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Monday 2 Oct 2023 | Actualizado a 16:30 PM

Pensar en La Paz del mañana

Patricia Vargas

/ 15 de septiembre de 2023 / 09:40

Hoy, el hacer desaparecer edificaciones del pasado en La Paz es algo normal, y algunas hasta son abandonadas esperando que se derrumben solas. Ante esa situación, es necesario recordar que esas casas están inscritas en la memoria de la arquitectura paceña.

Nos referimos a edificaciones del centro histórico, donde pareciera que intencionalmente se las abandona para que se autodestruyan. No se comprende que sus fachadas podrían ser restauradas y sus interiores reestructurados para dotarles de nuevas funciones. Un ejemplo para aplicar esto último es la residencia de una de las esquinas de la plaza Murillo. Una gran construcción que, pese a su deterioro, podría ser renovada, y su buena presencia elevaría el valor histórico de ese lugar.

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Nunca está de más recordar que el centro urbano paceño forma parte fundamental de la historia del país, pero, simultáneamente, La Paz contemporánea debe desarrollar. De ahí que la idea es que avance como una ciudad del futuro, pero apoyada en la fortaleza de su pasado histórico.

Cabe recordar que grandes metrópolis, como las de Europa, conservaron su centro histórico y construyeron la nueva ciudad del mañana con importantes intervenciones que responden a diseños futuristas inspirados en la urbe informacional. Una nueva concepción de ciudad que se diferencia de las del pasado, especialmente por la tecnología que se incorpora; para ello, se construyen grandes edificios destinados a convertirse en los nuevos centros informáticos.

Como ya se dijo, La Paz es una ciudad singular que precisa ser pensada hacia el futuro. Sin embargo, su realidad actual exige una evolución creativa, ya que es una urbe explotada por la sobreconstrucción de edificaciones de diversa dimensión, lo cual ha contraído su espacio externo.

Para remontar aquello necesita importantes intervenciones urbanas que la proyecten al mañana, sin que esto signifique demoler a rajatabla. Quizá sea inevitable seguir el ejemplo de otras grandes metrópolis de Oriente, que inteligentemente asentaron sus nuevos crecimientos urbanos en los extremos de sus ciudades.

Lo relevante de aquello fue que se eligieron las áreas de menor desarrollo para edificar las nuevas metrópolis, por lo que las grandes construcciones de estilo contemporáneo constituyen hoy los espacios económicos y culturales de esas naciones.

La Paz busca crecer en nuevos territorios, empero, los grandes costos que esto significa limitan el tiempo de su realización. Por tanto, resulta imperioso investigar nuevas áreas para su crecimiento. Estas podrían ser concebidas como constelaciones urbanas multinodales, las cuales denoten sus grandes cualidades urbanas.

En cuanto a la calidad de vida de la ciudadanía, fundamentalmente de la zona central, se debería pensar en otra forma de construir la ciudad del futuro con grandes espacios verdes al medio de la trama urbana. Con ello, se le dotaría del mundo natural a partir de la reutilización del territorio de ciertas calles y avenidas para su conversión en bellos oasis verdes, sin eliminar su funcionalidad anterior respecto a ingresos a parqueos y demás. Una idea que hoy se implementa en ciudades desarrolladas.

El tiempo actual no debiera ser solo discursivo, ya que lo que necesita La Paz son propuestas con mucho potencial imaginativo a fin de transformarla en una ciudad verde.

Actualmente existe una fascinación por la nueva vida urbana con todas sus riquezas y miserias, y es justamente aquello lo que nos debe motivar a descubrir nuestros propios mitos para aplicarlos a la ciudad del mañana.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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Lugares amables en La Paz

Parece que se debiera ampliar en número los lugares recreativos pensados para el disfrute

Patricia Vargas

/ 29 de septiembre de 2023 / 07:59

En la actualidad las ciudades aprovechan los vacíos urbanos para proyectar lugares amables para la población. Y esto evolucionó a través de la historia, ya que las plazas y los parques fueron los primeros vacíos urbanos concebidos para la concentración ciudadana y el esparcimiento.

Sin embargo, la vida urbana turbulenta y llena de ruido que prevalece hoy, hace que la ciudad contemporánea aproveche hasta los pequeños vacíos urbanos como son los espacios residuales para convertirlos en rincones verdes que, gracias a sus diseños paisajísticos, atraen a la población como lugares de descanso transitorio.

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La Paz es una ciudad que necesita de lugares amables donde sus habitantes hallen el área para disfrutar hasta de la amistad en sus momentos de descanso. Espacios urbanos que no sean “atopías” de tránsito, sino lugares donde la forma y el contexto natural que los rodea hayan sido concebidos de forma sensible para la vida acelerada de hoy.

La idea es que los llamados espacios residuales se conviertan en impulsores de la dinámica de la recreación de los paceños. Bulevares en los que no falten pequeñas cafeterías y también haya cabida para otro tipo de actividades de esparcimiento.

El sur de la ciudad de La Paz cuenta con varios espacios residuales, cuyo dimensionamiento y ubicación casi escondida resultan ideales para construir rincones sorprendentes que motiven a ser disfrutados. En aquellos casos en que se disponga de superficies más grandes, se podría diseñar —dentro de una nueva concepción— lugares rodeados de pequeñas edificaciones de corte contemporáneo. Y para ello, el municipio debería promover su transformación en espacios tranquilos para la vida urbana.

Singularidades recreativas y con nuevas visiones de esparcimiento que dejen atrás esos sitios destinados a parqueos o rincones oscuros que hoy están convertidos en botaderos de escombros de construcciones y basurales.

Innegablemente, La Paz requiere edificar una ciudad más vivible y con diferentes propuestas imaginativas donde la población descubra, de paso, los ansiados lugares amables que tanto le hacen falta. Mucho más, hoy reclama los espacios de encuentro para una ciudadanía ansiosa de zonas que le transmitan paz. Para ello, urbes desarrolladas han convertido a ciertas callejuelas del pasado en sitios de encuentro con pequeños cafés, vale decir, lugares de descanso del ruido urbano.

Un ejemplo de aquello se encuentra al medio de Calacoto, que supo conservar una parte de su territorio del ayer, para convertirlo hoy en un espacio público y abierto con diferentes actividades, las cuales le dotan al sur de un importante lugar de encuentro. Este remarcado por árboles de estructura metálica, cuyas ramas se entremezclan con vegetación. Un lugar, por tanto, imaginativo que le da identidad y destaca por el acercamiento que logra en la gente a través de sus cafeterías, restaurantes y otros lugares de permanencia.

En definitiva, parece que se debiera ampliar en numero los lugares recreativos pensados para el disfrute, el esparcimiento y relacionamiento de la ciudadanía.

Estos, pensados como los lugares amables y atractivos, los cuales no necesariamente deben ser de grandes dimensiones, todo lo contrario, pueden ser pequeños espacios que alienten a la población a que se apropie y disfrute de sus valores funcionales, estéticos y humanos.

La Paz es una ciudad sedienta de nuevos lugares de encuentro que eleven su sentido de lugar de esparcimiento y se conviertan en parte de la configuración de su paisaje urbano.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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La música

Patricia Vargas

/ 1 de septiembre de 2023 / 08:07

El mundo contemporáneo de la música ha llegado con nuevos sonidos que se desarrollan, dentro del etéreo espacio del sonido de estos tiempos.

Música estridente, espacios acústicos electrónicos, sonidos aparentemente discordantes en el ayer, hoy forman parte de la recreación de una juventud por de más exigente en los nuevos juegos musicales, que son capaces de elevar sus emociones a la expresión más alta.

Así, esos ritmos, hasta arrítmicos para muchos, son el medio motivador para alegrar a los jóvenes, que se hallan necesitados de sensaciones como la efervescencia de la música contemporánea, cuyos sonidos, casi estridentes para algunos, motivan al movimiento de sus cuerpos. Para ello, se requiere cercar grandes espacios que los cobijen.

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Sónica que logra extraer emociones a la juventud y —según expertos— apoya su desarrollo imaginativo. De ahí que la gente joven busca en los conciertos la representatividad de la música contemporánea en sus diferentes estilos. 

Evidentemente, la música atravesó todas las fronteras y ha logrado crear una esfera propia de diferentes épocas, a través de la incorporación, cada vez más, de nuevos ritmos. Todos ellos acompañados de instrumentos practicados por talentosos músicos, quienes extraen bellos sonidos que conforman melodías  hasta únicas en muchos casos. Un hecho que llena a la población joven de una notable vida interior.

Pero no se debe olvidar a la música folklórica, que le dota a nuestro país de una cualidad propia por la riqueza de sus composiciones. Esto, por la singularidad de los sonidos y ritmos que son posibles gracias a los instrumentos autóctonos, a los cuales acompañan letras que relatan historias y situaciones del cotidiano vivir, sin olvidar otras que son parte de la rica herencia musical que tiene esta tierra.

Ahí están aquellos grupos folklóricos que siempre regalan nuevas piezas y ritmos que se engranan con letras en las que el juego de voces forma parte de las composiciones, como es el caso del grupo Los Kjarkas. Mucho más, sus sonidos son el resultado de un juego de desniveles creados por sus instrumentos musicales. De esa manera, obtienen canciones de alta calidad en producción folklórica.

Por todas esas características, la música popular conlleva bellas sociologías musicales que no dejan de sorprender. Con razón algunos expertos afirman que una sola melodía con una sola sónica, es óptima para una imagen musical mediática.

Tampoco se puede dejar de mencionar a la música selecta o clásica, que aun en los nuevos tiempos muestra su esplendor a través de sus distintas composiciones. Su cualidad fundamental es transmitir un placer calmo con sus sonatas, preludios y demás. Melodías bellamente estructuradas que invitan a disfrutar esos relatos musicales que van desde los calmos hasta los más vibrantes. Pasajes musicales con variaciones temáticas que, a fin de cuentas, crean bellas narrativas por sus distintas variaciones rítmicas.

Es precisamente a partir de lo anterior que los compositores crean un entorno descriptivo de imágenes hasta en movimiento, convertidas en melodías armónicamente creadas.

Así, esas bellas estructuras sonoras como son las sonatas, preludios y demás, transmiten al oyente sensaciones de un placer singular también gracias a los contrapuntos altos y bajos, que elevan su sentido musical.

No sorprende pues que, desde la condensación del talento más puro, tengamos conciertos como la Novena sinfonía de Beethoven, hoy denominada la sinfonía de la humanidad.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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Las Salinas de Chaux

Fue en 1773 que se edificó, cerca de Besançon, Francia, esa nueva concepción de industria

Patricia Vargas

/ 18 de agosto de 2023 / 08:11

Las Salinas de Chaux fueron una nueva concepción de industria para la producción y distribución de sal en Francia. Una fábrica donde se dejó a un lado la construcción de un solo volumen cerrado, para ser proyectada como una estructura construida rodeada de jardines.

Fue en 1773 que se edificó, cerca de Besançon, Francia, esa nueva concepción de industria, circundada por espacios libres y grandes jardines. Estos últimos delimitaban la gran estructura espacial de la factoría, concebida por el arquitecto Claude Nicolas Ledoux, al medio de una arborización notoria en número de árboles.

Un proyecto que desde su idea original semicircular organizó el espacio productivo y administrativo al medio de la naturaleza, lo que dio como resultado una estructura industrial que muestra desde sus planos la singularidad de su diseño.

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Un proyecto cuya visión innegablemente singular y distinta a la tradicional de los espacios de producción industrial —cerrados y en bloques— dejó un ejemplo para la historia de las fábricas, debido a su concepción como un espacio productivo entremezclado con la naturaleza; algo llamativo hasta nuestros días.

Sin embargo, ese nuevo concepto no tuvo éxito debido a la situación económica que vivía Francia en esos momentos. Una realidad que imponía pagos obligatorios hasta a la ciudadanía mayor de ocho años, lo cual no solo exaltó al pueblo, sino que colaboró en la explosión de la Revolución Francesa.

Independientemente de aquello, es para destacar que esta factoría le haya otorgado una visión más humana a los lugares productivos —casi inhumanos hasta entonces—, pues su proyecto arquitectónico representó una propuesta espacial totalmente novedosa, pese a los altos costos que eso significaría.

Un planteamiento contrario a aquellas industrias tradicionales de Norteamérica, como las de hierro, en los años 30 del siglo XIX. Estructuras cerradas, oscuras y llenas de maquinarias, que exigían el hermetismo de sus instalaciones, con un trabajo muy pesado y quizá sobredimensionado para la fuerza física del personal de ese entonces. Un hecho que llevó a una revuelta social.

Por todo aquello, las Salinas de Chaux merecen hoy ser analizadas en su valor conceptual, traducido este en cualidades espaciales. Mucho más en su idea funcional, con cobertizos de evaporación de sal, para lo cual se construyeron edificios agrícolas con techos altos y con un acabado de lisa sillería.

Así pues, el sentido que conlleva esta obra es que fue pensada para alimentar las cualidades humanas en el trabajo; en esa línea, estuvo más cerca de la visión productiva de las grandes fábricas contemporáneas con relación a sus espacios industriales.

No deja de sorprender, sin embargo, cómo en esos tiempos esta factoría llegó incluso a planificar la distribución de sal en la ciudad a través de caños. Algo por demás sorprendente para 1779.

Kenneth Frampton afirma en uno de sus libros que “esa obra hoy puede ser considerada como uno de los primeros ensayos de la arquitectura industrial”, que integró conscientemente las unidades productivas con la vivienda obrera. Además, asevera que Ledoux amplió la forma semicircular de ese complejo en el núcleo representativo de su ciudad ideal de Chaux, en 1804.

Para terminar, es imposible no resaltar que este espacio productivo — testimonio de la historia de la extracción y procesamiento de la sal en Francia— fue ideado al medio de un paisaje natural, cuyas cualidades de espacios abiertos lograron dar una respuesta de gran significación a la concepción industrial del siglo XVIII.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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Resignificar el espacio público recreativo

Patricia Vargas

/ 4 de agosto de 2023 / 08:25

En la actualidad se ha comenzado a vivir el abandono de ciertos espacios públicos, a pesar de ello, los más relevantes de las ciudades son cuidadosamente respetados no por una simple nostalgia del pasado, sino porque forman parte de la memoria histórica de un país. Bellos espacios que en muchos casos acompañaron el proceso de desarrollo y transformación de las sociedades.

En La Paz, ciertas plazas muestran un deterioro que sorprende y molesta, ya que parecieran relatar cómo los malentretenidos encuentran en la soledad de la noche el momento oportuno para la práctica de “rituales” destructivos. Un espectáculo vivo, como afirmaba Metraux, que delata que sus autores no siempre buscan esparcimiento, sino destrucción. Solo así se puede comprender cómo hoy se agreden a las plazas. Es más, muros recién pintados de casas y de edificios nuevos son “manchados” con una especie de jeroglíficos que en absoluto podrían ser considerados grafitis. Una actitud que, podría ser comprendida como infrarrelacional.

Así, el espacio público despliega hoy una red interminable de relaciones precarias, presentadas a través de una trama de experiencias y realidades sociales que asombran.

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Es evidente la existencia de temporalidades distintas en la vida urbana, lo cual debiera derivar en conservar los valores del pasado, pero sin dejar de tener una visión de futuro. Para esto último se podría proyectar el nuevo espacio público recreativo evolucionado, vale decir, resignificado. Una transformación fundamental del espacio público del presente hacia el futuro.

Importantes parques recreativos que evoquen el disfrute dinámico contemporáneo, donde la polivalencia de usos inscriba nuevas experiencias que rescaten la expansión del vivir, especialmente de la gente joven. Esta sería una respuesta contemporánea que evitaría que se continúe destruyendo la ciudad y su historia.

Una resignificación del espacio público acorde a los tiempos actuales, que demandan nuevas propuestas espaciales en las que el esparcimiento contemporáneo sea manifiesto, sin olvidar otras áreas destinadas a desarrollar talentos, las cuales podrían ser concebidas no solo a partir de los espacios abiertos, sino de áreas tecnológicas, útiles para el desarrollo de las habilidades de los niños y jóvenes, extraídas a través del juego.

Resignificar el espacio público es darle un sentido diferente a este. Para el caso de la cada vez mayor población joven, reafirmamos que esta requiere de espacios recreativos que se enmarquen en la acción, pero también en la práctica tecnológica. Algo que se podría lograr a través de propuestas en las que el significado sea el desarrollo de la creación y la ampliación imaginativa.

Por tanto, la riqueza desafiante de ese planteamiento radica en “hacer nacer” lo creativo a través del esparcimiento contemporáneo, que sin duda permitiría una transformación real del espacio recreativo.

En ese sentido, resignificar el espacio público es, pues, dotarle de un sentido diferente al del pasado a partir de propuestas circunscritas en la acción y su uso múltiple. Un espacio que articule una pluralidad de actividades en las que la innovación responda a las exigencias del esparcimiento y recreación de los nuevos tiempos; vale decir, que su práctica prometa resultados imaginativos.

En suma, el espacio público recreativo debiera estar concebido para ser ampliado, pero no solo en lo referido a las cualidades del esparcimiento, sino al sentido contemporáneo que conlleva.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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La Paz, ciudad viva

Patricia Vargas

/ 21 de julio de 2023 / 08:05

El paisaje urbano de La Paz muestra a una ciudad viva que se mueve al ritmo que marca la vida pública y las rutinas cotidianas, donde el desencuentro también puede producirse.

Prácticas diversas que conforman la trama de una urbe por demás complicada como es hoy La Paz, la cual, sin embargo, sigue siendo la ciudad viva de la que se apropió su población.

Lamentablemente, la búsqueda de supervivencia de sus habitantes ha convertido a ciertas calles en el medio de sustento de sus vidas, especialmente en el centro urbano, que es el asentamiento preferido de los comerciantes minoristas. A ellos se suman otros tantos vendedores “flotantes”, que aparecen y desaparecen como satélites hasta invadir los barrios residenciales más vacíos.

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Está claro que La Paz nunca necesitó esforzarse para construir la ciudad viva, ya que esta forma parte de sus valores, fundamentalmente los culturales.

Con su frenética vida urbana en el área central, esta ciudad se reduce a una especie de núcleos de población que se asemejan a manchas móviles que se entrecruzan al medio de edificios, los cuales, desde sus alturas, permiten ser testigos de su particularidad.

Pese a todo, la yuxtaposición de actividades no solo asombra, sino que llega a incomodar, ya que hasta las aceras han perdido su verdadera función y hoy están circunscritas a la instalación de puestos de venta. Esto ocasiona que las personas, con esfuerzo, logren avanzar por las calles.

Esa realidad, que sucede principalmente en la zona central, denota una rutina citadina preocupante, pero son los sonidos diversos los que recuerdan que esta urbe, a pesar de las contradicciones que la acompañan y las molestias que incomodan al transeúnte, es una ciudad viva.

Otro aspecto llamativo es su escenografía urbana, la cual muestra una policromática gama de colores. Así, sus vistas relatan que es una ciudad hecha de fragmentos de vida urbana que podrían llevar a escribir desde las historias más inimaginables hasta otras tantas de dolor.

Todo eso no impide, sin embargo, que también haya otras personas que buscan otro tipo de experiencias, como el deleite con el arte a partir de exposiciones como La didáctica —una muestra de pinturas del Museo Nacional del Prado, de Madrid, ofrecida por la Embajada de España—, que se presentó en el paseo de El Prado de esta ciudad en 2019. Una actividad que atrajo a muchos transeúntes, quienes detenían su caminata para observar y disfrutar esas bellas obras pictóricas.

Otra opción son los eventos de arte vivo, como la del fallecido Roberto Valcárcel, quien pintó su cuerpo como expresión artística en pleno paseo de El Prado. O en su caso, exhibiciones fotográficas o muestras contemporáneas de arte expresivo que se desarrollan en el centro de la ciudad.

Igualmente, existe la posibilidad de apreciar los nuevos tiempos a través de, por ejemplo, la exposición de una colección de obras del gran pintor Salvador Dalí, presentada hace pocos meses en el Museo Nacional de Arte de La Paz, donde hasta trabajadores de la construcción se asombraban al ver tan bellas ilustraciones.

Tampoco se puede dejar de mencionar los cuadros de pintura colonial que son de propiedad del Museo Nacional de Arte, los cuales seguramente reaparecerán en nuevas muestras de arte histórico que se ofrezcan.

La Paz sigue siendo la ciudad amada por propios y extraños, y es ahí donde radica su fuerza y riqueza: en recibir a quien desee habitarla. Es que La Paz, ciudad viva, jamás estuvo cansada de su propio guion, el de estar abierta para todos.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

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