Desarrollo social o pago de la deuda externa
Propuesta. Bolivia plantea un alivio de la obligación para atender la crisis y cumplir los ODS.
ECONOMÍA
La deuda externa de Bolivia asciende a $us 12.525 millones, es el 30,9% del PIB. El país debe pagar esta obligación y además cumplir con los ODS 2030, que requieren recursos. El alivio o condonación se volvió una necesidad internacional.
“Renuevo mi llamado a una arquitectura de deuda internacional reformada y más equitativa. La iniciativa de suspensión del servicio de la deuda debe extenderse hasta 2022 y debe estar disponible para todos los países vulnerables y de ingresos medios muy endeudados que la soliciten”.
Con estas palabras, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, abrió el debate del 76 periodo de sesiones de la Asamblea General del organismo, el pasado 21 de septiembre.
Fue un llamado a la solidaridad de los organismos internacionales, frente al desafío que asumieron los países en desarrollo para cumplir con el pago de la deuda externa o atender las necesidades de la población, como efecto de la pandemia del COVID-19.
“Esto sería solidaridad en acción. Los países no deberían tener que elegir entre el servicio de la deuda y el servicio a las personas”, reclamó Guterres.
ECO. El pedido del Secretario General de la ONU fue reforzado por el presidente Luis Arce, al proponer en el cónclave de Naciones Unidas el establecimiento de acuerdos con organismos internacionales que permitan un refinanciamiento o el alivio de la deuda externa y la aplicación de políticas sociales.
“Bolivia propone avanzar en acuerdos con organismos financieros multilaterales, para el refinanciamiento o el alivio de la deuda externa a nivel global y para apoyar políticas sociales para poblaciones en situaciones de vulnerabilidad desde un enfoque de desarrollo integral y sostenible”, dijo el mandatario.
La lógica del pedido boliviano radica en que las naciones en vías de desarrollo afectadas por la crisis económica ocasionada por el coronavirus no cuentan con recursos financieros para cumplir con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que fue aprobada por los líderes mundiales, en septiembre de 2015, en una cumbre histórica de las Naciones Unidas.
Estos objetivos buscan poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo, así como poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Además, promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente, entre otros.
“Se ha visibilizado que primero por el COVID-19 y segundo por las consecuencias generadas por la pandemia, está en grave riesgo que se alcancen estas metas planteadas”, alertó a LA RAZÓN el embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Diego Pary.
Ante ese riesgo, se ve necesario que los organismos de financiamiento multilateral y aquellos países que otorgan cooperación bilateral reembolsable consideren aprobar un alivio a la deuda o una renegociación.
“Se hace necesario que los organismos de financiamiento internacional, los países desarrollados, generen mejores condiciones para que estas metas se puedan lograr y en ese sentido es que se ha planteado en nombre de los países en desarrollo, en nombre de los países de recursos bajos y medios de que pueda existir un alivio a la deuda, una renegociación de la deuda externa que tienen los países”, explicó el diplomático boliviano.
De esa manera se coadyuvará al desarrollo de los países y se ayudará a lograr los ODS, “porque si no estamos ante una situación compleja, estamos ante una evidencia de que no será posible alcanzar los objetivos planificados para 2030”, insistió Pary.
DEUDA. Según el Informe de Política Monetaria (IPM) del Banco Central de Bolivia (BCB), a mayo de 2021, el saldo de la deuda externa pública alcanzó a $us 12.525 millones, equivalentes al 30,9% del Producto Interno Bruto (PIB), y por debajo de los umbrales de carga de deuda referenciales de organismos internacionales.
Los indicadores de deuda soberana se encuentran en niveles sostenibles de acuerdo a criterios internacionalmente aceptados.
“A mayo de 2021, el saldo de la deuda externa pública de mediano y largo plazo (MLP), alcanzó a $us 12.525 millones, representando el 30,9% del PIB, por debajo de los umbrales de carga de deuda referenciales de organismos internacionales como el Banco Mundial y el FMI (40% del PIB)”, se destaca en el informe.
El ratio de la deuda pública externa, en relación a las exportaciones de bienes y servicios, alcanzó a 148,0%, menor al umbral de 180%. Igualmente, el indicador de liquidez que relaciona el servicio de la deuda respecto del valor de las exportaciones alcanzó a 9,9% por debajo del umbral referencial (15%).
Asimismo, la deuda pública total respecto al PIB comparado con otros países es una de las más bajas. Por ejemplo, al quinto mes del año, la deuda pública de Italia llegó a 157,1% como porcentaje de su producto interno (la más alta), le sigue EEUU con 132,8% y España con 118,4%.
El informe también señala que al primer semestre de 2021 se registró una menor presión sobre el uso de las reservas internacionales de Bolivia. Al 30 de junio de este año, el valor de las Reservas Internacionales Netas (RIN) equivalen a 11,4% del PIB y permiten cubrir cerca de cinco veces los pasivos de Deuda Externa de Corto Plazo (DECP), además de 6,9 meses de importación de bienes y servicios; niveles por encima de los parámetros referenciales (ver infografía). Además, relieva que si bien se realizó la devolución de $us 348 millones al FMI por el IFR, en cumplimiento a las normas legales vigentes, las reservas se mantuvieron en niveles estables.
Un plan de alivio es la mejor opción
Para el presidente del Colegio Nacional de Economistas de Bolivia (Coneb), Jorge Akamine, la administración de Luis Arce debe concentrarse en gestionar ante los organismos de financiamiento internacional un plan de alivio o condonación de la deuda externa.
Otra opción no es aconsejable, como una reprogramación, debido a los intereses que pueden exigir los financiadores, pero sobre todo porque el país afronta una baja en los ingresos fiscales.
“La situación es compleja, la solicitud (del presidente Arce) es pertinente porque se avecina un año complicadísimo (2022) y varios países van en esa línea. Nosotros estamos complicados porque nos agarró la pandemia con un déficit fiscal complejo, que se registró en los últimos cuatro años. Por ello, se debe gestionar alivio, o sea condonación, eso es lo que nosotros (Bolivia) debemos gestionar”, dijo a LA RAZÓN el economista colegiado.
ACCIONES. En esa línea, el economista Horst Grebe consideró importante que el Gobierno defina una estrategia de negociación de la deuda externa ante los financiadores internacionales y una política para administrar los recursos.
“Se necesita una política general para el manejo del corto plazo, en la cual la urgencia del COVID- 19 y la creación de empleos compensen el impacto de la pandemia”, dijo a este medio.
A esta política se debe sumar una “visión de largo plazo” para cumplir con el cambio de la matriz productiva en el país y el desarrollo sostenible.
Argumentó su posición señalando: “En materia de endeudamiento externo, la situación ha cambiado desde que se ha iniciado la pandemia del COVID-19, los organismos internacionales han planteado que es necesario facilitar que todos los países, en particular los menos desarrollados, puedan atender las urgencias por la pandemia. Por lo tanto, eso ha incluido recomendaciones como la flexibilización del manejo fiscal a objeto de cubrir lo que pudiera aumentar y poner en situación de desequilibrio las cuentas externas, se compense mediante la renegociación, postergación o reprogramación de la deuda externa”.
En el marco de la propuesta planteada por el presidente Luis Arce, en la Asamblea General de la ONU, el embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Diego Pary, anticipó a este medio que el Jefe del Estado ha planteado al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el alivio de la deuda boliviana. “Un tema que se tiene que ir trabajando y discutiendo en el tiempo”, sostuvo.