Turquía busca asumir liderazgo de revuelta árabe
El Mandatario apoya el reconocimiento de un Estado palestino
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, acaba de terminar una gira por tres países de la Primavera Árabe, aprovechando la ausencia de liderazgo en la región.
Una muchedumbre entusiasta lo esperaba en El Cairo; Túnez lo recibió con los brazos abiertos y los rebeldes libios alabaron el «modelo turco». Erdogan parecía una «estrella de rock», escriben los comentaristas, y consiguió que cayera en el olvido la vieja idea de una animosidad secular entre árabes y turcos. Criticó a Israel, dijo que reconocer a un Estado palestino no era una «opción» sino una «obligación» y apoyó con fuerza las revoluciones y revueltas actuales, principalmente la siria.
El sábado, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, esbozó las grandes ambiciones de Turquía, país emergente de fuerte crecimiento económico y único miembro de mayoría musulmana de la OTAN. «Turquía no mermará su apoyo a aquellos que piden pacíficamente tener la oportunidad de participar en la formación de un futuro mejor. Turquía se elevará contra aquellos que usan la fuerza para desarticular a las masas que reclaman el cambio», afirmó Davutoglu al diario Hürriyet Daily News.
Erdogan podría aprovechar la «ilegitimidad del poder estadounidense tras la intervención en Irak, la ineficacia de la política europea y ausencia de liderazgo del mundo árabe», destaca el analista Sinan Ulgen, director del Centro de Estudios Económicos y de Política Exterior (EDAM), en Estambul. Bertrand Badie, profesor de relaciones internacionales en París, considera que «hay un espacio vacío, ya no hay potencia árabe, y es Turquía la que ocupa» el lugar.
PAUTA. Erdogan, un dirigente procedente de círculos islámicos, asombró a los comentaristas al ir más allá de su lema habitual de compatibilidad entre el Islam y la democracia para referirse a un Estado laico que se mantenga «a la misma distancia de todos los grupos religiosos, incluidos el Islam, los cristianos, los judíos y los ateos». Eso dijo en Túnez, donde el movimiento islamista Ennahda, que dice seguir el modelo turco, parte como gran favorito para las elecciones de octubre.
Pero más allá del éxito inmediato de este periplo árabe, cabe preguntarse cuál será la influencia de Turquía sobre la región a más largo plazo. «Erdogan es aplaudido en las declaraciones públicas. Pero en cuanto se cierran las puertas, se escuchan cosas como: estos turcos se pasan de la raya», afirma el periodista Mehmet Ali Birand, que destaca que el Primer Ministro turco se aferra a «demostrar la incompetencia» de los árabes en el tema palestino, lo que podría acabar siendo contraproducente.
Por su lado, las autoridades egipcias disuadieron a Erdogan de ir a Gaza al margen de su visita a El Cairo, como quería hacer utilizando el paso egipcio de Rafah. Una visita que habría realzado su imagen de campeón de la causa palestina. Egipto rechazo esta visita pues quiere conservar su papel en el conflicto israelo-palestino, concluye Sinan Ulgen.