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Pobres Criaturas

Emma Stone actriz

/ 7 de abril de 2024 / 05:42

El director griego Yorgos Lanthimos presenta una cinta con adeptos y detractores que renueva el mito de Frankenstein

Si hay un director en actividad que divide radicalmente las aguas de la crítica, ese sin duda es el realizador griego Yorgos Lanthimos (Atenas/1973) cuya filmografía se ha caracterizado desde siempre por un tono provocador que algunos recensionistas elogian por considerarlo el paradigma de la ruptura con las fórmulas instituidas por la industria del entretenimiento, mientras, desde la vereda opuesta, se lo acusa de abusar del efectismo estético y dramático para labrarse la figura de un autor, sin que ello suponga empero que lo sea de verdad, aun si esa misma corriente le reconoce poseer un estilo inimitable.

Tales valoraciones en extremo dispares, de las cuales asimismo ha sido objeto Pobres criaturas, considerada por el bando pro Lanthimos la mejor película producida en 2023, y por la facción anti Lanthimos como una pretenciosa y falaz adscripción a las recetas de una intelectualidad atrapada en los ademanes de rebeldía vacíos de cualquier significado real, si se quiere un surrealismo desbocado, persisten desde las primeras hechuras del realizador. Estas se remiten a su opera prima Mi mejor amigo (2001), pero fue con Canino (2009) cuando saltó a la fama, amén de haber conseguido el gran premio del Jurado en el Festival de Cannes. Su reputación aumentó con Langosta (2015) nominada ese año al Oscar a mejor guión original y siguió creciendo con El sacrificio de un ciervo sagrado (2017) que se hizo acreedora al galardón de mejor guión nuevamente en Cannes. La favorita (2018) fue nominada a 10 premios Oscar y se alzó con el Globo de Oro a Mejor Película en el género comedia o musical. En todos los casos el ya referido parteaguas en los comentarios ratificó cuando menos que ningún crítico queda indiferente a los trabajos de Lanthimos.

ACTRIZ. Emma Stone ganó el Oscar a mejor actuación femenina por su interpretación de Bella Baxter.
Emma Stone ganó el Oscar a mejor actuación femenina por su interpretación de Bella Baxter.

Y lo propio ha venido sucediendo con Pobres criaturas, que agregó a la vitrina de Lanthimos el León de Oro del último festival de Venecia, actualmente en la cartelera local. Ambientada en la Inglaterra victoriana del siglo XIX y basada, de manera por cierto muy heterodoxa, en la novela del escritor escocés Alasdair Gray, narra la historia de Bella Baxter, muchacha embarazada que, harta del maltrato de su sádico marido, el General Blessington, resuelve suicidarse, arrojándose al río. De allí es rescatada por el alocado científico Godwin Baxter —sujeto desfigurado a consecuencia de los experimentos que le forzó a soportar su propio padre—, quien le implanta el cerebro del feto y la revive electricidad mediante.

La narración arranca con escenas en blanco y negro donde se ve a Bella conviviendo con una bizarra fauna, producto de la hibridación de dos o más especies experimentada por Baxter. Esos extraños gansos con cabeza de perro, patos con cabeza de cabra o bulldogs con cuerpo de gallina vienen a ser algo parecido a la bebé con cuerpo de adulta, o la señora con cerebro de recién nacido: o sea Bella. Y el resultado conjunto de esos experimentos no es otra cosa que un irónico apunte del director sobre los horrores en los cuales puede desembocar la experimentación entendida como una búsqueda desenfrenada del progreso a cualquier costo. Ergo: la premisa esencial de la modernidad occidental y raíz del capitalismo.

Claramente el argumento básico es una nueva vuelta de tuerca sobre la vieja advertencia acerca del abismo al cual empujan las pretensiones humanas de asumir el rol de las deidades desarrollado por Mary Shelley en su Frankenstein o el Prometeo moderno (1918), pero en la ocasión releído a través de un lente steampunk, o sea esa derivación del cyberpunk a un género retrofuturista de ciertas ucronías. Traduciendo: una forma de revisar el pasado desde el presente partiendo de la pregunta ¿y qué hubiese ocurrido si en lugar de lo que aconteció pasaba …. (vaya uno a saber qué)?

De tal suerte el relato nos pone en presencia de una mujer ya casi madura pero con la mente de una preinfante, que llama Dios a su tutor adoptivo, giro sarcástico utilizado por Lanthimos para burlarse al mismo tiempo de los padres que se consideran dueños de una verdad que deben transferir a sus criaturas y de los varones que se asumen seres superiores a los cuales el destino les impone la difícil tarea de espabilar a las mujeres por el camino de la vida, siempre y cuando las féminas no pretendan conocer por sí mismas el trayecto a seguir, ni se muestren demasiado curiosas respecto a los dilemas existenciales.   

Para ayudarlo en el proceso de educación de Bella, Baxter contrata a Max, estudiante que terminará enamorado y casándose con la muchacha cada vez menos atenida a las normas sociales así como a las reglas moralizantes de su época y ansiosa por descubrir el mundo, conociéndose de paso a sí misma y a quienes va encontrando a su paso. Ese deseo la empuja a fugar con el abogado Duncan, canallesco vividor que planea llevarse a Bella a fin de satisfacer sus deseos sexuales para luego abandonarla en cualquier lado. El periplo, a lo largo del cual Duncan se va hartando de las que juzga extravagancias eróticas de su objeto de placer, mientras esta se desinteresa en cada vez mayor medida de su compañía, los lleva por Lisboa, al interior de un barco de lujo, una breve parada en Alejandría, para terminar en Paris, donde la protagonista decide llevar al extremo su indagación sobre el sexo dedicándose a la prostitución. En el lenocinio además forma pareja con una de sus colegas, completando de tal forma su insubordinación contra todos los mandamientos de la alta sociedad.

Tal escéptica mirada sobre la historia se hace extensiva a la no menos cruda visión de Lanthimos sobre las miserias de la especie humana: la egolatría, la perversidad, la avaricia, el afán de dominación o el deseo de venganza. Comportamientos con los cuales va colisionando Bella en su trayecto a ser completamente libre para ejercer su irrefrenable curiosidad sin prestar atención a los “no se debe” o “no se hace” que el contexto interpone en su procura de ser ella misma y no así una sumisa réplica de los modelos vigentes.

La labor del elenco de Pobres criaturas es uno de los sostenes básicos del film. Especialmente el desempeño de Emma Stone, asimismo coproductora del film, como Bella resulta prodigioso por todos los riesgos que asume en su personificación de esa mujer sin pasado que preservar, ni pudor que acatar, desentendida, en suma, de cualquiera de los límites que la sociedad de su tiempo —y, en buena medida, de todos los tiempos— impone y por la forma de salvar semejantes  contingencias sin apelar a ninguna coartada. Willem Dafoe en la piel del demente científico ratifica ser uno de los actores más interesantes de la actualidad. Y Mark Ruffalo como Duncan consigue también zafar de los clichés de los galanes villanos sin dejar por ello dudas de su ruindad. El resto del elenco acompaña sin desafinar y logrando estar a la altura de los citados.

Tampoco puede dejar de mencionarse el aporte del diseño de producción en el vestuario, maquillaje, elección de escenarios y si bien la música de Jerskin Fendrix no se ajusta tampoco, como nada en esta película, a los socorridos patrones vigentes, pone lo suyo para que el manejo visual del fotógrafo Robbie Ryan donde asimismo abundan los zooms, los cambios de formato, los paneos en diferentes velocidades, los primerísimos primeros planos y varios otros recursos en parte inspirados en el Drácula (1992) de Francis Ford Coppola. Tales herramientas narrativas, lejos de ser ingredientes caprichosamente empleados para aderezar el tratamiento discursivo son recurridas siempre en función del momento o de los altibajos anímicos de la protagonista. Se detectan asimismo algunas instancias inspiradas en El hombre elefante (1980) de David Lynch.

Visualmente el despliegue resulta abrumador. Una constante en la filmografía del realizador es su recurso al objetivo gran angular, u ojo de pescado, utilizado para ampliar el campo de visión distorsionando las perspectivas y los volúmenes, vale decir, sumando un efecto puramente icónico a la impresión que recibe el espectador y ahondando la inmersión de este. Aquí reincide en dicho uso, tal vez con una frecuencia excesiva que va menguando su eficacia, del mismo modo como lo hace la extensión del metraje, la película dura 2 horas y 31 minutos, lindando con el engolamiento siempre dañino para la robustez dramática de cualquier trabajo. No es que le sobren demasiados minutos, pero algunos menos pudieron haber ayudado a la perfección del producto, un tanto agrietada asimismo por el extravagante final que pareciera dar la impresión de que a Lanthimos las cosas se le salieron un tanto de control en esta mezcla entre humor ácido, irreverente, a momentos negro, fantasía sin límites, barroquismo visual y alegato contra las estupideces heredadas de una cultura lastrada por muchas de sus descaminados mantras.

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Para peor dicho desenlace les sonó a muchos como un guiño de simpatía y complicidad al orden establecido, gesto de lleno contradictorio con el acento cuestionador, burlesco, que Lanthimos aparentaría así, falsamente, entregar en su historia. Hasta cierto punto no pareciera faltarles de todo razón a los cuestionadores, aun cuando tampoco deja de ser probable que algunas de las interpretaciones descalificadoras fueran efecto del mareo sufrido por aquellos a causa del vertiginoso manejo de las imágenes, pero… ahí lo dejo.

Personalmente el de Yorgos Lanthimos no es el estilo fílmico que más me atrae, sin desconocer tampoco la inconfundible impronta con la cual ha sido consecuente a lo largo de su obra, a diferencia de tantos meros artesanos que consideran el cine como una fuente de ingresos en lugar de una fuente de inspiración y por tanto no tienen reparo alguno en cambiar de estilo, de género o, incluso, de cosmovisión. Sin embargo mi anotada distancia con el modo de puesta en imagen de Lanthimos, y a pesar de las demasías citadas, Pobres criaturas se me antojó un trabajo por demás atendible, pues sin ser una película sencilla tampoco se vuelve hermética, completando unos cuantos meses en los cuales nos ha sido posible apreciar varios filmes fuera de lo común, antes, me temo, de volver a la rutina de las mediocridades caras y vacías.

Ficha técnica

Título Original: Poor Things – Dirección: Yorgos Lanthimos – Guion: Tony McNamara – Novela: Alasdair Gray – Fotografía: Robbie Ryan – Montaje: Yorgos Mavropsaridis – Diseño: Shona Heath, James Price – Arte: Renátó Cseh, Judit Csák, James Lewis, Jonathan Houlding, Bence Kalmár Géza Kerti, – Música: Jerskin Fendrix – Efectos: Balázs Hoffmann, Gábor Kiszelly, Dániel Szabó, Andrew Woolley – Producción: Daniel Battsek, Ed Guiney, Ildiko Kemeny, Yorgos Lanthimos, Emma Stone, Andrew Lowe – Intérpretes: Emma Stone, Willem Dafoe, Hanna Schygulla, Mark Ruffalo, Ramy Youssef, Jack Barton, Kathryn Hunter, Charlie Hiscock, Vicki Pepperdine, Christopher Abbott, Attila Dobai – EEUU, INGLATERRA, IRLANDA/2023

Texto: Pedro Susz K.

Fotos: Internet

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Este joven

El Papirri cuenta sobre sus inicios, sus años de formación musical en el exterior del país y aquello que le inspiró.

/ 7 de diciembre de 2024 / 22:31

Este joven debuta hace 45 años como compositor en el Paraninfo de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), La Paz, Bolivia, el 22 de noviembre de 1979. Un año antes había salido bachiller, la dictadura de Banzer se caía, sin embargo, la democracia en Bolivia duraba muy poco. El 1ro de noviembre de 1979 irrumpe el sangriento golpe militar de Natusch Busch; este joven sale a las calles a combatir a los tanques con naranjazos, un balazo le roza el hombro en la Garita. Derrotado el golpe en las calles, la UMSA convoca al «1er Festival de la Canción Social Universitaria»; este joven había entrado obligado a estudiar Derecho, no existían estudios musicales superiores en la época, tenía que presentarse con una canción inédita según la convocatoria.

Este joven había compuesto a los 9 añitos, su primera canción llamada «Zamba del Gaucho», pero no tenía nada que ver con la canción social. Se inscribe representando a Derecho. En el jurado del Festival se encontraban el compositor Cergio Prudencio, el pianista y compositor Nicolas Suárez, Savia Nueva, Julio César Paredes, el gestor cultural y poeta Fernando Lozada, entre otros. Una noche antes, el 21 de noviembre, este joven compone «Dialéctica de la flecha a la bala», canción que gana el segundo lugar del festival; el primer lugar gana la carrera de Sociología mediante su representante, el cantautor chuquisaqueño Jesús Durán, con su canción «Las Barricadas de Noviembre», referida al golpe de Natusch.

Este joven tenía la mirada triste, había perdido a su madre 5 años atrás, no podía creer que había ganado el segundo lugar del concurso, sus ídolos Adrián Barrenechea y Jenny Cárdenas competían en el Festival. En diciembre de 1979 compone la canción «Hoy es Domingo», dedicada a su madre adoptiva, la cholita paceña Hilaria Chami, la Hilariashon. En enero de 1980, parte a Santa Cruz junto a Jesús Durán al Festival nacional representando a La Paz, Jechu había ganado también en la categoría Dúo, junto a la cantante Emma Junaro.

Tenían que llegar a Santa Cruz —como invitados especiales al Festival nacional— los trovadores cubanos Vicente Feliu y Lázaro García, pero son detenidos en el aeropuerto de El Alto por Arce Gómez, célebre torturador que ya operaba en el Ministerio de Gobierno. Los cubanos no llegan al Festival, son liberados gracias a la COB y devueltos a Cuba. Una noche antes del Festival nacional, la derechista Unión Juvenil cruceñista pone una bomba en el hotel donde este joven estaba alojado con Jechu y Emma; la bomba es desactivada, este joven es llevado en pijama a la casa de un compañero del movimiento «Jenecherú» que organizaba el Festival.

En febrero de 1980 este joven compone el huayño «Hasta Ahurita», dedicado a su primera decepción amorosa, una paceña muy linda que lo deja por un señor que tenía un Mercedes Benz amarillo. Este joven en abril de 1980 canta sus tres primeras canciones, otra vez , en el Paraninfo de la UMSA, en un evento sentido en homenaje al padre Luis Espinal, asesinado y torturado en marzo por Arce Gómez y sus secuaces; en el homenaje participan Matilde Casazola, Coco Manto, Julio César Paredes.

En julio de 1980 este joven se tiene que refugiar en el consulado de México junto a su padre y su hermano mayor, quienes estaban perseguidos por el nuevo golpe militar del narco dictador García Meza y su compinche Arce Gómez. Los paramilitares habían allanado el departamento donde vivía este joven con su papá, salvan la vida gracias a que fueron a almorzar a la casa de la Maca, esposa de su hermano.

Este joven llega desterrado a México D.F., la ciudad era gigantesca, su sueño era tocar con Silvio Rodríguez, no lo logra, sobrevive el destierro trabajando en boliches mexicanos, ingresa al Conservatorio de la UNAM con examen complicado, retoma las partituras que había dejado con la muerte de su madre, estudia con el Mtro. Roberto Salas, prestigioso guitarrista mexicano que solo recibía 30 alumnos de los 300 ingresados. Este joven tenía mucha angustia en el pecho, el subte lo atormentaba, quería volver a La Paz pero no podía. Este joven estudia a Leo Brouwer que le abre las alas musicales, estudia a Heitor Villa-Lobos que alimenta su espíritu angustiado; los tres valses de Antonio Lauro más una “Serenata para Django” de Pierre Lerich van gestando un posible repertorio para dar el examen anual.

Este joven se enamora de una hermosa joven boliviana que estudiaba danza contemporánea en la UNAM, es feliz, compone «Llockallita» en su cuartito mexicano, compone «Señora Gorda» dedicada a la dueña de casa, compone «Mi Compañera» dedicada a la bailarina que un día de esos lo deja, pues el novio titular llega al D.F. Este joven tenía tendencias suicidas, compone la desgarrada balada «Dónde», agarra el trago de manera compulsiva junto a su amigo íntimo Rolito Costa, también familiar desterrado; ahí los veías pateando la botella por debajo de la caja de un supermercado, mientras compraban tres caramelos por arriba.

Logra pasar los 2 primeros años del conservatorio con buenas notas, pero la necesidad lo lleva a aceptar un trabajo inaugurando su carrera de docente en Aguascalientes, una ciudad pequeña y entrañable, a nueve horas del D.F. en bus. Hasta aquí, la historia de este joven que un día como hoy, 22 de noviembre, hace 45 años, realizaba su debut en la canción de autor boliviana. Este joven, aún habita en mí.

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Gladiador II desde la mirada de Pedro Susz

El reconocido crítico de cine Pedro Susz da su perspectiva sobre la más reciente entrega del afamado director Ridley Scott.

/ 23 de noviembre de 2024 / 21:26

Próximo a cumplir 87 años, Ridley Scott, el director de Gladiador II, nombre en cierto momento de la historia del cine -los años 70′ y 80′-, ineludible cuando de traer a colación a los mejores realizadores inscritos en el género de las películas de acción se trataba, resolvió ahora emprender un doble viaje retrospectivo: veintisiete centurias atrás a los tiempos, siglo VI a.C., del imperio romano, y a su primera exitosa visita a esa época, veinticuatro años hace, cuando elevó el peplum, término que nombra al subgénero de espada y sandalia, a niveles difícilmente equiparables.

Por cierto, al rever hoy aquel Gladiador I, fruto de las innumerables copias, por lo general mediocres, que anduvieron dando vueltas por las pantallas del mundo entero en estas dos décadas y media, la ponderación del original suma algunos puntos, amén de haber encendido muchas expectativas respecto a la secuela desde el momento cuando trascendieron los iniciales frondosos rumores acerca de su inminente producción.

Sin embargo, tal cual quedó patentizado viendo Napoleón, filmada en 2023, Scott ya no se encuentra en su mejor momento -aun cuando suenen a demasía las alusiones en algunos comentarios a una eventual «senilidad creativa»-, y si aquella coja aproximación a la personalidad del emperador galo daba lugar a preguntarse por la pertinencia de un recomendable pase a retiro del director, cuya insistencia en seguir dándole a la manija comportaba el riesgo de ensombrecer el conjunto de su filmografía, Gladiador II acentúa esa admonición.

Una de las endebleces inocultables de aquel vigésimo noveno largo de Scott resultaba detectable en la escasísima consistencia del guion de David Scarpa, el cual, empero, no obstante las casi unánimes observaciones de la crítica, también acabó siendo el responsable de elaborar el libreto, igual de fútil, deshilvanado, o un tanto más aún, del que ahora tenemos en la mira: trigésimo eslabón de la ya, demasiado artificialmente, extendida obra del realizador británico que había alzado vuelo en 1977 con Los duelistas, escalón inicial en aquella, ya distante en el tiempo, mejor etapa de su carrera.

El proyecto de este segundo episodio anduvo dando vueltas al por mayor, inicialmente debido al capricho de Russell Crowe, intérprete del personaje central del primero al finalizar del cual moría, lo cual, a su parecer, obligaba a incluir en la rehechura algún episodio sobrenatural que justificara su reaparición sano y salvo. Más tarde, el afán tropezó con la debacle financiera de la productora DreamWorks y su venta a Paramount, cuya propietaria dispuso encajonarlo bajo llave durante una década.

Por último, Scott resolvió satisfacer su antojo invirtiendo buena parte de los 300 millones de dólares que demandó la producción de Gladiador II. Y la taquilla pareció darle la razón con los 87 millones de dólares recaudados en el mundo al cabo de su primera semana en pantalla.

Gladiador bajaba el telón cuando Maximus, afanado en poner fin a los desmanes de los sucesivos despóticos césares que habían convertido al imperio romano en una asfixiante dictadura, donde el pueblo no tenía voz ni voto, asesinaba a Cómodo, entonces emperador de Roma que soñaba con mutar ese estado de cosas. Tentando poner a buen resguardo a Lucio, el primogénito de Cómodo, su esposa Lucilla conseguía exiliarlo en la costera ciudad africana de Numidia. Allí, encubierto en una falsa identidad y casado, lo reencuentra, unos veinte años después, la trama de Gladiador II.

Esta arranca en el momento en que Lucio, interpretado por el actor irlandés Paul Mescal, se enfrenta a la Guardia Pretoriana comandada por el general Acacius quien, obedeciendo las disposiciones expansionistas de un nuevo par de ocupantes del poder, los caricaturescos hermanos emperadores Geta y Caracalla, pintados sencillamente como un par de débiles mentales, se dispone a invadir Numidia.

Lucio, cuya esposa perece victimada por los legionarios del implacable Acacius, acaba empero derrotado, preso, vendido como esclavo por el ambicioso traficante Macrinus, y destinado a jugarse la vida en una de las peleas a muerte escenificadas regularmente en el Coliseo romano -divertimento para las masas conceptuado por algunos historiadores el lejano precedente de los actuales reality shows-, manipulando el morbo para distracción de los sumisos y aterrorizados ciudadanos. No sin antes dejar en claro su irrenunciable rebeldía contra el dúo de inhumanos captores, amos absolutistas del sistema.

El tal Macrinus aspira a escalar a esa cúspide del poder activando múltiples insidias y componendas que, con un poco de esfuerzo y buena voluntad, pueden verse, al igual que los payasescos gemelos emperadores, en el modo de una satírica alusión a los detestables personajillos de la catadura de Trump, Meloni, Orbán, Bolsonaro, Milei, Netanyahu, Putin, Kim Jong-un y muchos semejantes, que al día de hoy hacen noticia encarnando desquiciados relatos a fin de enmascarar sus aberrantes miradas sobre el presente y el futuro, así como su angurria de dominio absoluto.

No obstante, si ese grito de socorro de Scott era su motivación central a la hora de reiterar el éxito, terminó resignándose a una suerte de tartamudeo muy a menudo ininteligible debido a la volubilidad de la construcción dramática, en todo momento distraída por los afanes de espectacularidad que acaban ladeando el relato hacia el sinsentido, un híbrido de fábula de aventuras y de intrigas palaciegas maniobradas por Lucilla. El aderezo de escenas mucho más brutales, sanguinarias que en el inicial acercamiento de Scott a la Roma imperial no aporta en definitiva un ápice al redondeado dramático de Gladiador II. Como tampoco ayuda el endeble, anticlimático y precipitado final.

La postiza aparición de enormes simios en plenos combates entre gladiadores, de un rinoceronte asimismo más semejante a un mirón entrometido y la súbita transformación de la arena del coliseo en una extensa laguna habitada por tiburones, al igual que los varios innecesarios flashbacks en blanco y negro, no alcanzan a encubrir yerros técnicos, y algo parecido a una puesta en imagen televisiva, que otrora hubiesen sido impensables que el talentoso Scott cometiera. Tampoco disimulan las chambonadas del montaje, cuyos encargados no parecieran haberse percatado de algunas oscilaciones de la cámara, aparte de haberse contentado con imprimir a la narración un ritmo previsible, muy semejante a la rutina absoluta.

Los, hace momentos referidos, flashbacks en blanco y negro regresan insistentemente al desamparo de Lucius cuando en el exilio pasaba los días añorando a su padre y su esposa. Pero el recurso de esa vuelta al pasado más bien daría la impresión de haber sido pensado a modo de una reiterativa alusión a la precuela, sin que Scott y Scarpa cayesen en cuenta de que así solo terminarían aburriendo a la platea, aparte de acentuar el vacío de una película en largos tramos ayuna de real urdimbre dramática.

Fácticamente, en varias instancias uno se pregunta si Scott quiso hacer al mismo tiempo una secuela y un largo, machacón spot orientado a abrir el apetito de quienes no tuvieron la oportunidad de ver el film del 2000, incitándolos a buscarlo en las plataformas de streaming, y a quienes sí lo degustaron en ese entonces, a reverlo en estas últimas. Es como si por ese doble objetivo el enfoque de la historia acabase atravesado por una suerte de arrebato esquizoide de identidad disociativa, que termina dañando irremisiblemente la contextura de Gladiador II. Para no mencionar el progresivo deslustre de los dardos irónicos contra los actuales ejemplares tóxicos, enfermos de idénticos desvaríos mesiánicos a los de sus lejanos antecesores romanos.

Asimismo, conspiran contra la consistencia del producto final las escenas que, a título de retrotraer al espectador al original, se limitan a copiar, literalmente si se permite la licencia, secuencias enteras de aquel. Y la banda sonora aportada por Harry Gregson-Williams peca de idéntico malentendido, contentándose con replicar de la manera más automática concebible la compuesta en el 2000 por Hans Zimmer y Lisa Gerrard.

En cuanto a la interpretación, Mescal, teóricamente a cargo del personaje principal, o sea Lucio, confronta el dilema de saber de antemano, pues de seguro habrá leído el guion entero, que a fin de cuentas no lo será. Y es muy posible que tal presunción lo hubiese empujado a desempeñar su papel con una distanciada pasividad, es decir, sin esforzarse casi nada en imprimir a su labor la fuerza requerida para activar una mínima empatía en el espectador.

En cambio, Denzel Washington, superada su confesa adicción a las drogas, logra ser el verdadero eje del asunto en la piel de Macrinus. Su faena se encuentra muy por encima de las opacas entregas de otros protagonistas centrales como Connie Nielsen y Pedro Pascal en los papeles de Lucilla y Acacius respectivamente. Endeblez una vez más endosable a las insuficiencias del guion. En el extremo opuesto, el dúo de emperadores, basado en personalidades reales, a cargo de Joseph Quinn y Fred Hechinger, sobreactúa hasta el hartazgo intentando parecer cómicos, pero terminando por resultar enervantes, al extremo de parecer caricaturas animadas un tanto exageradas, así ello se antojase imposible, de sus actuales réplicas de carne y hueso listadas, parcialmente, párrafos arriba. Enésimo desbarre atribuible al deshilvanado libreto.

Si las antes referidas fisuras del guion de Napoleón, sumadas a las inexactitudes históricas en las cuales el guionista David Scarpa se atrevió a incurrir, resultaban hasta cierto punto disimuladas por el pulso de Scott para armar un producto visualmente magnético, sostenido en un ritmo trepidante y alimentado de escenas en gran medida filmadas renunciando a la coartada de utilizar efectos especiales, en vez de aprovechar las posibilidades de la fotografía para imprimir un tono realista al relato, en Gladiador II, asunto en gran medida fantasía pura, con esporádicas pinceladas basadas en las investigaciones relativas al imperio romano, el brío, hasta cierto punto aún vigente, de Scott para la puesta en imagen no alcanza en absoluto para salvar las inconsistencias del libreto.

Mientras transcurren los extensos 148 minutos visionando un espectáculo que pareciera actualizar la sabida receta romana de «pan y circo» apelando a la pura pirotecnia visual, así sea esta deslumbrante, en algún momento hasta el espectador menos demandante, dependiendo del tamaño de su paciencia, sentirá ganas de incorporarse en la butaca y salir corriendo en busca de oxígeno.

Ficha técnica

Título Original: Gladiator II — Dirección: Ridley Scott — Guion: David Scarpa — Historia: Peter Craig, David Scarpa — Personajes creados por: David Franzoni — Fotografía: John Mathieson — Montaje: Sam Restivo, Claire Simpson — Diseño: Arthur Max — Arte: Claudio Campana, Anthony Caron-Delion, David Ingram — Música: Harry Gregson-Williams — Maquillaje: Amanda Agius, Kamanza Amihyia, Thiago Herrera Aquilini — Efectos: Lawrence Attard, Javier Aliaga, George Anati, Zuzana Milfort, Stephen Aplin, Richard Bentley — Producción: Aidan Elliott, Ridley Scott, Lucy Fisher, David Franzoni, Michael Pruss, Douglas Wick — Intérpretes: Connie Nielsen, Paul Mescal, Pedro Pascal, Denzel Washington, Joseph Quinn, Derek Jacobi, Fred Hechinger, Rory McCann, Matt Lucas, Peter Mensah, Yuval Gonen, Tim McInnerny, Lior Raz, Alec Utgoff — USA/2024

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Semana del Arte en el Centro de la Cultura Plurinacionales

A partir del lunes 25 de noviembre se celebrará la Semana del Arte en el Centro de la Cultura Plurinacional en la capital cruceña.

/ 23 de noviembre de 2024 / 21:16

El Centro de la Cultura Plurinacional (CCP) y la carrera de Arte de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) se preparan para celebrar la segunda versión de la Semana del Arte, un evento que busca tender puentes entre la academia y la sociedad cruceña. Esta iniciativa, que nació en 2023, se ha convertido en un espacio vital para mostrar el trabajo artístico que se desarrolla en las aulas universitarias y permitir un encuentro directo entre los nuevos creadores y el público.

La programación de este año incluye la participación de reconocidos artistas cruceños como Lorgio Vaca, Tito Kuramoto, Olga Rivera y Eberth Román, quienes compartirán escenario con estudiantes y egresados de la carrera de Arte. El evento contempla conferencias, presentaciones musicales, cursos abiertos de dibujo, cerámica y pintura, además de la presentación de una investigación especial sobre las técnicas muralísticas del maestro Lorgio Vaca.

Esta alianza entre el CCP, bajo la dirección de Edson Hurtado, y la carrera de Arte de la UAGRM, liderada por el arquitecto Pedro Bazán, representa un esfuerzo conjunto por documentar y difundir la rica cultura cruceña, formando nuevas generaciones de artistas y creando espacios de encuentro entre la academia y la ciudadanía. Como señalan sus organizadores, el evento busca no solo mostrar el arte que se está generando en la sociedad cruceña, sino también obtener el respaldo moral de la comunidad para esta nueva generación de artistas.

Conversamos en exclusiva para Escape, de La Razón, con Edson Hurtado y Pedro Bazán, quienes dan detalles sobre la Semana de Arte y más.

¿Cómo nace la Semana del Arte en el Centro de la Cultura Plurinacional? ¿Desde cuándo se celebra y cuál es su periodicidad?

Pedro Bazán: Bueno, la Semana del Arte nace a iniciativa de ambas instituciones que nos reunimos el año pasado, a pedido de la carrera de Arte y viendo la necesidad de mostrar lo que hace la universidad al pueblo cruceño, es que buscamos un espacio público, un espacio que pueda permitir la visita de la ciudadanía a conocer todo lo que se está haciendo a nivel de academia en el tema de arte. Por eso fue que nosotros buscamos al Centro Cultural Plurinacional, quienes gentilmente accedieron y ya se dio la primera versión el año pasado, el 2023.

Edson Hurtado: Este será el 2do. año que llevamos adelante esta actividad, luego de una primera experiencia exitosa junto a la Carrera de Arte de la estatal U.A.G.R.M. La Semana del Arte es un evento que muestra los trabajos realizados por los alumnos de dicha carrera, sus resultados principales y sus propuestas estéticas y conceptuales. Sirve, sobre todo, para conocer la formación que están recibiendo los estudiantes, así como sus preocupaciones, expectativas y cosmovisiones. Con este evento, el acercamiento con el público y la sociedad en general se hace más efectivo.

¿Cuáles serán las principales actividades de la Semana del Arte? ¿Qué artistas estarán presentes?

Pedro Bazán: Bueno, nuestros artistas son nuestros estudiantes, o sea, son estudiantes que se han recibido y los que están en etapa de formación, además contaremos con la presencia de grandes artistas cruceños en este momento, como lo es el profesor Lorgio Vaca, Tito Kuramoto, Olga Rivera, Eberth Román y otros grandes artistas actuales. La presencia de estos artistas destacados es importante ya que cumplen el rol de gestor de todas las obras y trabajos que se van a mostrar. Si bien son trabajos de los estudiantes, estos son herederos de las técnicas y los conocimientos artísticos y los movimientos artísticos que estas personas nombradas han hecho en Santa Cruz desde mediados del siglo pasado. Vamos a tener, por ejemplo, conferencias, un poco de música, cursos abiertos y al vivo de dibujo, cerámica, pintura y mucho más. Una experiencia para el público en general que quisiera conocer la manera en como enseñamos y prácticamos el arte en nuestra carrera.

¿Cómo surgió la alianza entre el Centro de la Cultura Plurinacional y la carrera de Arte de la UAGRM para organizar esta Semana del Arte?

Pedro Bazán: Bueno, esta alianza surgió el año 2023 en realidad, cuando recibimos una visita del Ministerio de Cultura, quienes nos propusieron ser parte de un concurso nacional sobre pintura. Entonces nosotros aceptamos muy gentilmente y a partir de ahí, como el CCP, forma parte de las instituciones culturales del país pudimos conocer su agenda y el trabajo que vienen desarrollando por el arte en Santa Cruz y Bolivia. Todo nace desde el encuentro y acercamiento que tuvimos gracias al Ministerio de Cultura.

Edson Hurtado: La propuesta de realizar esta semana nació de la Carrera de Arte de la universidad estatal, y de inmediato nos pareció que era el camino que había que seguir. Desde el CCP decidimos que todo el equipo, así como la infraestructura se pondrían a disposición de este evento, para realzar una alianza que va dando frutos cada año. No solamente porque atrae otro público a nuestra institución, sino porque las y los artistas que se están formando, tienen la oportunidad de salir de sus aulas y exponer, mostrar y compartir sus capacidades artísticas.

¿Qué es lo que principalmente se busca visibilizar con la Semana del Arte ante la sociedad cruceña?

Pedro Bazán: Bien, esto es muy importante, esta pregunta es muy importante porque no puede haber una civilización sin arte, si nosotros conocemos la historia de la humanidad es justamente por el arte que se hizo a través del tiempo, entonces nosotros creemos que la cultura cruceña es muy rica y variada y que se la tiene que plasmar, se la tiene que dejar documentada para las futuras generaciones, entonces por esa razón es que es importante que el pueblo cruceño vea el arte que se está generando en su sociedad y lo aprecie y, lógicamente, lo apoye, que conozca a sus artistas a los nuevos o a los que van a salir. Esa es la dimensión de lo que se pretende con esta actividad, que la sociedad cruceña pueda asistir para poder dar un respaldo moral a toda esta nueva generación de artistas.

¿Qué aspectos destaca la nueva investigación del CCP sobre la técnica muralística de Lorgio Vaca?

Edson Hurtado: Lorgio Vaca nos encargó el año pasado la misión de ayudarlo a terminar un manual de sus murales. Quería compartir sus técnicas muralísticas, que durante tantos años de trabajo y dedicación ha adquirido y perfeccionado, y nosotros aceptamos con mucho gusto. El libro, que será presentado durante la Semana del Arte, es una guía que servirá a los siguientes muralistas que en el futuro quieran dedicarse a hacer murales al estilo de Lorgio Vaca. Es una condensación de su aprendizaje, el clave lúdica y pedagógica y que, mediante ejemplos específicos, muestra cómo hizo sus grandes murales, y las técnicas que utilizó. Me parece que será un gran material artístico y didáctico para las siguientes generaciones de artistas plásticos.

¿Cuáles son las otras actividades más importantes realizadas por el CCP en 2024?

Edson Hurtado: Este año hemos seguido trabajando con artistas, colectivos culturales e instituciones aliadas. Nuestro desfile de moda, que realizamos junto a la UPSA, presenta cada año a los diseñadores emergentes más destacados y a través de sus diseños siempre se destaca varias características importantes, como el cuidado del medio ambiente, el reciclaje de materiales y se realizan conversatorios sobre moda, apropiación cultural, tendencias, estilos, etc. Luego, nuestro Encuentro del Charango, brinda un escenario inédito para los exponentes de este instrumento, que es patrimonio cultural de las y los bolivianos. Junto a Luciel Izumi, gran charanguista cochabambina, llevamos 3 años reuniendo a jóvenes exponentes, y grandes valores del charango, como una manera de reivindicarlo y de mantenerlo vigente. Durante estos años hemos producido más de 80 podcast, siguiendo la corriente comunicacional del momento, y hemos entrevistado a gestores culturales, artistas y artivistas de Santa Cruz y de Bolivia. Realizamos más de 300 actividades y recibimos cerca de 100.000 visitantes al año, lo que nos convierte en uno de los centros culturales más dinámicos de la capital oriental.

¿Qué actividades se tienen previstas en lo que queda del año y que se puede esperar en 2025, el año del Bicentenario?

Edson Hurtado: En 2025 nuestra programación estará centrada, como la de la mayoría de las instituciones del país, en el Bicentenario de Bolivia. Vamos a enfocarnos en la reflexión, el debate y la crítica y autocrítica de estos 200 años de existencia de nuestra patria, desde la mirada de los artistas, gestores culturales, para tratar de entender el concepto de bolivianidad, y para reconocernos a través del arte y las culturas de nuestro país.

¿Cómo está la producción personal del director del CCP, Edson Hurtado?

Edson Hurtado: En el poco tiempo que me queda, o que me dejan las labores administrativas y burocráticas de la institución, tengo un libro listo para publicarse, sobre los años que viví en Nueva York y mi experiencia en esa ciudad; otro de cuentos a medio terminar, que espero poder concluir el año que viene, y por último, estoy terminando mi nueva película documental, cuyo tema principal son las diversidades LGBTIQ de Bolivia, y la Ley de Identidad de Género, promulgada en 2016, y que ha influido muchísimo, sobre todo en la comunidad de mujeres trans de Bolivia.

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La aventura de crear contenidos digitales en Bolivia

Doña Luisa y Leonel Fransezze demuestran que las redes sociales son una poderosa herramienta para representar la identidad boliviana en el mundo digital y triunfar.

/ 23 de noviembre de 2024 / 21:05

En el mundo actual, ser creador de contenidos en redes sociales no es solo una forma de expresión, sino una profesión emergente que está transformando las dinámicas sociales y culturales. En Bolivia, un país caracterizado por su rica diversidad cultural y su tradición oral, esta labor representa tanto un desafío como una oportunidad única para mostrar la identidad nacional a un público global.

Leonel Fransezze, abogado, periodista y personalidad en redes sociales, lo resume diciendo que: “mucha gente aún ve la creación de contenidos como algo poco serio. Sin embargo, es una profesión que requiere la misma dedicación y especialización que cualquier otra carrera. Es una herramienta para compartir historias, conectar personas y construir comunidades”.

En Bolivia, donde las redes sociales han comenzado a consolidarse como espacios de relevancia para el entretenimiento y la educación, los creadores enfrentan diversos retos. Desde la desigualdad en el acceso a internet hasta la falta de reconocimiento profesional, cada paso está lleno de aprendizajes. Pero también es un país donde las plataformas digitales ofrecen la posibilidad de conectar tradiciones locales con una audiencia internacional. Entre los nombres que destacan en esta escena está el de Doña Luisa, una figura que, junto a Leonel Fransezze, se ha convertido en un fenómeno cultural. 

Audiovisual

Entrevista con Leonel Fransezze

Entrevista con Leonel Fransezze

Un vínculo especial

La relación profesional entre Leonel y Doña Luisa comenzó en un contexto inesperado: el confinamiento por la pandemia de COVID-19. Durante esos meses, Leonel, quien ya contaba con experiencia en medios audiovisuales, invitó a Doña Luisa, quien trabajaba en su hogar desde hacía más de una década, a participar en un video para TikTok. Ese primer contenido, sencillo y espontáneo, marcó el inicio de una asociación que ha revolucionado la percepción de los creadores de contenido en Bolivia. 

“Nunca imaginé que algo tan casual pudiera tener tanto impacto. Desde ese momento, todo cambió”, comenta Leonel. Ese video fue el punto de partida de una trayectoria que incluye campañas publicitarias con marcas internacionales como Samsung y Coca-Cola, participaciones en los TikTok Awards y millones de seguidores en sus redes sociales. 

Doña Luisa, con su autenticidad y carisma, ha demostrado ser una figura capaz de conectar con públicos diversos. Leonel destaca que “ella representa a muchas mujeres bolivianas trabajadoras, mujeres reales que enfrentan desafíos con fuerza y humor. Su éxito ha roto paradigmas y ha demostrado que en Bolivia hay historias únicas y poderosas que contar”. 

Una revolución de contenidos 

El éxito de Doña Luisa no solo es un triunfo personal, sino también un fenómeno sociológico que refleja los cambios que atraviesa la sociedad boliviana. Su figura trasciende el entretenimiento: es un símbolo de inclusión y representatividad. 

“Doña Luisa ha venido a romper tabúes. Es hermoso ver cómo conecta con personas de todas las clases sociales. Desde una señora humilde hasta alguien de la élite cruceña, todos quieren una foto con ella. Es una revolución de la empatía y la identificación”, explica Fransezze. 

El contenido que producen juntos también tiene un fuerte componente cultural. En sus videos, no solo se refleja el humor cotidiano, sino que también se rescatan tradiciones, costumbres y dinámicas familiares típicas de Bolivia. “Caminar con Doña Luisa por las calles y ver cómo las personas se sienten representadas por ella demuestra que nuestro trabajo tiene un impacto más allá de lo digital”, añade Leonel. 

El músculo de la creatividad 

Para ambos, crear contenidos no es un juego. Cada video es el resultado de un proceso colaborativo que involucra a un equipo comprometido con la innovación. Leonel lo describe como un trabajo constante de aprendizaje y perfección. “La creatividad es como un músculo que se fortalece con el uso. Lo que antes nos tomaba días, ahora lo hacemos en horas. Es un trabajo arduo, pero increíblemente gratificante”, asevera Fransezze. 

Además, Doña Luisa ha evolucionado de ser una invitada en los videos a una creadora por derecho propio. Desde que abrió su cuenta personal en TikTok, donaluisa66, ha acumulado 1,8 millones de seguidores al presente, demostrando que tiene un talento único para conectar con su audiencia. 

Leonel destaca su crecimiento. “Ella siempre tuvo carisma, pero ha trabajado muchísimo para mejorar. Hoy propone ideas, actúa con más soltura y aporta una autenticidad que es su mayor fortaleza”, dice. 

El futuro 

El camino que han recorrido Leonel y Doña Luisa no muestra signos de desaceleración. Entre sus planes futuros destacan la producción de contenido más extenso, como novelas digitales, y la incursión en el mundo de la gastronomía. 

“Queremos explorar nuevos formatos y desafíos. Estamos pensando en novelas cortas para redes sociales, algo que combine nuestra experiencia en narrativas con las posibilidades de lo digital. También estamos planeando un emprendimiento gastronómico porque Luisa tiene un talento increíble para la cocina”, revela Fransezze. 

Sin embargo, ambos mantienen su compromiso con crear contenido familiar y de buen gusto, que pueda ser disfrutado por audiencias de todas las edades. «Nunca usamos vulgaridades ni sexualizamos el contenido. Queremos que nuestro trabajo sea algo que una, no que divida», enfatiza. 

Un legado de contenidos que inspiran 

La historia de Leonel y Doña Luisa es un recordatorio de que, en la era digital, las oportunidades están al alcance de quienes saben aprovecharlas con autenticidad y esfuerzo. Para Leonel, el éxito de Doña Luisa es un ejemplo de cómo las redes sociales pueden ser una herramienta para el cambio cultural. “Bolivia necesita más figuras como ella. Su éxito nos muestra que hay un mundo de posibilidades cuando somos fieles a nuestras raíces y estamos dispuestos a trabajar por nuestros sueños”, sostiene Fransezze. 

Doña Luisa y Leonel no son solo creadores de contenido; son narradores de la identidad boliviana, su riqueza, diversidad y pluralidad. Y, al hacerlo, han demostrado que incluso las historias más cotidianas pueden convertirse en fenómenos extraordinarios.

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Marcelo Suaznábar: obra, universos y geografías oníricas

El artista boliviano radicado en Canadá expuso recientemente en la Galería THEO, en Seúl, Corea.

/ 23 de noviembre de 2024 / 20:47

Marcelo Suaznábar es un artista surrealista boliviano cuya obra trasciende los límites convencionales de la representación visual, invitando a los espectadores a sumergirse en un mundo donde la realidad y la imaginación convergen de manera extraordinaria. Originario de Oruro, sus creaciones son un viaje profundo a través de paisajes oníricos que desafían nuestra percepción habitual del entorno y nos confrontan con las complejas relaciones entre la humanidad y la naturaleza.

Sus pinturas son un testimonio poderoso de la transformación y la fragilidad, utilizando elementos simbólicos como relojes, cubos y huevos con códigos de barras para representar metafóricamente los conflictos de la sociedad contemporánea. Suaznábar no solo crea arte, sino que construye narrativas críticas sobre la tecnificación del mundo moderno y la progresiva desconexión del ser humano con su entorno natural.

El arte en Marcelo Suaznábar

La obra de este artista plástico boliviano y universal es un territorio de exploración donde criaturas zoomorfas, animales con rostros humanos y escenarios oníricos se entrelazan para revelar verdades incómodas sobre nuestra existencia. Sus series como «Apocalipsis» y «Altiplano Mágico» funcionan como espejos críticos que reflejan tanto el pesimismo contemporáneo como la esperanza de una posible armonía con el medio ambiente.

Influenciado por sus primeras experiencias en iglesias y museos, y con el apoyo temprano de su tío fotógrafo, Suaznábar ha desarrollado un lenguaje artístico único que libera pensamientos y emociones más allá de lo visible. Su arte no busca simplemente representar sueños, sino crear formas surrealistas que emergen directamente de la imaginación, desafiando constantemente las percepciones establecidas y ofreciendo una ventana a mundos alternativos donde lo imposible se vuelve tangible.

El artista nos brinda detalles sobre su reciente exposición en Seúl, Corea, su presente, su obra y su porvenir en una entrevista exclusiva par Escape, de La Razón.

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¿Cómo se despertó en usted el deseo de ser un artista? ¿Qué elementos de su vida jugaron un rol determinante en esto y qué lo inspiró a seguir adelante?

Quizás fue la fuerte impresión que tuve al contemplar por primera vez las colecciones de arte sacro en el Museo de la Casa de la Moneda y del convento de Santa Teresa en Potosí. Ver la obra de los maestros Melchor Pérez de Holguín, José Miguel de Berrios, Bernardo Flores, provocó una inquietud de poder pintar y experimentar con óleos con unas tempranas interpretaciones de arte religioso. Los elementos o ingredientes para esta receta decisiva que me ayudaron a tomar un camino hacia las artes fueron: el dibujo como motor principal, la música como un medio de desconexión con el mundo para poder pintar o dibujar en soledad; a esto también se suma un apetito por observar los artistas que me parecían interesantes y enigmáticos, y la motivación de mi tío fotógrafo.

En su obra aparecen frecuentemente elementos como relojes, cubos y huevos con códigos de barras. ¿Qué representa esta combinación de elementos naturales con símbolos de la modernidad en su trabajo?

Son recurrentes estos elementos en mi trabajo porque los considero universales. El reloj tiene un significado que se podría leer en cualquier parte del mundo sin importar su origen. El reloj nos recuerda que el tiempo marca sus huellas para todos y no podemos remediar su avance. El huevo con códigos de barras significa la fragilidad de la naturaleza y la tecnificación de las sociedades en la que cada vez somos más dependientes de la tecnología; es algo inevitable. Tenemos códigos de barras para todo; su lectura es fácil y rápida, ideal para una era en la que la velocidad es la clave para un mundo cada vez más globalizado y complejo.

Usted ha mencionado que sus obras se inspiran en recuerdos de su infancia en iglesias y museos. ¿Cómo se manifiesta esta influencia religiosa en su serie «Apocalipsis»?

La serie Apocalipsis fue la transición de la serie netamente religiosa. Pienso que fue un paso importante para mirar los temores y las tentaciones y poner en una balanza el bien y el mal, según era mi percepción en ese momento por lo que pude absorber de la pintura colonial cuando visité Potosí a mis 16 años. Con esta serie pude explorar más los símbolos y desempolvar algunos temas que estaban por ahí ocultos; también eso me abrió la posibilidad de seguir explorando y descubriendo los laberintos de la mente para darle más libertad a mi creatividad.

A lo largo de su carrera ha creado varios murales significativos, incluyendo «El Juicio Final» y «La Ñusta y el Lagarto». ¿Cómo difiere su proceso creativo cuando trabaja en formato mural comparado con sus obras de caballete?

Es fascinante pero un poco complicado trabajar en gran formato por la composición del tema y de aplicación del material; la pintura de caballete es mucho más manejable y hasta cómoda para ejecutar una obra.

En su serie «Altiplano Mágico» representa un mundo ideal en armonía con la naturaleza. ¿Cómo ha influido el paisaje de su Oruro natal en esta visión utópica?

Altiplano Mágico me transporta ciertamente al paisaje inhóspito pero majestuoso al mismo tiempo, a los recuerdos de mi niñez cuando jugaba con mis hermanos en la finca de mi padre, manejando bicicletas y recorriendo esos senderos en las pampas. Pasábamos mucho tiempo allí observando los insectos y animales del lugar que poco a poco fueron desapareciendo: sapos, víboras, lagartijas, insectos, aves como los flamencos que llegaban a una gran laguna por temporadas. Esa armonía anhelada a estas alturas ya sufrió los cambios.

Sus obras están presentes en colecciones de más de 20 países. ¿Cómo ha evolucionado su perspectiva artística al exponer su trabajo en contextos culturales tan diversos?

Esa evolución a la que se refiere es parte del constante trabajo, que por las circunstancias en un nuevo territorio totalmente diferente al que tenía en nuestro país, con una cultura y lenguaje distintos, esto me daba la oportunidad de entrar a un ritmo constante y firme. Por cierto, al principio fue muy duro con todo lo que conlleva ser un inmigrante luchando por sobrevivir, pues había que trabajar mucho y tocar puertas doblando esfuerzos y aprovechando las oportunidades que se podrían presentar.

Su obra ha sido descrita como una metáfora de la crisis entre el medio ambiente y el mundo humano. ¿Qué papel juegan las criaturas de dos caras y cuernos que aparecen en sus pinturas en esta narrativa?

Estas criaturas son parte de la evolución de mi obra: animales con rostros humanos, criaturas zoomorfas con cuernos, ciclopes y aves, que suelen estar en escenas desérticas, habitaciones o con fondos abstractos. Son criaturas transformadas que demuestran que en esa escena todo es posible: pasar de la habitación o del espacio abierto a un escenario irreal y onírico.

Su obra «La invitación» reúne diversas criaturas surrealistas en un espacio con una atmósfera peculiar. ¿Qué buscaba comunicar con esta particular reunión de personajes?

Como el título lo dice, es una invitación de seres extraños a formar parte del acto de la reunión, entrar a un espacio y formar parte de esa experiencia de celebrar un momento de encuentro.

¿Cómo se dio esta reciente presencia suya en Seúl? ¿Qué se viene hacia adelante?

Esta muestra individual fue organizada y planificada hace un año por la galería THEO de Seúl, que me representa desde 2022. Inicialmente expuse en 2023 junto al escultor Kim Woojin en una muestra que se denominó «Dreaming of». THEO expuso mi obra en Hong Kong, Taipéi y Jakarta. Las muestras que tendré hasta fin de año son dos colectivas en París en la 27 Concept Galerie, Sahar Khan Boluki Gallery de Toronto y en la feria internacional de Scope Miami con Spence Gallery de Toronto.

Para el próximo año tendré una muestra individual en Yin Art Gallery de Taiwan y otra en 27 Concert Galerie de Paris  y nuevamente expondré en las ferias internacionales de arte en Busan, Taipei y Jakarta con la galería THEO de Seoul.

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