Mañana se realizará el entierro en Pilar, a 60 kilómetros de la capital

Familiares, amigos, vecinos y personalidades del mundo de la política y la cultura de Argentina asistieron al velatorio del escritor Ernesto Sábato, que murió ayer en su casa de las afueras de Buenos Aires.

El sepelio se lleva a cabo en el club Defensores de Santos Lugares, como fue «su deseo de toda la vida», afirmó el hijo del
escritor, el director de cine Mario Sábato. «Sé que todos comparten el dolor y la tristeza que sentimos», subrayó antes de agradecer el apoyo de sus vecinos de la localidad de Santos Lugares, donde el escritor vivió los últimos 50 años.

Elvira González Fraga, la mujer que le acompañó desde que Ernesto Sábato enviudó en 1998, comentó que el escritor «tuvo un tiempo apacible durante bastantes meses y últimamente había estado sufriendo porque tenía bronquitis y le costaba respirar».
 Debido a su ceguera, Sábato vivía prácticamente recluido en su residencia y se había visto obligado a abandonar la lectura y la escritura, por lo que llenaba su tiempo con la pintura y otras aficiones.

Muchos de sus vecinos, sin embargo, valoraron la sencillez y el trato amable que el autor de Sobre Héroes y Tumbas les dispensaba las veces en que, hace años, le veían paseando por la apacible Santos Lugares.

La familia de Sábato solicitó expresamente que no se enviaran arreglos florales a su sepelio y que el dinero fuera donado en su memoria a una fundación. También informó que los restos del escritor serán inhumados este domingo en un cementerio de la localidad bonaerense de Pilar, 60 kilómetros al norte de la capital.

   A su vez, los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires confirmaron el homenaje previsto a Sábato.