas por el país y fuera de éste en su condición de Presidente de Bolivia. ¿Cuántos expresidentes del país tuvieron la decisión de convertir sus regalos en un espacio cultural público? Incluso algunos expresidentes se atrevieron a la vergonzosa tarea de vender y otros a traficar, por ejemplo, los ponchos obsequiados.

Hace algunos días, la Comisión de Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos, Culturas e Intercuturalidad de la Cámara de Diputados, presidida por el diputado Alberto Astorga, de Comunidad Ciudadana, del exvicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, Carlos Mesa, fue a inspeccionar el museo. A su retorno dijo: “este museo parece el ropero privado de Evo Morales. Se han podido observar poleras de fútbol de Evo…, ponchos de Evo…, trofeos de Evo…, incluso el cuadro del Che Guevara. Realmente es inadmisible que en un museo existan este tipo de objetos”.

Sin lugar a dudas, parte de ese museo está construido sobre los bienes de Evo. Entonces, ¿por qué le extraña al diputado que sea así? ¿Qué es lo “inadmisible” en el museo de Orinoca? Astorga, ¿sabrá lo que es un museo vivo y activo? ¿Alguna vez se ilustró de cómo se han construido los grandes museos en el mundo y por qué hoy son patrimonio, orgullo de algunos países e incluso de la humanidad?

En un museo, los objetos materiales donados, comprados… se convierten en patrimonio material de un país, de un pueblo, etc. Esto es lo que sucedió con el museo de Orinoca. Es decir, todos los objetos materiales con que cuenta y le dan vida, ya no pertenecen a Evo Morales, tampoco son de Orinoca, sino del pueblo boliviano. Representan a los pueblos ancestrales del país. Por lo tanto, para la información de Astorga, el museo de Orinoca pertenece al pueblo de Bolivia y es su obligación como presidente de esa comisión que ese museo se reabra, se preserve y no sea enajenado ningún bien.

Astorga también indicó que los pobladores le habrían manifestado la intención de que el museo se reabra, pero se desconoce de un plan para hacer autosustentable la administración de ese recinto. Cuánta razón tienen los orinoqueños para que se abra al público interesado. Ese plan se tendría que construir con colaboración del Ministerio de Culturas y Descolonización, la Gobernación de Oruro y el municipio al que pertenece.

Lamentablemente, las autoridades de las instituciones aludidas no dicen sí o no. ¿Por qué tanta dejadez? ¿Porque es un museo de indios/ as? Aun se dice por las redes sociales que el museo está muy lejos de las ciudades. ¿Acaso las comunidades rurales, lejos de las ciudades, no tienen derecho a tener museos en sus propios territorios? ¿Qué es eso de que un espacio cultural sea autosustentable? Ningún museo del mundo es autosustentable, todos reciben apoyo de sus Estados y gobiernos, porque forman parte de las políticas de educación abierta. El gran problema es la falta de voluntad política de los diferentes niveles de gobierno con un museo que tiene el perfil de indio/a. Aquí no se quiere practicar la interculturalidad sancionada en nuestra Constitución. ¿La comisión citada, sabrá lo que es interculturalidad, intraculturalidad, incluso cuáles son los pueblos ancestrales?

Finalmente, el razonamiento de Astorga apunta a excluir, discriminar, racializar. Porque apartar los bienes del “ropero de Evo” es racismo al indio. Sentenció “que si se reabre no se deberán exponer artículos que pertenecían al exmandatario”. ¿Qué se va a hacer con esos bienes? ¿No sirven porque son de un indio y son objetos indios/as? ¿Los van a echar a un basurero, los van a quemar, los van a regalar? Si se llegara a este extremo, se estaría produciendo una nueva forma de extirpación de las idolatrías, justificando que es del “ropero de Evo”. ¿Astorga sabrá lo que es ser un extirpador de bienes de los indios? Pareciera que tenemos a un gran extirpador (llamado diputado) de los bienes culturales, como en la época colonial.

Jichhurunakanxa wayna q’aranakawa wali chuchasipxi. ¿Kunatsa musiyu Urinukaxa ujti? Sasina. Jupanakan lurawinakapakixay walichix, jiwasanakan irnaqawinakansa isk’achatakiskchixiya. Arsusiñasawauna wayna q’aranakan amuyuparuxa ¿ janicha?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo. 

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Martha Paredes, gracias por las enseñanzas

Ella escribió ‘El indio Laureano Machaca’, única publicación conocida sobre la experiencia rebelde de este aymara.

/ 28 de abril de 2024 / 00:26

Es muy doloroso cuando una persona amiga nos deja físicamente. La partida casi siempre nos lleva a recuerdos, a recapitular algún pasaje vivido que aún se tiene en la memoria y que pueda perdurar en el tiempo. Sabemos que no es sencillo reconstruir ese pasado. Martha Paredes era una historiadora muy especial, pues aparte de las cualidades técnicas adquiridas en la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), donde estudió, tenía un don especial de hacer amistades y también de brindar enseñanzas en el quehacer histórico. Recuerdo que, a finales de los años 80, era estudiante de la carrera de Sociología en la UMSA y me acerqué al Archivo de La Paz (ALP), dependiente de la UMSA y administrado por la carrera de Historia, para investigar sobre el movimiento indígena y campesino del país, y particularmente de la región andina. En la planta baja de la Casa Montes se albergaba, y aún lo es, una frondosa documentación recuperada en varios momentos por connotados historiadores y puesta públicamente para el acceso de los interesados en la investigación.

En este espacio maravilloso, lleno de documentos y libros, conocí a muchas personas que con el transcurrir del tiempo se hicieron amigos y colegas. Martha fue una de estas personas. Ella trabajaba en este espacio y yo que no tenía práctica sobre cómo entender los documentos, simplemente solicitaba legajos sobre los primeros años del siglo XX. Tocó explicar mi interés específico sobre el movimiento de los caciques apoderados, por ejemplo, a la cabeza de Santos Marka T’ula, Francisco Tangara, Rufino Willka y muchos otros. Esta precisión permitió acceder a los documentos ordenados por años y no por temas. Razón que a Martha le tocó buscar y cargar con documentos envueltos en papel madera, y a mí, a buscar como aguja en un pajar sobre el movimiento indicado. Mi constancia de visitar todas las tardes el ALP nos permitió conocernos y hacernos amigos. Al final de las tardes, cuando se acababa la jornada, nos poníamos a hablar de temas del pasado, incluido lo familiar.

Recuerdo las largas conversaciones sobre el pasado de los Paredes, es decir, Rigoberto Paredes, Antonio Paredes e incluso José Luis (Pepelucho) Paredes, escritores y políticos, quienes eran sus parientes cercanos. Hablar sobre el pasado de los Paredes era fascinante. Provenían de los caciques locales de la marka Carabuco, que en algún momento del tiempo apellidaban Siñani. La pregunta obvia fue: ¿Por qué se cambiaron de apellido, es de decir de Siñani a Paredes? Me sugirió leer el libro de Rigoberto Paredes Los Siñani. Pero también me contaba alguna actividad de su tía Alfonsina Paredes, gran investigadora y escritora. Ella escribió El indio Laureano Machaca, única publicación conocida sobre la experiencia rebelde del aymara Laureano Machaca en una región de la provincia Camacho, en el departamento de La Paz. A Martha también le interesaban otros temas y los libros, no solo de historia sino de las ciencias sociales y humanísticas, y no escatimaba para adquirirlos.

Después de varios años nos reencontramos en la Cancillería, dirigía el archivo central del ministerio. Estaba muy abocada a conocer y administrar la memoria internacional del país. Recuerdo que en una visita me enseñó la ingente cantidad de documentos sobre las relaciones internacionales del país, entreverados con actividades de los diplomáticos y escritores nacionales e internacionales. Después de 2006, le enviaron a desempeñar funciones diplomáticas en Roma, Italia. Nos escribíamos virtualmente, estaba muy motivada y muy emocionada por el nuevo espacio laboral y por aportar al país.

Después de cumplir la misión diplomática y retornar al país, en algunas comunicaciones me comentó de su jubilación. Quedamos en vernos tan pronto pase la pandemia del COVID-19. Lástima que nuestras largas conversaciones ya no será posible continuarlas. Martha, gracias por todas las atenciones tan generosas en mi etapa de aprendizaje in situ y por compartir temas del pasado y el presente. Hasta pronto. Ma suma kullakawa wiñay markaru sarawayxi. Martha sutininwa. Jupan achachilanapaxa Karawuku markataynawa. Jallalla!!!!

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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Jikisiñkama Tristan Platt

/ 14 de abril de 2024 / 00:19

En los últimos años, varios investigadores e intelectuales que pertenecen a una generación de cientistas sociales y humanísticos denominados andinistas o estudiosos del mundo andino, nos están abandonando. El 21 de marzo del presente año nos dejó físicamente el conocido antropólogo y etnohistoriador inglés Tristan Platt. Hay varias etapas en nuestra larga amistad y muchos momentos compartidos con él. Algunas facetas de esa relación fueron sobre la investigación en los ayllus y comunidades de la Bolivia profunda.

En 1982, publicó Estado boliviano y ayllu andino. Tierra y tributo en el Norte de Potosí, editado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y reeditado en los últimos años, incluida la número 43 de la colección de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia. Esta obra de Tristan fue de gran ayuda para mi generación, porque nos ayudó a reflexionar profundamente sobre las relaciones contrapuestas del Estado boliviano y los ayllus del Norte de Potosí. Platt se pregunta: el Estado republicano, controlado por mestizos y criollos, ¿cómo actuó contra los indios y campesinos? ¿Cuáles fueron las relaciones políticas entre representantes del Estado y los kurakas de los ayllus? Nos ilustra, con mucho detalle, cómo los mercados locales pujantes de los ayllus fueron derrotados por las políticas liberales de las élites políticas del país, a fines del siglo XIX.

La obra citada tuvo otro gran impacto, colocar a la comunidad internacional, entre la insurgente academia de los andinistas, como también el movimiento indígena campesino, sobre el ayllu como la otra sociedad, a pesar de la derrota de fines del siglo XIX, pero estaba muy viva y en resistencia en el presente.

En Estado boliviano y ayllu andino, Tristan inició una prolongada indagación de los documentos comunales, por ejemplo, de la familia del kuraka Carbajal. En 2018, Platt presentó su libro Defendiendo el techo fiscal. Curacas, ayllus y sindicatos en el gran ayllu Macha Norte Potosí, 1930-1994. Con un anexo del Catálogo del Archivo del curacazgo citado, trabajo apoyado por el historiador Gonzalo Molina. Tuve el honor de ser invitado por Tristan para comentar el libro. La investigación nos aproxima al ejercicio de la autoridad del kuraca del ayllu Macha Alasaya, Agustín Carbajal y familia. Hay un gran tema que nos plantea Tristan, la importancia de los documentos escritos por los ayllus, en este caso de Macha Alasaya. Platt cuestiona la idea de que los ayllus y comunidades andinas estén asentadas solo en el conocimiento de la oralidad. Según Tristan, el conocimiento de los pueblos andinos no solo está en la oralidad, sino también en la producción escrita, en los documentos fabricados por ellos mismos.

Esta es una de las razones del por qué los ayllus le han dado mucha importancia a los documentos coloniales y republicanos. Porque les sirvió y aún les sirve para una mejor defensa de las tierras comunales. Para Platt, los documentos son constitutivos como sentimientos de pertenencia e identidad cultural. Esto explica el por qué Agustín Carbajal y su familia guardan celosamente los documentos comunales del pago del impuesto territorial al Estado boliviano. Para Tristan Platt, los documentos de la familia Carbajal fueron y son un archivo vivo, con fronteras permeables y abiertas a la sociedad. Los ayllus desarrollaron su propia historia, produciendo narrativas escritas e interpretativas de la historia.

Otro de los temas que nos tocó conversar largamente y en diferentes encuentros fue la comparación de los movimientos comunales en el Norte de Potosí con el de los caciques apoderados, encabezados por Santos Marka T’ula, entre 1912 y 1952.

Según Tristan, hay tres proyectos indígenas entre los años citados: a) El movimiento de los caciques apoderados, encabezados por Santos Marka T’ula, que pedían revisión general de límites o deslinde administrativo para las tierras comunales; b) los alcaldes mayores particulares, ligados a la iglesia evangélica de la Fe Bahai, que pedían la “ley de indios”; y c) el proyecto del kuraka Agustín Carbajal, que es una relación de Ayllu y Estado, mediante el pago de la contribución territorial. Fue y es una negociación, lo cual permitió proteger la autonomía relativa de los ayllus.

Tristan, extrañaremos reunirnos en cada visita a Chuqiyapu marka y comer unas salteñitas… Jach’a jilata, wiñay markamaruwa sarawayxtaxa. Yatxatawinakamaxa, lup’iwinakamaxa qhanaskakiniwa aka Qullasuy markana. Jallalla!!!

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo. 

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