Breitfuss lleva la tricolor por el mundo del esquí
Acaba de completar una gran temporada en América y Europa. Los valiosos puntos obtenidos lo clasificaron a sus segundos Juegos Olímpicos.
Voy a ir por una medalla”, dice Simon Breitfuss Kammerlander (Pitztal, 29 de noviembre de 1992). Tiene doble nacionalidad: la austriaca, por su país de origen, y la boliviana, por naturalización. A la hora de competir en su deporte favorito lo hace levantando la tricolor nacional. Desde hace años, radica en El Alto. Clasificado por mérito propio, ya estuvo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pieonchang, Corea del Sur 2018 y también tiene el boleto en el bolsillo para asistir a los de Pekín, China 2022 (del 4 al 20 de febrero).
Acaba de completar una gran temporada en América y Europa. Los valiosos puntos obtenidos lo clasificaron a sus segundos Juegos Olímpicos. Bolivia estará representada por él, por segunda vez consecutiva, en el evento más importante del mundo en los deportes de invierno.
Breitfuss compite por el país desde 2017, tras obtener su ciudadanía. Asistió a unas 90 competencias, desde 2018 hasta ahora, para asegurarse un boleto a Pekín.
“Estoy muy orgulloso por representar otra vez a Bolivia en unos Juegos. Hasta el momento soy el único clasificado y lo estoy en cinco disciplinas (descenso combinado, eslalon combinado, súper gigante, eslalon gigante y eslalon)”, señala el esquiador, quien gracias a su padre Rainer conoció Bolivia desde joven para después quedarse en el país.
Su mejor desempeño más reciente lo consiguió en la Copa Sudamericana, evento que tuvo como sedes a Chile y Argentina con 29 pruebas (15 en un país y 14 en el otro), donde cosechó nueve medallas: tres de oro, dos de plata y cuatro de bronce, que le dieron el tercer lugar en la clasificación general.
Gracias a ello, sumó los puntos suficientes que lo colocaron entre los 200 mejores del mundo.
Su temporada fue completada en Rusia, Noruega, Austria, Italia, China, entre otras naciones, donde también sumó.
Como todavía faltan dos años y cuatro meses para el inicio de los Juegos Olímpicos, Breitfuss ahora deberá mantener o mejorar su ranking para seguir en el lote de los esquiadores clasificados.
“En noviembre me iré a Austria por tres semanas para entrenar y luego asistiré para competir en la Copa Norteamericana, donde estaré hasta diciembre. Serán competencias en Estados Unidos y Canadá. Luego de ello planificaré mi participación en Europa”, explica.
No le quedan dudas de que mantendrá su ranking y por ello solo está enfocado en seguir mejorando para obtener esa ansiada presea en este evento multidisciplinario.
“Voy a ir por una medalla. Creo que podré conseguirla, ya que la diferencia de nivel con los demás no es mucha. Lo único que nos separa es la planificación de competencias, porque los profesionales tienen todo tipo de apoyo para competir, mientras que yo solo tengo a mi padre, que me ayuda. Esa diferencia influye mucho, el no tener todo un equipo a tu disposición”, recalca.
En Pieonchang, Corea del Sur, gracias a él Bolivia asistió a unos Juegos Olímpicos de Invierno después de 26 años.
Actualmente, solo recibe apoyo de dos auspiciadores “pequeños” de Austria y, luego, todo el gasto de viaje, material deportivo, entrenamiento y competición corre por su cuenta.
“Este es un deporte caro. El solo tener varios juegos de esquís y botas, más otras cosas son unos 30.000 dólares. A ello hay que sumar el dinero para competir y para una temporada se necesita más o menos 70.000 dólares”, detalla.
A diferencia de los esquiadores profesionales, que tienen todo a su alcance y que viajan en avión a cada competencia, Simon y su padre se transportan en automóvil, claro ejemplo es que para la Copa Sudamericana recorrieron en coche unos 10.000 kilómetros, mientras que en Europa, cerca de 90.000.
“Esto me deja agotado porque nos turnamos con mi padre para conducir, entonces llego cansado a las competencias y eso también influye”, señala. Igual está “muy contento, orgulloso y feliz de llevar la tricolor nacional a diferentes partes del mundo. Bolivia ya se hizo conocer en el esquí”.
- En plena competencia de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pieonchang 2018. Foto: AFP
Un sueño: pista artificial en La Paz
Una pista de esquí artificial en La Paz, ese es el sueño y proyecto que tiene la familia Breitfuss y la Federación Boliviana de Ski y Andinismo (Febsa).
“La Paz es un lugar único para tener una pista artificial que funcione todos los días. Es único por su clima frío y seco, elementos que ayudan a que se genere nieve artificial con una máquina”, explica Rainer Breitfuss, padre de Simon y exesquiador profesional por unos 30 años, además de entrenador con certificado internacional por otras dos décadas.
El colocado de la pista sería en Alto Milluni, que está a unos 30 kilómetros de la sede de Gobierno, otro factor positivo, ya que la distancia no es mucha.
“Queremos proyectarlo de acá a unos tres o cuatro años. Es nuestro deseo de tener nuestra pista artificial. Lo mismo hay en varios países como Argentina y Chile”, explica Vania Cáceres, presidenta de la Febsa.
Juan de Dios Guevara, supervisor técnico del Comité Olímpico Boliviano y expresidente de la Febsa, señala que “ya tenemos el proyecto, hicimos el estudio de temperatura y del lugar. Queremos comenzar con una pequeña pista, de un radio de 1.000 metros cuadrados con un desnivel de 45 a 50 grados”.
El costo mínimo para hacer realidad este “sueño” es cercano a unos 500.000 dólares.
Para reducir costos lo que esperan es que el esquí se haga más conocido en el país y a nivel internacional para que de esa manera se pueda obtener apoyo de diferentes entidades.
En principio la pista estará enfocada en la enseñanza de niños y jóvenes.