El régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, dirigió ayer una brutal ofensiva contra la ciudad de Latakia y continuó con la represión de los opositores en la provincia de Homs, ajeno al incesante goteo de víctimas.

Los disparos de las fuerzas de seguridad causaron la muerte de al menos dos personas en la provincia de Homs (centro), de un joven de 17 años en el barrio Al Raml de Latakia (noroeste) y de un hombre en Hama (centro), según el portavoz de los Comités de Coordinación Local, Omar Edelbe.

La ofensiva contra el barrio Al Raml de Latakia comenzó a primera hora de la mañana con el despliegue de una veintena de tanques y vehículos blindados. Las fuerzas de seguridad, según Edelbe, dispararon «indiscriminadamente», efectuaron una amplia campaña de detenciones y destruyeron numerosas tiendas.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó la cifra de víctimas a dos y de heridos a 15. En un comunicado, el presidente de esta organización denunció que el temor a que las tropas irrumpieran de modo violento en la ciudad forzó un gran desplazamiento de la población, en su mayoría de mujeres y niños. El otro foco de tensión estuvo en los alrededores de la localidad de Ksir, en la provincia de Homs, objeto de una fuerte represión recientemente que se saldó con más de una decena de víctimas.

El presidente estadounidense, Barack Obama, el primer ministro británico, David Cameron, y el Rey de Arabia Saudita llamaron este sábado a «poner fin inmediatamente al baño de sangre». Los líderes manifestaron su «profunda preocupación por el uso de la violencia  contra los civiles».