El litio y los recursos humanos
Guido Romay
De acuerdo con información fidedigna, se prevé que en los primeros meses de 2025 Bolivia comenzará a exportar baterías de litio con materia prima de nuestros salares de Uyuni (Potosí) y de Coipasa (Oruro), donde se construyen dos complejos industriales que producirán 25.000 toneladas de carbonato de litio en grado batería.
Es así que la fabricante de litio más grande del mundo, Contemporany Amporex Tecnology (CATL) firmó un contrato con el Gobierno de Bolivia para la explotación y la industrialización del litio de esos dos salares.
La CATL abastece a industrias automotrices de diferentes marcas y se estima que miles de vehículos eléctricos, en más de 50 países del mundo, funcionan con baterías producidas por esta prestigiosa empresa china.
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En una primera etapa, el consorcio chino invertirá más de $us 1.000 millones para la instalación de los dos complejos industriales de litio en Potosí y Oruro, con un gran efecto multiplicador de generación de empleos directos e indirectos, y también se dinamizará la economía de ambos departamentos, así como de la economía nacional.
El macroproyecto de industrialización del litio boliviano demandará a corto y mediano plazo el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación que implica la formación de profesionales y también de técnicos superiores, e inclusive de técnicos medios para responder al gran reto que ahora tiene el país.
Corresponde destacar la reciente inauguración en Uyuni de la carrera de “Química del Litio y de Recursos Evaporíticos” de la Universidad Tomás Frías de Potosí, acto emotivo al que tuve el privilegio de ser invitado y ver de cerca la algarabía y el entusiasmo de la población uyunense, y también de las provincias del sudoeste potosino en las que se encuentra nuestro gran Salar de Uyuni.
En la cartilla de presentación de la carrera de la universidad potosina, en su principal objetivo dice lo siguiente: “Formar profesionales en química del litio y recursos evaporíticos con conocimientos, habilidades y actitudes analíticas y creativas para investigar, desarrollar y aplicar el conocimientos científico y tecnológico, orientados a generar productos de química básica, fina y materiales electroactivos de alto valor agregado que contribuyan al desarrollo de los recursos evaporíticos del país”.
Las universidades del país deben crear especialidades, programas y posgrados relacionados a la industrialización del litio, y también los institutos técnico-tecnológicos tendrían que proyectar la formación de recursos humanos, de tal manera que los estudiantes bolivianos tengan una nueva e inmejorable opción de formarse para responder al gran desafío del momento, que es la formación de recursos humanos hacia la industrialización del litio boliviano.
(*) Guido Romay es periodista, profesor y escritor