Los BRICS 3.0 y la multipolaridad
El problema de los BRICS 3.0 es que los objetivos hasta ahora han sido amplios en materia económica y los intereses no son tan comunes
Gabriel Loza
El reciente anuncio de la ampliación formal de los BRICS a principios de 2024, con la incorporación de Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, y la lista de espera de 23 nuevos postulantes, ha abierto el debate sobre la emergencia de un nuevo polo de los países emergentes y en vías de desarrollo en el contexto mundial actual de la geofragmentación económica y política.
El problema parte de que no estarían claros los objetivos del BRICS. Inicialmente con la conformación en 2009 del BRICS 1.0 con Brasil, China, India y Rusia, el objetivo parecía económico con base a cuatro economías emergentes y una población del 40% del total mundial. Sin embargo, con la inclusión de Sudáfrica en 2010 con el BRICS 2.0, el objetivo parecía político.
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En la situación actual del BRICS 3.0 con seis nuevos países, el objetivo político se desprendería de las declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin y el presidente chino Xi Jinping, como el de construir un grupo que pueda hacer frente a la influencia occidental y crear las bases para un orden internacional alternativo, con menos dependencia del dólar estadounidense
La cuestión del rol de los BRICS es tratar de encasillarlo a los moldes tradicionales, dado que es una asociación económica y comercial pero no postula como objetivo el libre comercio, ni mercado común, como tampoco una Unión Económica. Pone énfasis en el financiamiento de proyectos de infraestructura a través del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (NDB por sus siglas en inglés). Su peso en el comercio mundial está dado por una incidencia en el 16,1% de las exportaciones y 14,9% en las importaciones, según la OMC, y representa más del 40% de la población mundial, 25% del PIB mundial y un 30% de la superficie terrestre.
Por eso es necesario considerar el actual contexto mundial, que no solo se caracteriza por la fragmentación económica sino principalmente geopolítica y por la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China. Si bien hay una multipolaridad económica, en el campo militar hay una sola potencia como Estados Unidos, y en el frente tecnológico se quiere conducir a una bipolaridad.
Lo cierto es que el Orden Económico Internacional, creado después de la Segunda Guerra Mundial en 1946, ya no refleja el peso ni el dinamismo de las economías emergentes, no solo a nivel de Naciones Unidas sino de los organismos financieros internacionales y la OMC. Es en este marco donde los BRICS pueden jugar un rol y, si no reconfigurar el escenario internacional, por lo menos poner en el tablero otros actores con vistas a llegar a un orden con reglas claras, multilaterales, donde no prime la potencia militar, sino se considere el rol y peso de las economías emergentes y en desarrollo.
Sin embargo, el problema de los BRICS 3.0 es que los objetivos hasta ahora han sido amplios en materia económica y los intereses no son tan comunes, como por ejemplo entre China e India o entre países exportadores de petróleo, como Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Rusia, respecto a los importadores India y China. Y además China domina los BRICS siendo el doble del tamaño de los demás países, y Estados Unidos es más grande que el resto del G7, por lo que cada uno de los polos domina a su grupo.
El otro tema es la dependencia del dólar estadounidense, puesto que si bien se pueden hacer acuerdos de compensación o swaps entre monedas en el intercambio recíproco, como en el caso de Argentina y China, ni hablar del tema en las transacciones financieras ni en las reservas internacionales. El yuan ha llegado a un nivel más bajo respecto al dólar en 16 años y su mercado de divisas no es abierto, sino regulado.
El Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS ha aprobado proyectos de infraestructura por $us 32.400 millones. En 2021, el NBD admitió a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay. Tiene su membresía diferente a la de los BRICS, depende del aporte de capital, por lo que participar en el BRICS 3.0 con la idea de obtener financiamiento no es lo mismo.
Lo cierto es que el BRICS 3.0 es un nuevo espacio político y económico y una opción multipolar frente a la fragmentación económica y geopolítica, con organismos internacionales alineados, y su éxito realmente dependerá de su efectividad, no de su composición o tamaño.
(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista