¿El Barcelona necesita reinventarse?
El Barcelona mantiene sus fortalezas de base con una columna vertebral inalterable
La insistencia mediática pasa porque Messi y Neymar se conviertan en un tándem memorable. Por el momento, tal cosa no será posible, porque por primera vez en su gran carrera, el argentino está obligado a someterse a los rigores de la recuperación, aunque la información oficial diga que sólo se trata de un hematoma en el muslo izquierdo. Por lo pronto, si el Atlético de Madrid sale con el talante necesario puede ganarle el miércoles y así obtener la Supercopa española, lo que le daría al equipo de Simeone su cuarto título en poco más de un año.
Si el Atlético de Madrid dirigido por el desenfadado Diego Simeone hubiera sido más atrevido y desafiante, estaba para imponerse al Barcelona en el primer partido por la Supercopa española si se evalúa el aguerrido desempeño de los colchoneros y la rotunda definición de David Villa que le rompió el arco al que hasta hace unas semanas fue su equipo por tres temporadas consecutivas. Hace un par de años, habríamos dado por descontado que el equipo de los culés pasaría por encima a cualquier rival que osara plantársele de tú a tú.
Con la forzada salida de Tito Vilanova de la dirección técnica azulgrana, por razones de salud, se quebró una continuidad de trabajo sustentada en que todo lo extraordinario hecho por el equipo catalán, sus memorables actuaciones y sus indiscutibles resultados, tienen como base, escuela y cantera propias, trayectoria que por razones de fuerza mayor tuvo que cambiar con la llegada del argentino Gerardo Martino, que debutó con un 7-0 incuestionable en la nueva temporada de la liga española, pero que a continuación dejó dudas con el 1-1 frente al “otro” Madrid, ese que ha conseguido en poco más de un año tres títulos y que el miércoles pretende alcanzar el cuarto, superando, de una buena vez, el excesivo respeto por el último campeón.
El Barcelona mantiene sus fortalezas de base, pero el alarmismo periodístico con sede en la capital ibérica se encarga todos los días de ponerle ajo y pimienta a su futuro inmediato, fijando el acento en el hematoma intramuscular postcontusional en el bíceps femoral de la pierna izquierda que padece Lionel Messi, por lo que tuvo que ser sustituido en la segunda etapa y determina una mala racha iniciada el 2 de abril en partido contra el Paris Saint Germain (PSG), cuando se lesionó por primera vez, por lo que durante los últimos cinco meses ha podido jugar solamente un partido completo.
El Barcelona no tendría por qué ver resentido su funcionamiento, considerando que la columna vertebral de la plantilla titular ha quedado inalterada y algunos exquisitos afirmen que con la llegada de Martino ha recuperado capacidad de presión en todos los sectores del campo, cualidad que en alguna medida habría perdido con Vilanova-Roura en el último tramo de la temporada pasada, y que por si fuera poco le añade variantes con el gran momento del chileno Alexis Sánchez y la llegada de Neymar, que se ha estrenado con gol de cabeza en competencia oficial.
Es demasiado obvio que los blaugranas quieren tener compaginando a Messi, Neymar, Pedro, y Sánchez con Xabi e Iniesta y a ratos Fábregas orquestando las transiciones de recuperación y gestación, pero como es la primera vez en su fulgurante carrera que el mejor futbolista del mundo confronta problemas físicos, producto de los golpes recibidos y su saturada agenda de partidos amistosos y de exhibición que no le permitieron el descanso aconsejable, una vez concluidos los anteriores torneos, tenemos por ahora que esperar a que éste recupere su plenitud física para ver en qué medida el Barcelona podrá recapturar el primer sitial que se lo arrebató el Bayern de Múnich en los últimos tramos de la última Champions League y que, vaya casualidad, es dirigido por Pep Guardiola, el constructor táctico de ese gran Barcelona que quiere ahora perfilarse en su nueva versión, eso sí, ceñido a su identidad y filosofía de juego con un entrenador llegado desde el Río de la Plata que tiene como principal desafío conseguir que Messi y Neymar lleguen a conformar una arrolladora sociedad sin lugar para las dudas.
El mejor fútbol, en todos los órdenes, desde el organizativo institucional hasta el técnico táctico, poniendo énfasis en el protagonismo del espectador que acude a los estadios, se está practicando en Alemania. Debemos lamentar, consecuentemente, que las prioridades comerciales de la televisión deportiva para América Latina no tengan que ver con la Bundesliga, lo que nos impedirá un seguimiento comparativo de cómo van evolucionando los equipos en sus torneos domésticos y en los dos europeos de clubes.
El 1-1 del miércoles en el partido jugado en el Vicente Calderón, nos ha informado que el Atlético de Simeone va en el plan de convertirse en el tercero en cuestión, cosa que podría ayudar a resquebrajar la hegemonía Real Madrid-Barcelona, que se reproduce, también, en todos los órdenes, comenzando por el muy desigual reparto de los dineros procedentes de los derechos de televisión: Ochenta por ciento para los dos más grandes y sólo el veinte restante para los otros dieciocho equipos, característica que pone al fútbol español muchísimos peldaños más abajo de lo que sucede con la ya mencionada y casi perfecta liga alemana o la Premier inglesa.
El fin de la era comandada por hombres de la casa —Guardiola, Vilanova, Roura—, la llegada de un respetado técnico argentino, la contratación de Neymar y las dificultades coyunturales de Messi para estar los noventa minutos de cada partido, son elementos suficientes para pensar que el Barcelona debe ir por el camino de los reajustes, y eso pasa ciertamente por un fortalecimiento notable en lo físico, si se quiere evitar otro naufragio en la Champions. Por el momento, su histórico rival, el Real Madrid, todavía no da muestras del poderío que podría alcanzar con sus nuevas incorporaciones y la guía de Carlo Ancelotti y, en cambio, el Atlético del Cholo Simeone sí parece estar listo para dar un batacazo en pleno Camp Nou en el segundo partido por la Supercopa.