REGALOS perfectos para el corazón
Abigail Yupanqui es una psicóloga y artesana autodidacta que escucha las historias de sus clientes para crear, a mano, estos productos personalizados
En 2013 aún no había tantos emprendimientos que se apropiaran de la cultura popular para crear mercancías. Personajes como Batman o Spider-Man se veían en juguetes caros en alguna estantería especializada.
Virma Abigail Yupanqui Chávez lo notó gracias a sus sobrinos. Ellos querían decorar sus cuartos de tal manera que todo el mundo supiese que ser gamers era parte de quienes son. Y ella, de 24 años de edad en aquel entonces, pensó que siempre había sido buena con las manualidades y se animó a dedicar su tiempo libre a darles gusto con un regalo muy especial.
Mantas con sus personajes más queridos, almohadones en forma de mandos de Playstation, llaveros temáticos de sus juegos favoritos. Como tía, solo quería hacerles regalos con sus propias manos, pero pronto Yupanqui se encontró con un efecto dominó, donde todos los amiguitos de sus sobrinos, después de visitar el cuarto de éstos, le pedían también productos inspirados en sus gustos y que reflejaran también sus identidades.
“Es un hobby. Me doy tiempo para hacerlo y no es algo que quisiera que me estrese, así que avanzo poco a poco, poniendo detalles, averiguando la historia detrás de las peticiones”, dice Yupanqui, psicóloga de profesión, quien hace cuatro años trabaja realizando apoyo psicológico y seguimiento a pacientes con cáncer.
“Se requiere mucho trabajo personal en estos casos, pero no importa el tiempo, uno nunca se acostumbra. El diagnóstico de cáncer es algo duro a nivel psicológico, social y espiritual. Incluso cuando les dan de alta, el miedo sigue. Pero no quiero hacerlo ver como algo fatal porque también es bien bonito ver cómo cada persona tiene sus propias herramientas de afrontamiento y asimilación, o sus redes de contención, de las que una persona puede sacar la fortaleza necesaria para afrontar este tipo de situaciones”.
Tal vez ese trabajo influye en la forma en que Yupanqui trabaja un pedido: mientras pregunta detalles como el tamaño o los colores, la gente termina por contarle las motivaciones detrás de estas peticiones. “Hay una historia detrás de cada detalle, hay un motivo por el cual nos quedamos con ciertas características”, cuenta la creadora de Planeta Abi.
“Muchas veces me escriben personas que no saben qué regalar a su persona especial, entonces les voy preguntando qué creen que les gusta. Series, dibujos, qué los apasiona, sus gustos, sus colores… Entonces ahí se va personalizando el regalo. A lo largo de estos años he tenido pedidos para niños desde superhéroes, sus dibujos favoritos, también encargos relacionados con personas que aman su trabajo, reflejando sus profesiones, así como piezas relacionadas con el folklore”.
Con este emprendimiento, Yupanqui no solo ha creado almohadones, llaveros y portavasos personalizados con personajes de la cultura popular, también ha hecho cosas más íntimas como muñecos tejidos a mano que representan a mascotas que ya no están con la gente que las quiso, o incluso a personas, vestidas de una manera específica, como un tributo a quienes son o a un momento que alguna vez fueron y que quieren preservar.
El peluche de un perrito de tres patas que una familia amó con todo su corazón; el muñeco de un policía boliviano en su uniforme de gala; un caporal que Yupanqui decoró con esmero; incluso un muñeco del superhéroe de Marvel Pantera Negra que ayudó a un niño a lidiar con la muerte del actor Chadwick Boseman, fallecido de cáncer en 2020. Todos esos pedidos nacieron gracias a las historias que los clientes le contaron a la propietaria de Planeta Abi para que capture ese detalle especial y simbólico que existe detrás de cada regalo.
“En estos tiempos (por la pandemia) he recibido pedidos con una connotación súper fuerte en términos emocionales. Me pidieron un muñequito de una persona que había fallecido por COVID-19 y fue duro porque era mi amigo, entonces ha sido duro ver sus fotos, pues siempre las pido para sacar detalles específicos. El pensar que esta persona podrá, a través de este muñequito, tener a su ser amado fallecido más cerca o podrá recordar a una mascota que ya no está hace que yo ponga más cariño en el trabajo, porque sé lo especial que será. Es una forma, tal vez, hasta de ayudar a la persona con su duelo”.
El hecho de ser psicóloga ayuda a Yupanqui a tener mayor empatía para recibir y contener la información que le dan. “Y también en ir más allá. En un regalo hay aspectos emocionales que se quieren expresar a través del producto. Conlleva muchas emociones, pensamientos y sentimientos. Recibir esta información requiere de empatía para entenderla y que lo que sea que pidan esté dentro de lo que van a regalar”, agrega esta artesana autodidacta de 32 años.
Para Yupanqui, la psicóloga, es importante conocer a fondo a las personas, sus relaciones, sus emociones, sus gustos y más detalles mientras habla con ellas para hacer los muñecos. Es bueno saber que, de alguna forma, mientras se dispersa, los ayuda.
“Sabemos que a muchas personas les cuesta, tal vez, decir en palabras lo que sienten o no se animan”, dice Yupanqui, la artesana, siempre pensando en cómo representar en la lana, tela, tazas o llaveros, esas cosas que solo alguien que de verdad quiere a una persona, un animal o un personaje notaría: un lunar en el cuello, un ojo más grande que el otro, una prenda favorita que permanece en la memoria.
“Cuando tengo un contacto súper cercano con las personas, me escriben; muchas veces me mandan videos o fotos de cómo reciben los regalos. He visto fotos y videos de niños abrazando a su Batman, o echándose sobre sus almohadones, pues hago seguimiento de cómo recibieron, si les gustó, qué les dijeron. A veces ni siquiera porque yo les pregunté, sino porque me cuentan. Tienen esa apertura conmigo”.
Para poder contarle una historia a Abigail Yupanqui y que ella la plasme en un muñeco, en un almohadón o incluso una taza, no hay más que buscar “Planeta Abi “en Facebook, escribirle la petición y ella se pondrá en contacto con el futuro cliente para poner manos a la obra y juntos crear un regalo especial, hecho con empatía.