Wednesday 15 May 2024 | Actualizado a 03:32 AM

El mundo multipolar nace entre guerras

Mujer sostiene a su hijo en Gaza

/ 7 de abril de 2024 / 06:54

Las grandes transformaciones geopolíticas que hoy vive la humanidad desde la perspectiva de Horst Grebe y Hugo Siles

El Punto sobre la i

Después de la caída del muro de Berlín, en 1989, una serie de cambios se aceleraron en la Unión Soviética, que concluyeron con su disolución en 1991. La Guerra Fría había llegado a su fin y quedaba Estados Unidos como la potencia reinante a lo largo y ancho del orbe. Ese es considerado el inicio, a todas luces, del momento unipolar.

La potencia norteamericana ejerció un poder nunca antes visto por la humanidad, tanto por el alcance de su influencia como por la forma en que fue amoldando el desarrollo de la sociedad global en función a sus intereses. Sin embargo, ya en la primera década de Siglo XXI quedaba en evidencia que otro grupo de países, con China en la vanguardia, entraba a disputar el poder hasta entonces hegemónico de los Estados Unidos. Hoy la humanidad atestigua el surgimiento de un orden mundial multipolar, cuyo parto está siendo crujiendo en las guerras de Europa del Este y Oriente Medio.

Conversamos al respecto con el profesional en relaciones internacionales y actual embajador de Bolivia en China, Hugo Siles Núñez del Prado, y con el destacado economista boliviano Horst Grebe López. A continuación, les presentamos las ideas vertidas sobre el tema por nuestros dos analistas invitados.

Hugo Siles

Los cambios en las relaciones de poder en el sistema internacional, nos permiten ver un orden posthegemónico. El entorno internacional bipolar y unipolar, llegaron a su fin. Configurándose en su lugar un sistema de orden multipolar que permite una mayor gravitación e influjos de los países en vías de desarrollo. Luego de que algunos creyeron que la globalización podría ser gobernada de manera unilateral y sin reglas, abandonada a las fuerzas de los mercados, la crisis económica, la crisis del cambio climático, la crisis energética y de seguridad alimentaria, y la crisis post Covid, entre otras, literalmente esto ha obligado a la comunidad internacional a superar el paradigma del neoliberalismo. El mundo posee una mayor conciencia de que existe una agenda que debe ser enfrentada y gestionada de forma multilateral y en mayor apego sobre las desigualdades y los ahora efectos post pandémicos en todas las economías del planeta. Un mundo multipolar, en el fondo, es donde los alineamientos, no son necesariamente automáticos e imprescindibles y donde quedan abiertas múltiples opciones de cooperación y alianzas sectoriales. El mundo se está transformando de forma vertiginosa. Hay un cambio cada vez mayor del prolongado ocaso de la dominación de Occidente en el sistema internacional. Un predominio que parecía ser algo inamovible, años atrás. En este sentido, asistimos a una situación novedosa en donde Occidente, representado por Estados Unidos, está experimentando una declinación. Ya no puede imponer sus intereses como lo hizo después de la Segunda Guerra Mundial.

El conflicto entre Ucrania y Rusia, el cual pudiera desembocar en un proceso bélico mayor, está liderado y planificado por el Pentágono de Estados Unidos para fragmentar a Rusia a través de políticas como el acoso militar a sus fronteras. Es una guerra librada por Occidente bajo la dirección de los Estados Unidos. Múltiples estudios e informes en la década del noventa, recomendaban promover la vigilancia y el acoso a Rusia luego de la implosión de la Unión Soviética, en consideración de que la nación euroasiática representaba aun una amenaza en poderío tecnológico y militar para los intereses estadounidenses en la región. La vigencia de la doctrina de política exterior norteamericana y del plan estratégico actual en diversos campos (financiero, producción, comercio internacional y el campo militar) con respecto a Rusia se encuentra en plena ejecución. Por ello esta guerra, no es entre Ucrania y Rusia, sino entre Estados Unidos y Rusia. La guerra en Ucrania es una catástrofe para Europa.  Es una guerra que no se puede ganar, que podía haberse evitado, que surgió de esa campaña de “rusofobia” llevada a cabo por el gobierno de Estados Unidos. Fue una provocación perfectamente planificada. Rusia se defiende de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de EEUU. El presidente Putin, dijo recientemente; que no se podía hablar de orden mundial basado en reglas donde todos los países tenían derecho a la seguridad menos Rusia.

La postura de los gobiernos europeos, es de absoluta sumisión ante un gobierno imperial estadounidense, cuyo influjo a nivel internacional comienza a declinar. Tal declive se evidencia en las acciones de los organismos de defensa estadounidenses -representados por ejemplo en la figura de la señora Laura Richardson, jefa del Comando Sur- que intentan aumentar su influencia en los países a los que los Estados Unidos considera “protectorados” en la zona centro y sur del continente americano, o afianzar alianzas en contra de las supuestas injerencias de países como Rusia, China e Irán, para según ellos mantener la “armonía” dentro de lo que la funcionaria norteamericana llama “nuestro vecindario” y que no tienen otro objeto que el intento de impulsar y mantener su hegemonía militar, económica, comercial, tecnológica y cultural en las naciones latinoamericanas.  Sobre Rusia, es preciso destacar la consistencia y la fortaleza de su economía, frente a la serie de medidas restrictivas guiadas por el gobierno estadounidense y respaldado por países de la Unión Europea. Medidas, por cierto, que resultaron en un efecto boomerang que afecta a los propios europeos.

Ahora bien, las naciones europeas no están en la misma situación de desventaja e incluso dependencia de muchos gobiernos latinoamericanos, por lo que permitir presiones comerciales por parte de los Estados Unidos supone una actitud de subordinación, cuando menos vergonzosa. Para tales gobiernos, la guerra por proximidad que comienza a desatarse ha sido un golpe económico e incluso logístico, mientras que la bolsa de valores controlada en Wall Street aumenta con un éxito considerable para las empresas del conglomerado militar norteamericano. Estados Unidos para ganar esta guerra tiene que involucrarse directamente y no tiene condiciones políticas internas. Esta guerra situada en Europa del Este, no puede observarse sin China como factor de importancia, y blanco último de las intenciones estadounidenses, pero que, debido a la evolución vertiginosa de China, en rubros como la tecnología y las ciencias de la inteligencia artificial, entre otros avances tecnológicos sorprendentes, resulta un rival demasiado portentoso para el decreciente Imperio norteamericano.

Sobre el conflicto en Gaza, Estados Unidos apoya y promueve al Estado de Israel en todas sus acciones contrarias al derecho internacional y el genocidio y la barbarie cometidos en contra de la población civil de Palestina. A la fecha, no existe una propuesta de los países hegemónicos, como Estados Unidos y sus aliados, para frenar esta masacre. Israel quiere exterminar a Gaza con el apoyo de los Estados Unidos, y que al igual que con Ucrania, rápidamente se tramita con el poderoso senado norteamericano, el apoyo militar y financiero para continuar la guerra.

Mientras China, coherente con su orientación y principios de política exterior, ofrece su diplomacia Itinerante, de buscar mediar y construir consensos entre Rusia y Ucrania. Y que Israel permita que las Organizaciones Humanitarias, tengan los recursos y el espacio para efectuar las misiones de rescate en Gaza. China apoya firmemente la causa justa del pueblo palestino, para restaurar sus derechos nacionales legítimos, oponiéndose enérgicamente al traslado forzoso del pueblo palestino y a la ocupación del territorio palestino. Mientras China gestiona la Paz y la cooperación, Estados Unidos, promueve la guerra.

El Estado israelí ha demostrado una obstinada vocación por ignorar las diversas resoluciones de Naciones Unidas y las estipulaciones de la legalidad internacional. Por consiguiente, el gobierno de Tel Aviv no se ve dispuesto a ceder ante las presiones de ningún otro actor del sistema internacional, sea China, Rusia o cualquier otro; solo aceptaría, y no sin ofrecer gran resistencia, a una tajante orden de Washington, cosa que la administración del presidente Joe Biden no parece estar dispuesto a emitir, inspirados en la histórica orientación de política exterior norteamericana sobre el conflicto árabe-israelí.  Bajo estas circunstancias, el futuro de este conflicto está depositado por gruesos nubarrones que presagian una muy probable intensificación y extensión de las hostilidades y genocidio en flagrancia.

La invasión rusa a Ucrania, ha revelado los dobles estándares del mundo occidental con el caso de los derechos humanos. Tras el comienzo de la invasión militar de Ucrania por parte de Rusia, los países occidentales y sus aliados apoyaron al gobierno y al pueblo de Ucrania con todas sus fuerzas. Pero si nos remontamos al pasado, la comunidad internacional y el “mundo civilizado” no condenaron a Estados Unidos por invadir a Irak y Afganistán. En su momento, las organizaciones defensoras de derechos humanos no condenaron al gobierno de Estados Unidos, por los abusos contra los derechos humanos y crímenes de guerra. Una hipocresía flagrante, que almacena un coste muy alto, en términos de pérdida de credibilidad y prestigio mundial dañado.

Por ello, la decisión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de apoyar la actuación de Israel en Gaza, tan poco tiempo después de haber condenado, en un contexto diferente, la actuación de Rusia en Ucrania, ya está teniendo un impacto real en las relaciones entre el Norte y el Sur, entre el Este y el Oeste, con consecuencias que podrían extenderse durante décadas. Es probable que la actitud arbitraria de Washington, tal y como se percibe en gran parte de los países del Sur Global, provoque un ajuste de cuentas más amplio.  En este sentido, ha ocurrido algo importante e interesante, y quizá incluso una fuente de esperanza, y es que hemos visto que para gran parte del llamado Sur Global y en muchas ciudades de Occidente, Palestina ocupa ahora este tipo de espacio simbólico. Es una especie de “avatar” de una rebelión contra la hipocresía occidental, contra este orden mundial inaceptable y contra el orden poscolonial.

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En esencia, la descomposición del orden mundial es el verdadero fenómeno en cuestión y no la transición violenta que desencadene en una tragedia nuclear. Este cambio del orden mundial se refleja en el fin de la globalización neoliberal y en el cambio y redefinición de las relaciones de poder. En este contexto los desafíos y oportunidades de los países latinoamericanos están en medio del eje inestable del conflicto y la presión del gobierno estadounidense. Por ejemplo, la presión sobre Brasil y las naciones que integran los BRICS (Rusia, India, China y Sudáfrica). En contrapartida la deuda pública de Estados Unidos es superior al 125% del producto bruto de ese país. Su economía se sostendrá mientras predomine la confianza del mercado en el dólar, pero cada vez más comerciantes intercambian productos en monedas locales. Así pasa con los BRICS, que ya son más gravitantes que los países del G7. La importancia y gravitación de un actor como China en este mundo de configuración multipolar, es que este gigante país reitera su apoyo al papel central de las Naciones Unidas en la gobernanza global y la necesidad de reformas para fortalecer el multilateralismo y por ello, frente a los complejos desafíos globales actuales, la cooperación internacional es más importante que nunca. China es en la actualidad, un referente fundamental en la política exterior de cualquier país y parte esencial de la configuración del orden internacional multipolar y el Sur Global. La nueva China, no solo cambió la Economía mundial, sino también la distribución de los recursos en el mundo y drásticamente la geopolítica.

Horst Grebe

En este momento tenemos que considerar que existen dos superpotencias: Estados Unidos y China. Hay varios países y grupos de países considerados potencias intermedias. Rusia es el país más extenso del mundo, es una potencia nuclear, pero es un enano en términos económicos. Su producto interno bruto (pib) es parecido al de Italia. India avanza hacia una posición de potencia intermedia, es el país más poblado del mundo, y ha aterrizado recientemente un satélite en la luna. Sin embargo, su pib per cápita es de apenas $us 6.600, que es la décima parte de los Estados Unidos. Esto también hay que tomar en cuenta. La Unión Europea es un caso particular, puesto que es la principal potencia comercial del mundo, pero en términos geopolíticos recién ha empezado a organizar su seguridad. Una agrupación importante es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que es una alianza defensiva colectiva de los países occidentales, con 32 países miembros. También hay que tomar en cuenta otra organización de países, que es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde están 38 países considerados los más ricos del mundo. En lo que cuenta en el poderío relativo, hay que tomar en cuenta población, gasto militar, volumen de arsenal nuclear y el nivel de dominio tecnológico propio, donde considero que es importante el haber llegado a la luna, por ejemplo. Armas nucleares tienen Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte, Israel. O sea, no son pocos los que están en posibilidad de lanzar ataques nucleares. Los países que han llegado a la luna son Estados Unidos, Rusia, China, India y Japón.

Ahora, el mundo está transitando de uno unipolar a otro multipolar. Efectivamente, en las dos primeras décadas del presente siglo ha comenzado un enorme desplazamiento de poderes del mundo, pasando de un sistema dominado por una sola potencia a un sistema en el que varias potencias compiten por influencia y liderazgo. En términos agregados, se trata del mayor trasiego de poder en la historia mundial, del Atlántico Norte hacia el sudeste de Asia y luego se ha incorporado también la zona del Indo Pacífico. en el ámbito del Asia. Estamos en el comienzo de un tránsito del breve momento internacional unipolar, que se lo considera desde 1991 hasta comienzos de este siglo, a un orden multipolar. Pero, no está todavía definido cómo se van a constituir los polos regionales. Considero que es un error el enfoque que señala que los Estados Unidos se han debilitado y que por eso, digamos, la insolencia de algunos para desafiar ese orden. Estados Unidos ha aumentado su poder en los últimos años, de lo que se trata es del aumento de otras potencias que han adquirido un poder que antes no tenían. Por lo tanto, eso es lo que está cambiando la correlación de fuerzas: las potencias emergentes.  que son muchas. Eso está dando lugar a una mayor inestabilidad, con conflictos en el mundo, formación de nuevos tipos de alianzas y coaliciones. La situación que ahora tenemos, que son varios focos de guerra abierta, tienen posibilidad de dos cosas. Una, la expansión territorial, y otra, la perspectiva de que pudiera escalarse hacia un conflicto nuclear: o sea, una tercera guerra mundial.

Estamos ante esta transición hacia un orden más equilibrado, en términos de distribución del poder. Es decir, aparecen más países con poder importante y todo esto fue impulsado por China como una potencia emergente capaz de competir con los Estados Unidos y ser exitosa en esa competencia en diferentes ámbitos  Pero el inicio de un tránsito a un mundo multipolar y una geopolítica dominante sobre otras consideraciones ha ocurrido por los desafíos de Rusia con la anexión de Crimea y los territorios del Dombás, lo cual para muchos define una nueva geopolítica global a partir de esta invasión de Rusia a Ucrania que se consolidó ya con invasión territorial y el intento de ocupar toda Ucrania en febrero de 2022.

Lo que se puede avizorar hacia adelante es una fragmentación del orden internacional en cuatro ámbitos. Ya no hay una situación unificada donde desde una sola instancia se organizaba el mundo bajo los principios establecidos, digamos, al final de la Segunda Guerra Mundial. En materia de seguridad, el tema es indiscutiblemente dominado por los Estados Unidos. Es el país que tiene las condiciones únicas de intervenir en cualquier región del mundo, a pesar de que ahora se les están complicando las cosas y probablemente tengan que elegir en qué conflictos van a participar y cuáles los van a abandonar, como fue el caso de Afganistán. En materia económica, hay una disputa sobre la conducción de las reglas del juego. Mucha gente piensa que la Organización Mundial de Comercio todavía es un ámbito en el cual se tienen que resolver los conflictos comerciales. También hay una idea de una posibilidad de una fragmentación de un orden financiero separado en dos ámbitos: uno con el dólar como la moneda principal y otro con una serie de otras monedas que entran en la disputa. Esto todavía está bastante nebuloso, no hay claridad. En cuanto al cambio climático, está claro que hay un orden donde participa una multitud de gobiernos, ONGs y empresas transnacionales, como hemos visto en las recientes conferencias de los países sobre el tema. Finalmente, en tecnología se puede decir que el orden lo están estableciendo y dirigiendo los grandes monopolios tecnológicos como Google, Amazon, Facebook, Apple, y quizás se incorporen algunos otros monopolios en el futuro.

Ahora, lo más llamativo de la situación actual es que, en Europa, la preocupación mayor es prepararse para la eventualidad de que Donald Trump gane las elecciones en Estados Unidos, en noviembre. Esto tiene que ver con la guerra de la Ucrania y el rol que juega la OTAN, que es la alianza en la cual se toman todas las elecciones del apoyo a Ucrania. Entonces, si Trump le quita apoyo o se retira del OTAN, esto pone a los europeos en una situación muy complicada, puesto que durante décadas se ha beneficiado de la protección de su seguridad por parte de Estados Unidos. Entonces, es por eso que hay cambios importantes en la perspectiva de la Unión Europea, que además está esperando las elecciones del mes de junio del Parlamento Europeo donde la correlación de fuerzas puede cambiar bastante.

Sobre la guerra intermediada entre Rusia y Estados Unidos, muchos hablan que para resolver el tema de Ucrania se tienen que sentar a la mesa los rusos y los estadounidenses, puesto que estos últimos son los que dirigen y dominan en la OTAN. Sin el apoyo de los países de la OTAN, Ucrania no hubiera resistido estos años. Entonces, China, en este caso, tiene un acuerdo con Rusia, pero no participa directamente en el conflicto. Lo que hace es comprarle todo el gas y el petróleo que le han dejado de comprar los europeos. Esto habilita a los rusos para seguir peleando en Ucrania, a un costo elevadísimo, es cierto. Pero no creo que haya una escalada en el corto plazo, en un conflicto abierto entre Estados Unidos y China, a menos que ocurra algo en Taiwán. Eso sí desataría una confrontación entre China y Estados Unidos, que cambiaría naturalmente la situación actual de manera radical.

El conflicto en Palestina está latente desde 1948, cuando se decide con la participación de Inglaterra básicamente y con apoyo también de los Estados Unidos, la creación del Estado de Israel, en el territorio palestino. Desde ahí en adelante no ha habido una situación de paz, una estabilidad. Más bien ha habido un potenciamiento de Israel como una potencia nuclear, con un ejército sumamente entrenado y una capacidad de desarrollar operativos de inteligencia extraordinarios. Ahora, esto ha sido a costa del derecho de los palestinos que estuvieron en la zona, igual que los israelitas, pero los israelitas aumentaron su nivel poblacional en sus territorios por la integración de grandes contingentes de población judía desde Europa Oriental. Ahora, hay que ver que la situación no se puede separar de la participación de terceros en el conflicto, propiamente en Gaza. Hamás es una organización militar apoyada por Irán, por lo tanto, Irán es parte del conflicto que hay en este momento. Por su parte, Israel tiene el apoyo de Europa Occidental y también de los Estados Unidos. Lo que pasa es que hay una situación que empieza con un acto terrorista por parte de Hamas el 7 de octubre de 2023, que es repudiado por todo el mundo. No hay ninguna mención o una posición que diga que este acto estuvo dentro de los principios o del derecho a la defensa. Por parte de los países europeos, sobre todo y encabezados por Alemania, hay un apoyo inicial sumamente vigoroso a la necesidad de que Israel defienda su existencia como tal. Y aquí el problema es que se enfrentan dos principios, que pretenden ambos la aniquilación del otro. El grupo de Hamás pretende la aniquilación de Israel como Estado político y los israelitas más radicales pretenden la aniquilación sobre todo de Hamás. Esto implica una grave situación, porque del derecho a la defensa, los israelitas han pasado a una guerra ofensiva que viola todos los principios de los derechos humanos, la no afectación de civiles, etcétera. Esto ha dado lugar a un cambio en varios aspectos en la situación de la opinión pública mundial. Yo creo que ha aumentado enormemente el antisemitismo en general.  en los Estados Unidos, en Europa, y esto se ha traducido también en un aumento del apoyo a Palestina diversos lugares, en universidades, en la opinión pública, en manifestaciones. Pero ese apoyo a Palestina no implica un apoyo a Hamás. Entonces, aquí la cuestión es cómo se va a resolver el tema entre dos radicalismos. En lo  concreto y circunstancial, el asunto es cómo se libra Palestina de Hamás y cómo se libran los ciudadanos de Israel de Netanyahu. Y en esto hay una situación complicada porque los países árabes no tienen un apoyo comprometido y efectivo hacia Palestina. Así, por ejemplo, Egipto está apoyando con reticencia la posibilidad de abrir sus puertas a una migración de palestinos hacia su territorio, porque teme que en medio de los que salgan como refugiados también se infiltren terroristas de Hamas. Arabia Saudita está en una situación casi neutral, porque estaba a punto de firmar un acuerdo con Israel. Así, los países árabes declarativamente apoyan a Palestina, pero en los hechos los únicos que se han metido a hacer una mediación y con cierta efectividad, sobre todo para la liberación de rehenes, han sido los de Qatar. Esto ciertamente afecta la situación global.

El conflicto en Gaza ha creado una situación complicada porque ha puesto de manifiesto las diferentes opiniones de las grandes potencias y ha complicado las relaciones internacionales en un momento en que se necesitaban grandes acuerdos para abordar los desafíos globales como el cambio climático, la regulación de la inteligencia artificial, etcétera. Pero, se tiene que ha empezado una carrera armamentista de dimensiones impresionantes y esto ha cambiado la correlación de fuerzas y lo que es apoyo a los países necesitados de ayuda para salir de la dependencia de pocas exportaciones, entre otras debilidades.

Se habla de la influencia del lobby judío en Estado unidos, pero se debe señalar que no hay una sola posición de la población judía en ese país. Es obviamente un lobby sumamente poderoso que ha dominado no solamente la posición internacional de Estados Unidos, sino que ha traído consigo el desarrollo de toda la cultura, como Hollywood, la música y una serie de otros aspectos. Probablemente es uno de los grupos étnicos con mayor influencia en el país del norte. Pero en el caso de la guerra en este momento, hay un lobby que apoya ciertamente de una manera incondicional a Israel. Pero también hay otros grupos, no son tan grandes como el anterior, que apoya el cese inmediato de las acciones militares y aboga por la necesidad de conversar para pasar a una situación de entendimiento; que llegue incluso a una situación de dos Estados, uno judío y otro palestino.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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El desplazamiento del camachismo

Una entrevista a profundidad con el abogado y conocedor de la política cruceña, Vladimir Peña.

/ 12 de mayo de 2024 / 06:58

El Punto sobre la i

Tras un tumultuoso ingreso en la política, que logró sus puntos más altos con el derrocamiento de Evo Morales en 2019 y la elección de Luis Fernando Camacho como gobernador cruceño en 2021, la potencia del camachismo hoy aparece disminuida. Atrás quedaron las jornadas de movilización que apelaban a la épica de una cruzada regionalista, con sobrados tintes religiosos y cargados de emotividad.

La última elección en la Asamblea Legislativa Departamental (ALD) de Santa Cruz evidenció el paso de Creemos, la agrupación liderada por Luis Fernando Camacho, de ser la fuerza política dominante en el espacio cruceño a su establecimiento como una minoría aislada. El pasado viernes 3 de mayo, el asambleísta Antonio Talamás (Creemos) fue elegido como presidente del ente legislativo, en reemplazo de Zvonko Matkovic, con 21 votos a favor, cuatro en contra y uno nulo. La elección fue realizada por plancha, de forma tal que el sector camachista del oficialismo departamental quedó fuera de la directiva.

Se trata del episodio sintomático más reciente del declive del camachismo, que sobrevive sin un norte claro. Con todo, expresa el momento actual de un largo, intenso y apasionante proceso. Conversamos al respecto con Vladimir Peña, abogado, analista político y amplio conocedor de la realidad cruceña. Desde el lugar que ocupó en la Gobernación cruceña, como secretario de Gobierno, tuvo un lugar privilegiado para comprender las estructuras del poder local y a sus protagonistas.

¿Cómo llega el camachismo a este momento donde aparece debilitado?

Habrá que ir por una parte al origen de Creemos y ver si como tal es un proyecto político, más allá de la tipología organizativa. Es verdad que se creó al fragor de la revuelta ciudadana en 2019, que tuvo mucho apoyo, pero considero que ese apoyo estaba asentado esencialmente y casi únicamente en el liderazgo de Luis Fernando Camacho. Ahora, tres años han sido suficientes para comprobar que era un liderazgo insustancial en términos de cultura política. Más allá de la situación de la detención, abstrayéndonos de todas esas circunstancias, creo que la administración de la Gobernación ejemplifica que ni el liderazgo ni el proyecto estaban capacitados para dirigir una institución tan importante como el Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz.

Entonces, esta desintegración que se está viendo en Cremos hoy, precisamente tiene que ver con el liderazgo de Camacho y también con su poca cohesión como organización política. Creemos supeditó su futuro al liderazgo de Camacho y no supo responder a diferentes crisis. No hubo nadie que ponga un alto a los excesos del líder, desde congelar al vicegobernador, hasta tomar la determinación de dirigir la Gobernación desde la cárcel. ¿Por qué? Porque el gran error de Camacho es pensar en sí mismo. Sólo pensó en sí mismo y no pensó en Santa Cruz.

Cuando uno mira hasta ahora las discusiones de la gente de Creemos, es entre ellos. Lo que pasa con lo de las comisiones en estos días en la ALD o lo que abrió la discusión sobre el tema del vicegobernador: es un tema de desconfianza, de supuestas traiciones. Nunca se hacen en cargo de sus decisiones. Cuando subieron el decreto departamental 373, dijeron que no lo habían aprobado, después que sí, luego que no lo habían firmado, apareció firmado. Toda una cadena de explicaciones que al final devela el manejo que han tenido.

Sin ánimo de ser determinante en esto, considero que lo que hemos visto en estos tres años de mandato es suficiente para darnos cuenta de que estamos en un proceso involutivo en el desarrollo de nuestra autonomía.

¿Cómo se puede valorar el desempeño de gestión pública en la Gobernación durante el periodo actual?

Hay un gran déficit. Si bien probablemente ante los ojos ciudadanos, por la agenda mediática, puede atraer el fraccionamiento, el enfrentamiento entre grupos de Creemos, tanto en la Asamblea Legislativa Plurinacional como ahora en la propia Gobernación y la ALD, creo que el mayor problema y el gran déficit ha estado en la gestión. Si uno lee el programa de gobierno de Creemos y analiza su administración, no se encuentra el objetivo. Lo poco que han hecho ha sido seguir algunas líneas de la administración anterior. Lo que han intentado hacer como algo nuevo, les ha salido mal.

Cuando uno revisa, dijeron que ellos van a cambiar la política respecto a los avasallamientos y todo lo que tiene que ver con la tierra. Hicieron un par de intentos para constituir la Comisión Agraria Parlamentaria y luego no hicieron absolutamente nada. En términos de desarrollo provincial, las provincias están avanzadas. En términos de salud, no han sido capaces de implementar el hospital de Montero. Y así uno puede seguir mostrando ejemplos, pero la conclusión es la misma: una gestión muy deficiente y en términos políticos sin horizonte, sin rumbo. Dijeron que iban a profundizar la autonomía para pasar a un federalismo. Lo cierto es que ni profundización de la autonomía, hemos ido para atrás, y de federalismo ni una hoja.

¿Cómo queda la discursividad camachista, esta apelación al regionalismo?

Dos reflexiones sobre eso. La primera, si algo bueno se puede extraer de la presencia del camachismo, es que el camino de la radicalidad no conduce a ningún lado. Puede ser que en un momento de efervescencia la espuma suba, pero tiene límites y después vuelve a bajar. Pero, no alcanza para salir de Santa Cruz. Considero que es ya ahora un discurso agotado y que la gente comprende que no lleva a ninguna parte. Por eso inclusive el viraje del propio Comité Cívico. Temo que los que se han anclado en el discurso cruceñista lo han mal utilizado y lo han malgastado; y no han sabido encontrar un nuevo relato. Y por eso, ante la carencia de una nueva propuesta, vuelven a lo mismo. Ven que eso no lleva a ninguna parte, pero por otro lado tampoco encuentran un discurso nuevo y menos uno que pueda ser homologable con todo el país.

Ahora, también considero que la crisis va a ir mucho más allá del camachismo. Creo que esta crisis hace ver que probablemente estamos en un cambio de época también en Santa Cruz. La autonomía tiene que ser eso. Nuestra autonomía tiene que hacernos ver que nuestra institución (la Gobernación), no tiene que supeditarse a un sistema tradicional de poder. Que la autonomía tiene que dar la posibilidad a que haya competición electoral entre diferentes proyectos políticos que pretenden dirigir Santa Cruz y no canalizarlos todos a un solo cauce; que es lo que ha definido, de alguna manera, las elecciones en el último tiempo, bajo el nombre de unidad o cualquier otra cosa.

El debate que se abre es si nuestra autonomía se ensancha para competir democráticamente o si se utiliza, como utilizó Camacho, el discurso del antimasismo precisamente para evitar que haya un sistema electoral competitivo.

¿Qué porvenir puede tener el estilo de hacer política del camachismo, cuya impronta más notoria fue la confrontación?

También es muy parecido en eso a la radicalidad del evismo. Al final se torna disruptivo, talvez también en eso se asemejan. Pero está claro, independientemente del camachismo o el masismo, o una facción de este último, que los radicalismos tienen límites. No estoy muy de acuerdo con esto de generalizar en la polarización, sino en la radicalización. Los extremismos tienen límite. Puede ser que en algún momento te hagan ganar votos, puede ser que te den instituciones, pero cuando tienes que asumir y administrarlas como tal, pues bueno, ahí se acaba el discurso y hay que actuar.

Ya vemos que para muestra basta un botón, como se dice. Querían las instituciones, pero ahora, por ejemplo, con la brigada parlamentaria cruceña no saben qué hacer. Entonces, ¿para qué querían las instituciones? Así, es verdad que se puede ser radical en la forma, pero sin ningún planteamiento.

Y al final eso termina siendo humo, viene el viento y lo disipa. Si no, miremos lo que pasó con el federalismo. Camacho, en los casi dos años que estuvo ejerciendo la titularidad se sostuvo a puros golpes de efecto. Cuando salió el tema de ley de legitimación de ganancias ilícitas y luego los gremialistas y otros movimientos se apoderaron y le doblaron la mano al Gobierno, rápidamente Camacho se planteó el tema de federalismo, sin haber escrito media hoja. Entonces, eran los golpes de efecto, precisamente por esta radicalidad.

Uno puede ver en Javier Milei, por ejemplo, una radicalidad. Uno puede compartir más o menos su idea o estar totalmente en contra, pero tiene un sustento, por lo menos. La radicalidad del camachismo era superflua y al final eso se vuelve en contra. Al final eso es favorecer a tu oponente. En este caso, el MAS. Si tu radicalidad es simplemente discursiva, bronca, áspera, delirante, y no tienes cómo sustentarla, pues eso, más temprano que tarde, termina diluyéndose. De alguna manera, eso es lo que le ha pasado al camachismo.

Hubo un momento de inflexión en la política cruceña con el paro de los 36 días en 2022. ¿Cómo ha jugado esto en perspectiva?

Fue una causa buena que fue estropeada por malas decisiones y porque esencialmente Camacho pensó que podía repetir la épica de los 21 días y el rector de la Universidad Gabriel René Moreno, que era el coordinador, no tuvo la suficiente energía ni valor para detener a Camacho.

Cuando uno mira los 36 días en retrospectiva, pues Camacho ahí amenazó al propio rector, Vicente Cuéllar, que claramente tenía otra posición. Lo hizo en la propia universidad, con aquello de la muerte civil. Camacho tuvo la oportunidad de resolver esto la primera semana, pero pensó que podía derrotar al gobierno y eligió el camino que mejor sabe. Obviamente, su fuerza estaba en la calle. Pensó que podía nuevamente agitar a Santa Cruz, que podía hacer una resistencia más dura al gobierno. Le fallaron los cálculos o no previó una situación de que la gente ya no quería seguir con esa forma. Camacho subestimó a Santa Cruz, pensó que era dar una orden y automáticamente resistir otra vez.

Está claro que, mientras las cámaras y los medios de comunicación mostraban a los que salían a bloquear las calles y avenidas de Santa Cruz, no había tantas cámaras para mostrar a la gente que se quedaba con mucha rabia e impotencia en casa. Y eso es lo que pasó. Al final, el paro de los 36 días le jugó en contra porque Camacho jugó a doblarle la mano al Gobierno y la gente ya no le respondió de la misma manera porque era absurdo.

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Fue un absurdo el paro. La causa era positiva, pero las formas se equivocaron. Terminaron malgastando dos los institutos de la forma de lucha de Santa Cruz que han sido tradicionales, sí, pero también efectivas en su momento: el cabildo y el paro cívico. Al final, en el cabildo no sabían qué determinaciones asumir, porque claramente estaban con mucha improvisación. Y por otra parte, en el tema del paro cívico, se confecciona algo que los cruceños, los bolivianos, rechazan en su mayoría: el bloqueo, el abuso, el atropello, el impedirle al otro que pueda transitar. Los 36 días terminaron pasándole un alto costo por los excesos.

Además, la economía ya no era la misma la gente lo sufrió. Santa Cruz quedó herida, quedó desquebrajada, porque entre vecinos se terminaron enfrentando ya en las últimas semanas. Nadie se ha dedicado a reparar esos daños, esas heridas que todavía quedaron socialmente en Santa Cruz.

¿Cómo se podría caracterizar la situación actual del camachismo y sus perspectivas?

Están pasando por malas horas. La gente tiene muy claro que no han tenido capacidad de gestionar, de construir un proyecto político, menos actuar de forma colectiva en todos los espacios de representación democrática que les confiaron los cruceños; los han malogrado y su papel es paupérrimo en términos de oposición al gobierno de MAS. La radicalidad, de alguna manera, termina favoreciendo al oficialismo porque la gente piensa que, si esa es la alternativa, complicado elegir.

En Santa Cruz, considero, se van a reducir. No veo un proyecto político a nivel nacional, porque a estas alturas ya han renunciado a esa posibilidad. No han hecho un partido, una organización de carácter nacional, más allá de las cuestiones de siglas. Su principal aliado, Marco Pumari, fue el primero en graficar lo que era Camacho y más allá del resultado en 2020, la situación ha ido a peor.

Ahora, ¿se van a anclar en Santa Cruz? Sí. Y sí, se van a anclar recurriendo al discurso de víctimas. Apelarán al victimismo, que es lo que les queda, por la detención arbitraria e ilegal contra Camacho. Desde ahí van a tratar de resurgir. Van a tratar de denostar al gobernador en ejercicio, Mario Aguilera, por su alianza con el MAS, para de alguna manera cubrir sus propias falencias. Van a ir contra la administración actual de la Gobernación para justificar que el camino de las radicalidades es la única vía para Santa Cruz. Entonces, desde su perspectiva, la cuestión va a ser elegir entre los funcionales, que van a representar en Aguilera y el establecimiento cruceño que lo apoya, y ellos, que van a tratar de retomar lo disruptivo. ¿Cuánto de Santa Cruz puede seguir este discurso? Yo me temo que la gente está cansada, pero también va a exigir de la posibilidad de que surjan nuevas alternativas y nuevos discursos, nuevos relatos. Hay una nueva etapa, pero el camachismo todavía tiene armas para seguir peleando.

¿Cómo queda la política cruceña?

Se había generado una expectativa en el país respecto de las potencialidades de Santa Cruz, inclusive antes del camachismo. En eso ayudó de forma determinante el proyecto político de Demócratas, pero fundamentalmente pienso que esa expectativa se generó a partir de la cantidad poblacional de Santa Cruz. Lo que ya es una realidad y que seguramente el censo lo va a reconocer formalmente para las cuestiones históricas del país, que Santa Cruz se convierte en el departamento más poblado. En 70 años este departamento pasó de ser el quinto al primero en cantidad de habitantes. Adicionalmente a eso, la capacidad económica de Santa Cruz, la generación de oportunidades, la migración, la composición de esta nueva Santa Cruz del siglo XXI, mucho más heterogénea, con ciertas complejidades también, propias de las sociedades multiculturales; y que no ha sabido encontrar una élite que pueda gestionarla adecuadamente.

Pese a todo, la gente miraba con expectativa que desde Santa Cruz se pueda gestar un proyecto político alternativo al MAS. El camachismo aportó a esta idea de la resistencia en 2019, pero la gente ve ahora que la misma tenía pies de barro cuando mira al camachismo. Lo que más me pesa es que la gente tiende a verse decepcionada por la falta de construcción de alternativas. En términos políticos, son dos cosas elementales: resistir y construir alternativas. Santa Cruz tenía o tiene potenciales para las dos. La resistencia está comprobada, aunque ahora estamos en horas bajas por todo lo que ha sucedido.

Más allá de que sea Camacho o no, que era impensable en otro tiempo que el gobernador de Santa Cruz termine preso en una cárcel de La Paz. Eso a nadie se le hubiera ocurrido. Pero bueno, los hechos son así.

Pero, cuando tenemos, creo, el declive del Gobierno del MAS, ya casi definitivo; cuando el MAS muestra su peor versión o su versión original, sin fachada; cuando hay una serie de acusaciones entre evistas y arcistas, es que hay un proyecto agotado. Hemos pasado del proceso de cambio al proceso de decadencia. La gente exige alternativas y ahí Santa Cruz tendría que estar liderando un proyecto para todo el país. Y este es el déficit, y esta es la gran pérdida, más allá inclusive de la Gobernación, de nuestra autonomía.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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Gaza y el destino de la humanidad

Los sucesos de violencia en Gaza hablan el futuro de la humanidad, algo que ha sido puesto en juego, una y otra vez, por las potencias occidentales.

Israel no da tregua a su ataques contra la Franja de Gaza pese a los llamados de la comunidad internacional para una tregua humanitaria.

Por Juan Pablo Neri Pereyra

/ 12 de mayo de 2024 / 06:45

Dibujo Libre

Este texto lo he postergado durante semanas. No porque lo considere innecesario, sino por la dificultad para escribirlo. ¿Cómo expresar la frustración y la rabia sin caer en algún tipo de exceso que le reste fuerza a mi argumento? Estamos en puertas de una matanza sin precedentes en nuestro siglo, en Rafah, lo que queda de la Franja de Gaza, en territorio palestino ocupado. El Estado de Israel lleva más de 200 días cometiendo un infame genocidio, con el apoyo total e incondicional de las potencias occidentales y ante la mirada absorta e impotente del resto del mundo. Esto, sin contar los 75 años previos de violencia sostenida.

El genocidio que lleva a cabo Israel representa varias cosas. Por un lado, la fase tardía de la decadencia moral y hegemónica de occidente. No importa lo que hagan, los gobiernos de las potencias occidentales nunca más podrán recuperar su posición moral de defensores de las libertades y los derechos universales. Ellos son los genocidas. Por el otro, representa una de las mayores contradicciones históricas. El Estado de Israel justifica una masacre y una limpieza étnica, a partir de apelar a la memoria del Holocausto. No puede haber nada más abyecto e infame que esto. Se trata de una operación impulsada por una versión incomprensible, en términos históricos, de nacional socialismo judío, denominada sionismo.

Finalmente, los sucesos de violencia en Gaza representan el destino de la humanidad. Un destino que ha sido puesto en juego, una y otra vez, generalmente, por no decir siempre, por las mismas potencias occidentales y, en particular, por Estados Unidos. Así es, el genocidio en territorio palestino nos compete a todos, sin excepción. El destino del pueblo palestino es el destino de la humanidad. Como lo fue, en su momento, el del pueblo judío en la Alemania nazi. No porque fueran judíos, ni porque ahora sean palestinos. Ni la identidad religiosa, ni la identidad nacional juegan un papel en esta ecuación. Sino por la Idea humanista, ilustrada y universal de humanidad. Si el mundo permite que se efectúe el genocidio que impulsa Israel, perderemos todos.

Me refiero a la Idea de humanidad que fue proclamada por los revolucionarios franceses; la que fue materializada y puesta en práctica por los revolucionarios haitianos; la misma Idea que fue defendida por los republicanos españoles en contra del fascismo franquista; la que fue ungida por revolucionarios como Patrice Lumumba u Ho Chi Minh; la Idea que fue claramente planteada por Fred Hampton y Huey Newton, frente al racismo y al clasismo institucionalizados en Estados Unidos. Esa Idea que hoy está siendo defendida por los juristas sudafricanos en la Haya y por los estudiantes universitarios de todo el mundo, a pesar de la implacable y reaccionaria violencia de sus gobiernos e instituciones.

Las potencias occidentales, como Alemania, que en el presente intentan acallar, con toda su furia, cualquier voz de apoyo al pueblo palestino, no hacen más que exhibir su cobardía. O, en el caso de Estados Unidos, su desdén imperial por la vida del resto del mundo. Tal y como expresaron con claridad pensadores revolucionarios, como Aimé Césaire y Frantz Fanon, el trauma de occidente, en un sentido freudiano, sobre el holocausto judío, se debe a que aplicaron en su continente “los mismos procedimientos coloniales que hasta entonces habían estado reservados exclusivamente a los árabes de Argelia, a los culis de la India y a los negros de África”. Ahora intentan lavar su imagen de genocidas como mejor saben, apoyando la mayor violencia genocida sobre el pueblo palestino.

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A esto me refiero cuando señalo que el genocidio en Gaza representa la decadencia de occidente. Las potencias occidentales nunca estuvieron a la altura de poner en práctica los principios universales ilustrados. Esa tarea fue realizada, siempre, desde abajo y más allá de occidente. En sus excolonias, en las calles, en las universidades y en las revueltas. Por su parte, las potencias occidentales nunca dejaron de ser absolutamente racistas, colonialistas y violentas. Si las potencias occidentales representan el holocausto y la muerte, en el resto del mundo se halla la esperanza del espíritu universal.

La Idea de humanidad que defiendo, en este caso, es universalista. El derecho de vivir en paz, con dignidad, con igualdad y con libertad, para todos. Esa es la Idea que está en juego ahora. Esa es la Idea que el proyecto nacional socialista de Israel pretende sacrificar. Es simplemente lógico, en términos históricos, concluir que, para las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, sea tan importante brindar su apoyo a Israel, su bastión en el medio oriente. No solo por el trauma de genocidas explicado previamente. Sino porque todo imperio en decadencia reafirma su orden desigual con mayor violencia en su etapa tardía. El imperio de occidente se fundó históricamente en la negación de la humanidad del resto, los no-occidentales.

Edward Said, uno de los intelectuales más humanos del siglo XX, dedicó su vida a desentrañar la lógica cultural abyecta, detrás de la empresa imperialista de occidente. Es decir, la construcción de una narrativa, tanto de exotización, como de negación de la humanidad, de todas las poblaciones no-occidentales. A esta labor la denominó orientalismo. Una representación fundamental errónea, generalizadora y envilecida del resto del mundo. Esta es la narrativa que ha promovido Netanyahu, el actual primer ministro de Israel, durante las últimas tres décadas, para justificar el genocidio que hoy lidera impunemente. Las potencias occidentales siguen siendo, fundamentalmente, orientalistas. Ya sea que promuevan políticas de “cooperación”, o masacres, su enfoque siempre ha estado fundamentalmente errado.

En lo que respecta a los objetivos concretos del Estado de Israel, es decir, la construcción sionista de su espacio vital, a partir de la limpieza étnica del territorio, la realidad es aún más abyecta. Esto es algo que ya fue notado, de manera muy clara, por Said -intelectual palestino- y por Israel Shahak -intelectual judío israelita-, el proyecto del Estado de Israel siempre fue esencialmente racista. La noción de construir un Estado cuyo territorio esté reservado únicamente para judíos, sobre todo blancos, es una anomalía en la historia de los Estados modernos. El único paralelo histórico a este proyecto, fue el “lebensraum” promovido por Hitler.

La realización material de este objetivo supondrá la obliteración impune de la Idea de humanidad universal a la que me refiero a lo largo de este texto. El sionismo debe ser frenado y, en última instancia, derrotado. Y, con él, también la cobardía y la vileza de occidente. Afortunadamente, existen pequeños destellos de esperanza, en las movilizaciones, las protestas y las voces que se manifiestan en contra de este genocidio, a lo largo y ancho del globo. Pero la esperanza siempre ha sido un poco tonta y demasiado triste.

 (*)Juan Pablo Neri Pereyra es politólogo y antropólogo

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A 206 años del nacimiento de Karl Marx

La obra del filósofo alemán continúa siendo una invitación a pensar del devenir de la política y las posibilidades revolucionarias.

/ 12 de mayo de 2024 / 06:25

Dibujo Libre

En una carta de Karl Marx a Arnold Ruge, enviada en 1843 (y publicada en 1844 en los Anales Franco Alemanes), en la que describía la tarea pendiente del movimiento comunista para un verdadero cambio revolucionario, el autor escribía:

“El mundo ha estado soñando por mucho tiempo con la posesión de una cosa de la cual, para poseerla realmente, debe tener conciencia. Será evidente que no se trata de trazar una línea mental divisoria entre el pasado y el futuro, sino de concretar los pensamientos del pasado. Finalmente, será evidente que la humanidad no está comenzando una nueva tarea, sino que está llevando a cabo de manera consciente su antigua tarea”.

Estas líneas de Marx repasan una larga tradición de pensamiento sobre la potencia , es decir sobre aquello que se guarda y aguarda a desarrollarse y que se resume en la idea de que lo nuevo consistiría en hacer florecer lo antiguo, es decir, que el verdadero cambio se encuentra en la existencia de un potencial revolucionario que yace en el pasado y se prorroga hasta el presente. De esta manera, el cambio político no sería más que actualización consciente de la potencia histórica de un pueblo, potencia que debe ser parte del programa político para un cambio revolucionario. Por ello la revolución estaría pre determinada en la historia de un pueblo y en sus condiciones de posibilidad.

Un revolucionario debería conocer tanto de teoría política como de las determinaciones históricas del pueblo que pretende llevar a la revolución.

Marx hizo afirmaciones semejantes en el desarrollo de sus escritos, que lo llevaron a elaborar una teoría multilineal de la historia, que se la puede ver tanto en los “Grundrisse” como en la “Contribución a la crítica de la economía política”. A los modos de producción antiguo (o grecorromano) basado en la esclavitud, el feudal (o europeo) basado en la servidumbre, y el moderno (o burgués) basado en el trabajo asalariado, Marx introduce un modo de producción asiático (o precapitalista, basado en una forma de propiedad comunal).

Marx enfatiza estas tendencias de multilinealidad durante la última década de su vida. En sus notas de 1879 sobre Kovalevsky estudia las relaciones sociales y especialmente los cambios en las formas de propiedad comunal tanto en América como en la India , y la carta a Vera Zasúlich de 1881 explica sus preocupaciones por explicar el potencial revolucionario de una situación dada, actualizada por la acción voluntaria, y atendiendo a la situación rusa.

La potencia es, para Marx, siempre histórica y colectiva, es decir, es parte de un movimiento que anula el estado actual de cosas, en otras palabras, la potencia es un recurso sin explotar que nos lega el pasado pero que habita la situación presente, y que en determinados momentos puede explotar y al hacerlo, redefinir el camino o la ruta histórica de una determinada sociedad.

Para Baruch Spinoza, el filósofo holandés del siglo XVII que fue ampliamente leído por Marx, la potencia de un cuerpo es su esencia, es decir: todo lo que puede hacer y padecer, aquello de lo que es capaz es su esencia.

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En el llamado “estado de naturaleza” es decir, en un mundo sin ley ni deber moral, el derecho de un cuerpo es su potencia. Un cuerpo puede destruir lo que no le conviene o le resulta nocivo y puede asociarse con lo que le conviene o le resulta útil. Para Spinoza nada es más útil para un ser humano que otro ser humano. Cooperando y asociándose, los individuos componen un cuerpo más potente, más fuerte, más sorprendente. De modo que la presencia de otro no limita a un individuo, por el contrario, incrementa su potencia. Diez personas pueden producir mucho más juntos que por separado. Por ello la potencia es siempre colectiva. Un modo de producción no es más que una expresión de la potencia. La potencia es la inmanencia de la vida de los seres humanos, la vida se potencia y se desarrolla transformando la realidad, constituyendo la realidad.

En una de las exposiciones del filósofo francés Gilles Deleuze sobre Baruch Spinoza , la potencia es relacionada directamente con la vida, es decir lo que hace posible a la potencia es la vida. Deleuze hace referencia a la tristeza que precisa aquel que somete, es una tristeza que se precisa para evitar la revolución.

Sólo a partir de la tristeza de la vida es posible someter al ser humano. Sin embargo, lo que pone de manifiesto Deleuze, a partir de su lectura de Spinoza, es que sólo la vida, la potencia de la vida, puede expulsar la sumisión. Así la vida debe entenderse como potencia, pero ante todo potencia revolucionaria que puede cambiar el estado de cosas actual.

El pasado 5 de mayo se recordaron 206 años del nacimiento de Marx y su obra continúa siendo una invitación a pensar del devenir de la política y las posibilidades de reinvención de la potencia revolucionaria que la habita.

(*)Farit Rojas Tudela es abogado constitucionalista

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Ni estatales ni independientes, periodistas

Una reflexión a propósito del Diá del Periodista Boliviano, que se celebra cada 10 de mayo.

Freddy Morales en Piedra, Papel y Tinta. Foto: La Razón.

/ 12 de mayo de 2024 / 06:10

Sala de Prensa

Hay periodistas buenos y malos. Y por lo menos la mitad o más de los periodistas del país, son los malos. Esa es la partición en que han incurrido las Asociaciones de Periodistas de La Paz y de Bolivia para dividir a sus afiliados. A los periodistas malos los ha denominado “estatales u oficialistas”. En esa lógica arbitraria, define como independientes a “sus” periodistas, a los probos, los profesionales, que no mienten ni manipulan, en fin, a quienes hacen periodismo, lo que lleva implícito “que son opositores al Gobierno”. Este absurdo está ocurriendo.

El Estatuto de la Asociación de Periodistas, manda exactamente lo contrario. En su capítulo I, punto cuarto, inciso f ) sobre los objetivos dice “Mantener la unidad de sus asociados estrechando vínculos profesionales y sociales…”

En febrero del año pasado, las Asociaciones de Periodistas junto al Comité de Defensa de la Democracia (CONADE), y una veintena de instituciones similares, presentaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un informe de violaciones a derechos humanos cometidos por el actual gobierno, en una audiencia virtual con Julissa Mantilla, presidenta de la CIDH.

En 50 páginas, sostiene por ejemplo que, “el supuesto Golpe de Estado de 2019 es utilizado por el Ministerio Público y las autoridades para perseguir a los opositores. La gran cantidad de presos políticos que existen en el país son acusados…” en desconocimiento a las recomendaciones del Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI) que durante ocho meses investigó en Bolivia los hechos de 2019 y recomendó: “es fundamental que se avance en las investigaciones y los procesos judiciales de rendición de cuentas por los hechos documentados en este informe y otros similares”.

Las organizaciones periodísticas defienden a “grupos como la Resistencia Civil La Paz, la Resistencia Juvenil Cochala y la Unión Juvenil Cruceñista están en detención preventiva por delitos menores”. En el informe del GIEI se detallan, en más de 20 páginas, los hechos violentos contra la población ejercidos sobre todo por la llamada Resistencia Juvenil Cochala durante los eventos de 2019. “El GIEI tuvo acceso a más de 20 videos donde se puede observar a personas con distintivos de la RJC ejecutando actos de violencia, racismo y discriminación en contra de civiles…”.

Dicen las instituciones de periodistas que “…las fuerzas uniformadas (FFAA) hicieron uso proporcional de la fuerza contra manifestantes que poseían armas de fuego, dinamitas y otras durante los sucesos de noviembre de 2019 cuando se produjeron alrededor de 20 muertos principalmente en las localidades de Huayllani y Senkata…”.

La investigación del GIEI “constató que, …las fuerzas de seguridad desarrollaron una operación de persecución violenta en contra de los manifestantes, la cual resultó en un conjunto de ejecuciones sin amparo legal, a lo largo de seis horas…”. El GIEI habla de masacre y desmiente “el uso proporcional de la fuerza”.

En 13 páginas, las instituciones de los periodistas, denuncian excesos contra el trabajo periodístico y los periodistas, pero excluyen otros hechos de violencia contra periodistas y el ejercicio del periodismo sufridos por quienes, según los dirigente de esas instituciones, no pertenecen a la casta de “independientes”.

Citar sólo algunos: la captura del periodista José Aramayo de la radio comunitaria Confederación de Trabajadores Campesinos, el 9 de noviembre de 2019, quien fue amarrado a un árbol por grupos opositores al gobierno de entonces, bajo amenaza de muerte. La periodista Brishka Espada, de la red ATB, fue agredida, golpeada hasta desmayarla en la plaza Tarija, en Cochabamba el 29 de octubre de 2019. El 9 noviembre de 2019, en Oruro, manifestantes prendieron fuego y saquearon la sede de la Radio y Televisión Mega. Ese mismo día, manifestantes bloquearon el ingreso a la emisora estatal Bolivia TV, en La Paz y amenazaron con quemar a los periodistas que estaban adentro si no interrumpían las transmisiones. El 10 de noviembre 2019, el periodista argentino Sebastián Moro, jefe de prensa del periódico Prensa Rural, fue encontrado desmayado en su casa y murió el 16 de noviembre a causa de la golpiza que le habían propinado.

Más agresiones a periodistas “no independientes” ignorados por las organizaciones de periodistas: 4 de noviembre de 2019, atentado contra la sede de la cadena Tv Abya Yala, arrojaron objetos y pintura a su fachada. El 8 de noviembre, el periodista Jhon Yana, corresponsal de la Red Patria Nueva en Trinidad, sufrió un atentado cuando se dirigía a su domicilio. El 21 de noviembre fueron suspendidas en Bolivia las transmisiones de los canales internacionales de noticias TeleSur y Rusia Today (todos estos hechos están consignados en la investigación del GIEI).

El 11 de noviembre de 2022, en Santa Cruz, afines a la Unión Juvenil Cruceñista incendiaron la Federación de Campesinos y agredieron en el rostro al periodista Enrique Serrudo Tejerina. El 10 de enero de 2023, en La Paz, grupos relacionados al gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, agredieron a la periodista Adriana Álvares, quien recibió una pedrada en la cabeza.

También fueron ignorados en su denuncia a la CIDH, los casos de la periodista Jeruslava Ojeada, periodista de Bolivia TV en Santa Cruz, Blanca Mamani, reportera de la radio comunitaria de Los Yungas, que fue asaltada y quemadas sus instalaciones en La Asunta; y de Fabio Espinoza, presentador de Noticias de Bolivia TV, en Santa Cruz, hostigado y amenazado junto a su familia.

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Como ejemplo de la discriminación de los dirigentes está un comunicado del 16 de enero, en respuesta a la protesta de periodistas. En el cuarto párrafo dice: “dentro de esos actos de agresiones también se han visto afectados periodistas que trabajan en medios cercanos al oficialismo, estatales” y agrega que cuando emiten comunicados incluyen a “los oficialistas y estatales”.

Este resumen demuestra graves transgresiones a las normas del periodismo boliviano y también discriminación, uno de los males asociados al racismo. El Estatuto del gremio en su capítulo V sobre “Las normas éticas”, dice que el periodista asociado está moralmente obligado a: a) Ejercer la profesión con probidad, honestidad y patriotismo, informando veraz e imparcialmente a la comunidad, d) … Denunciar la violencia, la tortura, la presión física o moral que se ejerciten contra las personas y la sociedad. e) Respetar la opinión ajena y el derecho a disentir…” En su reglamento interno, capítulo III “Sanciones”, el artículo 15 dice: “Todos los asociados y empleados de la Asociación de Periodistas de La Paz deberán guardar el respeto, cortesía y cordialidad en las relaciones entre sí…”

La realidad distinta a lo que mandan las normas sólo se explica por un irracional alineamiento de algunos dirigentes a una posición política, pese a que el Estatuto en su primer artículo la define a la institución “…con prescindencia político-partidista o religiosa”. La respuesta fácil será “que me comprueben que tengo alguna militancia política”. En lo relatado hasta aquí hay suficiente prueba, sin necesidad de exigir el carnet de militante.

Es más, algunos de los actuales dirigentes estuvieron en la reunión con la ministra de Comunicación de la señora Jeanine Añez, la señora Roxana Lizárraga, cuando a nombre de las Instituciones le dieron total respaldo a su iniciativa de emitir un decreto supremo denominado “La recuperación de la libertad de expresión en Bolivia”, cuando se habían sacado del aire a dos canales de televisión internacional y se ejecutaban otras acciones aquí resumidas. Uno de los dirigentes dijo sobre el decreto: “es un huracán imparable” de libertad de prensa (11 de diciembre de 2019, hora: 18:57, ANF).

La historia de nuestras organizaciones es de rechazo a regulaciones que provengan desde los poderes del Estado. La bandera del periodismo es la auto regulación para evitar que sea el poder el que imponga las reglas y defina los derechos a la información, comunicación, expresión, etc. Y en el marco de la auto regulación, están los Tribunales de Honor y los Tribunales de Ética que parecen ignorar todo.

 (*)Freddy Morales es periodista

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Ser antimasista ya no es lo que era

Una entrevista con el reconocido investigador social Julio Córdova.

La disminución de la hegemonía del mas tiene como correlato que las clases medias opositoras busquen nuevos referentes

Por Pablo Deheza

/ 5 de mayo de 2024 / 06:57

El punto sobre la i

En la medida en que la disputa al interior del oficialismo viene debilitando al partido de gobierno, las prioridades entre las clases medias opositoras vienen cambiando. Emergen nuevas demandas, que ya no se centran exclusivamente en sacar al MAS del poder. Además, se observa la conformación de espacios de opinión fragmentados.

Conversamos sobre estos temas con el destacado investigador social Julio Córdova, director de la empresa de estudios de opinión Diagnosis.

¿Cómo ha evolucionado la percepción ciudadana sobre la disputa política en Bolivia luego del gobierno de Jeanine Añez?

Esta evolución de la percepción ciudadana se puede caracterizar en los siguientes cuatro puntos:

1. La polarización social se mantiene. Por un lado, está la postura que apoya la narrativa del MAS “del golpe en 2019”, sobre todo en clases bajas de Occidente, y que llega a más o menos el 35% de la población. Por otro lado, está la posición que respalda la narrativa del “fraude”; presente en clases medias principalmente del Oriente, que llega a más o menos el 45%. Hay un 20% de indiferentes frente a ambas narrativas.

2. Ha disminuido el apoyo al Gobierno de Arce del 55% en las elecciones del 2020 a más o menos el 40%. Este 15% de disminución se traduce en una actitud de “indiferencia” ante la gestión actual del arcismo y está presente principalmente en clases bajas de los Valles que apoyan a Evo.

3. El 40% que respalda al Gobierno de Arce (clases bajas de Occidente) no es una base social totalmente fiel. Tiende a disminuir hasta el 32% en coyunturas de conflicto político e inestabilidad económica.

4. Se ha profundizado una dispersión del apoyo electoral. Entre las clases bajas masistas cerca del 20% piensa votar por Arce, 10% por Evo, un creciente 7% votaría por Andrónico y un 5% por un nuevo del MAS. En las clases medias antimasistas el 10% votaría por Mesa, un porcentaje similar por Cuéllar; Doria Medina, Reyes Villa y Camacho tienen 5% o menos de apoyo cada uno; cerca del 15% espera un candidato nuevo de la oposición.

Se observa un escenario con una multiplicación de discursos polarizadores, ya no sólo entre el oficialismo y las oposiciones, sino también al interior de cada una de estas veredas. ¿Cómo está percibiendo esto la ciudadanía?

Al interior del MAS hay una polarización entre arcistas y evistas. En cambio, en la oposición se trata de una falta de hegemonía y una dispersión de actores con poco poder de convocatoria. Según las encuestas de Diagnosis esta situación se debe a un divorcio entre los dos elementos de la demanda social (la concreta y la simbólica) y la oferta política.

En el ámbito “masista” la demanda social concreta es en orden de importancia: a) acceso a empleos de calidad para jóvenes, b) apoyo a emprendimientos propios de la gente y c) estabilidad económica (precios estables). La demanda simbólica apunta a un líder que muestre la posibilidad de ascenso social desde la pobreza a través de la educación superior. Ni Arce, ni Evo responden adecuadamente a esta demanda social popular. Andrónico se adecúa un poco.

En el ámbito “antimasista” la demanda concreta es, en orden de importancia: a) acceso a empleos de calidad, b) estabilidad económica y c) seguridad ciudadana. La demanda simbólica apunta a un líder fuerte de carácter (decidido); pero que, al mismo tiempo, sepa “entenderse” con los sectores pobres: “el pueblo”; es decir un líder del tipo “bukele”. Ninguna de las figuras opositoras se adecúa a esta demanda.

¿Cómo están incidiendo en el país las redes sociales y otras plataformas en la formación de la opinión pública y la creciente conformación de burbujas culturales?

Las redes sociales tienen mayor incidencia en las clases medias (media típica y media baja) y entre jóvenes de la clase baja. Pero casi no tienen incidencia entre adultos de la clase baja, y en todo el estrato pobreza. En las clases bajas son más importantes los sindicatos y las agrupaciones barriales como espacios de formación de opinión. Es a través de estos espacios de organización popular que el MAS ha construido su hegemonía en estos sectores populares.

Según las encuestas de Diagnosis, en las clases medias, casi el 100% tiene al menos una cuenta en las redes sociales. Sobre todo, en Facebook (92%), aunque con un crecimiento astronómico de Tik Tok (64% en menos de cinco años). En promedio, los jóvenes de clases medias interactúan 3,2 horas por día en las redes; y los adultos interactúan 0,9 horas al día.

Como han demostrado varios estudios en otros países, las redes tienden a profundizar las percepciones y actitudes de los segmentos sociales a través de “comunidades homogéneas”. Con ello se profundizan los “guetos de pensamiento único” al interior de estos segmentos, y la polarización y confrontación con los guetos contrarios. En Bolivia, mucho del “antimasismo” de las clases medias se puede explicar por la incidencia de las redes sociales.

¿Cómo se puede caracterizar la situación actual del campo político nacional y cuáles son las fuerzas dominantes que explican cómo hemos llegado al momento presente?

Se puede hablar de una creciente pérdida de hegemonía del MAS junto con la ausencia de algún movimiento político que pueda reemplazar a este partido. Ello conduce, como dijimos antes, a una creciente dispersión del apoyo social, junto con la expectativa por algún “líder nuevo” en al menos el 55% de la población, tanto en el ámbito masista como en el ámbito antimasista.

Esta pérdida de legitimidad del MAS ante sus bases sociales y ante sus electores, no significa la pérdida de legitimidad de su modelo de desarrollo. Cerca del 60% de la población respalda un modelo estatista en el cual el Estado sea dueño de los recursos naturales, que los industrialice, y que emplee el excedente para dinamizar la economía, de modo que tanto el Estado, la empresa privada, el capital extranjero y los pequeños emprendimientos de la población generen empleos de calidad.

En suma, el campo político actual se caracteriza por la búsqueda de un nuevo actor político que pueda administrar de mejor manera el modelo estatista de desarrollo. Por el momento no hay mucho espacio para propuestas liberales y/o libertarias, o para modelos federales de organización política.

¿Qué se puede avizorar sobre hacia dónde va la sociedad boliviana en las próximas elecciones de 2025? ¿Cuáles se perfilan como los temas o preguntas medulares que estarán en juego?

Existen dos posibles evoluciones del “mercado electoral” de cara al 2025. 1) Por un lado está la “vía peruana” reciente con una “hiper dispersión” del voto sin que algún candidato supere el 20%, lo que puede llevar a la ingobernabilidad e inestabilidad política como se ve actualmente en el país vecino. Es el escenario más probable.

2) Por otro lado está la “vía peruana de los 90” con la repentina e inesperada aparición de un “outsider” como Fujimori que canalice el descontento social. Esta potencialidad del outsider “exótico” fue anticipada de alguna manera el 2019 con el crecimiento electoral de Chi Hyun Chung del 0% al 8% en menos de tres meses. Me parece que este segundo camino es el menos probable por el momento.

Dos serán los temas dominantes en las próximas elecciones: 1) el tema económico y 2) la seguridad ciudadana. En las encuestas de Diagnosis se observa un desplazamiento en el tema económico: de la estabilidad económica como tópico principal el 2020, a la generación de empleo de calidad actualmente. Si el Gobierno de Arce logra mantener cierta estabilidad hasta el 2025 (inflación mínima), es posible que lo central en la demanda social sea el acceso al empleo de calidad.

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La seguridad ciudadana es una preocupación latente pero muy importante. Tiene que ver más con las percepciones que con la realidad como en Chile. Ya que Bolivia tiene menores tasas de delincuencia que otros países de la región. Pero es un tema que preocupa.

Un tercer tema; pero muy por detrás de los dos anteriores, será el concepto de “la no corrupción y la no instrumentalización” de las instituciones por los políticos. Aquí está el interés por la reforma de la justicia, por un padrón electoral confiable, por la independencia de los órganos del Estado del órgano Ejecutivo. Las personas, sobre todo de clases medias, quieren sentir que viven en una democracia, donde se respeta su voto y donde no hay “persecución política (judicial) a los opositores”.

¿Cómo viene evolucionando el campo opositor? ¿Qué cambios han mostrado las oposiciones en los últimos años?

En el campo opositor de las clases medias hay un importante cambio de demanda social y política, desde el apoyo a opciones “antimasistas” el 2019 y aún el 2020 ( fuerzas que puedan “sacar” al MAS del poder), a la demanda de una alternativa que pueda generar esperanza de un futuro mejor. El 2019 y el 2020, las clases medias estaban dispuestas a apoyar a quien tenga más opciones para sacar al MAS del poder. Esta demanda explica el apoyo electoral al Carlos Mesa. Especialmente en Santa Cruz hubo mucho “voto útil” por Mesa en ambas elecciones. Aunque no creían en el candidato como tal, veían que era el que tenía más opciones para vencer, en una segunda vuelta al MAS.

Ahora, el objetivo de sacar al MAS del poder ya no es el más importante para las clases medias. Ven que este partido dividido ya no es tan fuerte. Hoy en las clases medias se busca recuperar la esperanza para sus familias. Esperan un candidato que les proponga tanto en su discurso como en su propia imagen, razones para creer que pueden progresar. Mesa, Camacho y, de alguna manera Cuéllar, mantienen un discurso antimasista que ya no es relevante. El federalismo no enamora en Occidente. En suma, no hay actores relevantes en el campo opositor.

¿Cómo está el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, en la opinión de la gente?

En las encuestas de Diagnosis, Manfred Reyes Villa no aparece como una figura en ascenso. Es posible que esto se deba a que la cobertura de nuestras encuestas es también rural, donde el alcalde de Cochabamba no tiene apoyo. El apoyo electoral a Reyes Villa se centra en Cochabamba, parte de La Paz y algo en Santa Cruz, en el área urbana; pero nada más. El apoyo hacia él en estos ámbitos se debe a la búsqueda de los electores de “opciones nuevas”.

¿Cómo percibe la ciudadanía la disputa al interior del oficialismo?

Es un tema de “interés”; pero no de “preocupación”. Para las clases medias antimasistas esta pugna confirma que tanto arcistas y masistas son “politiqueros” que se pelean por pegas, dinero y poder. En las clases bajas se toma partido a favor de Arce (clase baja con mayor nivel de instrucción) o de Evo (estrato pobreza, sobre todo de Cochabamba); pero tampoco se cree que esta disputa es decisiva para el país.

¿Cómo viene desarrollando Diagnosis el seguimiento a las percepciones de la ciudadanía boliviana, en particular en lo que hace a la disputa política?

Diagnosis realiza encuestas de opinión quincenales en los nueve departamentos del país, tanto en el área urbana como rural con una muestra de 1800 encuestas presenciales (cara a cara), lo que implica un error muestral del +/- 2,31%. En estas encuestas se pregunta temas de coyuntura de la agenda informativa de los medios de comunicación, así como se hace seguimiento de indicadores de línea de base como favorabilidad de líderes políticos, intención de voto, satisfacción con la situación del país, índice de polarización, demandas electorales, etcétera. Esta información se difunde a los suscriptores de Diagnosis a través de la página https://informes.diagnosisestudios.com, tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes). La suscripción cuesta 20 Bs. al mes.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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