Capacitación e ingresos estables, claves para no volver a caer en la pobreza
Mauricio Ramírez. El Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Coordinador Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Bolivia considera que el Gobierno debe fortalecer las políticas económicas y sociales que impulsó en la última década para sacar a un gran número de bolivianos de la pobreza, con medidas que impidan que el 34% de la población vuelva a caer en esa condición social. “No queremos que se forme un círculo vicioso en el país”, dijo.
El 14 de diciembre del año pasado, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dio a conocer, a través de la vigésima quinta edición de su Informe Mundial sobre Desarrollo Humano, que entre 2009 y 2014 Bolivia subió dos puestos (del 121 al 119) en el ranking que mide el progreso y el bienestar de las personas en 188 países. Bolivia figura así en el grupo de Estados que cuentan con un desarrollo humano medio. Perú, por su parte, avanzó 15 ubicaciones en la lista y ascendió al puesto 84, Argentina siete (40), Ecuador cinco (88), Uruguay cuatro (52), Brasil y Colombia tres (75 y 97, respectivamente) y Chile dos (42). Venezuela es el único país que retrocedió en Sudamérica, tras perder cuatro puntos (71).
— ¿Cuál es su evaluación sobre el avance del índice de desarrollo humano en Bolivia?
— Desde 2009, Bolivia subió dos puestos en el ranking internacional de desarrollo humano, el cual toma en cuenta los avances en educación, salud e ingresos económicos de las familias. El Estado boliviano ocupa ahora el puesto 119 de una lista de 188, lo que lo pone en un grupo de países que tiene un desarrollo humano medio con tendencia a subir.
— El aumento de los ingresos de las familias en los últimos años permitió que buena parte de la población pase a formar parte de la clase media, pero este segmento demográfico —como alertó el PNUD— puede volver a caer en la pobreza…
— La mejora de ingresos en las familias es uno de los factores principales por los que Bolivia ha obtenido también un excelente desempeño en la disminución de la pobreza, de 56% en 2005 a 39% en 2014. Esto se expresa en las cifras del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, que creció de $us 1.037 en 2005, a $us 3.119 en 2015, y a su vez, en el salario mínimo nacional, que se incrementó de Bs 440 en 2005, a 1.656 en 2015. Sin embargo, ese 17% de la población que ha cubierto sus necesidades más básicas no ha pasado aún a engrosar al 22% de los ciudadanos que forman parte la clase media consolidada que hay en el país, sino a sumarse a un 15% de los habitantes que pertenecen a un estrato social con mayor capacidad de ingreso, pero vulnerable debido a que sus ingresos todavía son precariamente sostenibles. Así, actualmente Bolivia tiene el 34% de su población en un nivel muy alto de vulnerabilidad, estamos hablando de familias que reciben ingresos mensuales de entre Bs 700 y 1.400. Evidentemente, las medidas del Gobierno para erradicar la pobreza a través de los bonos Juancito Pinto y Juana Azurduy, así como de la Renta Dignidad, han sido esenciales para sacar a esas familias de esa condición, pero es fundamental también la cuidadosa atención a ese grupo aún vulnerable con programas de formación y capacitación que les permitan fortalecer sus capacidades productivas, de empleo, de educación y de salud, además de la identificación e implementación de proyectos productivos que mejoren sus ingresos. Eso va a ser primordial para hacer sostenible esa importante reducción de la pobreza en Bolivia. Si no se atiende a esa población, el choque que genere cualquier dificultad desde el punto de vista macroeconómico va a hacer que caigan nuevamente en la pobreza. No queremos que esa condición se replique y que se forme un círculo vicioso en el país.
— ¿Las políticas sociales y económicas que ha implementado el Gobierno en los últimos años pueden dar sostenibilidad a las fuentes de ingreso de este grupo vulnerable de la población y fortalecer sus capacidades?
— Las políticas de protección (social) indudablemente están logrando (sus objetivos). El reto que tiene el país —y es un propósito que tiene el Gobierno en su plan de desarrollo— es mejorar los ingresos e industrializar la producción de los pequeños empresarios y de otras iniciativas de carácter asociativo como los mineros y agricultores. Eso va a garantizar una mejora en la economía y en la mayoría de la población.
— Existe la idea de que los avances logrados en este tema han sido también posibles por los altos precios de las materias primas. ¿Es posible obtener en éste y los próximos años esos mismos resultados tomando en cuenta que hay un panorama económico internacional diferente al de la última década?
— Las condiciones han cambiado indudablemente. La bonanza económica y el crecimiento anual promedio de 5% que ha tenido los años anteriores gracias a los precios de los hidrocarburos le ha permitido al país importantes avances y mejorar muchísimo sus desempeños macroeconómicos y de inversión en lo económico —infraestructura productiva— y lo social. Pero estamos entrando en un periodo diferente, a un periodo donde en el futuro inmediato hay un reto muy importante en materia fiscal y macroeconómica para garantizar que esos niveles de crecimiento económico sostenido puedan continuar. Por consiguiente, es importante equilibrar muy bien la inversión pública y la privada para que haya una garantía de sostenibilidad en la expansión económica de Bolivia. La inversión pública ha ido en aumento y es una de las más altas en América Latina, mientras que la inversión privada, por el contrario, ha venido bajando y es una de las más bajas de la región. La inversión privada es muy importante, porque al igual que la inversión extranjera directa (IED) permite dinamizar la economía. Entonces, garantizar las condiciones para que haya una mayor inversión privada y una mayor IED es un requisito clave para asegurar el crecimiento económico que requiere el país y para darle sostenibilidad a ese desarrollo. Y el reto es grande, porque no tenemos un aval de que los precios del petróleo y de algunas otras materias primas vayan a subir. Por eso es necesario trabajar en la industrialización de las materias primas para aumentar las posibilidades productivas del país. Ese es un reto fundamental para contrarrestar y mitigar ese impacto que genera una depresión tan alta de los precios en el crudo.
— ¿Qué proyectos impulsa el PNUD en Bolivia que pueden coadyuvar a alcanzar los objetivos mencionados?
— Estamos implementando desde hace unos cinco años el programa Alianzas de Redes Territoriales (ART) para garantizar que haya una capacidad productiva para el desarrollo a nivel local. Esta iniciativa se viene trabajando con comunidades campesinas, asociaciones locales y territoriales, y también con gobiernos locales, de tal forma que se garantice la participación de las comunidades y de los sectores privado y público para crear condiciones adecuadas que le permitan a la población vulnerable en lo económico identificar e implementar proyectos que les garanticen ingresos necesarios para salir de la pobreza o mejorar sus condiciones y bienestar (…). Es un programa que se viene implementando en coordinación también con el Gobierno central.
— ¿Las metas que se ha fijado el Ejecutivo —de reducir la pobreza a 9,5% hasta 2020— pueden ser consideradas factibles? Consultamos esto porque el Presidente ya revisó a la baja, de 5,8 a 5%, la perspectiva de crecimiento que tenía para el país en el periodo 2016-2020.
— Los programas sociales, que son los que en una gran medida están contribuyendo a la erradicación de la pobreza, no son una carga muy alta desde el punto de vista fiscal y, según datos del Banco Mundial, representan un 1,5% o menos del PIB y menos del 7% del gasto público. El actual contexto macroeconómico no representaría eventualmente una amenaza para atender a la población con estos programas que van sacando a las personas de la pobreza. Pero hay que manejar muy prudentemente la inversión social para que se garantice esa sostenibilidad en los indicadores sociales; hacer mayores esfuerzos en el sector de salud; reforzar el sector de la educación; y mantener los programas de protección social y fortalecerlos. Lo importante es que desde los ministerios de Economía y Planificación del Desarrollo se pueda garantizar una estrategia para que estas poblaciones queden adecuadamente atendidas durante los años en los que la disminución de ingresos para el país por la baja de los precios de las materias primas impacte a la economía.
— ¿Cuán importante es el mercado interno en la lucha contra la pobreza en el Estado?
— En la medida en que, a través de la inversión privada y pública, se mejoren gradualmente las oportunidades, condiciones y formalización del empleo, éste va a ser muy importante para garantizar que la pobreza siga bajando y que las personas que dejen esta condición generen capacidades para dejar definitivamente esos niveles de vulnerabilidad hacia una clase media mucho más consolidada. En la medida en que el empleo formal y de calidad se consolide, podremos garantizar la sostenibilidad en el desarrollo económico de la población más vulnerable.
— Los empresarios afirman que las cargas sociales y tributarias hacen difícil generar mayor empleo de calidad…
— Dos de los retos que indudablemente el país ha tenido y continúa teniendo son mejorar las políticas y condiciones del empleo y garantizar la seguridad social. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha venido trabajando muy de cerca con el Ministerio de Trabajo en ese sentido.
Perfil
Nombre: Mauricio Ramírez Villegas
Nació: 16-08-1959
Profesión: Ingeniero civil
Cargo: Representante del PNUD y coordinador del Sistema de las Naciones Unidas en Bolivia
Especialista en desarrollo
Nacido en Bogotá (Colombia), cuenta con un título en Ingeniería Civil y una maestría en Economía en la Pontificia Universidad Javeriana de ese país. Se especializó en Cambio Climático y Desarrollo en la Universidad de Harvard, en Ingeniería Geotécnica en el Instituto de Tecnología de Georgia y en Políticas Públicas para el Desarrollo Sostenible en la CEPAL. Tiene 24 años de experiencia en cooperación internacional para el desarrollo y asistencia humanitaria, además de un profundo conocimiento sobre la asistencia técnica de las Naciones Unidas en países de renta media, situaciones de emergencia, crisis humanitarias, conflicto y posconflicto. Es funcionario del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desde 1992.