Es el Tigre del doble nueve
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: Archivo La Razón
Introducción: la capital trae buenos recuerdos al pueblo stronguista. En Sucre viven hartos hinchas gualdinegros. En esta ciudad se gritó por primera vez el grito sagrado, el “warikasaya, kalatakaya”. No es poca cosa.
La norte del Patria es ocupada otra vez por la (Gloriosa Ultra) Sur. El Tigre de Rescalvo ensaya un nuevo “dibujo”, un 4-4-2 con doble nueve (Triverio y Arias).
En casa, el sistema elegido había sido un 4-3-3. En todos ellos, el español ha dejado afuera a Ortega. El juvenil es Ronald Bustos; va a cumplir en su demarcación de lateral derecho.
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Carlos Roca es el otro lateral (por izquierda); el doble cinco es para Quiroga y Ursino; por los costados, bien abiertos, Arrascaita y Chura; y adelante, los susodichos. “Inde” tiene de entrenador a Juan Pablo Grass, goleador que debutara con el Tigre en una victoria frente a Independiente Petrolero en 1997.
Nudo: el partido dura cuarenta cinco minutos; es justo lo que necesita el Tigre para sentenciar con un contundente cero a tres al descanso. Es un gualdinegro efectivo, práctico, vertical. Gusta de transiciones rápidas, gusta de atacar por banda con un Chura en estado dulce, con un Arrascaita que vuelve a ser el mismo de sus mejores tardes.
Tiene arriba a dos hombres que en apariencia iban a disputarse el mismo puesto pero que con lo visto pueden jugar (bien) juntos. ¿Ha llegado para quedarse el doble nueve? ¿O será un recurso solo para los partidos de visitante? Rescalvo busca y busca, y de momento encuentra.
Triverio -con doblete- ha vuelto con su mejor olfato; Junior sabe encontrar espacios, jugar de espaldas, proteger, descargar, para la segunda línea.
La otra buena noticia se apellida Roca; el lateral zurdo parecía embrujado; el pandino ha llegado para la milluchada perfecta.
Desenlace: el lesionado Castillo deja su sitio al paceño Sebastián Claure, en su verdadero puesto, central. “Inde” no convierte lo que fabrica: la falta de definición/puntería/gol es un mal endémico de nuestro fútbol.
El cuarto de Ursino me deja una pregunta: ¿es el ocho el caudillo de este equipo? A falta de 20 minutos, entra Robles (por un buen Quiroga) y Ortega (por Arias) y el dibujo cambia a un 4-4-1-1. ¿Está condenado el colombiano talentoso al último tercio del “match” cuando los rivales están cansados? Isnaldo y Sotomayor dan descanso a los dos extremos, Chura y Arrascaita. Hay dos “players” por puesto (lo repito) y eso es un gran aval.
Post-scriptum: el clásico del viernes de carnaval será una partida de ajedrez, un “match” de ida y de vuelta; de gran intensidad, de un solo toque, vertical.
El que menos se equivoque atrás (los dos tienen mucha pólvora y juego arriba, los dos tiene aún lagunas defensivas) se llevará una victoria ilusionante de cara a la Libertadores. Una duda: ¿los árbitros paran tanto el juego para tomar aire?
(12/02/2023)