Si Neymar fuera español
Favoritos España es equipo y Brasil un proyecto en cons-trucción. Los españoles son precisos como nadie más
Sudamérica no deja de nutrir a las grandes ligas europeas de los talentos ideales para completar sus consolidados dibujos de juego colectivo, resistente y veloz, al que con los Messi, Neymar, Suárez, Cavani o Falcao García, les agrega la garantía de la indispensable puntada final. Vicente del Bosque insiste con Soldado, y acaba necesitando a Torres para redondear los resultados, tal como sucedió ayer contra los nigerianos, un equipo físicamente potente, pero poco inspirado para generar movimientos ofensivos a traducirse en goles, y esto retorna al tapete de la especulación futbolística que da para todo, qué sería de los campeones mundiales si por ejemplo tuvieran a un Neymar que con el Santos la rompió, lo hace ahora con la selección brasileña y promete lo mismo para el Barcelona.
Es así, España ha ganado dos títulos al hilo porque tiene un tejedor insuperable como Iniesta y un ordenador igual de bueno que es Xavi Hernández, y como esa elaboración precisa termina imponiéndose con los once que saltan al campo para disminuir cualquier intento respondón de los rivales, sin importar mucho quién deba empujarla hacia las mallas, termina ganando 3-0 aunque el trámite del partido nos haya indicado que si se amenaza con cortarle los circuitos a la roja, puede vislumbrarse que algún día aparecerá el rival en condiciones de pelarle los cables.
España es equipo y Brasil proyecto en construcción. España es preciso como nadie más en esta Copa Confederaciones. Es decir, España es un cuadro hecho y derecho, mientras que el otro ha completado hasta ahora una gran campaña a la que le faltan los automatismos propios del colectivo que, como dice el lugar común, juega de memoria. Si lo consigue, con el plus de eficacia que le ha otorgado Neymar, anotando en los tres partidos de la ronda clasificatoria de esta Copa Confederaciones, puede pensar seriamente en sacar cara por un fútbol sudamericano de selecciones signado por los altibajos, sobre todo cuando las grandes figuras no pueden estar durante los 90 minutos de cada juego.
La vieja y excluyente competencia entre europeos y sudamericanos vuelve a instalarse en esta Copa, ensayo de lo que podría ser Brasil 2014, con un par de semifinales cantadas en las que los antecedentes dicen que terminarán victoriosos Brasil sobre Uruguay y España sobre Italia. Tal como anda la celeste en las eliminatorias, bastante menos robusta que la versión Sudáfrica 2010 que tuvo a un Forlán encendido y elegido mejor jugador del torneo, aunque con dificultades en la disputa, Brasil debería ganar lo mismo que la roja es favorita para imponerse a una Italia que necesita a Pirlo como ordenador natural y factor psicológico decisivo para encarar los partidos de tú a tú, más los destrozos de los que sea capaz Balotelli frente a una portería que puede ser defendida con igual prestancia por Casillas, Reina o Valdés.
Insisto en que la final van a jugarla Brasil y España. Que Brasil tiene el talento desequilibrante que los ibéricos no tienen, y estos, a su vez, el funcionamiento colectivo ideal que desea alcanzar Scolari, ese seleccionador que prefiere piezas obedientes en su búsqueda de ensamblaje. Es decir, el uno tiene lo esencial que necesita el otro. Si finalmente llegan a enfrentarse el domingo, los brasileños deberán encarar la doble tarea de controlar a los reyes del pase y al mismo tiempo proponer juego en ofensiva para ganar. Me animo a pensar que, si se produce, tendremos a una España jugando exactamente igual que como siempre y a un scratch que se decidirá por el contraataque veloz y letal, gracias a la que ya es figura indiscutida del torneo, este Neymar que seguramente va a juntarse con Messi a partir de julio para conformar una dupla arrolladora en la Liga española y en la Champions League 2013-2014.
Julio Peñaloza Bretel es periodista y asesor de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
El día en que jueguen con Alemania
Los españoles ya saben que su prueba de fuego llegará el día en que vuelvan a medirse con una Alemania notablemente sólida gracias a su revolución organizacional y a su inteligente aprendizaje del vecindario europeo en materia de fomento a la práctica del fútbol.
Si la selección germana logra jugar con la intensidad demostrada por sus dos finalistas en la Champions League, tendremos a la única escuadra nacional que por hoy estaría en condiciones de romperle los esquemas y el funcionamiento a España. Los alemanes no pudieron hacerlo en las últimas versiones de la Eurocopa y en el Mundial de Sudáfrica, pero férreos en su constancia como son, si logran la dinámica del Bayern Múnich, ahí veremos, otra vez, hasta donde pueden los de Del Bosque (foto) y cuánto habrá construido Scolari en este año que queda de preparación para que Brasil vuelva a ser dueño de casa en una Copa del Mundo y pueda hacer prevalecer su localía como pretende.