‘Los reyes’ de la cocina a la vista
Reyna Blanco y Giovanny Gutiérrez son gastrónomos y juntos crearon el restaurante Almus. Ellos creen que la cocina es exitosa cuando se la hace con el alma
Se llama Reyna Blanco Laura y le hace honor a su nombre: se propuso ser la soberana de la pastelería. Ella está acompañada de Giovanny Gutiérrez Chipana, quien gobierna en la cocina de Almus, un restaurante-café-bar que ambos emprendieron, en la zona de Obrajes, hace menos de un mes y en tiempos de pandemia.
“Nos hemos animado mi pareja y yo a hacer esto. El nombre Almus nace de ‘alma’ porque el acto de cocinar bien es hacerlo con el alma y con gran pasión. Es tener siempre el corazón para cocinar, no es necesario ir a grandes restaurantes para comer rico, porque si se hace con amor, sale bien”, explica el joven de 22 años, quien al igual que su socia estudió Gastronomía en la Escuela Hotelera.
El romance con la cocina comenzó cuando tenía 17 años. “Me interesó cuando mi mamá me regaló un libro de cocina boliviana. Iba a salir bachiller y debía formarme en alguna carrera. Entonces me quedé ese año en casa y comencé a cocinar desde lo básico, como arroz con asado, luego entré a la hotelera y allí me di cuenta de que me encanta la gastronomía. Me fui especializando en todas las áreas y mi pasión más grande es la cocina”, relata, mientras sostiene una sartén en la que da forma y sabor a un trozo de carne.
Cómplices de un sueño
Reyna Blanco explica que su amor por la pastelería germinó desde pequeña. “Más allá de mis estudios formales de cocina, siempre me gustaba la repostería y con mi hermana acudimos a clases cuando estábamos en el colegio. Me gusta mucho la pastelería porque es más exacta a la hora de cocinar; es decir, en cuanto a los pesos y gramos para el preparado”, detalla mientras usa una balanza para hacer sus cálculos y de esa forma crear tartaletas de frutilla, mora, tumbo y tiramisú, que se lucen en la vitrina de postres del lugar.
El amor compartido por la gastronomía y sus estudios los acercó y hace dos años son pareja. Con ello, tenían todos los motivos para emprender juntos y apostar por un sueño más allá de cualquier limitación financiera. “Hay personas a las que les gusta la cocina, pero a nosotros nos apasiona y quisimos emprender bajo el concepto de mostrar la cocina boliviana. En todos los sitios donde he ido a trabajar aprendí cosas y así fui perfeccionando mi trabajo. Además siempre hay un aporte propio que hace único el platillo”, narra Gutiérrez mientras sigue cocinando.
Bajo esa lógica, semanalmente cambian los postres con el menú. La oferta contempla también un volcán de chocolate con helados y frutos rojos. ¡Exquisitos!
Un aspecto más que resalta la pareja es que la crisis global pone en jaque la supervivencia de muchos negocios y en especial el empleo para los jóvenes, quienes son los más excluidos del campo laboral.
Almus también es un sitio que apuesta por este sector, con jóvenes gastrónomos y pasteleros. Ninguno de ellos supera los 25 años. Además de los socios están Karen Yandira Alcón Cochi, Gary Cristian Lima Álvarez y Cristhoffer Guzmán Flores, el último es el barman, porque además ofrecen bebidas para acompañar las comidas.
“Lo que tenemos es diferente y se van a llevar sorpresas en la comida, en los postres y en el bar que les van a gustar. Tratamos de mantener decorados de vanguardia en la presentación de los platillos y usar insumos bolivianos para revalorizar lo nuestro. Explotar los sabores locales”, precisa el chef.
Los propietarios trabajan todos los días y bajan a Obrajes desde sus viviendas en la Max Paredes y el excine Ebro. “La ubicación que elegimos fue por un análisis de los tipos de restaurantes que hay en este barrio ya que la mayoría son de comida rápida y no hay opciones de slow food (comida lenta)”, precisa la joven.
Además esperan que el concepto de cocina a la vista sea atractivo para los clientes ya que ellos pueden ver cómo los chefs cocinan y todas las normas de higiene y orden que emplean para satisfacer a la clientela a la hora de preparar los platillos. “Es más exigente porque el cliente ve todo, hasta nuestro orden al usar los insumos”, precisa el gastrónomo que, junto a su esposa, ven cumplido un sueño.