Laruta, de big band a orquesta
El ensamble muta y su sonido también. No abandona el jazz pero se acerca más a la música contemporánea.
Con el reemplazo de la sección de trombones por una de cuerdas, la orquesta Rodolfo Laruta y la Sonora Final Los Andes busca otro camino sonoro y expresivo. Se aleja del esquema de una big band y se acerca más a un ensamble orquestal o a una mini orquesta sinfónica.
Una de las razones para este cambio es que pretende aprovechar la calidad de los músicos de instrumentos de cuerda del Conservatorio Plurinacional de Música, mientras que la principal es la búsqueda creativa que visualiza su director Juan Andrés Palacios. “La big band tiene un sonido muy particular, te lleva hacia el jazz muy directamente. Y quiero llevar este proyecto a otros lugares. Además de que el público tiene ciertas expectativas cuando hablas de un ensamble de ese tipo, era difícil para mí componer fuera de ese marco”.
Para presentar la nueva conformación así como la nueva propuesta musical que se pretende desarrollar, el ensamble dará un concierto —con aporte voluntario— el 21 de marzo a las 19.30 en el Conservatorio Plurinacional de Música (C. Reyes Ortiz 56, casi 16 de Julio). La presentación está dividida en dos partes, la primera recupera piezas de su antiguo repertorio, entre ellas, Construção de Chico Buarque y Casida del llanto, una musicalización de Palacios del poema del mismo nombre de Federico García Lorca. Éstas fueron elegidas porque serán parte del nuevo disco que grabará la orquesta Rodolfo Laruta y la Sonora Final Los Andes este año.
“Venimos soñando con el disco desde 2018, pero necesitábamos hacer cambios. Ahora ya estamos listos para concretar esos planes y mostrar una nueva faceta de nuestro trabajo”.
En la segunda, se estrenará una nueva composición de Palacios, creada especialmente para inaugurar esta nueva etapa, titulada Todas las posibilidades. La pieza utiliza la nueva flexibilidad musical del grupo para acercarse a la música contemporánea, con una sonoridad más oscura.
“Con este nuevo ensamble tengo las puertas abiertas para hacer un repertorio más experimental. Y he preparado una suite compuesta por cinco movimientos: tres piezas que comparten un mismo texto, además de dos enlaces”. Este acercamiento a otros géneros, si bien plantea una nueva sonoridad no abandona aspectos claves del jazz, como la improvisación.