‘América Latina vuelve a ver al sector rural como un motor de crecimiento’
Josefina Stubbs. La Directora de División de América Latina y el Caribe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de la ONU llegó a Bolivia para hacer la segunda evaluación de los proyectos de la institución en el país. Resaltó que los resultados del programa fueron positivos y se plasman en el alza de ingresos y activos de las comunidades intervenidas, así como el capital social y humano, aunque deben mejorar diversos aspectos. Agregó que ahora elaboran su estrategia 2015-2020 con tres prioridades.
— ¿Cuál es el trabajo que realiza el fondo de la ONU en Bolivia?
— El Fondo Internacional de De-sarrollo Agrícola (FIDA) es una institución financiera internacional y un organismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que trabaja en reducir la pobreza y el hambre en zonas rurales de los países en desarrollo. Junto con nuestros socios, financiamos programas y proyectos que dan a la población rural pobre los medios para elevar sus ingresos, mejorar su seguridad alimentaria, nutricional y reforzar su capacidad de resistencia. Mi visita a Bolivia desde Roma ha sido para presentar la segunda evaluación del programa FIDA en Bolivia realizada por la Oficina Independiente del fondo desde el inicio de nuestras operaciones en 1979. El periodo evaluado es de 2005-2012 y comprende el programa sobre oportunidades estratégicas nacionales, aprobado en 2007, y los cinco proyectos como el de Asistencia Técnica a Pequeños Productores; el de Manejo de Recursos Naturales en el Chaco y Valles Altos; el de Apoyo a la Valorización de la Economía Campesina de Camélidos; el Plan de Erradicación de la Extrema Pobreza y el Programa de Inclusión Económica para Familias y Comunidades Rurales del Estado Plurinacional.
— ¿Se incrementó la cartera del FIDA en la región?
— En 2008, el programa del FIDA tenía una cartera de $us 400 millones y en 2013 la suma llega a $us 2.000 millones. Eso significa que hay una demanda sostenida de los países de América Latina para apoyar al sector rural, porque se dieron cuenta de que los pequeños productores rurales, sean agrícolas o no, aportan de forma significativa a la seguridad alimentaria, pero además —cuando éstos ingresan a los mercados— realizan transacciones y pagan impuestos y contribuyen a la economía. Me da gusto ver que el crecimiento de la cartera del FIDA es un indicador de que América Latina ha vuelto a mirar al sector rural como un motor de crecimiento para el país, un motor de desarrollo para la región y un instrumento para disminuir las brechas de inequidad tan fuertes que hay todavía en estos países.
— ¿Qué avances registra el programa del FIDA en Bolivia?
— Desde 1979, el FIDA aprobó 12 operaciones de crédito con un aporte de $us 112,7 millones. A este monto se suman las contribuciones del Estado boliviano, los donantes y los propios beneficiarios para financiar proyectos y programas por un valor de $us 192,2 millones. El programa tuvo resultados muy positivos, pero sus beneficios fueron menores que los previstos y su sostenibilidad es limitada. Empero, los resultados de las encuestas realizadas a los beneficiarios indican que aumentaron sus ingresos y activos en sus hogares y el capital social y humano de las comunidades. Un aspecto positivo del diseño de la cartera es el enfoque de autogestión y competencia que incluye la definición de las intervenciones basadas en la demanda de las comunidades, las transferencias directas, la administración de los fondos en las comunidades y la herramienta de los concursos y las propuestas de negocios. Otros aspectos buenos del programa son que las comunidades campesinas del altiplano tuvieron mayor acceso a créditos para elevar la producción de camélidos y la productividad, como los mataderos, mejorar las carreteras terciarias y acceder a fuentes de agua. También, han logrado mejorar el manejo del ganado y los flujos de comercialización para ofertar sus productos a buenos precios. La evaluación, además, dice que hubo avances en fortalecer las organizaciones y la participación de éstas en definir sus prioridades en la inversión en sus comunidades. A eso se suma que los beneficiarios se sienten empoderados y se atreven a hacer cosas que no realizaban como usar el sistema financiero. (Este comportamiento se registra) principalmente en las mujeres que adquirieron una mayor visibilidad, poder en la familia y en la comunidad.
— ¿Cuáles fueron las deficiencias del programa?
— El programa tuvo un impacto limitado y poca sostenibilidad. La deficiencia más evidente fue el hacer de la asistencia técnica el eje central de su intervención y dejar de lado otros aspectos para mejorar la comercialización. Otra limitación de la estrategia fue su débil relación con territorios donde se ejecutó —principalmente en aspectos ambientales y económicos—, su incapacidad para definir si su población objetivo para una producción agropecuaria con enfoque de mercado eran comunidades con muchos pobres o aquellas con menos pobres pero con la pobreza más aguda, el apoyo de corto plazo de la asistencia técnica y tratar de llegar a todas las regiones con pocos recursos. En cuanto a su ejecución, el programa demoró en ejecutarse, careció de un buen sistema de seguimiento y evaluación y no se nutrió de los conocimientos adquiridos.
— ¿Cuáles son las perspectivas del fondo en Bolivia?
— Tenemos el compromiso de trabajar en Bolivia. Según la evaluación del programa país, debemos elaborar una estrategia 2015-2020, que es una oportunidad para mejorar varios aspectos. En esa línea, coincidimos con el Gobierno boliviano en que dicha estrategia debe abarcar tres prioridades que son: incrementar la productividad en el sector rural en beneficio de las familias campesinas; fortalecer la institucionalidad que apoya el desarrollo rural desde lo municipal y lo departamental hasta lo gubernamental, y ver las maneras de ayudar a la implementación de políticas públicas como por ejemplo la propiedad de la tierra de las mujeres.
Perfil
Nombre: Josefina Stubbs
Nació: 25-11-1961
Profesión: Psicóloga
Cargo: Directora de la División de América Latina y el Caribe del FIDA
Es experta en desarrollo rural
La ejecutiva obtuvo la licenciatura en la carrera de Psicología. Hizo un doctorado en Ciencias Políticas y en Desarrollo Internacional en el Instituto de Estudios Sociales en Holanda.
Cuenta con más de 25 años de experiencia en las áreas de desarrollo rural y de gerencia debido a su trabajo en instituciones de de- sarrollo nacionales, privadas y multilaterales. Antes de unirse al FIDA, en 2008, Stubbs trabajó en el Banco Mundial en Washington, donde ocupó puestos en la División de América Latina y el Caribe. Además, trabajó 16 años para Oxfam en el Reino Unido y en el Ministerio de Agricultura de la República Dominicana.