Pensar en La Paz del mañana

Patricia Vargas
Hoy, el hacer desaparecer edificaciones del pasado en La Paz es algo normal, y algunas hasta son abandonadas esperando que se derrumben solas. Ante esa situación, es necesario recordar que esas casas están inscritas en la memoria de la arquitectura paceña.
Nos referimos a edificaciones del centro histórico, donde pareciera que intencionalmente se las abandona para que se autodestruyan. No se comprende que sus fachadas podrían ser restauradas y sus interiores reestructurados para dotarles de nuevas funciones. Un ejemplo para aplicar esto último es la residencia de una de las esquinas de la plaza Murillo. Una gran construcción que, pese a su deterioro, podría ser renovada, y su buena presencia elevaría el valor histórico de ese lugar.
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Nunca está de más recordar que el centro urbano paceño forma parte fundamental de la historia del país, pero, simultáneamente, La Paz contemporánea debe desarrollar. De ahí que la idea es que avance como una ciudad del futuro, pero apoyada en la fortaleza de su pasado histórico.
Cabe recordar que grandes metrópolis, como las de Europa, conservaron su centro histórico y construyeron la nueva ciudad del mañana con importantes intervenciones que responden a diseños futuristas inspirados en la urbe informacional. Una nueva concepción de ciudad que se diferencia de las del pasado, especialmente por la tecnología que se incorpora; para ello, se construyen grandes edificios destinados a convertirse en los nuevos centros informáticos.
Como ya se dijo, La Paz es una ciudad singular que precisa ser pensada hacia el futuro. Sin embargo, su realidad actual exige una evolución creativa, ya que es una urbe explotada por la sobreconstrucción de edificaciones de diversa dimensión, lo cual ha contraído su espacio externo.
Para remontar aquello necesita importantes intervenciones urbanas que la proyecten al mañana, sin que esto signifique demoler a rajatabla. Quizá sea inevitable seguir el ejemplo de otras grandes metrópolis de Oriente, que inteligentemente asentaron sus nuevos crecimientos urbanos en los extremos de sus ciudades.
Lo relevante de aquello fue que se eligieron las áreas de menor desarrollo para edificar las nuevas metrópolis, por lo que las grandes construcciones de estilo contemporáneo constituyen hoy los espacios económicos y culturales de esas naciones.
La Paz busca crecer en nuevos territorios, empero, los grandes costos que esto significa limitan el tiempo de su realización. Por tanto, resulta imperioso investigar nuevas áreas para su crecimiento. Estas podrían ser concebidas como constelaciones urbanas multinodales, las cuales denoten sus grandes cualidades urbanas.
En cuanto a la calidad de vida de la ciudadanía, fundamentalmente de la zona central, se debería pensar en otra forma de construir la ciudad del futuro con grandes espacios verdes al medio de la trama urbana. Con ello, se le dotaría del mundo natural a partir de la reutilización del territorio de ciertas calles y avenidas para su conversión en bellos oasis verdes, sin eliminar su funcionalidad anterior respecto a ingresos a parqueos y demás. Una idea que hoy se implementa en ciudades desarrolladas.
El tiempo actual no debiera ser solo discursivo, ya que lo que necesita La Paz son propuestas con mucho potencial imaginativo a fin de transformarla en una ciudad verde.
Actualmente existe una fascinación por la nueva vida urbana con todas sus riquezas y miserias, y es justamente aquello lo que nos debe motivar a descubrir nuestros propios mitos para aplicarlos a la ciudad del mañana.
(*) Patricia Vargas es arquitecta