Otra pesadilla antes del sueño
El desastre no llegó a los contornos del registrado el año pasado, en la Villa Belmiro, pero no por eso dejó de ser elocuente y posiblemente definitorio. De la peligrosidad, y calidad, del Sao Paulo se sabía de antemano. La interrogante era propiedad de Bolívar y tenía que ver con los argumentos para contrarrestar al adversario. No los tuvo. Recibió un gol (Osvaldo) con apenas tres minutos, cuando el travesaño ya lo había salvado. Intentó, en su mejor momento, ir por la igualdad. Rogerio Ceni lo evitó, felino, ante un cabezazo de Cabrera y casi de inmediato un empalme de Ferreira salió desviado por poco.
De ese interesante, aunque fugaz, pasaje para el visitante el partido volvió a los cauces normales, si así cabe identificarlos. Antes del descanso, Luis Fabiano —goleador de raza— marcó dos veces y sentenció el resultado.
El visitante padeció las asistencias a espaldas de sus zagueros, auténticas puñaladas. También en los duelos personales. No consiguió copar espacios porque Douglas y Cortez, laterales casi sin exigencias de marca, pisaron decididamente terreno contrario —a Wálter Flores le faltó apoyo en la circunstancia— y se unieron a Jadson y Denilson en el afán de abastecer a un tridente (Aloisio, Luis Fabiano y Osvaldo) que se las trae. El local le dio velocidad al balón a ras de piso y eso representó otro expediente sin respuestas adecuadas. La entrada de Yecerotte en vez de un inexpresivo Cardozo aportó voluntad. Por eso a través de casi el primer cuarto de hora del complemento la Academia ganó en iniciativa, aunque sin eficacia.
En ese tren el cuadro brasileño —posicionado para dañar de contragolpe— aplicó la cuarta estocada ( Jadson) y el último, rato después, lo firmó Rogerio Ceni desde el punto penal. El resto sobró. San Pablo, satisfecho, reguló su andar y Bolívar, sin más remedio, buscó evitar que la cuenta se incrementara. El desenlace, claro está, no escapó a la percepción que rodeó al pronóstico previo.
Óscar Dorado Vega es corresponsal de Fox Sports en Bolivia.