La música
Patricia Vargas
El mundo contemporáneo de la música ha llegado con nuevos sonidos que se desarrollan, dentro del etéreo espacio del sonido de estos tiempos.
Música estridente, espacios acústicos electrónicos, sonidos aparentemente discordantes en el ayer, hoy forman parte de la recreación de una juventud por de más exigente en los nuevos juegos musicales, que son capaces de elevar sus emociones a la expresión más alta.
Así, esos ritmos, hasta arrítmicos para muchos, son el medio motivador para alegrar a los jóvenes, que se hallan necesitados de sensaciones como la efervescencia de la música contemporánea, cuyos sonidos, casi estridentes para algunos, motivan al movimiento de sus cuerpos. Para ello, se requiere cercar grandes espacios que los cobijen.
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Sónica que logra extraer emociones a la juventud y —según expertos— apoya su desarrollo imaginativo. De ahí que la gente joven busca en los conciertos la representatividad de la música contemporánea en sus diferentes estilos.
Evidentemente, la música atravesó todas las fronteras y ha logrado crear una esfera propia de diferentes épocas, a través de la incorporación, cada vez más, de nuevos ritmos. Todos ellos acompañados de instrumentos practicados por talentosos músicos, quienes extraen bellos sonidos que conforman melodías hasta únicas en muchos casos. Un hecho que llena a la población joven de una notable vida interior.
Pero no se debe olvidar a la música folklórica, que le dota a nuestro país de una cualidad propia por la riqueza de sus composiciones. Esto, por la singularidad de los sonidos y ritmos que son posibles gracias a los instrumentos autóctonos, a los cuales acompañan letras que relatan historias y situaciones del cotidiano vivir, sin olvidar otras que son parte de la rica herencia musical que tiene esta tierra.
Ahí están aquellos grupos folklóricos que siempre regalan nuevas piezas y ritmos que se engranan con letras en las que el juego de voces forma parte de las composiciones, como es el caso del grupo Los Kjarkas. Mucho más, sus sonidos son el resultado de un juego de desniveles creados por sus instrumentos musicales. De esa manera, obtienen canciones de alta calidad en producción folklórica.
Por todas esas características, la música popular conlleva bellas sociologías musicales que no dejan de sorprender. Con razón algunos expertos afirman que una sola melodía con una sola sónica, es óptima para una imagen musical mediática.
Tampoco se puede dejar de mencionar a la música selecta o clásica, que aun en los nuevos tiempos muestra su esplendor a través de sus distintas composiciones. Su cualidad fundamental es transmitir un placer calmo con sus sonatas, preludios y demás. Melodías bellamente estructuradas que invitan a disfrutar esos relatos musicales que van desde los calmos hasta los más vibrantes. Pasajes musicales con variaciones temáticas que, a fin de cuentas, crean bellas narrativas por sus distintas variaciones rítmicas.
Es precisamente a partir de lo anterior que los compositores crean un entorno descriptivo de imágenes hasta en movimiento, convertidas en melodías armónicamente creadas.
Así, esas bellas estructuras sonoras como son las sonatas, preludios y demás, transmiten al oyente sensaciones de un placer singular también gracias a los contrapuntos altos y bajos, que elevan su sentido musical.
No sorprende pues que, desde la condensación del talento más puro, tengamos conciertos como la Novena sinfonía de Beethoven, hoy denominada la sinfonía de la humanidad.
(*) Patricia Vargas es arquitecta