Mayor uso de dinero plástico ‘arrincona’ a la propina
Personal de hoteles y restaurante ve mermado sus ingresos.
El uso cada vez más frecuente de tarjetas de crédito y débito en varios sectores de la economía relega las propinas para meseros, camareras y asistentes en hoteles, restaurantes y cafés de la ciudad sede de gobierno.
Un sondeo realizado por este medio identificó que el personal de estos negocios recibe menos gratificaciones de las que podrían dejar los comensales.
“Aquí pagan más con tarjetas —creo que por seguridad— y cuando lo hacen así no podemos cobrar la propina que dan por la buena atención. Si el cliente quiere dejar una remuneración, tiene que ser en dinero físico”, cuenta Gabriela Blanco, responsable de Dumbo en la avenida Montenegro, en la zona Sur de La Paz.
Bianca Bernal, encargada de The Corner en San Miguel, indica que en ese negocio “es más frecuente el uso de las tarjetas” y que para dar una propina el cliente “sí o sí tiene que hacerlo en efectivo. Es por ello que a veces los meseros se quedan sin esa gratificación”.
Negocios. “Cuando quiero dejar una retribución” extra por la atención, “la dejo aparte, porque en muchos establecimientos los chicos se quejan de que no les dan la propina. Pero cuando no tengo en efectivo, uso mi tarjeta y añado siempre el 10% de lo que consumo al pago total”, afirma Kelly Murillo, parroquiana de ese café.
“Toda propina es a voluntad del cliente y depende de la atención que se le brinde; pero si paga con tarjeta, nos quedamos sin recibir nada”, expresa Isabel Sánchez, mesera en The Corner.
Pero esto no impide que los trabajadores del sector sigan empleando sus mejores armas para obtener ese ingreso adicional.
“En mi caso, yo le doy al cliente una sonrisa y un trato agradable y educado, y les llevo al momento las cosas que me piden, lo que les motiva a darme una propina”, manifiesta Pablo Álvarez, mesero de Dumbo.
Ángel Castillo, encargado de Juan Valdez, coincide en que la mayor costumbre por emplear tarjetas financieras redujo la cantidad de “recompensas” que deja la clientela. “No cobramos propina debido a que muchos clientes no tienen dinero en físico. A veces habilitamos una cajita especial para que la dejen ahí”.
Rosario Mendoza, mesera de este café, lamenta: “Los clientes ya no cuentan con efectivo para la propina, y nos resignamos”.
Ante esa situación, existen establecimientos que incluyeron en la cuenta por consumo un espacio en el que el cliente puede detallar el monto que dejará como gratificación, la cual se le descuenta al momento de cancelar con dinero en efectivo o con tarjeta.
En el caso de los pagos electrónicos, hay casos en los que los responsables de contabilidad de cada negocio dividen entre su personal el total de propinas reunidas durante el mes, o entregan a final de cada 30 días una cantidad determinada a la persona que fue identificada como beneficiaria de retribuciones específicas.
Pero hay negocios que prefieren “evitarse la fatiga”.
Josué Espejo, jefe de turno de Burger King, en Calacoto, reconoce que en ese negocio es más frecuente el uso de tarjetas y agrega que las propinas no representan un problema, porque “por norma no se aceptan”.
Emily Guzmán, jefa de Recepción en la Casa Grande, considera que la mayoría de los hoteles en La Paz trabaja con el pago con tarjetas, ya que muchos de los huéspedes son ejecutivos que reciben tarjetas corporativas de sus empresas. “Todos sus consumos y el servicio lo pagan así y si quieren dejar propina, consignan un monto para el botones o el asistente. Y posteriormente, de manera interna y contable, se le paga al personal todo lo que les dejan junto con su salario”, detalla.
BENEFICIARIOS. El monto que se destina al “pago de la propina no se incluye en la factura”, recuerda Guzmán.
María Encinas, recepcionista del Hotel Calacoto, indica que los extranjeros usan con mayor frecuencia tarjetas de crédito. “Para el pago de las propinas son los huéspedes quienes consignan un monto para la propina y al momento del cobro se destina el monto dispuesto a los meseros o asistentes”.
BCB: Cada operación en red es de Bs 318
Walter Vásquez – La Paz
Cada operación realizada el año pasado con tarjetas de crédito, débito y prepago fue de un valor promedio de Bs 318, según un informe del Banco Central de Bolivia (BCB), que muestra también un crecimiento del 64% en la cantidad de este tipo de transacciones en los últimos cuatro años.
Según el Boletín mensual del sistema de pagos nacional y de liquidación de valores. Diciembre 2017 del ente emisor, la pasada gestión se registraron 16,14 millones de operaciones con tarjetas por un valor de Bs 5.139 millones, lo que las deja como el tercer mayor instrumento de pago de bajo valor del sistema financiero.
En Bolivia hay dos empresas privadas que tienen como actividad principal la administración de instrumentos de pago: la Administradora de Tarjetas de Crédito (ATC) y la Empresa Administradora de Tarjetas Electrónicas (Linkser). Hasta el pasado 31 de marzo, ambas entidades registraron activos por un total de Bs 217,4 millones, de los cuales el 85% corresponden a la primera y el 15% a la segunda.
Este año, “la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi) coordinó estrechamente con estas empresas para promover el uso de las tarjetas de pago, uno de los instrumentos electrónicos de pago que se encuentra a disposición del público”, cita un reporte de la reguladora.
Crece en 17% el uso de las tarjetas
En el país hay 4,03 millones de tarjetas de débito y 184.842 tarjetas de crédito
Marcelo Padilla – La Paz
De enero a mayo de esta gestión, el número de operaciones realizadas en el país con tarjetas de débito y crédito se incrementó en 17%, una cifra que confirma la tendencia del mayor uso del “dinero plástico” en el mercado boliviano.
“La cantidad de transacciones electrónicas, ya sea de montos mayores o menores, ha crecido en 17%, lo que quiere decir que los usuarios finales están enfocándose más en el uso” de estos instrumentos de pago y “comprando no solo productos de alto valor sino también de uso diario”, informó el gerente comercial de la Administradora de Tarjetas de Crédito (ATC)-Red Enlace, Raúl Urquiola.
Este número aumentó también debido al pago de salarios de la administración pública y de las empresas privadas a través del sistema financiero.
Un reporte de la compañía muestra que hasta mayo había en Bolivia 4,03 millones de tarjetas de débito y 184.842 de crédito que utilizan también en cajeros automáticos (ATM) y operaciones del mismo banco. “Por lo tanto, no son utilizadas en 100% solo en compras”, recordó el ejecutivo.
De los 4,03 millones de operaciones registradas para el primer caso en todo el país, un 10% viabiliza la adquisición comercial, el resto está relacionado con el retiro de dinero físico en ATM, detalló.
MEDIOS. La ATC, que administra la red de pagos electrónicos más grande del país (Enlace), registra aproximadamente 900.000 transacciones al mes y ofrece una amplia variedad de productos y servicios que son utilizados por las entidades financieras para brindar a sus propios clientes programas de crédito y débito; y por los establecimientos comerciales para brindar una alternativa diferente al pago con dinero en efectivo.
Estos elementos, de acuerdo con la ATC, proporcionan seguridad, conveniencia y opciones confiables para realizar transacciones con tarjetas de crédito y débito en más de 4.000 comercios y 564 cajeros automáticos en Bolivia, y más de 24 millones de comercios y 1 millón de cajeros automáticos en el mundo.
Una de las subcategorías de operaciones que crece con estos instrumentos es el comercio en línea. Un reporte de la ATC con datos a 2016 da cuenta de que cinco de cada 100 tarjetas de débito que hay en el país se emplean para efectuar compras o pagar servicios en internet, transacciones que se realizan en especial en los rubros de hotelería, agencias de viaje, cines y aerolíneas.
Expansión del dinero electrónico
Internet
La ATC registró una media de $us 300 millones en compras en línea por año entre 2012 y 2016 y una tasa de crecimiento anual de 15%.
Sectores
El crecimiento en las transacciones es impulsado en los últimos años por supermercados, líneas aéreas, hotelería, restaurantes, farmacias y otros.