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La república de Wikipedia

La quinta web más visitada del planeta es una enciclopedia que nutren los voluntarios, un fenómeno global.

/ 5 de septiembre de 2018 / 23:01

Todos los días, después de comer, Lourdes Cardenal se sienta delante del ordenador y no se levanta hasta las seis de la tarde: hora de su café con leche y tostada con mermelada de naranja amarga. Ahora está trabajando en un artícu­lo sobre Asiria: ampliándolo y añadiendo referencias. Ella misma lo escribió el 13 de septiembre de 2004. Fue una de sus primeras aportaciones a la Wikipedia en español, la filial de la popular enciclopedia online que ni los más optimistas apostaron a que llegaría tan lejos: no solo sigue existiendo, 17 años después de su creación, sino que es la quinta web más visitada del planeta, solo por detrás de Google, YouTube, Facebook y el buscador chino Baidu. Maestra que dejó de ejercer después de casarse y amante del arte, Cardenal empezó a editar con 63 años. Hoy tiene 78 y es una de las wikipedistas más veteranas y esmeradas. “No somos unos sabios”, defiende con entusiasmo.

“Simplemente vivimos con el afán de que otros aprendan lo que nosotros hemos aprendido”. Para no olvidarse, en un papel ha apuntado la larga lista de temas sobre los que ha escrito: despoblados, monasterios, cerámica, indumentaria, zarzuelas… No concibe su vida sin Wikipedia. Y jamás hubiera imaginado que esa afición tardía la llevaría en 2015 a los salones del teatro Campoamor de Oviedo para recoger el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, que reconocía el valor de esa “enciclopedia libre, políglota y editada colaborativamente” que tantas alegrías le había dado. “Los voluntarios hemos seguido trabajando por nuestra propia satisfacción. Wikipedia es un fenómeno asombroso. Yo creo que ni Jimmy Wales se lo acaba de creer”.

Jimmy Wales (Huntsville, Estados Unidos, 1966) apenas tenía tres años cuando su madre compró una enciclopedia de 22 tomos para niños. Cuando aprendió a leer, pasaba horas consultando las entradas ilustradas con fotografías en blanco y negro. En 1994, tras terminar la universidad, se mudó a Chicago para trabajar en una compañía financiera —era un agente bursátil concienzudo y certero, pero no demasiado agresivo, según su jefe—, y cuatro años después se fue a San Diego para empezar una nueva vida: utilizó sus ahorros para lanzar un portal web. Eran los 90, en el mundo antes de Google, y por entonces Yahoo era el rey. El negocio iba razonablemente bien, así que Wales decidió experimentar y, de paso, cumplir un sueño de infancia: quería crear una enciclopedia online que se llamaría Nupedia. Contrató a Larry Sanger, un doctorando de Filosofía al que había conocido en un foro de internet, para que gestionara el proyecto y en marzo de 2000 se pusieron a trabajar: pedían artículos a expertos, que luego sometían a un proceso de siete pasos y que, superadas todas las revisiones, publicaban en la red en su versión definitiva. El método de trabajo habitual en las enciclopedias clásicas. El objetivo era que, con el tiempo, Nupedia se sostuviera con ingresos publicitarios. Pero, tras un año de trabajo, el balance no era prometedor: había 21 artículos publicados y 150 en borrador. Algo debía cambiar.

Sanger se enteró de que existía una herramienta de software denominada wiki que permitía escribir y editar de forma colaborativa. Y decidieron probar suerte: Wikipedia nacía el 15 de enero de 2001. En un mes ya habían superado los 1.000 artícu­los y no tardarían en aparecer ediciones en francés, español, italiano, alemán, ruso… Hoy suman 301 idiomas. Casi dos décadas después, Wales aún recuerda que el tráfico se multiplicaba mes a mes y él mismo debía instalar los servidores. Si un proyecto tan utópico —acceso libre a la suma del conocimiento en un solo lugar y mantenido por voluntarios— ha triunfado, cree, es porque “una enciclopedia libre representa una idea inspiradora y emocionante. Es un sueño materializado: esto es lo que internet debería ser. Además, editar Wikipedia es divertido. Si pasas unas horas del domingo investigando y escribiendo un artículo, te vas a dormir sintiendo que el mundo es algo mejor”.

Wales es una de las personalidades más destacadas del internet, el padre de uno de los grandes tesoros de la red: un compendio del conocimiento libre que suma más de 15.000 millones de páginas vistas al mes, más de 47.000 millones de artículos y 72.000 editores activos. Un movimiento que perdura gracias a la dedicación y la capacidad de los voluntarios, y que se enorgullece de su diferencia: en sus páginas no hay publicidad, su única vía de financiación son las donaciones. También es, como le gusta señalar a la prensa anglosajona, el único miembro no multimillonario del club de los fundadores de las webs que acaparan la atención mundial —Mark Zuckerberg, Larry Page y Sergey Brin, Jeff Bezos…—. “Aquí en Londres hay montones de banqueros que ganan más de lo que yo ganaré nunca, pero mi vida es 10 veces más interesante. El éxito de Wikipedia no reside solo en su popularidad: es la demostración de la colaboración colectiva. Además, gracias a ella puedo conocer a quien quiera, participar en proyectos muy estimulantes y tener voz para opinar en asuntos que me importan, como la libertad de expresión”, dice Wales.

El estadounidense vive en Londres desde 2012 y ahora trabaja en las oficinas de su nueva aventura, WikiTribune —que, a pesar del prefijo, es una iniciativa totalmente independiente de Wikipedia—, en The Shard, el rascacielos proyectado por Renzo Piano a orillas del Támesis. Ahora Wales quiere aplicar la fórmula Wikipedia a las noticias: en WikiTribune, que aún está en fase de prueba, los artículos serán sometidos a una revisión tanto por parte de periodistas profesionales como por miembros de la comunidad. Se trata, subraya, de no desperdiciar la “inteligencia colectiva” relegándola a los comentarios al final de la página. Periodismo de evidencia, lo llama. “Me perturba la idea de que vivamos en un mundo posverdad. Es una locura. El modelo de negocio de los medios de comunicación lleva mucho tiempo bajo ataque y hasta los diarios serios se enfrentan al dilema de hacer periodismo de calidad, que es muy caro, o contratar a chavales para escribir contenidos virales, que es muy barato. Hay que encontrar nuevos modelos”.

No debemos esperar unas oficinas como las de Google, advierten. “Somos una asociación sin ánimo de lucro”, justifica John Lubbock, responsable de comunicación de Wikimedia UK, entidad afiliada a la Fundación Wikimedia, organización que respalda Wikipedia y otros proyectos hermanos menos conocidos como Wikcionario, Wikiviajes, Wikiversidad o Wikinoticias. Impulsada por Wales en 2003, con sede en San Francisco y 302 empleados repartidos por todo el mundo, esta fundación dirigida por Katherine Maher se nutre de donaciones para realizar sus actividades: en el ejercicio 2016-2017 recaudaron $us 91 millones y cerca del 90% de los aportes proceden de particulares que dan una media de 15 dólares.

La oficina de Wikimedia en Londres tiene una pequeña sala de reuniones y el resto del espacio lo ocupan las mesas de sus nueve trabajadores. “Aquí nos dedicamos a apoyar los proyectos de Wikimedia y a la comunidad, a recaudar dinero, pues nos financiamos con una dotación de Wikimedia y fondos propios, y a establecer proyectos de colaboración con instituciones culturales y educativas”, explica Lubbock. En los principios, crear una nueva entrada en Wikipedia o modificar una existente era tan sencillo como apretar el botón de “Editar”. Ni siquiera hacía falta registrarse. “Ahora somos una comunidad enorme y hay más reglas”, precisa. “Requiere de un cierto aprendizaje. Por eso, cada vez organizamos más talleres para no perderse en Wikipedia”.

“Pobres novatos”, suelen repetir con una media sonrisa los colaboradores más experimentados. ¿Por qué no se puede crear la biografía de x persona? ¿Por qué me han borrado la corrección que hice? ¡Solicito la intervención de un bibliotecario! Son mensajes habituales en las páginas de discusión de la enciclopedia, que, entre sus normas de buen funcionamiento, recuerda a los veteranos que no sean hostiles con nadie en general y con los nuevos en particular. Hay mucho trabajo por hacer. Evidentemente, no siempre atienden a razones, esta plataforma colaborativa no es ajena a las disputas, pero carece de la toxicidad que campa a sus anchas en muchos foros de internet. “Creo que, en general, tenemos un ambiente saludable porque nunca dijimos: ‘Wikipedia está con la libertad de expresión sin cortapisas. Expresa lo que quieras’. Siempre tratamos de que hubiera un comportamiento adecuado”, asegura Wales. Y quienes velan tanto por la calidad del contenido como por la armonía de la comunidad son los propios voluntarios. La enciclopedia tiene una compleja jerarquía de usuarios que poseen determinados derechos de edición y gestión de las páginas. Por ejemplo, solo los confirmados, es decir, aquellos que hayan realizado un mínimo de 50 ediciones, podrán editar páginas que han sido semiprotegidas para evitar vandalismos, y los bibliotecarios, la principal figura encargada del mantenimiento del orden en la Wikipedia en español son elegidos por votación y entre sus atribuciones se encuentran las de borrar o restaurar páginas y bloquear a otros usuarios. El poder de Wikipedia reside en Wikipedia. La comunidad se rige por una serie de políticas y convenciones alcanzadas por consenso: la Fundación Wikimedia se ocupa de prestar el soporte técnico y de la redistribución de los recursos, pero no interviene en su funcionamiento diario ni ejerce ningún tipo de control sobre el contenido. Es una república independiente. El mismísimo Wales tuvo sus más y sus menos con los empoderados editores cuando quiso cambiar su fecha de nacimiento: su partida dice que vino al mundo el 8 de agosto de 1966, pero en realidad lo hizo el 7 por la noche. Cuando trató de corregir el dato, los wikipedistas se opusieron, y ahí se iniciaría un debate que tardó años en resolverse. Y en realidad, a los usuarios no les faltaba razón: había un documento oficial que respaldaba la fecha errónea y tan solo el testimonio de Wales para defender la enmienda. De hecho, fue él quien se encargó de perfilar los principios que los voluntarios veneran por encima de todas las cosas: los artículos deben estar bien escritos, ser neutrales en sus puntos de vista y apoyarse en fuentes fiables y verificables.

No tiene explicación. Es un vicio. Un virus. Casi un estilo de vida. Los wikipedistas siempre están pensando en el siguiente artículo. Y no viven la actualidad como el resto de los mortales: cuando se produce una noticia, ellos están pendientes de introducir las novedades en la enciclopedia (y de contener a los trolls con ganas de divertirse), que se actualiza a un ritmo vertiginoso. A Julen Lopetegui le nombraron entrenador del Real Madrid antes del anuncio oficial y editores veteranos tuvieron que frenar el entusiasmo de quienes se adelantaron a los acontecimientos —en todas las entradas de la enciclopedia hay un historial y una página de discusión donde pueden consultarse todos los cambios y los, en muchos casos, encendidos debates que suscitan—. A fin de continuar con las actualizaciones, Lourdes Cardenal organiza excursiones con su marido, Nicolás —él hace las fotos— y visita despoblados, uno de los temas que le apasiona.

En marzo, durante una entrevista en el marco del festival South by Southwest en Austin (Texas), Susan Wojcicki, directora ejecutiva de YouTube, anunció que iban a aliarse con Wikipedia para batallar contra la proliferación de teorías conspirativas y desinformación en esta plataforma de video de Google. Unas semanas después, Facebook también comunicó que sus ingenieros estaban trabajando con la enciclopedia para frenar las fake news en la red social. Dos gigantes tecnológicos se encomendaban a una organización sin ánimo de lucro, de presupuesto ajustado y sostenida por voluntarios, para tratar de resolver una crisis de calado.

En la comunidad wikipedista recibieron la noticia como un espaldarazo a su trabajo: atrás quedaban los tiempos en los que se cuestionaba la fiabilidad de una enciclopedia que, aunque imperfecta, se ha esforzado por mejorar la calidad de su contenido. Otro triunfo para la historia de Wikipedia, donde todavía resuena el dictamen de la prestigiosa revista Nature, que, tras un riguroso análisis, concluyó que los artículos científicos de Wikipedia apenas tenían nada que envidiar a los de la canónica Encyclopedia Britannica: “Nuestros revisores encontraron una media de cuatro errores en cada entrada de Wikipedia y tres en las de Britannica”.

Para Wales es una buena noticia que este tipo de compañías valoren las millones de páginas de Wikipedia. “Somos una entidad sin fines comerciales y un enorme recurso público que todos, particulares y empresas, pueden utilizar. Nuestro contenido es libre. Pedimos a nuestros lectores que donen y creo que estas compañías que se benefician del trabajo de la comunidad igual deben poner su parte”.

El patrimonio wikipedista es muy útil para Google, que obtiene de la enciclopedia buena parte de la información que ofrece en su Gráfico de Conocimiento
—el recuadro que aparece a la derecha en determinadas búsquedas y que, si por ejemplo se busca a “Clara Campoamor”, permite ver de un vistazo sus datos biográficos, sus principales libros y personalidades relacionadas—; para asistentes de voz como Siri de Apple o Alexa de Amazon, que hallan en Wikipedia la respuesta a preguntas que les plantean, o para todos aquellos que trabajen en inteligencia artificial y necesiten entrenar a sus algoritmos.

Según Maher están ante una gran oportunidad. “No queremos depender de las donaciones de una única compañía, pero sí sería importante para nosotros lograr un compromiso de apoyo a largo plazo de distintas empresas, porque estamos creando un fondo que asegure el futuro de Wikipedia incluso en el caso de que desapareciera la Fundación Wikimedia”.

En teoría, Wikipedia no debería funcionar. Su destino lógico era el caos. Pero, en la práctica, lo hace. Aunque para apuntalar su futuro Wales desgrana varias tareas pendientes. “Tenemos que seguir cultivando una comunidad saludable, porque de otro modo desapareceríamos, y debemos adaptarnos a los cambios tecnológicos. Cuando empezamos, los smartphones no existían y ahora el 50% de nuestro tráfico se realiza desde estos dispositivos, que nos traen muchos lectores, pero también queremos editores y no es tan sencillo escribir un artículo desde un móvil. Eso representa un reto”. La diversidad es otro punto débil: menos del 20% de los voluntarios de Wikipedia son mujeres. “Estamos tratando de corregir el desequilibrio, y no solo por corrección política, sino por la calidad y diversidad del contenido. El wikipedista medio es un hombre occidental de 28 años, soltero y sin hijos, y por tanto muchas realidades le son ajenas. Necesitamos una comunidad variada para cubrir toda la experiencia humana”, justifica.

Desde 2015, Wikimedia España ha organizado 33 jornadas de edición colectiva —denominadas editatonas, del inglés edit-a-thon, combinación de los términos edit y marathon— para reducir la brecha de género y mejorar los contenidos sobre los logros de las mujeres en las ciencias, la literatura o la informática. En la versión en español, las biografías femeninas se sitúan en un 20% —la media global es del 17%—. María Sefidari, vicepresidenta de la Fundación Wikimedia y voluntaria desde 2006, terminó su maratón exhausta. Ella escribió o tradujo artículos de mujeres notables como la bioquímica australiana Rita Harradence o la antropóloga donostiarra Begoña Aretxaga. Aún no sabe si repetirá. “Fue duro”, recuerda. “Pero hay que aprovechar este recurso, único en internet, para luchar contra los sesgos y, sobre todo en el caso de las mujeres, contra las inhibiciones internas que nos llevan a preguntarnos: ‘¿Quién soy yo para escribir sobre determinado tema?’”.

Todos los martes. De 18.30 a 20.30. El grupo de trabajo Cuarto Propio se reúne en uno de los laboratorios del centro cultural Medialab-Prado, en Madrid. ¿Su misión? “Queremos que haya más referentes femeninos en Wikipedia. Porque faltan”, explica Carmen Galdón Corbella, fundadora de esa iniciativa que nació en 2015. Su núcleo duro está formado por ocho miembros —el colectivo está abierto a hombres y, de hecho, desde hace tres meses el profesor de lengua y literatura Jesús Eloy Pérez Alonso acude (casi) todos los martes: está cubriendo lagunas en la categoría de autoras de novela juvenil—. “Aquí realizamos una lectura colaborativa de todos nuestros artículos. Nos celebramos y aplaudimos cuando publicamos”, relata Mónica Fernández. Cuarto Propio ha creado las biografías de la matemática María Pazos y la fotógrafa Paula Anta, y ha retocado la de Amparo Barayón para que sus méritos —fue pianista y activista— figurasen antes que el oficio de sus padres o su matrimonio con el escritor Ramón J. Sender. Una vez acumulen más experiencia de edición aspiran a remangarse con entradas más peliagudas como patriarcado, feminismo o violencia machista que, en su opinión, no reciben el tratamiento debido en la enciclopedia. “Pensamos mucho los artículos de mujeres que escribimos para que estén impecables y no puedan decirnos que no son interesantes o enciclopédicamente relevantes. Editar es relativamente sencillo, pero luego te topas con la trastienda humana y los juegos de poder, que también los hay: esta enciclopedia es un reflejo de la sociedad”, asegura Galdón. “Wikipedia engancha porque te permite ver tu contribución colectiva. Es emocionante y empoderante saber que puedes escribir la historia”. O, al menos, reescribirla.

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Buscando desesperadamente a Khespy: ‘Haz lo que no debes’

La Expo Khespy convocó el último fin de semana de abril en el ex cine Princesa a más de cinco mil personas

Por Ricardo Bajo Herreras

/ 5 de mayo de 2024 / 07:00

Octubre de 2021. En los muros externos del Cementerio General de La Paz empiezan a aparecer “tantawawas” y escaleras al cielo, ñatitas y botellas de trago, flores y cruces cuadradas, velas y difuntos, perros callejeros y hojas de coca. Una señora de pollera —geometrizada— sostiene un cartel que dice “Nunca moriremos”. Es la cosmovisión andina sobre la muerte resumida en 500 metros cuadrados, es el “ukhu pacha”. La firma del mural es clara: Khespy. Este 2021 se celebra el sexto Festival de Arte Urbano Ñatinta, organizado por el colectivo Perros Sueltos. En la primera edición de 2016, Khespy Pacha (así firma sus primeros trabajos) pinta un mural dentro del cementerio. Es la primera galería de arte a cielo abierto dentro de un campo santo. Es un hombre haciendo una ofrenda. Comienzo a buscar desesperadamente a Khespy.

Los zapatistas al cubrirse el rostro se muestran. Desaparecidos de la historia, los derrotados regresan, como las almitas al cementerio. Han pasado tres años, no soy el mismo. Camino por la calle Comercio. “Jesús te ama, Jesús te busca”, me dice una señora que me entrega una hojita de una secta evangélica. Nota mental: ¿yo busco a Khespy y Jesús me busca a mí? Algo no está bien.

Una cuadra más allá, en la esquina de la plaza Murillo dos chicos vestidos de rojo y cajas cuadradas con chakanas tapando sus caras me entregan otro papelito que dice así: “Khespy. Exhibición única, 26 y 27 de abril de 2024, ex Princesa, Pasaje Sáenz, calle Comercio, 19.00”. En el folleto, un perro cuadrado mea a un policía. Detrás hay un QR y una vasija con el cocodrilo del alcoholcito Caimán en relieve. Llego a la esquina y un pasacalles cruza la vereda: “Expo Khespy. Aquí y ahora”. La cola da la vuelta a la esquina y llega hasta el Musef.

Los murales de Khespy se pueden encontrar en diferentes calles de La Paz y El Alto.
Los murales de Khespy se pueden encontrar en diferentes calles de La Paz y El Alto.

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Marzo de 2019. Camino por la avenida Quintanilla Zuazo de la zona norte de la ciudad. Voy rumbo a la cancha del Kilómetro Tres de Pura Pura a ver un partido de fútbol femenino entre las chicas del club The Strongest y las muchachas del CAR. Dos jóvenes (son Khespy y Nacho) están pintando un gigantesco mural. Es una pareja recostada, la cabeza de ella/él sobre el pecho/corazón de él/ella: dos monolitos geométricos tumbados en la larga noche de los tiempos. Edgar Arguedas graba el proceso de la obra y luego sube un video a Instagram. Ahí está el Khespy con un pasamontañas negro, como los lustras de La Paz, como los hermanos zapatistas de la selva Lacandona.

Cuando termina el mural agradece el apoyo de las caseras, del zapatero de la esquina. Siempre lo hace. La firma es clara: “Khespy. Ps”. Es un “perro suelto”, negro y callejero, como la canción del Tri.

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Último viernes y sábado de este abril, mes rojo. Unas cinco mil personas esperan pacientemente para entrar a la Expo Khespy en los salones altos del ex Cine Teatro Princesa, fundado hace un siglo. Las últimas imágenes que se proyectaron en el vetusto cine de la calle Comercio fueron pornográficas/transgresoras. Es una señal. Hay miles de personas haciendo cola en la noche fría para ver/probar/ser parte del arte. La ciudad ha sido empapelada con docenas de lienzos interactivos, es el juego del gato y el ratón.

La muestra es inmersiva, como nunca se ha gozado en La Paz. Los amigos de Khespy y la galería Miko Art (que está enfrente, en el pasaje Kuljis) intervienen el espacio de forma audaz, crean una narrativa subversiva con relatos en eterna disputa, como el retorno. La gente espera pegada a la pared de la derecha para entrar; los que salen se agarran de la barandilla de madera para bajar.

Una pintada —en lo más alto— recibe a los visitantes (la gran mayoría jóvenes con celular en mano): “Haz lo que no debes”. Debajo un corazón en negro, geométrico, por supuesto. Enfrente, la primera obra colgada del techo, suspendida. Es otra pareja, esta vez se besan, están —por supuesto— con máscaras cuadradas y aretes de flores y estrellas. Visten elegantes trajes futuristas con “jach’a qhanas” (grandes luces resplandecientes) y calaveritas. Son dos diablitos con cabezas rojas (como lxs chicxs que andan repartiendo folletos en la calle y que deambulan luego por toda la exposición de forma secreta e inquietante). Están con pucho en la mano, como algunos jóvenes espectadores. No tienen rostro real, como los retratos geométricos enormes del belga Stefaan De Croock.

Hay bodegones de alasitas, collages, cajas de Paceña colgadas en el aire, un retrato de “moreno” titulado Sin jefe, arte de cartón, bolsos para vender, corazones espinados de cactus: sincretismo vivo. Un DJ kusillo pincha música electrónica mientras un hombre de rojo ofrece relleno de papa a diez lucas, Coka Quina y té de kombucha. Hay videoinstalaciones (con guion y fotografía de Tizi) donde un actor (Edwin Villarroel) camina la ciudad (La Paz y El Alto) para “publicitar” la muestra. Hay obras con carros policiales en llamas y “cholets” insuperables. Hay un mural de aluminio (“alocubont”) de edición limitada de cuatro piezas con el mundo Khesy pintado como si fuera una cueva de arte rupestre. El domingo, tras la muestra de viernes y sábado, se organiza un tour privado para compradores. La jugada sale bien.

—¿Quién es este Khespy pues? —dice una chica mientras se saca una foto con espalda desnuda y graba un video para Tik Tok junto a uno de los cuadros.

—Es un artista callejero y son muchos, es uno y son todos —responde el chico que la acompaña, hecho al filósofo conquistador.

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Estamos en noviembre de 2023. Cerca de la Ceja de El Alto, junto a la estación roja de Teleférico, una instalación/cyber-mural es contemplado por la gente que espera por los baños. La obra tiene un QR para sumergirse en una realidad aumentada y vivir con los personajes del mural. Es una invitación a “fusionarse”, en palabras de Khespy. Ellos son (en el bodegón): un gato cubista que roza su hocico junto a un cuadro donde dos abuelos se besan en un puente; una radio canchera con el logotipo de ACAB (“All Cops Are Bastards”), una calavera con hojitas de coca, una botella blanca de “alcohol potable para cañar” (Caimán, por supuesto), una caja de cervezas (roja, por supuesto) y una gigantesca moneda de un boliviano rectangular: la unión es la fuerza con el logotipo de unas hojas de marihuana. Cerca de esa pared, otro mural con la palabra éter: un corazón multicolor hecho wiphala, rodeado de ocho rostros y unas manos acogedoras.

Las obras de Khespy están a la vuelta de la esquina. Un perro en la avenida 6 de Agosto; un monolito “chupaco” junto a una licorería en la 20 de Octubre; un mural en la zona de Puente Vela en El Alto, carretera a Oruro (“gracias a doña Dorita”); otra obra junto al teleférico de Irpavi; un papá cargando a su wawa en Carquín, Perú; una vaquita mil veces encuadrada en la Benedetto Vincenti; un unicornio con pistola de juguete lanzando estrellas andinas (en lugar de balas) a un paco sin rostro en la Sánchez Lima; un policía de alto rango y su sombra negra chorreando sangre y recibiendo una coima de 100 bolivianos, en la Zoilo Flores; otra “pareja” de uniformados con el apellido de “policía corrupta”, en el surtidor abandonado de la 17 de Obrajes; dos serpientes de colores besándose debajo de la pasarela de la Uno del mismo barrio; otro perro (verde) sobre una ventana en la avenida Ecuador. Son los personajes de Khespy que aparecen (también) en sus obras colgadas de la “expo”. De las calles al lienzo y viceversa.

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“Es una exposición redonda, congruente, cohesiva y con una gran capacidad inmersiva. Es una bellísima bola. Tiene autenticidad discursiva y energía creativa. Khespy tiene no solo algo que decir sino mucho; y desde una sensibilidad crítica y profunda. Se nota que tiene calle. Eres o no eres, el Khespy es. Lo que más me gusta es que lo que dice no es fácil ni obvio en el sentido panfletario, porque parece estar cargado de mucha emotividad, sensibilidad y sentimiento. Da lugar al espectador para la interpretación subjetiva pero también para la lectura objetiva de sus contenidos de crítica social”, me dice la crítica de arte Narda Alvarado que baja y sube las escaleras, de sala en sala, con la boca abierta.

“La gente, de forma masiva, ha venido a ver lo que Khespy tiene que decir. No han venido por el vinito del ‘vernissage’, para hacer acto de presencia o para hacer vida social alrededor del arte”, me dice mientras escuchar/mira el monólogo del actor Winner Zeballos, a ratos con rostro oculto.

A Narda Alvarado lxs de rojo le recuerdan a los personajes de Skibidi Toilet y sus cámaras de vigilancia en lugar de cabezas. Y los milicos/pacos a los roles de dominación jerárquica del chileno Nicolás Grum. El arte de Khespy es total.

Andrés Kuljis, de Miko Art, se suma al recorrido. “Lo más novedoso de esta exposición radica en su enfoque innovador al utilizar espacios no convencionales, lo que desafía las expectativas tradicionales de una galería. Además, el hecho de preservar el anonimato del artista añade un misterio intrigante a la experiencia, mientras que la curaduría intangible colectiva crea una atmósfera participativa y única para los espectadores”. ¿Dónde estás Khespi?

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Las obras se suceden cuartito tras cuartito, el espacio expositivo. En cualquier rincón oscuro te sorprende una, como una pesadilla en bucle. No hay miedo, hay atrevimiento/osadía. Las encapuchadas mujeres/hombres de rojo invitan a una chica en minifalda a pintar las paredes. No solo se observa se participa. Un chango flaco es apretado/abigarrado —cuerpo a cuerpo— por dos obesos hombres/mujeres de rojo. Explosión. “Callas mientras duermes, grita un “graffiti”. Las “haches” de Khespy se parecen mucho a las “haches” mudas del enigmático y omnipresente Shon.

En la sala de venta de obras y productos/objetos (“blows ups”, vaciados) del mundo de Khespy veo cartón, es “cardboard art”. Es otro santo y seña. Hay esculturas en cartón, ese material abandonado en las calles (como los perros) junto a los contenedores de basura. Hay una frazada con un tigre en salto. Ñu, ñu, ñu, ñu. También está en 3D, el tigre te mata. Son todos objetos insaciables.

El montaje de la exposición merece un párrafo aparte. La curaduría colectiva y la adaptación museográfica/intervención performática son principios medulares, son declaraciones. La apuesta/apropiación del lugar y la oscuridad son manifiesto. Khespy no escogió una galería de la zona sur, no optó por un museo nacional o espacio acartonado oficial, acorde a los modos/modas audiovisuales del arte contemporáneo, se fue a un viejo y abandonado ex cine porno con sus salones altos y sucios, con sus paredes listas para ser ensuciadas de nuevo.

El ex cine porno Princesa fue tomado para esta exposición de arte contemporáneo.

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El arte/mundo de Khespy —ecléctico/andino por naturaleza— emerge del olvidado pasado y se proyecta a un futuro distópico/autoritario. Modernidad y ancestralidad. Tradición y tecnología. (No) viene de las viejas vanguardias soviéticas (y el arte geométrico/suprematista de Malevich), de Kandinsky y del cubismo y la psicodelia. Aunque pueda parecerlo. Su geometrismo es de (más) lejos; llega desde los ancestros que aprendieron a mirar el cielo en la noche, de la Cruz del Sur y la forma astronómica/geométrica de una cruz andina/cuadrada; viene desde la chakana (en quechua, “puente”) y las formas geométricas de los aguayos y el arte textil milenario.

Su paleta va desde el rojo al verde, pasando por el ocre, el amarillo y el naranja. Los colores —de la tierra— prohibidos han regresado, el dios sol (y el mundo de arriba) brillan de nuevo.

El mundo/arte (paralelo) de Khespy se mixtura/superpone con el muralismo mexicano/boliviano del siglo pasado, con los rostros marrones del indigenismo, con la animación y el cómic (con estética cohetillo), los videojuegos, el arte callejero/clandestino de Banksy y las nuevas formas del arte digital con QR y obras tridimensionales que se mueven y reviven en tu celular.

Khespy —una esponja— pinta de golpe en las paredes pacos y militares “cuadrados”, los jefes verdaderos del próximo Estado policial. Su anti-autoritarismo no es negociable, su crítica (frontal/burlona) a los poderes fácticos, tampoco. Pinta perros callejeros de color ocre, son los verdaderos habitantes de la ciudad, los príncipes libres y salvajes del mundo de aquí.

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Abril rojo 2024, tres años de búsqueda. He paseado la ciudad siguiendo los rastros que deja como murales/migas. He subido hasta lo más alto de un antiguo cine porno. Me he manchado de pintura. Me he perdido en la oscuridad. He mandado un cuestionario al “feis” y al “insta” de Khespy. Me ha jurado en vano varias veces que respondería. He visto en dos canales de televisión a encapuchados con chakanas rojas hablar en su nombre (incluso en un programa de ATB salió un tipo que decía ser Khespy y no era). He buscado desesperadamente a Khespy y lo he encontrado sólo en sus murales, pinturas, obras. Khespy se cubre el rostro para mostrar su mundo. Y aún lo busco.

Texto y Fotos: Ricardo Bajo Herreras

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La Auténtica: Amalgama de culturas y sabores en la 21 de Calacoto

Por Fernando Cervantes

/ 5 de mayo de 2024 / 06:53

Crónicas gastronómicas

Gilson Aguilar era un integrante más de la numerosa colonia boliviana que vive en la gigantesca metrópoli brasileña de Sao Paulo, donde conoció a su actual esposa, Samara Paixao do Espirito Santo, a quien conquistó llevándola a conocer la gastronomía y cultura de Bolivia presentes en la Feira  Kantuta, un  punto de encuentro para todos los connacionales en el vecino país.

Años después, este feliz matrimonio se encuentra liderando un emprendimiento de salteñas bolivianas, empanadas estilo argentino y especialidades de la cocina brasilera como las tradicionales coxinhas (bocaditos rellenos de pollo) o la popular feijoada que se puede acompañar con una deliciosa caipirinha todos los fines de semana.

Este lugar se encuentra ubicado en la zona Sur de la ciudad de La Paz, exactamente en la 21 de Calacoto, donde también se ofrecen empanadas de pollo, carne, jamón con queso o empanadas fritas dulces, tucumanas especiales y jugos de frutas, empanadas horneadas de dulce de leche y diversos sabores de salteñas como la de pollo, carne, pollo picante, carne picante o fricasé. El precio de cada salteña es de siete bolivianos.

La Auténtica

  • Dirección: Calle 21 de Calacoto, Galería Sol de Illimani, local 14  (Al lado del Banco Unión)
  • Teléfono: 69741647  
  • Plato Estrella: Feijoada
  • Rango de precios: De Bs 5 (coxinhas de pollo) a Bs 30 (feijoada)   
  • Atención:  Lunes a domingo de 8.30 a 15.00. 
  • Estacionamiento propio: No

Contáctenos: Fernando  recomienda, Fernandorecomienda @fernandorecomienda ,Correo: [email protected]

También puede leer: Semilla, picantería boliviana: Sabores tradicionales para disfrutar en Achumani

Texto: Fernando cervantes

Fotos: La Auténtica

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¡Muere, Walking Dead, muere!

Por Cristian Callejas

/ 5 de mayo de 2024 / 06:49

(una obra de teatro corta)

El 31 de octubre de 2010, un programa arribó a la grilla para apasionar a multitudes: The Walking Dead, serie de televisión estadounidense de drama horror postapocalíptico de la compañía AMC Networks Inc basada en la exitosa serie de cómics homónima de Robert Kirkman.

14 años después, y luego de una serie de spin off que bebieron de ese éxito, el crítico de cultura pop Cristian Callejas propone esta “obra de teatro” para explicar el fenómeno.

Acto 1: Cuando los personajes se enamoran. De 2010 a 2015

Fan enamorado: Wow, nunca había conocido una serie así. Haces que tenga mariposas en el estomago. ¡Y tus personajes! Uh. Cuando los matas siento que mi corazón palpita el doble. Solo no le hagas nada al coreano, como en los cómics.

Robert Kirkman: Ka-ching. Money, money, money.

Frank Darabont: Prometo que esta será una serie de calidad y con una lógica que respete… ¿qué? ¿Cómo que estoy despedido de mi propia serie? Yo no… ¿cuánto piensan darme? Ah. Ya, claro, la serie es toda tuya AMC.

Fan enamorado: Qué bonita granja. Qué fea prisión. Qué malvado gobernador. ¿Cabezas? ¿Qué es un Terminus? Ah, Alexandria. Cómo te amo Walking Dead. Nunca te voy a dejar.

The Walking Dead: Es hora de matar al coreano.

Acto 2: Una relación empieza a volverse tóxica. De 2016 a 2020

The Walking Dead: Mi fan enamorado, ¿sabes que te quiero mucho, no? Quiero presentarte a mi hermana. Creo que los tres podemos hacer una linda familia. Puedes quererla como me quieres a mí.

Fear the Walking Dead: Lo mío es la familia, pero ten en cuenta que luego ya no será de eso y mientras avancemos en nuestra relación trataré de mantener tu interés trayendo a Morgan de vuelta porque según las estadísticas a la gente no le gusta tener a una mujer empoderada de principal.

Fan enamorado: Oigan, me siento un poco abrumado. ¿Podemos ir un poco más lento? Siento que hay demasiada información y no todas las cosas que estamos viviendo juntos me gustan. Osea, ¿un tigre? ¿Ese meme de Rick llorando? ¿Carl muere? Chao, Rick, susurradores… paren por favor…

World Beyond: Hola que tal, soy la prima lejana que nadie quiere y solo estoy aquí para distraerlos de las malas tramas que están pasando.

Acto 3: Una amplia familia que nadie pidió. 2021 a 2023

Fan enamorado: Creo que ya no estoy enamorado.

The Walking Dead: ¡No puedes dejarme! Cambiaréééé. Sí, sé que Fear te aburrió hasta la muerte este tiempo y que Beyond no nos aportó nada, pero mira, mi amiga Tales te juro que te dará lo que necesitas para que sigamos juntos.

Tales of the Walking Dead: ¿Uh?

Fan enamorado: No, no, no. Suficiente. Creo que debemos ver a otras series. No eres tú, soy yo. Tomarnos un tiempo.

Dead City: Yo soy el hermano y ¿sabes qué, fan? Tú no te vas a ninguna parte. Los ratings dicen que te gusta Negan, pues toma Negan. En par con Maggie y que buscan rescatar a su hijo en Nueva York zombie. Sí, pérdida de tiempo pero son solo seis episodios y al final el malo será el hijo que rescatan y que los traicionará. Y hablaremos de eso que le hicimos al coreano.

Daryl Dixon: Hola, yo soy el otro hermano y con mis seis episodios te llevaré a una Francia trucha y te mostraré esos famosos hiper zombies de los que hablan las otras series y también veremos una que otra extravagancia porque, pues, es Europa ¿no? (vemos una extraña orquesta zombie) Fan enamorado: Eh…

Acto final: El regreso del amado. 2024 a futuro.

The Ones Who Live: Ok, sé que ya no creías en este amor, pero ¡mira¡, he traído de vuelta a Rick y a Michonne. Dos episodios brillantes de inicio. Un cuarto experimental donde sólo hablan y finalmente el reencuentro que estaba esperando toda américa latina: Rick y sus hijos. Si esto no te saca una lágrima tú debes estar muerto. (Vemos al fan llorando y abrazando a Ones who live. Se besan)

El libro de Carol: Me dicen que aquí aceptan a viejos personajes en series donde un personaje busca a otro por seis episodios, ¿es cierto?

(Baja telón. Fin)

Tales está disponible en Prime desde el 20 de marzo. Dead City desde el 3 de abril. The ones who live desde el 19 de abril y Daryl Dixon estrena el 3 de mayo.

También puede leer: Lazos de vida

Personajes

Fan enamorado: Vio The walking dead desde su lanzamiento y pese a las constantes decepciones en el camino, sigue enamorado de la serie y cree que mejorará.

The Walking Dead: Serie de zombies lanzada el 31 de octubre de 2010 que para sobrevivir su propia muerte en vida creó diferentes spin off de cuestionable calidad.

Robert Kirkman: Creador del cómic en el que se basa la serie.

Frank Darabont: Creador de la serie y la última persona a la que le importó la calidad de la misma. Despedido en medio de la segunda temporada.

Fear the Walking Dead: Ocho sosas temporadas de las aventuras de Madison, Morgan y un grupo de personajes olvidables.

The Walking Dead: World Beyond: Serie presentada en el “futuro” que busca justificar todo ese tema del CRM (Republica Civil Militar) y la serie de Daryl y Rick Grimes. 

Tales of the Walking Dead: ¿Por qué Parker Posey, por qué?

The Walking Dead: Dead City: ¿En serio ellos dos serán los protagonistas?

The Walking Dead: Daryl Dixon: Uh-la-la en Francia

Walking Dead: The Ones Who Live: La serie que vino a salvar la franquicia y explica aún más esa tontera del CRM.

Texto: Cristian Callejas

Foto: Internet

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Un puente de integración a través del arte

El Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz entró en diálogo con la muestra del Museo Nacional de Arte

Por Jackeline Rojas Heredia

/ 5 de mayo de 2024 / 06:42

Creadoras, proyecto museográfico que nació en el Museo Nacional de Arte, ha construido un puente de integración en todo el país y sobre todo, entre oriente y occidente, hecho con las obras de mujeres artistas bolivianas. En la Paz, se encuentra vigente la muestra Creadoras, mujeres artistas en Bolivia y en Santa Cruz, se inauguró el 11 de abril una exposición temporal que lleva el título de: Creadoras, mujeres del oriente boliviano, que puede ser visitada en el Centro de la Cultura Plurinacional, CCP. Ambas instituciones, tanto el MNA como el CCP, dependen de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB).

Creadoras surge de la necesidad de llevar adelante una muestra bienal con obras realizadas solo por mujeres; antes del mencionado proyecto, no se tomó en cuenta la capacidad creadora de las mujeres, o bien, las obras eran incluidas como parte de una temática en contextos o muestras en las que lo fundamental era destacar la creación de artistas varones.

Años atrás, para las artista mujeres era difícil acceder con sus obras a una sala del Museo Nacional de Arte; hoy están presentes obras que dialogan con las creaciones que, a su vez, se constituyen en el legado de precursoras y pioneras, obras contemporáneas y otras propuestas más en concordancia con la época actual.

Sin embargo, cuando la propuesta se manifestó atravesó por la oposición de quienes creyeron que llevar adelante una muestra solo con obras de mujeres era un exceso innecesario; aun así la tenacidad del equipo del Museo, con el apoyo del Consejo de administración de la FC-BCB, sobre todo, de la consejera Susana Bejarano, hizo posible que hoy esté montada la muestra Creadoras en diez salas, dos pisos del Museo Nacional de Arte.

La muestra integra, además, el trabajo de 104 artistas provenientes de ocho departamentos de Bolivia, más un grupo de obras de artistas extranjeras de países como México, Brasil, Perú, Colombia, Argentina, Yugoslavia, Inglaterra y Chile.

La exposición narra una historia no lineal, una que surge de la tierra, de la fuente de vida, y se enlaza a la misma historia de lucha de la mujer porque se le respeten sus derechos y se les permita ejercerlos, la lucha colectiva y cotidiana aún vigente, en paralelo al contexto histórico y político de Bolivia en su vida como país. Todas esas historias, solitarias y plurales, están plasmadas en obras pictóricas, grabados, instalaciones, fotografías, videos, obras digitalizadas, tejidos, cerámicas y más.

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Una extensión, casi similar, se llevó adelante en el CCP en Santa Cruz, a cargo del equipo curatorial dirigido por Andrea Hinojosa, en coordinación con la jefatura de la Unidad de Museo del MNA. En Santa Cruz se dirigió el trabajo museográfico sobre la base de tres ejes temáticos: Creaciones antiguas y actuales con alto contenido temático en distintas técnicas y materiales; la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos y el ejercicio de los mismos; y el nexo de la mujer con la tierra (lugar al que pertenecen).

La muestra en la capital oriental cuenta con la participación de reconocidas artistas como: Ejti Stijh, Raquel Schwartz, Aless Abruzzese, Magenta Murillo y Wara Cardozo , así como de artistas jóvenes como Gabriela Zeballos y Kelly Ledezma.

El MNA llevó, en el marco de su programa “El Museo dónde tú estás”, las obras de colección de artistas, entre la década de los 40 al 90 como: Norah Beltrán, María Luisa Castro, Teresa Córdova, María Haydée Aguilar, Agnes Ovando, Julia Meneses, Elisa Ballivián, Inés Córdova, Marina Nuñez del Prado y María Luisa Pacheco.

También están presentes los trabajos de creadoras más contemporáneas como Giomar Mesa, Ángeles Fabbri y Beatriz Nogales Iturri. De Brasil, se exhibe una obra de Teres Nicolau; de Inglaterra, una de Elisabeth Wisheropp y de Perú, una pieza  de Patricia Eyzaguirre.

La muestra hermana a la del Museo Nacional de Arte estará abierta hasta el 30 de mayo en el CCP Santa cruz.
La muestra hermana a la del Museo Nacional de Arte estará abierta hasta el 30 de mayo en el CCP Santa cruz.

Son obras que nunca antes fueron expuestas en Santa Cruz y que se integran a las obras de las artistas cruceñas, benianas, pandinas, además, porque la museografía de Creadoras lo permite. 

Por otro lado, en este marco se realizará un homenaje especial, recordando a la artista cruceña Etelvina Peña, una gran artista pictórica, actriz de teatro y televisión, una maestra cruceña que falleció el 1 de febrero de 2008.

A la vez, el CCP —con el apoyo y participación de la organización Apoyo para el Campesino Indígena del Oriente Boliviano (APCOB) y el Centro de Investigación, Diseño Artesanal y Cooperativa (CIDAC)— hace posible la participación de tejedoras de tierras bajas, las obras de artistas de las naciones indígenas originarias del oriente boliviano.

Creadoras, mujeres artistas en el oriente boliviano estará abierta al público hasta el 31 de mayo, la entrada es libre y será una experiencia que la población de Santa Cruz y de Bolivia pocas veces tendrán la oportunidad de apreciar.

Texto: D. Jackeline Rojas Heredia

Fotos: Centro de la cultura plurinacional de santa cruz

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Letras bolivianas, letras hispanas: una celebración que suma

La Academia Boliviana de la Lengua entregó un reconocimiento a la investigadora Ximena Soruco por el Día Mundial del Libro

El acto de la Academia Boliviana de la Lengua en el Centro Cultural de España.

Por Bruce Aramayo

/ 5 de mayo de 2024 / 06:35

Desde que en 1995 se proclamara en la Conferencia General de la UNESCO el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor para celebrar y promover la lectura, muchos países se han unido, a su manera, a esta fiesta de los libros. En el mundo hispano en particular esta fecha es especialmente importante porque se conmemora el entierro de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la obra cúspide de la literatura en español.

La Real Academia Española, por ejemplo, celebra en su sede institucional la Semana Cervantina con actividades culturales abiertas al público y organiza todos los años las honras fúnebres al autor del Quijote en el Convento de las Trinitarias de Madrid. También en esta fecha se entrega el Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes” que es considerado el máximo galardón a la actividad creadora de autores españoles e hispanoamericanos; este año el escritor español Luis Mateo Díez ha sido merecedor de dicho reconocimiento.

De la misma manera, en América, las Academias organizan celebraciones similares en sus sedes con eventos que solo acrecientan el festejo universal de las letras hispanas. Nuestro país no es la excepción; su Academia, la Academia Boliviana de la Lengua (ABL), organizó el miércoles 24 de abril en el salón de actos del Centro Cultural de España en La Paz un evento en el que presentó su Anuario Nº 32 y dio un reconocimiento a la estudiosa Ximena Soruco Sologuren por su labor filológica. La celebración estuvo dirigida por la directora de la institución, España Villegas Pinto, y los académicos Hugo César Boero Kavlin y Juan Marcelo Columba Fernández; este último dio un discurso titulado Sobre algunos proyectos editoriales contemporáneos de Bolivia, que fue preparado para la ocasión.

El Anuario de la ABL se viene publicando desde 1985. Empezó bajo el nombre de Anales de la Academia Boliviana de la Lengua hasta su número 23 en 2008 y desde entonces se imprime como el Anuario de la Academia Boliviana de la Lengua. El número que se entregó la semana pasada sigue cumpliendo, como dice en su presentación, “las funciones conmemorativas mencionadas para el Día del idioma [y] las finalidades prácticas de materializar las metas de la misión institucional de la Academia”; en él se publican diferentes estudios e investigaciones sobre asuntos filológicos, lingüísticos y literarios en Bolivia. El reciente número incluye, además, los discursos de ingreso de sus más flamantes miembros (Juan Marcelo Columba Fernández, Diego Valverde Villena y Hugo José Suárez), homenajes póstumos y en vida a personajes de las letras nacionales y cuatro evocaciones in memoriam a Gaby Vallejo Canedo, quien falleció el 20 de enero de este año.

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El motivo del reconocimiento que se otorgó a Ximena Soruco fue su obra de edición e investigación Carlos Medinaceli. Ensayos reunidos (1915-1930), publicada en 2022 por el Instituto de Investigaciones Literarias, la Carrera de Literatura de la UMSA y Plural editores. Con este galardón la ABL quiso, por un lado, evocar el trabajo literario de Medinaceli y, por otro, distinguir la labor de Soruco respecto al autor y su obra. Carlos Medinaceli. Ensayos reunidos (1915-1930) es el primer libro de una colección de cinco volúmenes donde la investigadora reúne toda la obra del autor de La Chaskañawi, novela que se editará como último volumen de la colección. En el primer y el segundo libro (ambos publicados) se reúnen los ensayos en los que Medinaceli analiza y comenta obras de literatura nacional y extranjera. El discurso de reconocimiento escrito por los académicos Tatiana Alvarado Teodorika, Hugo Boero Kavlin y Alba María Paz Soldán Unzueta, señala que “más allá del aporte que representa para las letras bolivianas, su mejor conocimiento y su divulgación, esta obra es una prueba de la construcción intelectual más allá de las fronteras” y en él se agradece a Ximena Soruco por haber iniciado esta labor de investigación y compilación. “La felicitamos por el rigor con el que está llevando a cabo este trabajo, hacemos público nuestro reconocimiento y compartimos nuestro sincero deseo de que todos los volúmenes salgan pronto a la luz”, concluyen los académicos.

Entrega del reconocimiento a Ximena Soruco. Abajo: Ejemplar del Anuario de la ABL.

Tanto en nuestro país como en el resto del continente, de este y del otro lado del Atlántico, el reconocimiento a los escritores en lengua española es una forma común de expresar el amor a la literatura. En el mes de abril se elogian los libros y la lengua; y todas las personas e instituciones que aprecian el español se suman a este festejo para distinguir a los escritores que nos deleitan con su prosa o sus versos y para recordarnos que las letras hispanas, y las letras las bolivianas, son motivo de orgullo.

Texto: Bruce Aramayo

Fotos: Bruce Aramayo y Archivo ABL

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