Panfletaria (Editorial Autodeterminación, 2023), de Flavia Lima, es una manifestación poética puesta en permanente conflicto debido a la fractura operada en términos de la académica poeticidad. La poeta piensa que “la palabra escrita no basta” ante la realidad apabullante de la experiencia poética re-presentada a través de performances, intervenciones callejeras, acciones disidentes, manifestaciones panfletarias y un largo etcétera que acompaña cada poema de este libro. Se pregunta a sí misma, ¿por qué apelar al monopolio de la escritura como síntoma de la verdad moderna, civilizatoria y colonial en consecuencia? Se responde, también a sí misma, desde otros lenguajes decoloniales que ofrece la oralidad ancestral, el cuerpo subalterno en desorden permanente, el paisaje periférico, etc.

Conjurando el Manifiesto Contrasexual donde se reconocen a los “cuerpos hablantes”, despojados de la verdad biológica del género binario, y “la posibilidad de acceder a todas las prácticas significantes, así como a todas las posiciones de enunciación”, Panfletaria pone énfasis en el cuerpo cuir como lenguaje que transforma el espacio público, otra materialidad de la lengua que desordena la realidad. “Mi cuerpo es ahora mismo —más o menos, groso modo— lo que yo quiero que sea. Y estoy escribiendo sobre él. No acerca de él, sino sobre/encima/en la piel, en tanto sujetos, que la historia ha determinado” escribe Flavia Lima al momento de situar su corporalidad en el entramado del poema.

Desde ese cuerpo, su práctica significante, Panfletaria pone en crisis la voz poética individual para transformarla en una voz colectiva disonante que transita la distancia de la ciudad, su memoria y su propio cuerpo colectivo. “Entrecruzamientos múltiples, pastiche de ecos y de voces”, diría Perlongher a la hora de abordar los “agenciamientos colectivos de enunciación” que Panfletaria reconoce como parte de su puesta en crisis de la poesía. “Un trabajo colectivo de roce y de contaminación intensa con otras voces de mi propia comunidad afectiva. No soy yo sola en este momento”, escribe Flavia Lima y su cuerpo enorme y su vestido rojo se presentan ante nosotras desordenando el mundo y conjurando otras voces subalternas que anticiparon las luchas que hoy se nombran desde este cuerpo-lenguaje.

El poema Un tendedero lleno de calzones. Esta es una poética de la intimidad expuesta al paso del tiempo y la intemperie. La posibilidad del deseo–cuerpo transitando la ciudad hacia el interior de su memoria. Esos cuartos de alquiler, al mejor estilo de Sáenz, evocan el lenguaje en este cuerpo que se funde con el olor mohoso de sus pliegues, buscando la significación del espacio que lo cobija y la ciudad que lo circunda. ¿A quién pertenecen esos cuerpos que se hacen carne con las grietas de las paredes o los adoquines de las ciudades? Es el cuerpo cuir colgado de una palabra al borde del abismo que recurre a un gesto ensimismado de acción íntima a los avatares dioses del lenguaje.

El poema Un cuerpo que transcurre del Obelisco hacia el Mercado Camacho en la ciudad de La Paz. Este cuerpo cuir anuncia la distancia que Sáenz recorriera en su propio cuerpo afectado de la realidad circundante. El cometa en el poema evidencia un trayecto, el movimiento que posibilita una acción desmedida del poema y del cuerpo que avanza hacia la noche, en la noche. La palabra poética implica una acción movilizadora como la “de la puerta hacia la calle”, “la de un cuerpo abierto a otro puntiagudo”, avanzando y retrocediendo en el tiempo lineal de la realidad y estancados en la complementariedad de los cuerpos: palabras que atraviesan el poema para llegar a la imagen y viceversa. Todo transcurre en el poema, incluso en el devenir de este cuerpo cuir que conjura el movimiento de los tiempos virtuales donde acaecerá el fin del mundo, anuncia la voz poética, con transmisión en vivo y todo.

Un poema teológico. Un acto de escritura que evidencia “el miedo como sucedáneo de la fe”. La voz poética colectiva rompe el tiempo moral de la palabra católica para documentar una experiencia religiosa, temerosa de ser descubierta en la materialidad del deseo y del cuerpo, de la que queda, casi como ficción nauseabunda: “solo parusía interminable de acción retardada”. En su mirada crítica, la voz poética anuncia los miedos y horrores de la muerte cristiana como esas imágenes de santos y de vírgenes que develan un sufrimiento aparte, como si lo religioso sentenciara la pasión al dolor de los creyentes. Una pregunta por dios posibilita la presencia del mismo, con su cara de “travesti roñoso” increpando por el abandono, para ser objeto de cuidados como cualquier ser humano puesto en desgracia.

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Un gesto importante en esta práctica colectiva que desborda el lenguaje sucede cuando desde la imago, concepto recuperado de Lezama, Flavia Lima reconstruye otra historicidad en potencia para entender el gesto decolonial como parte de su poética. Trae la figura del chamakani como el cuerpo habitado por otros cuerpos, otras voces, afectando la lógica del mundo racional. Trae a los representantes del marxismo como un cuerpo colectivo para situar y encaminar la lucha de los de abajo. Trae las cuerpas de las Yeguas del Apocalipsis en su performance La conquista de América para postular la lucha colectiva y transversal contra el capitalismo de la modernidad occidental. Trae la teología de la liberación como un llamado a la acción antes de la reflexión escrita teológica para evitar el autoritarismo y la mixtificación. Trae a la poeta Elvira Espejo en su ejercicio de recuperación de los lenguajes tejidos como otra forma de replantear las escrituras y la comunidad misma desde su teoría sobre la crianza mutua.

Y desde ese imago azaroso que reconfigura otra historia decolonial, poética de las luchas subalternas, forjándose sentido se abren otros caminos desde abajo, en transversalidad e interseccionalidad, afuera de todos los sistemas hegemonizantes y homogeneizantes, etc. En este punto el imago que recrea la poética de Flavia Lima ofrece la floritura como un signo develador haciéndose en las calles.

Texto: Edgar Soliz Guzmán

Foto: Editorial Autodeterminación