Chris Eyre llega a Bolivia para contar sus historias
Ciclo. El Cine Independiente Nativo Americano se presentará desde hoy en la Cinemateca
“No tengo un mensaje político con mis películas. Quiero contar historias que les ocurre a nativos americanos”, anuncia Chris Eyre, cineasta de la nación Cheyene que presenta tres de sus cintas en el Ciclo de Cine Independiente Nativo Americano que comienza hoy.
Cada uno de los filmes representa a un género distinto. Así, una de las proyecciones, Smoke signals (Señales de humo), es una comedia familiar que habla del desencuentro entre padres e hijos. “Esta es una película que logró exhibirse en varios cines de EEUU. Ha llegado a la gran audiencia porque trata de temáticas que afectan a todos, sin importar la cultura o el país”, garantizó Eyre.
Este es el objetivo que persigue en su primera visita al país. El cineasta busca llegar a un público nuevo para que éste pueda ver cine que, mediante los conductos regulares, no podría hacerlo. Las cintas se proyectan a las 16.00 en la Cinemateca (c. Óscar Soria), hasta el viernes. El ciclo empieza con el filme A thousand roads.
También quiere compartir experiencias con cineastas bolivianos y conocer sus obras. Aunque Eyre dejará el país esta semana, el ciclo continuará. Las películas se proyectarán en Potosí, Tarabuco, Yotala, Oruro y Uncía.
No todas sus cintas son tan amigables para el gusto de la mayoría de la audiencia. Skins, que se presentará el viernes, es un filme que combina el drama de una familia afectada por el alcoholismo con un thriller policiaco que, paralelamente, explora la espiritualidad de las naciones originarias. “La misma gente que fue a ver Smoke signals no fue a Skins, ya que no le gusta ver las partes oscuras de la historia”, manifestó.
En ese sentido, Eyre consideró que la mistificación de los nativos americanos que se realiza en la pantalla, grande y chica, es resultado de esa ceguera selectiva. Para el director, la sociedad americana adoptó la estructura de la mitología trágica de Grecia y Roma, en la cual los enemigos derrotados asumen cualidades casi divinas como el del gran guerrero o ser espiritual.
“Es algo paradójico. Nos derrotamos, pero en la ficción somos invencibles. No es algo real, pero lo agradecemos porque nos representa idealmente. Pero queremos cambiar para que nos vean como simples personas”, comentó. Eso se ve tras la creación de sus personajes. Para el cineasta, cada uno de ellos es tridimensional, con defectos y virtudes.