Valioso y muy bien logrado
Permítanme comenzar anotando lo sucedido poco después de la media hora del complemento, cuando Nacional dispuso de un tiro penal mal sancionado, a juicio de este cronista, por el árbitro Julio Bascuñán (a quien indujo el asistente Juan Maturana). Que hubo una pifia enorme de José Gabriel Ríos, por supuesto, pero luego el circunstancial defensor tocó la pelota con la mano sin intención alguna, producto precisamente de su error técnico. La norma señala que debe existir voluntad de interponer la extremidad superior con el balón y la imagen televisiva mostró nítidamente que ello no tuvo lugar. La historia derivó en el fallido servicio de Marcos Riveros. Algunos suelen aludir en estos casos a la justicia divina… The Strongest —está claro— no hubiera merecido perder a raíz de esta circunstancia puntual.
El 0-0, en todo caso, reflejó la realidad de cuadros que no disimularon sus debilidades de contundencia. Más desde luego el local, al que el resultado puede costarle caro la semana venidera.
El elenco aurinegro hizo méritos para no volver con las manos vacías, como a la postre aconteció, sobre la base de algo que para Eduardo Villegas, en la previa, era esencial: el orden táctico. Y a partir de esa disciplina, de los relevos bien ejecutados y de la actitud de no resignar el contragolpe, salió bien parado del Defensores del Chaco.
El trámite en la parte inicial —a pesar de las oportunidades que tuvieron Melgarejo, Achucarro y Escobar— avanzó casi siempre lejos de las áreas. Prueba de ello es que apenas sí hubo un lanzamiento de esquina y ninguna posición adelantada.
Al margen, no es posible ignorar que el visitante empleó un dúo de zagueros centrales ( Jiménez-Cabrera) debutante en el terreno internacional. A pesar de ello, aprobó el reto. La lesión de Bejarano sumó otro contratiempo del que también se sobrepuso. Entre tanto, Mealla —estreno destacable— fue útil en eso de luchar en zona contraria, casi siempre solo, en procura de bloquear la salida paraguaya.
A través del complemento el adelantamiento de los albos abrió espacios para la réplica aurinegra. Pablo Daniel protagonizó otra ocasión muy clara y se puso de manifiesto que no siempre el que más dispone del esférico accede a mayor peligrosidad. Es verdad que en los minutos finales, con más denuedo que fútbol, dos cabezazos (de Prieto y Torales) salieron apenas desviados. Fue acaso el único pasaje en que el conjunto boliviano retrocedió demasiado, definitivamente empujado por un adversario afanado en llegar al gol de cualquier modo, más aún luego de marrar la pena máxima.
Sí, el Tigre cosechó sin que nadie le regale nada. Supo —a su manera, fiel a un estilo— contrarrestar a Nacional, equipo sin luces, atropellador, poco pensante. La presunción, sobre lo ayer observado, es que tiene la clasificación al alcance de la mano.
(*) El autor es corresponsal en Bolivia de Fox Sports.