Bolivia puede producir 226 millones de litros de biodiésel de soya al año
Un equipo de investigadores trabaja en la planta piloto que se construyó en Santa Cruz con apoyo de la Gobernación cruceña para producir combustibles a base de materia prima vegetal
Con el 50% de la producción de soya que no es empleada para el consumo interno ni la exportación, Bolivia está en condiciones de producir 225.921.600 de litros de biodiésel al año, según los resultados de un estudio del Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT).
El anhelo de contar con este recurso alternativo para la generación de energía dio un gran paso con los resultados de la producción experimental de los primeros litros de biodiésel. El futuro es alentador.
Con una inversión de $us 56.000, la Gobernación de Santa Cruz construyó una planta experimental para la obtención de este energético, convirtiéndose en pionera en la investigación científica de biocombustibles en el país. El gerente del proyecto de Biodiésel del CIAT, Blas García, informó a este diario, en una visita al lugar, que la planta piloto tiene una capacidad de procesamiento de 210 litros de biodiésel al día. Aclaró que esta cantidad tiene fines de estudio en procesos de fabricación de biodiésel a base de aceite bruto de soya y otros vegetales como el piñón.
“Hasta la fecha se ha producido carburante de muy buena calidad, el mismo que es utilizado en motores de diésel convencional estacional en una mezcla de petróleo fósil y biodiésel en una proporción de 80% contra 20%”, afirmó el investigador.
El laboratorio, denominado Estación Experimental Agrícola de Saavedra (EEAS), dependiente del CIAT, está ubicado en el municipio de Saavedra, a 80 kilómetros al norte de Santa Cruz de la Sierra, y es el escenario donde se inició la investigación y producción del biocombustible.
El investigador detalló que por cada tonelada de soya se pueden extraer unos 180 litros de biodiésel. Según el análisis de los datos de producción del grano, García descartó que afecte a la producción de aceite comestible para el consumo interno y la seguridad alimentaria.
Las estadísticas de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) muestran que la producción de soya en 2012 fue de 2.510.240 toneladas. De ese total, un 30% (753.072 toneladas) se destinan al consumo interno y el resto está dirigido a la exportación.
García explicó que el proyecto de biodiésel contempla usar el 50% de la producción de soya en el país, es decir unas 1.255.120 toneladas, según los datos del año pasado.
A partir de las cifras brindadas por el investigador del proyecto y los volúmenes de producción de soya registrados por la Anapo, se puede deducir que Bolivia tendrá la capacidad de producir 225.921.600 litros de biodiésel al año (26 millones), utilizando tan únicamente el 50% de las cosechas en cada periodo.
El biodiésel es un biocombustible que se puede obtener a partir de cualquier aceite vegetal nuevo o usado y grasas de animales, a través del proceso químico de transesterificación. Se puede utilizar en motores de diésel convencionales, puro o en mezcla con diésel de petróleo en diferentes proporciones.
“En lugar de exportar las oleaginosas se pueden destinar a la generación del nuevo energético, lo que iría a reducir los volúmenes y costos de importación del diésel para cubrir el mercado interno”, planteó García.
El siguiente paso del proyecto es utilizar el energético obtenido para el funcionamiento del parque automotor del CIAT, que hoy opera con diésel. Harán pruebas con los camiones, camionetas, micros y tractores.
En el ensayo, los investigadores realizan pruebas en motores a diésel convencional estacionario con una mezcla de diésel y biodiésel en una proporción de 80 y 20, es decir 800 mililitros de carburante de petróleo y 200 mililitros de biodiésel para llegar a un litro de combustible.
García aclaró que al ser un plan de investigación no se pretende comercializar el biodiésel producido en la planta piloto. Lo que se busca, dice, es generar información y conocimientos sobre procesos con diferentes materias primas y las posibilidades del uso del biocombustible para proporcionarlos a personas e instituciones interesadas en incursionar e invertir en este emprendimiento.
La planta aún no realiza el proceso de extracción del aceite de las especies vegetales (soya y piñón), debido a que no cuenta con las prensas ni los equipos necesarios, pero se tiene previsto invertir y adquirir esta maquinaria el próximo año.
Por el momento, obtiene la materia prima (aceite bruto) de las industrias aceiteras. En el proceso, depositan el aceite vegetal en una unidad para su filtración y limpieza, luego pasa al reactor, en el que se adiciona el metóxido (hidróxido de sodio y metanol) y se produce la transesterificación. En esta fase se separa la glicerina del biodiésel y se procede a la decantación de la misma.
Una vez separado el biodiésel, se procede al lavado de éste con agua de buena calidad, para eliminar todas las impurezas y los restos de jabones que se forman en el proceso de transesterificación.
Inmediatamente se procede al secado del energético obtenido, mediante un tratamiento térmico, que permite lograr un producto final 100% puro (B100). De esta forma está listo para ser parte de las mezclas con diésel de petróleo.
En la región, Brasil es el país que avanzó en la producción de este combustible líquido, tras experimentar con éxito la obtención del energético de la caña de azúcar. Otras naciones están en proyectos.
Biodiésel de Soya
El gerente del proyecto de Biodiésel del CIAT, Blas García, explicó que por cada tonelada de soya se pueden extraer unos 180 litros de biodiésel sin afectar el consumo interno del aceite de soya.