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Saturday 18 May 2024 | Actualizado a 23:18 PM

Desagravio a las víctimas de las masacres

/ 1 de septiembre de 2021 / 01:45

Ni el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) pudo convencer a los detractores (sí, ¡detractores!) de las víctimas de las masacres de Sacaba y Senkata en 2019 de que aquéllas fueron resultado trágico de una ejecución extrajudicial.

A dos semanas de la presentación de las investigaciones del equipo independiente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la violencia y la violación de derechos humanos en la crisis poselectoral de 2019, los familiares y los heridos de aquellos hechos luctuosos en el inicio del régimen de Jeanine Áñez solo fueron revictimizados.

En el afán de atribuirles militancia con el oficialismo, sufren la relativización de su caso en los medios de información, la despreocupación de la oposición por su situación, la omisión de su dolor por parte de la Iglesia Católica, el agravio de la señora Amparo Carvajal y hasta el insulto de un exdiputado, que cree que con haberles el Estado beneficiado con una ayuda social su problema está resuelto.

Al día siguiente del informe, algunos medios de información se ocuparon de igualar culpas de Áñez y Evo Morales en los sucesos de 2019, cuando, más allá de los enfoques periodísticos particulares, el hallazgo más fuerte del GIEI fueron los casos de ejecuciones extrajudiciales y las masacres, sin dudas. O al final, también se ocuparon de otros hechos, si bien totalmente condenables y necesarios de ser juzgados, de menor gravedad.

Fue evidente la reacción de la oposición que, antes de nada, y en el afán de desvincular de los hechos a los responsables de esas masacres, sugirió una reforma judicial. Ahora está ocupada en defender a Áñez, como la baluarte en la “recuperación de la democracia”, la abanderada de la “sucesión constitucional” y la “víctima” de una presunta persecución política.

Si los hechos más graves de la violencia de 2019 fueron las masacres de Sacaba y Senkata, ¿quiénes son los responsables? El mismo GIEI recordó hace unos días que el Decreto Supremo 4078, firmado por Áñez y su gabinete, fue “el principal instrumento con el que se pretendió dotar de cobertura legal a la represión”.

¿Hay forma de que los autores del decreto se libren de ese documento y las consecuencias? A priori, no hay; aunque hay presunción de inocencia. Áñez dijo que no ordenó matar, cierto, es difícil imaginar ese extremo inhumano, ¿pero no leyó que el decreto libraba de sanciones penales a quienes lo ejecutaban ante las movilizaciones sociales?

A pesar de sus llamados a la paz en 2019, el clero de la Iglesia Católica siempre se refirió a esas muertes como producto de “enfrentamientos”. En su comunicado del 20 de noviembre, al día siguiente de la masacre de Senkata, invocó a Dios: “Basta ya, dejen la violencia y la destrucción y practiquen el derecho y la justicia (Ezequiel 45,9)”.

Presumió que los movilizados, luego reprimidos por las Fuerzas Armadas y la Policía al amparo del decreto, eran delincuentes. “No permitamos que instigadores delincuentes generen más dolor y muerte”, decía el texto.

Y en su memoria sobre los sucesos de 2019 describe como “enfrentamientos violentos en Sacaba” y “violencia desatada en Senkata”. Nunca una condena a la represión.

El informe del GIEI estableció que no hubo enfrentamientos, sino masacres en ambos hechos. Es más, denunció que hubo ejecuciones sumarias y uso excesivo de la fuerza.

Además, los jerarcas católicos ni se inmutaron en decir palabra alguna inmediatamente después de esas develaciones. Y en su comunicado reciente solo se centró en la situación de Áñez. Una triste omisión y un agravio, otra vez, a las víctimas de la violencia.

Como el de Carvajal, que, al contrario de reivindicar la causa de las víctimas, dijo que entonces “las Fuerzas Armadas y la Policía salieron a defender al pueblo”. ¿Se ha visto en el mundo una institución de derechos humanos defendiendo a los represores?

Y, si bien puede ser justificable su activismo por los reclusos, se decanta ahora por quien firmó el decreto que derivó en las masacres. Nada por las víctimas de Sacaba y Senkata.

Como Áñez se merece un trato justo y un debido proceso, las víctimas de las masacres se merecen un desagravio. Nunca más muertes así, ni de los unos ni de los otros.

Rubén Atahuichi es periodista.

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Pedrajas: Una muerte sin orden ni compañeros

En octubre de 2008, ‘Pica’ se quejaba por que se le ‘amontonaban’ los males

El sacerdote Alfonso Pedrajas fue entrevistado por La Razón antes de su muerte en 2009

Por Rubén Atahuichi

/ 15 de mayo de 2024 / 07:11

“No tengo tesoro ni perla, no tengo compañeros ni orden, no tengo fuerzas para correr por los cerros y buscar el viento y la luz; no tengo paciencia para soportar estupideces de los jóvenes, solo tengo madrugadas largas y solitarias”. Así comenzaba a despedirse Alfonso Pedrajas en Valencia, España, el 27 de julio de 2008; molesto incluso con la Compañía de Jesús, que lo había acogido desde sus 17 años de edad. “Quizás mañana mismo ya nadie hablará de mí. Habré dejado de existir”.

Lea: Diario de Pedrajas: la niña del Villegas que adoptó junto su novio

Pedrajas

Murió en su ley. Página 382 de Historia, las memorias del sacerdote jesuita pederasta. Es el último capítulo. Su crisis existencial no se resuelve, pero cuestiona a Dios sobre cómo se le están “amontonando” las enfermedades.

La Paz, 11 de octubre de 2008. “Se me metió otra enfermedad: litiasis renal. Pasé momentos muy dolorosos, médicos, análisis, clínica, calmantes, urografía excretoria, TAC…”, dice el jesuita. 

El 12 de abril de 2004 había develado su enfermedad. “Pues parece que llegó el momento. Llegó el acontecimiento, la enfermedad. ¡Tengo cáncer! Dentro de unos días, con la cirugía radical de la próstata, los ganglios y las vesículas seminales, voy a quedar impotente”, cuenta en el diario.

En Historia, Pedrajas escribe sobre su muerte en la primera página y en la última. El 2 de noviembre de 1960, en Raymat (España), quiso morir como los viejos jesuitas, tenía “un inmenso deseo de morir así, entre himnos y alabanza, habiéndolo dado también todo por Cristo”.

En su último escrito, su sentimiento cambió: “Mi pequeñez no da para más. No puedo cambiar mi pasado. Tampoco puedo cambiar mi presente. Ya no tengo fuerzas síquicas ni espirituales para montarme al caballo de la santidad, ser bueno”. Así fue.

(15/05/2024)

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Diario de Pedrajas: la niña del Villegas que adoptó junto a su novio

Un año y siete meses tenía la beba cuando J. C. la adoptó en 2008

A finales de agosto de 2008, La Razón conversó con Alfonso Pedrajas; el contenido de la charla difería de los antecedentes

Por Rubén Atahuichi

/ 15 de mayo de 2024 / 07:05

En los pasajes oscuros de la vida del cura pederasta Alfonso Pedrajas aparece una niña, Alejandra, que adoptó su novio, J. C., en el Hogar Carlos de Villegas de La Paz. Era el sueño que maduraron ambos, un año antes de la muerte del jesuita español.

A su vuelta de Valencia, España, en mayo de 2008, ‘Pica’, como se llamaba, trajo varias cosas a su amante, entre ellas mosaicos, que ambos colocaron en la sala.

“Me gusta mucho estar con él, decorar la casa, casi como si fuera mi casa. Ahora, JC habla de nuevo de su ilusión de adoptar un niño”, dice Pedrajas en sus memorias —Historia— de 383 páginas a las que accedió La Razón, cuyos extractos fueron publicados por primera vez el 30 de abril de 2023 en el reportaje Diario de un cura pederasta de El País de España.

Revise: De tetas, playa, mamá y celibato

Pedrajas

El sacerdote dice dudar mucho sobre la decisión de su novio, aunque afirma tener la necesidad de respaldarlo y “lanzarse” juntos. En tanto, cuenta que la mamá de J. C. insiste en que su hijo se case.

“Él le dice que no se haga la más pequeña ilusión, que no lo hará, pero que sí quisiera adoptar un hijo”, recuerda Pedrajas.

Devela que, finalmente, la madre de J. C. sugiere una niña, para que se apegue el papá y éste la cuide más. “Lo hablaremos. Creo que le voy a animar”, dice el cura.

“No es bueno que esté solo, ni que quede solo toda su vida. Quizás así evitará la promiscuidad cuando yo desaparezca”, cuenta el sacerdote, resignado a aceptar a la niña y convivir con ella.

Sin embargo, Pedrajas tiene peros, y muy relativos a sus sentimientos con el hombre. “Hay que crecer en el amor y centrar la vida, aunque yo tenga ciertos celos o me sienta un tanto desplazado. Pero es un sentimiento mediocre, no debo alimentarlo de ningún modo”, admite el jesuita.

Dato

El 24 de mayo de 2008, los trámites comienzan a fluir. Ese día, J. C. habla con Rosario (Pedrajas no escribe su apellido y La Razón se lo reserva). “Mañana lunes tiene fijada una entrevista con la abogada recomendada por Rosario para recibir más información e iniciar quizás el proceso de adopción”, cuenta de la cita.

Entre el 24 y 27 de junio de ese año, Pedrajas asiste a la Asamblea de Provincia, de la Compañía de Jesús, en El Paso, la localidad más antigua de Quillacollo. Se pregunta por qué Ramón (Alaix) lo puso como primer panelista. ¿Lo hizo a propósito? Él sabe la enorme dificultad que tengo de creer, y ni siquiera aceptar, a la Iglesia. Aún no sé cómo reaccionar ni qué decir”.

Sin embargo, tiene algo que contar íntimamente. “Con JC hubo grandes novedades. ¡Adoptó a Alejandrita! Una niña campesina (Natalia) de un año y siete meses”, cuenta Pedrajas en Historia.

Desde soñarlo hasta concretarlo, al menos un mes de papeleos. Pedrajas se siente feliz. “Me encanta. Parece muy viva, cariñosa, juguetona”, escribe.

“No sé si ahora soy padre, tío, abuelo, compadre… o simplemente Pica. En verdad, no sé lo que soy para ella. Pero me gustaría quererla mucho, jugar, hacerla feliz, verla crecer…”, cuenta.

Pero cambia sus sentimientos. “No son celos lo que siento, creo que JC me seguirá queriendo igual, pero cambiará mucho nuestro estilo de vida”, supone.

Y J. C. no lo inspira, aunque lo complace. “No disfruto nada, incluso me repugna a veces”.

Un mes después, Pedrajas se encuentra en Valencia, y desde las playas de la Malvarrosa tiene un dejo de nostalgia. “Algo me lleva a decir y sentir muy dentro que quiero a JC, que no puede ausentarse de mi vida. Que amo, sobre todo a su hijita. ¡Nuestra hijita! ¡Mi amor, tan pequeño, tan risueño!”.

Presiente su partida. “Me iré yendo, poco a poco, quizás muy lentamente, pero amando. Soñando con los ojos de esa niña que llena mi corazón”.

 Y se despide. “Me pierdo en mi futuro, en el túnel de un sinsentido que se me echa encima: ¡la muerte! Veo a mi niña. Parece que solo ella está presente dándome vida con sus dientecillos Y solo blancos y su pícara sonrisa. Esos ojitos coquetos y negros…”.

(15/05/2024)

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Cartas de Pedrajas a Pérez Iribarne: de tetas, playa, mamá y celibato

Alfonso Pedrajas solía visitar también ‘La Profesa’ de ancianos

Confesión. Alfonso Pedrajas en entrevista con La Razón en 2007

Por Rubén Atahuichi

/ 13 de mayo de 2024 / 11:04

Desde Valencia (España), el 21 de septiembre de 2002, Alfonso Pedrajas recopila una serie de cartas dirigidas a su colega en La Paz Eduardo Pérez Iribarne, hasta hace un tiempo director de radio Fides en Bolivia.

En muchos fragmentos, “Pica” le cuenta sobre el estado de salud de su madre. “Mi mami está muy complicada. Siempre fue mujer difícil (porque fue genial, y quizás todos los genios son difíciles), fue —¡y es!— mujer posesiva, manipuladora, mandona”, dice el sacerdote.

“Posiblemente, con los años, se agudizaron las aristas y resulta frecuentemente una mujer bastante insoportable. Mis hermanos están hartos. Ésa es la palabra. No hacen más que renegar conmigo acerca de la mamá. Una pena, pero así es”, relata Pedrajas en el texto Historia, que en 383 páginas cuenta su misión en Latinoamérica y sus confesiones sexuales.

“Sabrás que me traje a doña Consuelo, la señora que nos atendía en la Yanacocha. Tiene 57 años y podría ser la solución para acompañar a la mamá”, cuenta de la mujer, aunque también le dice que ésta se encuentra contrariada por la actitud de su madre. Antes, una ecuatoriana había escapado de casa.

Lea también: El cáncer me hizo el favor de sacarme de la promiscuidad

Pedrajas

“Pero sufro por la mamá y sufro por doña Consuelo, de la que de algún modo me siento responsable”, lamenta Pedrajas.

También describe sus paseos y su visita a hogares de ancianos, muy cerca de su casa en Valencia: “La Profesa”. “Son 25, entre hermanos y padres. Promedio de edad: 72 años”, detalla.

También le habla de la playa, de la que le dice que le encanta desde cuando era niño. “En un par de horitas te llenas de sol, de sal, de tetas, de arena… y de soledad”, le cuenta a EPI, como describe en sus memorias íntimas a Pérez Iribarne.

En sus relatos, Pedrajas cuenta en recurrentes ocasiones sobre “reflexiones” sobre el celibato con sus pares y algunos provinciales de la Compañía de Jesús. A Pérez Iribarne también le plantea el urticante asunto.

“La soledad en una playa llena de gente no me gusta. Lo he pensado muchas veces, el celibato es soledad. A ratos, una soledad profunda, honda, repleta, sosegada; otras veces, vacía, lerda, inquieta, casi estúpida”.

Hay más nombres de sacerdotes conocidos en el texto.

(13/05/2024)

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Abrazar a El Papirri, rodear el patrimonio tangible de La Paz

Sentido ‘Homenaje póstumo en vida’ para el músico

Las voces y el elenco se toman una fotografía con Manuel

Por Rubén Atahuichi

/ 13 de mayo de 2024 / 07:05

Por dónde comenzar. Por el final. El asistir a un concierto de “El Papirri”, Manuel Monroy Chazarreta, y no escuchar ‘Metafísica popular’ es como comerse una sajta sin llajua o una marraqueta sin queso. Algo falta, se reclama.

Pasó el jueves, y el viernes, en el Homenaje póstumo en vida al cantautor paceño de los rulos rubios y la camiseta de The Strongest. Ya casi había terminado el concierto en el Teatro Nuna, abarrotado de amigos y público de principio a fin, no había metafísica, aunque química en las canciones.

Aunque la canción llegó al final, cada quien le hizo un juego de cintura a las palabras en el homenaje. “Abrazar a El Papirri es rodear el patrimonio tangible de La Paz”, se rindió Tere Morales, que fue parte de las cuatro voces que acompañaron la celebración de los 45 años de música de Manuel.

“Debe ser la única canción del universo que se ha multiplicado”, describió el escritor Javier Jordán en la lectura de homenajes que hizo el actor Sergio Caballero, quien recordó que hace varias décadas, cuando coincidió con Monroy Chazarreta en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, su “amor a primera vista” y para quien actuó en sus crónicas.

El Papirri “es su propia metafísica, porque él solito se acompaña”, dijo en su texto Jordán, para quien Metafísica popular superó el rango de canción para asumir el rango de concepto. 

Es un “artificio verbal”, resumió el poeta chuquisaqueño Gabriel Chávez Casazola, siempre en la lectura de Caballero. “El Papirri es el poeta urbano por excelencia, al menos en la época que le tocó vivir, ver y beber”, dijo en serio.

Una silla vacía, con una camiseta vieja del Tigre esperaba al cantautor. El piano de Luis García y la batería de Mauricio Cardona adornaban el ambiente. ¡Qué vientos de ‘Kicho’ Jiménez!

Abajo, unas mesas numeradas y pizzas, sándwiches, agua, gaseosas y cerveza a la carta completaban la noche. En el pasillo, un DVD inédito de un concierto y ejemplares de Crónicas de El Papirri cerraban el qhatu.

El concierto había comenzado con las piezas cantadas por Segalez, que también acompañó a todos con la guitarra y su voz.

Luego se prendió Christian Benitez, de Negro & Blanco. Comenzó con Hoy es domingo para agradecerle a Manuel la vez que en Vallegrande lo invitó a pisar por primera vez el Teatro Municipal de La Paz. Estrenó En Trinidad, de la composición de El Papirri.

«Hoy es domingo», canta Christian Benítez

Público

Y El Papirri es un pago de risa. “Harta gente no ha venido”, observó, e invitó a comprar sus obras puestas a la venta.

A Vero Pérez, gran voz y casera de Monroy Chazarreta le tocó interpretar Migración y Ego. Suaves melodías que calzaban con su voz. Que “no haya homenajes póstumos sin vida”, auguró, y Manuel la ensalzó con una ensalada de halagos y mimos. “A la Vero”.

Tere Morales le dio voz al Sacudite y a Ingratitud. E improvisó con el músico Alasita. Esta “canción que no estaba en el programa, pero que todos los eneros me pone de moda”, dijo El Papirri.

No faltó la Wakataya y el Bilo Viscarra (Los Bolitas) estuvo para acompañarlo en el extásis.

En el epílogo de la noche sobria del cantautor, el público coreó Ch’utis, de la pandemia. 

Ganaba The Strongest (a Estudiantes). Los tigres aparecieron para recordar al ‘Chupa’ Riveros, cuyas hijas estaban también.

Otro tigre, Ricardo Bajo, dejó unos escritos del imaginario año 2354: “Todos estamos de acuerdo, nos hace falta El Papirri”. 

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El 62,3% de encuestados cree que, cuando la oposición es derrotada, convulsiona el país

Las últimas elecciones generales en el país se desarrollaron el 18 de octubre de 2020, luego de casi un año de régimen de la autoproclamada Jeanine Áñez. Entonces ganó los comicios el actual presidente Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS), con el 55,1% de los votos.

Activistas de oposición protestan en los cuarteles contra el 'fraude' de 2020.

Por Rubén Atahuichi

/ 12 de mayo de 2024 / 19:44

Según una encuesta desarrollada entre el 11 de abril y 11 de mayo recientes, el 62,3% de los bolivianos cree que, al ser derrotada en elecciones, la oposición apela a la convulsión.

Con una muestra de 2.000 personas mayores de 18 años en todo el país, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) puso la pregunta del caso a dos bandas: Cuando la oposición pierde elecciones, no reconoce su derrota y está dispuesta a general violencia o cuando la oposición pierde elecciones, reconoce resultado y respeta la institucionalidad.

En el primer caso, el 62,3% respondió que sí y, en el segundo, el 29,7% afirmó que, al contrario, la oposición reconoce los resultados y respeta la institucionalidad. El 8,0% se mantuvo al centro de las posiciones encontradas.

La encuesta de Celag tiene un margen de error de entre +/- 0,9% y +/- 2,2% de acuerdo a la dispersión de distribución.

Las últimas elecciones generales en el país se desarrollaron el 18 de octubre de 2020, luego de casi un año de régimen de la autoproclamada Jeanine Áñez. Entonces ganó los comicios el actual presidente Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS), con el 55,1% de los votos.

El entonces presidente del Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, desconoció los resultados y consideró que el candidato del MAS ganó los comicios con fraude. Arce “no ganó con 55%, hubo más un millón y medio de votos que han hecho fraude”, afirmó.

Una semana después de las elecciones, un grupo de activistas de oposición se apostó en el atrio de la Octava División de Ejército, en Santa Cruz, para reclamar una “junta militar” de gobierno. También denunciaban fraude.

Las elecciones generales del 20 de octubre de 2019 también fueron consideradas fraudulentas a raíz de la observación de la Organización de Estados Americanos (OEA), que encontró irregularidades en el sistema informático.

Entonces candidato de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa tildó al proceso de “fraude monumental” y validó la sucesión de Áñez, ante la renuncia del presidente Evo Morales, como una “sucesión impecable”.

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