Yehudy Ordóñez: los weenhayek procesan 35 toneladas de pescado
Fautapo asumió el desafío de impulsar un proyecto para el desarrollo económico del pueblo Weenhayek, a fin de cambiar la pesca tradicional por procesamiento y comercialización de pescado, con identidad regional
El pueblo Weenhayek, que habita el Gran Chaco, apuesta por el cambio a través de su actividad económica tradicional, como es la pesca en el río Pilcomayo. Ahora se ha convertido en protagonista al gestionar una planta procesadora de pescado. Es un paso a su desarrollo. Se trata de un proyecto impulsado por Fautapo “Educación para el Desarrollo”, que ha logrado integrar en su cadena productiva a varios actores y sectores, priorizando la participación de mujeres indígenas, quienes representan al grupo más vulnerable y con mayores carencias económicas y educativas en esa región. El coordinador regional de esta institución en el Chaco boliviano, Yehudy Ordoñez, conversó con La Razón sobre este emprendimiento que involucra pesca en el río, producción piscícola en estanque, así como la transformación y comercialización del pescado.
—¿Cómo se benefician los weenhayek con el proyecto?
—Es probable que las familias weenhayek continúen recurriendo a la pesca como una de sus principales fuentes de ingreso, no resulta evidente hasta qué punto los ingresos generados por esta actividad resultan sostenibles desde el punto de vista económico y ambiental. La reducción en la cantidad de peces cosechados en los últimos años podría estar reflejando los efectos de la contaminación ambiental, que se agrava con la inadecuada disposición de residuos sólidos de los pescadores durante el periodo de pesca. Este tipo de comportamientos se redujo en los últimos años gracias a las acciones de sensibilización realizadas por el proyecto.
Un elemento adicional que compromete las condiciones de vida de los weenhayek tiene que ver con los riesgos de enfermedad y pérdida de bienestar que enfrentan las familias en los campamentos instalados a la orilla del río. El traslado de familias enteras y su permanencia por espacios de tres o más meses en lugares escasamente acondicionados para vivir derivan en inusuales aumentos en casos de enfermedades diarreicas agudas, infecciones respiratorias agudas y exposición a situaciones de embarazo precoz.
Hechos frente a los cuales las familias tradicionalmente no estaban preparadas. Si bien el proyecto se concentró en la meta final relacionada con elevar de manera sostenible los ingresos de la población weenhayek y así reducir su vulnerabilidad económica, reconoció las diversas dimensiones que deben ser consideradas para avanzar hacia su empoderamiento y consolidación como actor de su propio de desarrollo. Las mujeres indígenas resultaron las actoras principales en este proceso.
—¿Cuáles son los resultados?
—Se trabajó en tres resultados.
Uno es mejorar la capacidad de gestión de los pescadores en la pesca, el acopio y la conservación de pescado; el diseño del proyecto preveía acondicionar 10 puestos de pesca en el río Pilcomayo, meta que fue ampliamente superada, llegando hasta 17 puestos (concesiones). Este trabajo implicó la participación de 275 beneficiarios weenhayek (152 mujeres y 123 hombres) capacitados en buenas prácticas pesqueras, que incluyen sanidad, medioambiente y ética. Actualmente, estas medidas son llevadas a la práctica por las familias, ya que se utiliza el equipamiento y las herramientas considerando criterios apropiados de extracción, manipulación y venta del pescado. Al mismo tiempo, existe mayor consciencia del cuidado del medio ambiente, lo que se refleja en menores niveles de contaminación del río y sus alrededores. El desarrollo de campañas de recolección de basura contribuyó a este cambio de actitud (…). El segundo punto fue el acceso a la salud.
El proyecto contribuye a generar consciencia entre la población pesquera y entre niños y niñas respecto a la importancia de prevenir enfermedades. El tercer punto es la mejora de la infraestructura para la producción piscícola en las comunidades weenhayek con la construcció?n de 15 estanques (75% del total previsto originalmente), que permitió generar un total de 8,1 toneladas (t) netas de carne de pacú. De este total, se comercializó el 40% (3,24 t) lo que permitió generar ingresos por un valor de Bs 48.600, es decir, Bs 15 el kilogramo en promedio. Si bien no alcanzó la meta prevista, debido a problemas de organización interna de Orcaweta respecto al lugar donde deberían estar ubicados los estanques, cabe destacar que 10 de los 15 estanques se instalaron en la zona Weenhayek. El restante se construyó en la zona de pie de monte o con piscicultores de la asociación Apichaco.
—¿En qué consiste el trabajo de la planta procesadora?
—La planta se convirtió en el centro de transformación de pescado de la región con capacidades instaladas en mano de obra e infraestructura adecuada, con la participación activa de las mujeres indígenas y otras pertenecientes a la comunidad campesina de Puesto García, donde se ubica la infraestructura. Al final del proyecto se alcanzó un volumen de producción de 35 toneladas; esta producción (filete con y sin espina, hamburguesa y cabecita de pescado), añadiendo el sello de “Identidad Regional de Villa Montes” para su comercialización en mercados a nivel local, departamental y nacional. Además, se tiene la certificación del Senasag, que cataloga a la planta como el “primer centro de acopio y procesamiento de pescado’ construido y equipado con una capacidad de acopio de nueve toneladas.
Perfil
Nombre: Yehudy Mark Ordóñez Valdez
Profesión: Administrador de Empresas
Cargo: Coordinador Regional Chaco Fautapo
Impulsor
Hace 13 años trabaja en el Chaco con la ejecución de proyectos socioeducativos. Desde 2016 está en el proyecto de mejoramiento de la cadena de producción de pescado en beneficio de indígenas y productores.