¿No era mejor preservar al condicionado?
Esto del fútbol no tiene verdades absolutas. Sin embargo, la decisión de prescindir de Raúl Castro (salvo que acusara una merma física), durante el descanso, abrió cauce a la controversia. Fue, a priori, interesante disponer de mayor cuota ofensiva vía Abel Méndez, pero acaso —en la disyuntiva de restar un volante de corte— correspondía excluir a Wálter Veizaga, que arrastraba una amonestación desde el primer periodo, con todo lo que ello representaba de riesgo.
Y ocurre que, lamentablemente, el mediocampista cochabambino vio la tarjeta roja antes de los 10 minutos del complemento. Factor decisivo para la dilucidación del partido. De ahí en más The Strongest se vino abajo y si el desequilibrio demoró (Sebastián Ubilla, a los 25′) fue porque Daniel Vaca lo evitó en dos ataques claros del local.
Fue un partido de buen ritmo, pero también pródigo en imprecisiones.
Pablo Escobar avisó en un par de ocasiones y luego acertó ( muy buena acción previa de Diego Wayar), pero el visitante pecó de aguda desprolijidad a la hora de cuidar la ventaja. Y en un abrir y cerrar de ojos empató Gustavo Lorenzetti, cuando la “U” era un manojo de nervios, un equipo aprisionado por sus propios desajustes. No obstante, los azules —en virtud a mayor tenencia del balón— finalizaron el lapso inicial muy cerca de revertir las cifras.
Y en inferioridad numérica el visitante se obligó al retroceso. Intentó infructuosamente la contención —al margen de falencias puntuales de la zaga— y por eso no llamó la atención que Gustavo Canales estirara la diferencia.
Será, a propósito, motivo de análisis que en cada salida que hizo en esta fase de la Libertadores el cuadro haya sufrido tres goles. Si bien las posiciones del grupo no establecen gran distancia numérica, el Tigre no solo deberá ganar los dos encuentros que le restan en Miraflores, sino que deberá hacerlo en virtud a marcadores elocuentes.
La competencia internacional no admite la concesión de ventajas. Y menos en campos ajenos. Universidad de Chile estuvo lejos de ser un elenco arrollador, pero supo aprovechar las equivocaciones del adversario y, sobre todo, las circunstancias favorables que el trámite le concedió. Frente a este panorama las respuestas aurinegras pecaron de insuficiencia. Porque una dosis de encomiable esfuerzo —la que no se desconoce— debe ir siempre acompañada de eficacia. De lo contrario es probable exponerse a desenlaces como el de anoche en el estadio Nacional.
(*) Óscar Dorado Vega es periodista.