Cómo el cambio climático acabó con el imperio hitita en Anatolia
Los hititas fueron una de las civilizaciones antiguas más influyentes en el Mediterráneo oriental y Oriente Medio, entre 1650 y 1200 antes de Jesucristo.
Foto tomada en diciembre de 2006 de una escultura hitita en Alacahoyuk, en Turquía asiática. Foto: AFP.
Tres años de sequía extrema provocaron el hundimiento de la poderosa civilización hitita de Anatolia (la actual Turquía) en el siglo XII antes de la era cristiana; según un estudio basado en el análisis de leños milenarios.
Las sequías o el agotamiento de los recursos naturales son factores cada vez más estudiados por los historiadores para explicar cambios dramáticos en el pasado. Por ejemplo en los territorios mayas de Mesoamérica.
Los hititas fueron una de las civilizaciones antiguas más influyentes en el Mediterráneo oriental y Oriente Medio, entre 1650 y 1200 antes de Jesucristo; a partir de la Anatolia central, una región semiárida que ocupa prácticamente toda la Turquía actual.
Su capital, Hattusa, es un sitio arqueológico clasificado como patrimonio mundial por la Unesco.
Los hititas se expandieron hasta la Siria actual y tejieron numerosos vínculos con otros imperios; e incluso rivalizaron con el poderoso imperio egipcio de Ramsés II.
Su caída fue bastante precipitada. Hattusa fue abandonada y luego arrasada por un incendio.
También puede leer: Una cofradía celebra los 26 años del otrora Bocaisapo en tres veladas
Con ese derrumbe se perdieron el sistema de escritura y cualquier rastro de su sistema de administración. Todo sucedió «bastante rápidamente». Así explica a AFP Sturt Manning, profesor de Arqueología de la universidad estadounidense de Cornell, autor principal del estudio publicado esta semana en Nature.
Muchas civilizaciones mediterráneas -como la de la ciudad griega de Micenas- sufrieron la misma suerte durante ese periodo. Y fue a finales de la Edad de Bronce.
Hambrunas, epidemias, ataques exteriores contribuyeron a esos cambios dramáticos.
Pero hasta ahora no parecía haber un elemento responsable primordial; según Müge Durusu-Tanriöver, en un comentario anexo al estudio. Ella es investigadora de Historia del Arte de la universidad de Filadelfia.